T.3.15

El ambiente en la sala del Trono de los Cuatro Grandes Reyes del Infierno era pesado, casi asfixiante para Issei y las chicas. ¡Y cómo para que estuviera denso e irrespirable! Estaban ante el Gran Rey Lucifer, Sirzechs Gremory, aquel demonio del que se decía tenía tanto poder mágico que era capaz de enfrentarse cara a cara con un Miguel Arcángel y darle pelea. Y no es ninguna exageración pues fue él mismo que dirigió a los demonios pobres, reencarnados y súcubos e íncubos contra el Gran Rey Lucifer anterior, Rivezim Livan Lucifer, nieto del Luzbel originario, venciendo a los Grandes Reyes del Infierno anteriores en la Gran Batalla de Lilithbēt.

Desde entonces, Sirzechs Gremory ha sido el actual Gran Rey Lucifer junto con Serafall Sitri, hermana mayor de Sona Sitri, Gran Reina Leviatán; Ajuka Astaroth, hermano mayor del difunto Diodora Astaroth, Gran Rey Beelzebub y Falbium Glasya-Labolas, hermano mayor de Zephydor Glasya-Labolas, Gran Rey Asmodeus. Los cuatro nuevos Grandes Reyes estaban ahora mismo presidiendo el terrible ritual que involucraba al Sumo Sacerdote satánico y a Valerie Țepeş, por eso la ordenaron raptar mandando a unos soldados de élite del Gran Rey Lucifer.

Sirzechs, en su aterradora astucia, predijo que los Cadres mandarían al actual Sekiryūtei y a sus mujeres a rescatar a la portadora del Sephirot  Graal. Por eso él mismo mandó a sus tropas y a las de los demás Grandes Reyes del Infierno, con el apoyo de las del Gran Marqués Samigina, a derrotar a las tropas que comandaba el Sekiryūtei junto a la portadora de Fafnir y la hija del Cadre Baraquiel. Ordenó asimismo que el Gran Marqués Samigina los teletransportarse a su mazmorra para que, eventualmente,  fueran testigos del gran acontecimiento de la historia del Inframundo: la resurrección de Lilith.

Pero al parecer los enviados de Grigory tenían impaciencia por ver el gran acontecimiento y escaparon de las mazmorras ayudados indirectamente por el hijo de Elohim, el cual en su ciega ira provocó un terremoto en el Inframundo que los Grandes Reyes sintieron. Y justo ahora Sirzechs los tenía donde quería, siendo espectadores del maravilloso ritual que se llevará a cabo frente a sus ojos.

–¡Bienvenido Sekiryūtei, Issei Hyōdō! –dijo el demonio de pelo carmesí abriendo sus brazos como si le fuera a dar un abrazo a Issei. –He oído grandes hazañas de ti... –dejó caer Sirzechs dirigiéndose a donde el castaño estaba protegiendo a las chicas con su cuerpo.

–¡Ni se te ocurra tocarlas! –dijo Issei poniéndose en guardia invocando una katana de luz carmesí, pero fue bloqueada por una vara con dos puntas hechas de PoD perteneciente a la Guardia Personal del Gran Rey Lucifer.

–No pienso tocarlas, Asia Argento, Akeno Himejima, Rasmiel, Ghadabel, Khadima... –dijo el demonio dando una señal a su Guardia Personal para que se retirara.

Issei alzó la ceja extrañado. ¿Quiénes eran Rasmiel, Ghadabel y Khadima? Conocía a Asia-chan y a Akeno-san, pero esos nombres le eran completamente desconocidos. Pero lo que Issei no sabía -o no veía- eran los impotentes rostros de tres ángeles caídas que miraban al Gran Rey Lucifer con ira y rabia.

–¿Sabes, Issei Hyōdō? El Mundo Sobrenatural está cambiando a pasos agigantados... –dijo Sirzechs regresando a su trono deteniéndose en Valerie, acariciándole la barbilla. –Y ustedes seréis testigos del amanecer de un nuevo Mundo Sobrenatural –declaró solemnemente el pelirrojo sentándose de nuevo en su trono, a la derecha de Serafall y a la izquierda de Ajuka.

–¡No lo permitiré! ¡No te dejaré que le hagas daño a Valerie-san! –recriminó Issei señalando con el dedo al demonio de pelo carmesí, pero fue arrodillado a la fuerza por la Guardia Personal del Gran Rey.

–Oh, el Sekiryūtei quiere defender a su amiga... –dijo Sirzechs en un tono de voz melancólico, como si se preocupara por el castaño mientras volvía a dirigirse hacia el grupo de Grigory. –¿Sabes? Es una pena que estés con los Cadres y con los Arcángeles y el hijo de Elohim... Eres muy poderoso chico... –dijo el demonio tocándole el hombro como si fuera un padre o un hermano mayor. –Mi dulce hermanita estaría muy orgullosa si tuviera a un peón como tú... –le susurró al oído cómplice, sabía que ningún humano o ser sobrenatural se resistía a su hermana.

