Capítulo 8
Editado: 10/ 07/ 2021
A ti... no
[Desierto de Suna, cercanías del cañón]
—Sakura... —su voz temblaba del terror — ¡Sakura! —expresa aterrada volviendo la mirada a su compañera — ¡Una tormenta aún más fuerte se está acercando!
— ¿¡Qué!? —eleva la mirada rápidamente — ¡Demonios! —baja la mirada con nerviosismo —ha... ha... diablos... —busca una ruta de escape alrededor —diablos, no hay dónde...
Sakura se sujetaba al borde de la roca mirando el lugar de dónde provenía la tormenta, el lugar dónde posiblemente el Kazekage se encontraba, sus dedos tamborileaban sobre la roca mientras su mirada iba con nerviosismo hacia atrás de ellos... en algunos kilómetros atrás había unas ruinas enterradas, si llegaban a ese lugar estarían seguros... pero la tormenta estaba cercana.
—No lograremos llegar a las ruinas si cargamos con el peso de Lee... —cae vencida llena de pánico, sujeta su cabeza agachando la mirada —no podemos abandonarlo aquí... —declara hacia su compañera —no pienso abandonarlo para salvar mi vida, simplemente no podemos hacer eso.
La chica sonríe tomando la mano de su compañera —Firmamos un trato al ser nombradas Ninjas médicos, —le dedica una mirada firme y segura —no dejaríamos morir a nadie si esa persona estaba dejando su vida en nuestras manos... —tragando grueso dirigía la mirada hacia la tormenta —no hay forma de salir vivos de esto, aun si nos atreviéramos a olvidar a Lee, ¡Qué es algo que nunca haría! —niega con seguridad —no a alguien de mi villa, mucho menos a un amigo.
La Haruno asentía a las palabras de su compañera, ambas tendían la mano hasta tomar la contraría, y entrelazando sus dedos se inclinaban sobre el cuerpo de su amigo herido para protegerlo de la tormenta. Los aires rugían con fuerza mientras la arena se levantaba del suelo creando una gigantesca nube de tormenta.
[Salida de Suna]
— ¡Cápitan! —llegaba con prisa adentrándose en el domo — ¡Es otra tormenta capitán! —informa lleno de terror —Es mucho más fuerte que la anterior, estaba arrasando con todo y dejándolo hecho trizas... —avanza al borde del domo —los animales están huyendo despavoridos... —toma asiento dispuesto a ayudar con el domo de arena que los protegía.
—Somos treinta... —analiza rápidamente a su gente —Doce Ninjas y dieciocho civiles... —cierra los ojos un segundo para pensar, luego los abre —Quiero a todos los civiles al centro —eleva la voz con firmeza —junto a los ninjas médicos, seis Ninjas los van a rodear y crear un domo interno a este... los otros seis vamos a desvanecer este domo, tendremos que esperar a que la tormenta de arena se acerque, —baja la voz levemente —y rezar porque no dure demasiado... si todo sale mal...
— ¡Ninjas de Konoha reportándose!
En la puerta del domo un rayo de luz traía la calma a los residentes de Suna, el Hokage Naruto los miraba con una amplia sonrisa llena seguridad mientras sus compañeros de arena se detenían detrás de él, con sorpresa el capitán Kirige se levanto y dio la orden para hacer caer el domo.
—Hokage sama —da una reverencia.
Todos los presentes agacharon la cabeza en señal de respeto mientras aquel hombre los contaba con la mirada mostrando su amplia sonrisa.
—Capitán... —toca el hombro del hombre —su estrategia parece ser buena, pero no hay tiempo para solo rezar.
Con el elevar de su mano los Ninjas de Konoha se adentraron para tomar en su espalda a los heridos de Suna, todos se pusieron en línea de la entrada dispuestos a correr a la frontera con todas sus fuerzas.
—Divida a sus Ninjas para que protejan por lo menos a dos o cuatro personas en un domo, si no logran llegar a la frontera a tiempo sus Ninjas podrán protegerlos.
Kiirgue asentía dejando de lado su sorpresa y solo movilizaba a sus Ninjas para seguir las ordenes dadas; entre los heridos Naruto se percataba de alguien conocido, ella aun estaba en el suelo e inconsciente.
— ¿Esa es... Matsuri? —cuestiona a una enfermera.
— ¿Ha? —vuelve la mirada a los ojos azules del Kage —si... —asiente —la encontramos con una herida en el brazo que la hizo perder mucha sangre... —se acerca a la joven sosteniéndola para dejar que un Ninja la tome en su espalda —apenas y pudieron tratarlos, los vendajes y medicinas... no había nada en los refugios.
