16
Seokjin iba con un nerviosismo hacia la caballeriza, sabía que ese momento llegaría y esperaba dar lo mejor de él.
No por tener que ver a su esposo, sino por la vergüenza que lo corroía. Nunca esperó que él entre todos resultara ser tan desinhibido, es decir, que sabía que la lujuria de los hombres era fuerte, pero esperó que también la propia, porque bien que disfrutó mucho lo sucedido la noche anterior.
Cuando llego a las caballerizas noto como Namjoon estaba esperándolo en la entrada y cuando lo observo le dio una sonrisa que la verdad no había esperado ni había podido distinguir.
Namjoon se preguntó si Seokjin era realmente tan inocente que no podía distinguir lo que le esperaba o simplemente quería lo que estaba por ocurrir.
—Te encuentro tan hermoso, mi dulce doncel —fue el saludo con el cual Seokjin fue recibido, además de un beso en su mano que le causó un suave sonrojo.
Seokjin estaba intentando decirse que lo que hablaba en ese momento era el recuerdo de la lujuria que habían mantenido la noche anterior, no porque Namjoon quisiera volverse un amante realmente.
—Me han dicho que deseas que te acompañe cabalgar —la sonrisa brillante que le dio Namjoon le decía a Seokjin que era en efecto verdad.
—En efecto, quiero que me acompañes a montar —Seokjin asintió y siguió a Namjoon hacia el interior de las caballerizas.
Pasaron algunos caballos que estaban en su pequeña división y todos relinchaban cuando los veían; sin embargo, noto cómo no estaban quienes cuidaban los caballos y realizaban la limpieza del lugar.
Seokjin iba tranquilo esperando que Namjoon le indicara qué caballos iban a utilizar; sin embargo, de un momento a otro estuvo dentro de donde se suponía que estaría un caballo. Notó que solo había una considerable cantidad de forraje apilado en una esquina del pequeño lugar.
Cuando intento decir algo un suave beso de Namjoon lo distrajo de su tarea.
—He esperado durante todo el día para poder volver a sentir tus labios —Seokjin no dijo nada unos segundos, luego de ello dio un paso atrás para mantener distancias y prefirió ir a cabalgar que lo que sea que estaba sucediendo.
—Has dicho que cabalgaríamos, pero no hemos escogido que caballos llevaremos —Namjoon sonrió ladinamente y Seokjin se preocupó.
—En realidad, ya he escogido tu caballo —Seokjin lo observó y notó cómo se iba acercando lentamente hacia él —. Es un semental de raza pura, podría decir que hasta con descendencia real —Seokjin levantó una ceja ante ello, dudaba que le proporcionara un corcel con tal valor.
— ¿En verdad? Y puedo cuestionar ¿Cuál es dicho semental del cual se enorgullece en ofrecer mi señor? —Namjoon sonrió depredadoramente antes de responder.
—Yo —después de tal respuesta se abalanzó sobre los labios del doncel.
Los labios de Namjoon ahogaron el gemido de sorpresa que a Seokjin se le escapó, pero eso no le importó y continuó devorándole los labios de una manera en la cual el doncel se derretía.
Namjoon continúo besándolo con pasión y anhelo de obtener lo que deseaba, con cuidadosos pasos lo llevo hasta la pila de forraje en donde tomo asiento para rápidamente colocar a Seokjin en su regazo.
—Te deseo, Seokjin, anoche, solo tuve una probada del plato principal —el doncel se estremeció en los brazos del conde y observando sus ojos, noto esa lujuria que está dispuesto a consumirla si la deja.
Y justo como la noche anterior, Seokjin cedió a toda esa pasión acumulada, besó nuevamente a Namjoon y dejó que este tocara su cuerpo como lo deseara.
Y cuando el tiempo pasó estando en una nube de placentera lujuria, por fin pudo despertar cuando Namjoon dejó sus labios y lo levantó de su regazo. Pensó que eso sería todo, pero no intuía que dentro de su marido había una bestia sedienta de poder poseerlo.
Con movimientos rápidos, Namjoon lo desnudo rápidamente y lo observaba con esa mirada hambrienta.
Namjoon solo se retiró el saco que llevaba y se lo colocó a Seokjin. Era claro que le quedaba largo, pero así debía de ser, porque si alguien los observaba, no vería nada del cuerpo de Seokjin el cual era solo para su deleite.
Namjoon aún sentado en el forraje, atrajo a Seokjin quien se veía pequeño y muy adorable con el cabello revuelto, además de vestir su saco; sin embargo, tenía las mejillas rojas por el momento que compartieron y los ojos vidriosos por la lujuria que corría en sus venas.
Cuando lo tuvo cerca rápidamente lo tomo por la cintura e inicio a besar sus pezones, noto un temblor en el doncel y sonrió en medio de su tarea.
