T.2: 7

El hotel donde se habían alojado Issei junto a los Cadres y Arcángeles no era un hotel normal. Parecía ser un hotel normal, pero nada más lejos de la realidad. Y para empezar, su dueño no era un humano normal y corriente.
El regente del hotel "La Guarida del Jespri" era un hombre de unos cuarenta y pico años. Tenía el pelo negro, con ojos marrones, pero lo más llamativo del hombre era que tenía las puntas de color rosado y algunas de color rubio. Él era Sayf, Sayf Al-tiniyn.

Sayf estaba sentado en su despacho, tranquilamente, con las piernas sobre el escritorio y el ordenador apagado. Toda esa tranquilidad se acabó cuando llegó un Jespri por la ventana del despacho. El Jespri se posó en su hombro y le susurró que los invitados habían descubierto que les estaban espiando. Sayf bufó, parecía que tenía controlada la situación.

-Goldbug, llama a los demás. Vamos a ver si dan la talla. -dijo Sayf al escarabajo, el cual asintió y salió volando. -Ahora a rezar... -resopló Sayf sacando una alfombra del armario y colocándola en el suelo de madera lujosa.

Mientras tanto, los Cadres, los Arcángeles, Issei y sus novias, junto a Mitelt, habían salido de sus habitaciones. Issei se vistió rápidamente con lo que traía puesto, al igual que Raynare, que tenía el pelo un poco alborotado. Todos se encontraron en el pasillo.
Issei habló con Kokabiel.

-¿Mi General, porqué nos avisó? -preguntó Issei. Sabía que algo los estaba espiando, pero no sabía los detalles.

-Hyōdō, nos estaban espiando desde que llegamos a este hotel. Mira, estos escarabajos extraños nos estaban espiando. -dijo Kokabiel mostrándole al castaño el cadáver de uno de esos escarabajos.

-Pero, Kokabiel-aj, esto es un Jespri. ¿No estuviste atento a lo que Azazel-aj? -explicó Miguel a su hermano, haciendo que todo el grupo se echase la mano a la frente.

-Entonces, ¿quién demonios tiene tantos Jaspris? -se preguntó Issei acariciándose su barbilla.

-No lo sé Hyōdō, pero quienquiera que sea, tiene relación con la mitología egipcia. Y eso no me gusta... -reflexionó Azazel agarrando el Jespri muerto, para examinarlo más de cerca.

Entonces, del techo, apareció una especie de portal que expulsaba arena a raudales, pero no solo del techo, sino de las paredes e incluso del suelo. Todos estaban anonadados, sin palabras ¿qué eran esos portales? De repente, de cada uno, aparecieron muchísimos Jaspris. Pero lo que impresionó a todos, no solo a Azazel, es que los Jaspris que aparecieron estaban como si los hubieran mutado genéticamente. Aparte de los que ya habían visto, que aparecieron, sin exagerar, miles de ellos, hicieron acto de presencia dos tipos más.

El primero era como el que ya habían visto, pero era significativamente más grande, si el anterior apenas llegaba a la rodilla, éste te podría ver cara a cara sin problemas. Las alas eran más prominentes y las cuchillas que tenía por apéndices eran más grandes, como espadas. De este tipo aparecieron en el orden de cientos, casi miles.

Aparte de este tipo, apareció una bestia en comparación con el resto. Eran enormes, casi 3 metros de alto y casi dos de anchura. Las alas eran incluso más largas de anchura, y los apéndices perfectamente podrían cortar a un hombre por la mitad. Lo que lo hacía diferente al resto era que, en la parte alta del lomo, tenía un rubí como un puño de grande, lo que le daba cierto aspecto misterioso. De este tipo aparecieron decenas, casi cientos.

Ante tan cantidad de escarabajos, si se podían llamar escarabajos, los presentes tenían distintas reacciones. Azazel y Miguel, los líderes puntuales, se pusieron a rezar, Kokabiel sonrió aceptando el reto. Penemuel y Gabriel chocaron los puños y se dispusieron a luchar. Al igual que el resto de Cadres y Arcángeles. Mientras, Issei y las chicas, aunque hablaban entre ellos tranquilamente, por dentro tenían un miedo que nunca habían tenido.
Draig fue quien puso orden entre Issei y sus novias, junto a Mitelt.

-[Aibõ, Raynare, Kalawarner, Mittelt, cyn bod gennych elyn niferus nad ydym hyd yn oed yn gwybod sut i ymladd. Rydyn ni'n ffycin dreigiau, dydi dreigiau byth yn rhoi'r gorau iddi heb ymladd. I nhw!] -rugió Draig dándole a Issei 50 Boosts. (Aibõ, Raynare, Kalawarner, Mittelt, ante vosotros tenéis a un enemigo numeroso que nisiquiera sabemos cómo lucha. Pero somos dragones joder, los dragones nunca nos rendimos sin luchar. ¡A por ellos!)