–¡Me niego! Me niego a ser el esclavo de una diablesa, y más si ésta le hizo daño a mi amiga. –dijo el castaño firme en sus convicciones.

–Reitero Issei-san, serías muy feliz entre nosotros... –pronunció Sirzechs al oído del castaño con una voz paternal, pero que le daba escalofríos al castaño. –Tendrías todo lo que quisieras... ¿qué es lo que quieres? Poder, dinero, fama, mujeres... –no paraba de chantajear el demonio pelirrojo al Sekiryūtei del siglo XXI, pero al parecer le estaba costando.

Fue entonces cuando Sirzechs se coló en sus recuerdos, en su mente más profunda. Pudo ver de todo, desde que nació hasta hoy día. Y algo le hizo apartarse, como si hubiera visto algo que le aterraba. Su mirada cambió, ahora veía al Sekiryūtei con ojos curiosos. Sin duda aprovecharía ahora para hacer de las suyas.

–Ya veo... tu familia... Es ciertamente increíble tu familia... tus padres Issei... si no consigo que te unas, haré que sean ellos... –dijo con malicia Sirzech al ver como la mirada de Issei se ensombreció al mencionarle a sus padres. –O si no... tu prima... sí, tu prima es ciertamente poderosa, pero aún es pequeña...

–¡Basta! ¡Deja en paz a I-kun!  –gritó Raynare con lágrimas en los ojos. Tenía que detener cómo fuera al Gran Rey Lucifer, su poder era inmenso, pero no su poder mágico, que también lo era, sino por su increíble y aterradora labia.

–¿Ves? Tus amigas te necesitan Sekiryūtei... Pero ahora estás atrapado en tus pensamientos... duda, miedo, ¿qué sientes ahora mismo por mí, Issei-san? –habló seriamente Sirzech mirándole a los ojos. Si su plan iba bien, pronto su hermana Rías tendría un nuevo peón en su séquito.

–Nada... pena, amor. –susurró Issei en una voz casi inaudible pero que fue escuchada por Raynare y las chicas, las cuales comprendieron inmediatamente: estaba perdonando a su enemigo, como enseñó Padre.

–Niño tonto... –fue lo único que dijo el demonio tocándole la frente con su dedo, haciendo que Issei se desmayara en el sitio, haciendo gritar a las chicas y sonreír malévolamente a los Grandes Reyes y al Sumo Sacerdote satánico. –Ajuka... –fue lo único que dijo Sirzech, haciendo que el demonio peliverde asintiese.

Entonces, Ajuka Astaroth, el Gran Rey Beelzebub, se levantó de su asiento y se dirigió a donde estaban Issei y las chicas. Los contempló con aire de superioridad al verlos arrodillados o desmayados -en el caso de Issei-. Él se encargaría de que no escaparan de ahí, pues ellos ahora tendrían el privilegio de ver de vuelta a la Emperatriz Oscura, Lilith.

Ḥiwasi. –fue lo único que pronunció el demonio de pelo verde. Pero lo llamativo es que su ojo se volvió púrpura con un círculo mágico púrpura en su iris. A continuación, una muralla lila con símbolos en satánico rodeaba a las chicas y a Issei. Los símbolos en sí eran "ሕዋስ", es decir, "celda" en castellano.

La situación estaba francamente mal para Issei y las chicas: el portador de Draig Goch había sido noqueado de un solo golpe del Gran Rey Lucifer, mientras que las chicas estaban atrapadas en una celda mágica del Gran Rey Beelzebub. Los Grandes Reyes del Infierno estaban ya sentados en sus respectivos tronos ansiosos de que empezara ya el Ritual para traer de vuelta a la Emperatriz Oscura, la Madre de todos los demonios, Lilith. 

Por su parte, el Sumo Sacerdote Satánico,  Dimits'i Seyit'ani,  con su báculo en la diestra, viendo a todos los espectadores que allí estaban presentes, tanto a los Reyes del Infierno, a los "invitados" de Grigory, a la Guardia Personal de los Grandes Reyes y a la receptora de la llave para traer a Lilith, Sephirot Graal, Valerie Țepeș. Diendo un golpe en el suelo con el báculo, carraspeó y habló a los presentes con voz grandilocuente y épica.

—¡Demonios de todo el Infierno! ¡Hoy será un día histórico para nuestra gloriosa raza! —vociferó el Sumo Sacerdote dando vueltas a la rueda donde estaba atada Valerie. Valerie estaba atada en una cruz de San Andrés, la cual estaba insertada en una estrella satánica, la cual está a su vez insertada en una rueda. 

Los Grandes Reyes del Infierno sonreían complacidos. Por fin tras más de 2.500 años ella regresaría a gobernar a sus hijos, a guiarlos por el camino que Luzbel y Satán dictaron cuando los Reyes Infernales originales y los 72 Pilares le siguieron. Pero las chicas estaban aterradas: si ella realmente regresaba, los demonios abrahámicos crecerían en poder enormemente, pues Lilith era una semi-diosa, hija de Ishtar y un sacerdote sumerio, una versión alternativa de Yeshua. Y si Lilith regresaba, la tarea que fue dada a Yeshua por Padre podría fallar miserablemente. 