Saborear y lamer esos perfectos pezones era un momento perfecto, desde la noche anterior noto como esa parte del cuerpo de Seokjin le era en especial atractiva y era más que claro que no se quedaría con las ganas de volverlo a probar.
Escucho los suspiros y bajo gemidos de su doncel y fue cuando ya no pudo esperar más, su miembro estaba erecto y doliendo bajo sus pantalones.
Siguió jugando con los pezones de Seokjin y con una mano desabrocho sus pantalones y saco su miembro que pedía atención urgentemente.
Volvió a colocar a Seokjin en su regazo y este, cuando sintió el miembro erecto, dirigió su mirada hacia abajo, notando que con la luz del día se veía mucho mejor que la noche anterior.
Tenía la punta un poco rosa y brillaba, se le marcaban un poco las venas y era bastante generoso con respecto a proporciones.
Dirigió la mirada hacia Namjoon observando su ceño fruncido con un valor y deseo que no sabía, una de sus manos bajo una de sus manos y tocó el miembro de su marido que en su mano se sentía caliente.
Namjoon soltó un siseo que a Seokjin le gusto bastante, manipulo con inexperiencia el miembro notando la respiración cada vez más agitada de Namjoon y como en un movimiento en particular este dejo salir un gemido bajo.
Namjoon quien ardía ante el toque de Seokjin le retiro la mano y lo posiciono sobre su miembro para dejarlo caer poco a poco. Disfrutaba la sensación de ir ingresando poco a poco al interior de Seokjin, el calor, la estrechez, todo era perfecto.
Cuando por fin estuvo completamente dentro del suave calor de su doncel, insto a que este se moviera al inicio suavemente, sabía que Seokjin era inexperto y eso le hacía actuar como un caballero al inicio de sus encuentros.
Seokjin dejó escapar un gemido cuando fue tomando práctica en los movimientos que habían sido guiados por Namjoon.
—Eso es mi precioso doncel, móntame. Soy tuyo, solo tú puedes tener mi esencia y exigirla. —Seokjin lució avergonzado ante ello, pero no dijo nada.
La vergüenza dejó de formar parte de su ser cuando, en un movimiento, dio en algún lugar en su interior que encendió todo su cuerpo y ansiaba por repetirlo.
Colocó sus manos en los hombros de Namjoon e inició a subir y bajar sobre el miembro en su interior. El forraje picaba en su piel por la posición en la cual estaban, pero no le importaba porque lo que más deseaba lo estaba obteniendo.
Dejó que todas las ataduras se deslizaran e inició a subir y bajar más rápidamente. Dejó que los gemidos salieran de su boca, con soltura, su cuerpo ardía, así como sus piernas dolían.
Su pecho subía y bajaba rápidamente, su respiración estaba muy agitada y su piel estaba perlada en sudor por el esfuerzo que estaba realizando.
Namjoon estaba totalmente hipnotizado por el Seokjin erótico que yacía en su regazo buscando su propio placer, era inaudito el cómo su hasta hace unos minutos él inocente doncel tuviera esa faceta dentro de sí.
Se movía tan salvajemente sobre su regazo buscando el placer que nunca antes había tenido, tenía los ojos medio cerrados y cuando los abría por completo podía distinguir ese manto de lujuria que lo cubría. Se veía tan hermoso con las mejillas rojas y las pequeñas gotas de sudor bajando por su cuerpo.
Era la visión más erótica y excitante que alguna vez pudo haber tenido. Él le había dicho a Seokjin que lo montara y eso era lo que el doncel estaba haciendo, lo usaba para su propio placer y eso le causo emociones que no sabía que tenía.
Seokjin siguió moviéndose hasta que su cuerpo no pudo más, apretó sus piernas, pero no hicieron mucho porque tenía a Namjoon en medio de ellas.
Un salto más y cerró los ojos soltando un grito, su entrada se contrajo logrando que Namjoon siseara por el placer, en medio de ello de su pequeño miembro salió una sustancia viscosa trasparente y en su entrada había un poco de lubricación normal en los donceles extremadamente excitados.
Namjoon estaba fascinado al ver como Seokjin llego al orgasmo, era perfecto. Su esposo era perfecto.
—Aún no hemos terminado mi erótica tentación —Seokjin aún en la bruma de su placer, no logro distinguir las palabras dichas.
Una rápida inhalación fue lo único que Seokjin pudo tener, fue tanta la rapidez con la cual fue levantado y cargado, en un despliegue de fuerza pudo ver como Namjoon apartaba el forraje más alto y lo dejaba caer.
Rápidamente, fue recostado en ahora una superficie plana y se recostó un poco más cuando Namjoon estuvo erguido en toda su expresión.