—Eso fue culpa de los ancianos, —interrumpía el capitán Kirigue —los ancianos pensaban que nunca volvería a haber una tormenta de arena tan fuerte que nos llevará a los refugios... se negaron a suministrar más vendajes y medicinas para el refugio... Gaara sama quería todo lo contrario.
Naruto admiraba con sorpresa la preocupación en el rostro de aquel capitán, la mujer al lado de ambos parecía consciente del tema y mostraba la misma tristeza con la mención del Kazekage; mirando como Matsuri era alejada del peligro, Naruto se acerco al capitán dispuesto a decirle algo, pero una presencia los interrumpió con prisa.
— ¡Séptimo Hokage, nadie a pedido su ayuda en estas tierras! ¿¡Qué piensa que hace llevándose a mi gente sin permiso del gran consejo!? —apuntaba a los Ninjas que se marchaban.
— ¡Oh, ya estoy harto! —remangando su camisa daba un paso al frente — ¡Escuchen claramente malditos viejos idiotas!
—Detente... —intervenía el hokage —tu gente te necesita capitán, es hora de ir a ayudarlos... aquí no hay nada más que ver.
Ante las palabras del Hokage, el capitán Kirigue cerro los ojos guardando su furia para avanzar rumbo a su gente; Naruto suspiro y sin prestar atención a los ancianos dio media vuelta con dirección a otro camino.
—Espero que vayas a matarlo, —Dice el anciano —tal parece que los inútiles que envíe fallaron su misión.
Naruto cerro los ojos apretando los puños para contener su enfado, y sin dudarlo comenzó su carrera rumbo a la tormenta para auxiliar a su gente.
[Sueño de Lee]
La noche llegaba al igual que un par de Ninjas de Suna. Con una sonrisa en cara el Ninja de la entrada brincaba de detrás de la cabina para llegar frente a los visitantes y recibirlos de frente; apenas sus rostros se encontraron una sonrisa surco el rostro del Kazakege Gaara, el color carmesí de sus mejillas era la señal para que el Jounin de la hoja diera un paso adelante y tomara en brazos a aquel chico sonriente. Kankuro miraba con incredulidad la escena, sorprendido y confundido los apuntaba por lo bajo cuestionándose a sí mismo.
— ¿Gaara...?
Inclinaba la cabeza mirando la amplia sonrisa en la cara de su hermano y la forma de recibir y regresar aquel abrazo, sin poder creer la animosidad entre esos dos dio un paso atrás mientras parpadeaba incrédulo de la escena. Al segundo el abrazo termino y las risas de ambos jóvenes surgieron con un poco de vergüenza.
— ¿Haciendo guardia en la puerta? —cuestiona el Kage.
—A veces lo hago, —ríe entre el apretar de sus labios — ¿Ha pasado algo peligroso? ¿Qué hacen por aquí? —dirige la mirada al mayor.
Curioso se sujeta a su brazo — ¿No estabas enterado? —cuestiona sonriente —Mañana por la noche será el cumpleaños de Hima.
La sonrisa del chico se desvanece un poco y elevando la mirada alrededor de la zona hace señas a un compañero pidiéndole que cubra su puesto por unas horas, el Ninja acepta y ambos jóvenes siguen su camino, unidos por ese sujetar del brazo que mantiene Gaara. Kankuro observa alrededor y totalmente curioso sigue de cerca a su hermano.
—Últimamente he estado fuera por misiones, así que... —ríe avergonzado —olvide por completo que mañana era el cumpleaños de Hima.
—Bueno, pues es por esa razón que ahora estoy aquí, —sonríe con tranquilidad — ¿Cómo has estado?
—Bien, bien, solo con unas pocas heridas por las misiones, —señala su mejilla —una Kunai paso cerca de mí.
—Dios, —detiene su andar con preocupación —debes tener más cuidado en las batallas Lee.
Con una sonrisa relajada el Jounin de la hoja permite que la mano del kazekage viaje cerca de su herida, Gaara inspecciona cuidadosamente el rostro del chico, y es entonces cuando Kankuro se hace presente alejándolos de la cercanía para obtener su atención; manteniendo una cara dura los mira a ambos.
—Haber, haber, haber... ¿De qué me perdí?
Ambos jóvenes se miran dudoso y solo ríen levemente ante la duda de aquel hombre. Gaara niega posando la mano en el brazo de su hermano.
—De nada hermano, —retrocede sujetándose del brazo del Jounin —simplemente que Lee y yo hemos hablado un poco más en los últimos días.
—A través de cartas y eso... —sonríe animado.