Ante el discurso motivador del dragón de Gales, Issei y las chicas se animaron y levantaron el puño en alto, exclamando "¡Victoria!", aunque no habían luchado aún. Issei entonces le dijo algo a Kalawarner que la animó aún más.

-Kala-chan, si consigues derrotar al menos a 10 de los grandes, tendremos una cita, tú y yo, a solas, con final romántico. ¿Qué te parece? -preguntó Issei mientras acariciaba a la peliazul por la espalda, llegando a las nalgas, apretándolas con cariño.

-¡Ah~! ¡Sí! ¡Vamos, a la batalla! -salió disparada Kalawarner desplegando sus alas negras clavando una lanza de luz en la cabeza de uno de los escarabajos medianos.

-¿Qué demonios le has dicho a Kalawarner para que esté así? -preguntó un poco indignada Raynare por el gesto que hizo su novio.

-Nada, solamente le di un pequeño incentivo... -dijo Issei con una sonrisa burlona y con clara sarna. -Además, ¿de qué se supone que te quejas? Si hace un rato estabas gimiendo mi nombre mientras te hacía el amor. -se quejó Issei ante la lujuria incontrolable de su novia.

-Umh~ -bufó la pelinegra secamente, mientras invocaba su típica Espada Ropera.

Así cada uno invocaba sus armas: Issei su Katana, Raynare su Espada Ropera, Kalawarner su Bardiche, Mitelt su sable curvo, Gabriel un Lucero del Alba, Penemuel una lanza a dos manos, Baraquiel usaba sus rayos, Kokabiel despedazaba y amputaba con su Zweihänder, Uriel usaba fuego, que a veces combinaba con el Fuego Sacro de Issei y Rafael lanzaba discos de luz.

Fue una gran batalla que no sólo ocurrió en ese pasillo, sino que se extendió por todo el hotel. Una batalla que, irremediablemente, llamó la atención del dueño del hotel, Sayf.

Sayf dejó de rezar cuando empezó a oír la batalla que se estaba llevando a cabo en su hotel. Se levantó de la alfombra, la guardó de nuevo en el armario y, sacó su bufanda, bufanda que había pasado de generación en generación remontando su origen a hace más de 6000 años. Se la colocó en su cuello y susurró "Ana ealaa!", ¡Estoy encendido!, pero en árabe, haciendo que una aura de fuego le rodease.

Mientras, en los pasillos del hotel, Issei y las chicas luchaban contra los Jespris. Raynare cortaba las patas o las alas, Mitelt hacia lo mismo, Kalawarner con su Bardiche decapitaba a tantos Jespris como ella veía. Issei, siendo fortalecido por Draig, acababa con los escarabajos aplastándoles las cabezas, arrancándoles las alas o rompiendo las gemas que tenían en el caparazón.

Los Jespris en sí atacaban de forma extraña. Algunos se hacían pelotas y rodaban para golpear al rival en las rodillas, en el pecho o en la cabeza, un ataque raro pero efectivo. Este tipo de ataque lo realizaban los más pequeños. Otro tipo de ataque era acuchillar o rebanar con sus patas delanteras, a modo de espadas. Era un ataque muy rápido y difícil de esquivarlo, salvo si tenías un conocimiento amplio de esgrima. El otro ataque, que también solían realizar, era lanzar una especie de "ondas sonoras" que eran capaces de quebrar las lanzas de luz, pero era muy poco efectivo y solo lo realizaban los más grandes y los medianos. Por último, el ataque más devastador y bizarro era iluminar momentáneamente el campo de batalla con una luz cegadora, como si estuvieses mirando al Sol directamente, incapacitando por unos segundos al que recibiese el ataque.

Durante la pelea, Raynare y Kalawarner llevaban una pequeña competición entre ellas para ver cuántos Jespris habían exterminado. Desde que eran pequeñas, Kalawarner y Raynare habían tenido una rivalidad, algo tonta, pero fiera. Y gracias a esta rivalidad, fortalecieron su amistad, desde conocidas, eran vecinas de pequeñas, hasta mejores amigas.
Raynare entonces habló a Kalawarner con sinceridad.

–¿Kala-chan, cuántos llevas? –preguntó Raynare con un tono ligeramente malvado. –Yo llevo casi 500 de los pequeños, un poco más de 100 de los medianos, y 5 de los grandes. –presumió la pelinegra sacándole la lengua a Kalawarner guiñándole un ojo.

–1500 de los enanos, casi 1000 de los medianos, y... –decapitó a uno de los grandes con su Bardiche de color azul oscuro. –Con este 100 de los grandes. Jeje jeje... –sonrió Kalawarner con malicia, al igual que Raynare. –Admite que siempre te supero... Ray-chan. –dijo Kalawarner dándole una palmada en la espalda.