Apresuradamente, noto cómo se retiró los pantalones y la camisa era lo único que portaba. Namjoon extendió la mano y lo tocó.
Pasó sus dedos en un deslizamiento sensual por su cuello hasta llegar a su pecho en donde rodeo sus pezones y les dio una leve caricia para dejar un suave beso, subió los besos hasta el cuello en donde mordió levemente hasta llegar a su oído.
—Eres mi esposo, pero me despiertas cosas que no sabía que podía poseer. Deseo tanto tomarte como a un amante y hacerte cosas que deberían estar prohibidas para un doncel de buena reputación —esas fueron las palabras de Namjoon que terminaron con un suave mordisco en su oreja.
—Puedes hacerlo —Namjoon escucho las palabras susurradas y sonrió sin dejar de acariciar el perfecto cuerpo de su esposo.
Dejo de acariciarlo y se irguió completamente para luego abrirle las piernas a Seokjin quien se tornó aún más rojo si podía decirlo, verlo desnudo debería de calificarse como pecado.
Lo tenía con las piernas abiertas, en donde podía ver cómo su pequeño miembro estaba semi erecto; además, podía ver cómo su entrada estaba brillosa por la lubricación. Maldición había sido benevolente con Seokjin, pero ya no podía serlo más.
Posicionó la punta de su miembro en la entrada de su doncel y lo penetró con una fuerza que sabía que había sido mucho para Seokjin, pero había aceptado que lo tratara como un amante.
Seokjin había gemido fuertemente sabiendo que ahora Namjoon le daría esa parte que no había conocido en la intimidad y no se equivocó.
Las embestidas fueron con fuerza y Namjoon no se contuvo en ningún sentido para obtener su placer.
Podía ver cómo Seokjin se movía sobre su saco que lo protegía del forraje. En un momento terminaron muy juntos y Seokjin le arañaba la espalda por debajo de su camisa.
Disfrutar se Seokjin retorciéndose era una belleza, que dejara que sus gemidos fueran escuchados claramente fue otro premio en esos instantes de pasión y locura no le importaba que los sirvientes ingresaran a las caballerizas sabía que se alejarían cuando escucharan su escándalo y la verdad estaba bien con eso.
Cuando sintió que estaba en un punto en donde su clímax se acercaba, detuvo sus movimientos, causando que Seokjin gimiera frustrado e intentara mover sus caderas, algo que detuvo colocando su mano en su cadera y aplicando fuerza para que se quedara quieto.
—Por favor continua —Seokjin le suplico y fue gratificante, pero no agradable.
—Nunca tienes que suplicar nada, mi doncel, solo pide y te daré todo lo que deseas —Namjoon retiró las manos de Seokjin sobre su cuerpo y las colocó por sobre su cabeza.
Con las manos de su doncel sobre la cabeza y sosteniendo su cadera con la otra mano, Namjoon inició nuevamente las embestidas.
Fue rápido, fuerte y en cierta medida posesivo el cómo tomaba a Seokjin quien gemía, jadeaba y se intentaba retorcer con mucha más fuerza.
Supo cuando Seokjin llegó a un segundo clímax porque notó cómo su entrada se apretaba más a él, pero aun así no se detuvo porque él aún estaba sin lograr llegar al clímax.
La estimulación al cuerpo de Seokjin que estaba lleno de un tierno placer, fue demasiado para el pobre doncel, quien, en un esfuerzo de su cuerpo para dejar salir su sentir, dejó que las lágrimas desbordaran sus mejillas.
Seguía gimiendo y retorciéndose, solo que las lágrimas mojaban su cara y Namjoon supo que era la expresión de la lujuria pura. Con unas cuantas embestidas más gimió en alto y toda su esencia se quedó impregnada en las entrañas de Seokjin.
Se dejó caer sobre Seokjin sin salir aún de su interior, ambos con la respiración agitada y aun en la bruma de la lujuria que los había dejado tal como estaban.
Amelia se dirigía hacia las caballerizas, su madre no se lo diría, pero ella sabía que estaba planeando algo en contra de Seokjin y su primo.
Ella había conocido una sola vez a su primo y desde que lo había visto sabía que debía de ser para ella. Se había esforzado en convertirse en una esposa ideal para alguien del estatus de su primo.
Ella tenía todas las cualidades, solo tenía que apelar al lado de la boda, así como de la lujuria. Si ella lograba hacer que su primo la deshonrada, era claro que por caballerosidad y honor la desposaría. Para ese momento ella obtenía el hombre que quería y resolvía sus problemas.
Era una situación favorable o al menos lo era hasta que su primo apareció con Seokjin. El doncel le había robado todo lo que ella deseaba y el día anterior comprobó que el doncel era alguien totalmente calculador.