—Hoy será el día en el que nuestra Madre y Señora, Lilith, regresará entre los muertos. ¡Ella nos guiará con rectitud y bajo la luz del Satanismo hasta la victoria final con la que Luzbel soñaba! —exclamó el Sumo Sacerdote levantando su báculo y su mano mirando a los Grandes Reyes del Infierno. 

Sirzechs, Ajuka, Serafall y Falbium sonrieron complacidos dando aplausos a Dimits'i Seyit'ani. El Sumo Sacerdote se dirigió a donde estaba Valerie y, usando su báculo, creó un círculo mágico sobre Valerie. Entonces, los ojos de Valerie cambiaron radicalmente: sus ojos rojos se volvieron blancos, como si no tuvieran vida, y en donde estaban sus iris y pupilas, una estrella satánica negra se imprimió. 

—Señores, Lilith vendrá, a pesar de todos y todo. En una hora, el hechizo hará efecto y nuestra querida invitada recitará la oración con la que trajo al hijo de Elohim. —dijo Dimits'i sonriendo orgullosamente regresando a su trono, para ver jocosamente como Valerie sufría mientras el hechizo se adentraba en lo más hondo de su mente. 

—Y ustedes, queridos invitados de Grigory, seréis testigos de este gran acontecimiento histórico... —dijo elocuentemente el Gran Rey Lucifer. —No es así, Ajuka? 

—Así es. Esa celda se descompondrá en una hora exacta. Cuando todo esto haya acabado, os aseguro que no volveréis a Grigory... No con vida, al menos.  —dijo Ajuka sonriendo para sí con sarna, ante la aterrada mirada de las chicas que acompañaban a Issei. 

Todo parecía acabar para las chicas e Issei. Estaban en una situación entre la espada y la pared. Por un lado estaban encerradas en una celda y aún si salieran de ahí, serían asesinadas por los Grandes Reyes del Infierno y, Dios no lo quisiese, tentarían a Issei a unirse a los demonios. Todo parecía, en efecto, perdido cuando alguien que no había hablado hasta ahora lo hizo: un demonio calvo de piel pálida casi gris: era el Gran Rey Asmodeus, Falbium Glasya-Labolas. Él se levantó de su asiento y dijo en un tono de voz somnoliento a los presentes. 

—¿No creeis que este es un ritual muy lento y aburrido?... —dijo Falbium entre bostezos muy sonoros. —Yo sin duda me echaría una siesta hasta que acabe... —confesó Falbium volviéndose a sentar cerrando los ojos con sueño. 

—¿Y qué planeas entonces? ¿Ponernos a ver un Rating Game? —dijo sarcástica Serafall llamando la atención de Sirzechs y Ajuka. 

—No exactamente... —aclaró Falbium sentado en su respectivo trono. —Mi querido hermano ha perdido contra tu primo, Sirzechs... —confesó el Gran Rey Asmodeus al demonio pelirrojo. —Y ahora está furioso, quiere desquitarse con algo... —manifestó el demonio pálido apunto de echarse a dormir otra vez. 

—Ya veo... —susurró Sirzechs para sí. —Pues que nos den un espectáculo digno entonces. —dijo el Gran Rey Lucifer yendo a donde estaban las chicas dándole una señal a Ajuka, quien deshizo la celda muy a su pesar. 

—¿Qué piensas hacer ahora, Lucifer? ¿Piensas matarnos antes de tiempo? —preguntó Raynare con su mirada llena de ira por el demonio pelirrojo. Ella, ni ninguna de las chicas que estaban encerradas pudieron escuchar la conversación de Falbium y los demás Grandes Reyes del Infierno. 

—No, por lo menos yo no. Os enfrentaréis al hermano de Falbium, Zephydor Glasya-Labolas... —dijo Sirzechs retirándose de ahí yendo a su Trono para convocar una pantalla enorme de 3 por 3 metros para poder ver el combate. 

—¿Cómo? —fue lo único que dijo la ángel caída de pelo negro y ojos amatistas antes de ser teletransportada junto con las demás a una especie de coliseo donde estaba el hermano menor de Falbium y su séquito. 

Mientras, en la sala palaciega donde estaban los Grandes Reyes, el Sumo Sacerdote, Valerie e Issei, Serafall vio a Issei desmayado y pensó en qué podrían hacer si se despertaba de ese estado. La solución fue muy sencilla, aparentemente:  atarlo a la pared con cadenas anti-mágicas , justo enfrente de Valerie, por si despertase, fuera testigo en primer plano. 

Ahora sí, nada y nadie podrá detener el curso de los acontecimientos y podrán tener de vuelta a la Emperatriz Oscura, Lilith, madre de todos los demonios. 

------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Palabras: 2174

¡Nuevo capítulo de El Dragón Carmesí de Grigory! Espero que os guste :D

Un cordial saludo. 

Atte. 

E.S.Z.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top