Entonces llegaron Issei y Mitelt, con sus respectivas armas de luz. Issei vió a sus novias "discutir" y decidió intervenir para parar esta innecesaria riña de amigas, con la mala suerte de que, al interponerse, tocó con sus dos manos los pechos de sus dos novias, provocando un lindo gemido en ambas. Pero aún así, habló seriamente con las dos.

–¡Chicas! ¿Por qué se supone que estáis peleando? –preguntó Issei con la mirada seria. Raynare y Kalawarner agacharon la cabeza como niñas que estaban siendo regañadas.

–¡Kala-chan me dijo que le prometiste una cita a solas si conseguía acabar con diez de esos escarabajos mutantes! –confesó la pelinegra indignada.

–¡Pero me la merezco! ¡Tú ya tuviste una cita con Hyōdō-kun! Y yo me acabo de confesar apenas hace una horas. –dijo Kalawarner en un tono triste haciendo un puchero.

–¡Ah! ¡Parad de pelear! Tú, Ray-chan, ya tuviste una cita junto con Asia, y ya hemos tenido muchos momentos íntimos. Creo que es momento de que nos dejes tener una cita y ver si brilla la llama del amor entre Kala-chan y yo. ¿No crees? –preguntó Issei acariciando el pelo negro de su novia, a lo que ella asintió.

Después de esa charla, Issei y las chicas, bajaron a la recepción, donde esperarían a los Cadres y a los Arcángeles, junto con Azazel y Miguel. Pero en la recepción estaban solos, el recepcionista se había ido hace más de uno hora. Al parecer su jornada laboral ya había terminado hacía rato. Pero no todo era tranquilidad; del suelo apareció otro portal de los de antes, de donde salieron más escarabajos.

–Genial... ¿Es qué esto no va a acabar? –resopló Issei entendiendo sus puños en Fuego Sacro.

–Pues al parecer no, Hyōdō-kun. Pero es hora de luchar de nuevo. –declaró Kalawarner invocando de nuevo su Bardiche.

Entonces comenzaron a luchar otra vez. Issei ahora atacaba con su Fuego Sacro, Raynare blandía su Espada Ropera agilmente y cortaba las alas a los Jespris, Kalawarner usaba su Bardiche como una maza, decapitando y cercenando las cabezas y las patas de los Jespris que aparecían, Mitelt desplegó sus alas y volaba por toda la recepción arrojando sus jabalinas de luz color rosa, clavándolas con precisión en la cabeza o en el rubí que tenían los más grandes en el lomo.

Tras casi otra media hora de lucha encarnizada, Issei y las chicas ya habían acabado con todos los Jespris que habían aparecido en la recepción. Justo entonces aparecieron los Cadres y los Arcángeles, con las túnicas desgarradas, y alguna que otra herida leve. Ante el desastre que había ocurrido en la recepción, Azazel se adelantó y habló.

–Bueno, creo que se ha acabado, ¿no? –preguntó inocentemente Azazel. Penemuel solo repetía en voz baja "Otra vez no, por favor"

–Por mi parte debo decir que, gracias a Padre, hemos conseguido vencer. Eso es lo que cuenta al final ¿No? –dijo aliviado el Arcángel Miguel, al igual que Azazel.

Todos los presentes decidieron que ya iban a salir de ese hotel y buscar ya a los Dioses Egipcios. Issei apoyaba la idea, al igual que sus chicas. Azazel y Miguel también la apoyaban. Los únicos que no la habían apoyado eran Kokabiel y Uriel, ellos creían que, en vez de ir a buscar a los Dioses Egipcios, sería al revés: los dioses, atraídos por la masacre de Jespris, irían a ellos. Por desgracia, o por suerte del destino, sería así.

El grupo de protagonistas iban a salir del hotel, cuando escucharon a alguien aplaudir. Aplaudía mientras exclamaba "¡Genial!" y "¡Qué espectáculo!". Issei fue el primero en girarse y ver al hombre que aplaudía.
Él pudo ver que era un hombre de unos cuarenta años, tenía los ojos esmeralda, pero un poco más oscuros que los del Arcángel Miguel, tenía el pelo negro, pero le llamó la atención que  tenía las puntas de color dorado y rosa. Alguien llamativo sin dudas.

–¿Quién eres? –interrogó el castaño al desconocido, el cual dejó de aplaudir.

–¡Ah, es cierto, no me he presentado! –exclamó el hombre de forma extravagante. –Me presento. Soy Sayf Al-tiniyn, guardián personal de Ra. Y vuestro guía aquí en Egipto. –se presentó Sayf haciendo una reverencia cordial.

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Palabras: 2163.

Al fin se presentó Sayf a los invitados, y parece ser amistoso. ¿Los llevará al Egipto Sobrenatural? ¿Qué les deparará a Issei y sus chicas?
Si queréis un O.V.A. de la cita con Kalawarner, simplemente decírmelo y lo haré encantado.
Atte.

E.S.Z.

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