En todo lo que tenía de matrimonio no lo había consumado seguro que había jugado con la libido del conde para obtener algo; sin embargo, cuando llego el barón Park y dejo en claro que tipo de doncel era entonces comprendió que no había consumado su matrimonio porque sabía que en algún momento algo surgiría y entonces tendría con que intercambiar para salir bien librado, fue claro cuando esa misma noche el matrimonio fue consumado.
La servidumbre no dejaba de esparcir esos rumores y ella sabía que eran verdad porque seguramente eso le había ofrecido Seokjin a su primo para librarlo de tal escándalo.
Cuando se enteró de que ellos irían a cabalgar, se dijo que no podía dejarlos ir solos. Sabía que si llegaba por casualidad hacia las caballerizas, era muy probable que por educación la invitaran y ella podía aprovechar esa situación.
En sus manos llevaba un libro para despistar al decir que estaba leyendo cerca; sin embargo, nada salió como ella lo había imaginado.
Cuando se acercó a las caballerizas escucho sonidos lascivos y en su ingenuidad creyó que tal vez los sirvientes estaban realizando tales indecencias dentro de la propiedad, era algo inaudito.
Cuando se acercó, los sonidos fueron cada vez más claros y sabía que ahí cerca se llevaba a cabo un acto indecoroso, muy escandaloso en su parecer.
La sorpresa fue cuando encontró no a sirvientes, sino a Seokjin y al conde. La escena era escandalosa de por sí, pero ella notó que su primo disfrutaba el acto demasiado en su opinión.
Ella podía ver claramente como tenía las muñecas sostenidas de Seokjin y como los movimientos que hacía era para adentrarse al interior del doncel, algo muy desagradable se inició a formar dentro de ella porque Seokjin no tenía por qué estar en esa posición ella sí.
Pero dejó de lado a Seokjin y observó a Namjoon. Desde donde estaba podía ver sus musculosas piernas y cómo estas se flexionaban, así como esa espalda ancha que lograba por cómo la camisa se le pegaba a la piel y que podía decir causaba sensaciones lujuriosas en ella.
Se retiró lo suficiente para que no la descubrieran, afortunadamente encontró otro espacio vacío y debía de agradecer que estuvieran divididos por una sólida pared en lugar de paneles de madera como era común.
Ella tomó asiento en el forraje en el interior de su espacio y se quedó escuchando los sonidos que hubiera podido disfrutar si no fuera por culpa de Seokjin.
Se quedó ahí escuchando todo el desenlace hasta cuando finalizo, estuvo consiente de cuando finalizo todo y estuvo completamente sola.
Era más que claro que habían dejado el lugar en donde cometieron sus fechorías indecorosas, pero la habían dejado a ella con un problema.
Entre sus piernas sentía humedad y sabía que imaginarse a su primo sobre ella, haciéndole todo lo que le hacía al doncel era lo que la tenía en ese estado.
Sabía que lo que haría no era algo que debía de hacer una señorita, pero era la única manera de proteger su pureza. Sabía que si no era virgen cuando se casara, sería un problema que le ensombrecería toda su vida.
Así que era la única manera en la cual podía saciar sus bajas pasiones y no perder nada, con las mejillas encendidas en lujuria levanto su vestido y abrió sus piernas lo suficiente para estar cómoda.
Con su mano derecha bajó hasta su intimidad, en donde pudo sentir la humedad que tenía su entrada, pero no podía tocarla, así que se concentró en el montículo que estaba justo sobre ella. Inició a darles suaves toques que le encendieron esa pasión en la piel.
Las corrientes placenteras que la recorrían cuando se tocaban eran tan adictivas. Cuando gimió lo más alto que pudo permitirse, descubrió que uno de los sirvientes ingresó y la observó con las piernas abiertas, dándose ella misma ese placer.
Aun en su lujuria sabía que no debía perder su pureza, pero podían hacer otras cosas. Una de las ventajas en prepararse perfectamente para el papel de esposa era que podía darse el lujo de poder conocer ese tipo de cosas.
Le hizo una señal al hombre para que este se acercara, lo cual hizo. El hombre estaba bastante limpio y eso era algo que ella agradecía. Aflojó su vestido para poder dejar sus pechos fuera.
El hombre le tocó, los pechos los estrujó y los lamió luego bajo hasta su zona en donde se encargó de darle placer sin ninguna preparación. El sentir eso ahí por primera vez fue grandioso. Hasta que llegó al clímax en un suave gorgoteo.
Rápidamente, recompuso su ropa y tuvo que salir apresuradamente, dejando atrás al sirviente, quien sabía no diría nada.
Ahora solo tenía que bajar de esa nube en la cual el placer carnal la había sumido para poder pensar más claramente.
Creado: 24/06/2024
Publicado: 06/08/2024
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