—Y eso... —ladea la cabeza de derecha a izquiera — ¿Cómo cuándo comenzó a ocurrir? —indaga curioso.
—Mmm... —observa al pelirrojo sujeto a su brazo para luego volver la mirada al chico que los detiene —la vez que te perdiste del lado de Gaara.
—Cuándo seguiste a esas chicas —aclara divertido el menor.
Entre su pensar lleno de sorpresa se ve siendo dejado atrás por aquellos chicos, enfadado por ser dejado atrás los sigue hacia la casa de su hermana mayor. Al abrir la puerta de su hogar, Temari los analiza y al segundo brinca en un abrazo hacia su hermano pequeño y la persona al lado de él que lo había acompañado, a pesar de la estatura del azabache la chica lo tenía abrazado con el brazo derecho mientras Gaara estaba en el brazo izquierdo de la joven.
— ¡Gaara! ¡Lee! —apartándose los jala de los brazos.
—Gracias por saludar —musita entre dientes Kankuro.
— ¡Venga! —rodea sus hombros —deja de ser un gruñón Kankuro, y entra de una vez —da una fuerte palmada en su espalda.
Gaara vuelve la mirada mientras guía a Lee hacia la sala.
—Oye hermana, ¿Y Shikadai?
—Él está en una pijamada con sus amigos, —avanza hacia la cocina — ¿Té o café? —vuelve la mirada a sus invitados.
—Yo tengo turno nocturno, —informa el de mayor estatura —así que de verdad te agradecería un café Temari.
—Muy bien, —sonríe tranquila para luego mirar a sus hermanos —Kankuro, Gaara...
—Dos tés —declara Kankuro mientras se pone cómodo.
Con un asentimiento su hermano menor le da la razón; con todos en la sala Lee y Gaara inician una platica sobre ambos irradiando mucha confianza.
—Oye Kankuro, —asoma su rostro desde la puerta — ¿Puedes venir a ayudarme?
—Voy, voy...
Al verlo marcharse Gaara subió la pierna sobre el sofá para girarse con más comodidad y poder mirar de frente al chico a su lado, Lee sonrío agachando el rostro con algo de vergüenza, pero al final hizo lo mismo para mantenerse de frente a aquel pelirrojo; por un momento sus ojos se mantuvieron atentos a los contrarios, analizaron sus rostros con total admiración... y fue Lee quién elevo la mano hacia el cuerpo ajeno tomando la mano del Kazekage que descansaba sobre su regazo, Gaara no se sorprendió en absoluto y por el contrario deslizaba los dedos entre los del jounin frente a él. Apretando los labios el Kakezage intentaba mantener una sonrisa calmada.
—Gaara... —traga grueso haciendo avanzar su rostro un poco — ¿Qué pensarías sobre...?
— ¡Muy bien, tengo el té! ¡Ayúdame aquí Lee!
Ante tal llamado el azabache bajo la mirada con desanimo y simplemente se alejo de aquel chico en el sofá; Gaara exhalo un profundo suspiro lleno de desanimo. El rato paso lleno de platicas divertidas e historias antiguas, pero la hora para que Lee se marchará había llegado; Gaara sale hasta la puerta para despedirse del chico, y aun entre su nerviosismo y duda lo rodea por los hombros brindándole un fuerte abrazo.
—Entonces... —susurra alejando al joven por las caderas —creo que es hora de irme Gaara.
—Si... —sonríe con calma sintiendo como el agarre termina.
Aunque inquieto con aquel rostro embelesado en lo que había ocurrido, Lee decide dar media vuelta para tomar su camino a la entrada; Gaara agacha la mirada jugando nerviosamente con sus manos.
— ¡Ha... Lee!
La alegría llena el rostro del nombrado que da media vuelta al instante, sus mejillas se habían teñido de un suave tono rosa, pero aun así mantenía la mirada sobre los ojos turquesa del Kazekage.
—Yo... —musita avergonzado tragando saliva — ¿Te... —eleva la mirada —te veré mañana?
Algo decepcionado da un asentimiento —Si, claro que sí.
Ambos se dedican una nueva sonrisa y se despiden mientras una mala sensación les invade el pecho y el estómago.
[Alguna parte del desierto]
Con sorpresa ambas kunohichis elevan la mirada hacia la contraría, poco a poco levantan sus cuerpos de su compañero herido, y admiran con mil dudas como la arena evade sus cuerpos; antes de si quiera poder dirigirse una palabra se estremecen con sorpresa al escuchar un susurro.
— ¿Gaa... Gaara?
—Lee... ¡Lee!
De golpe el azabache se incorpora notando como una tormenta de arena aún más fuerte que la anterior golpea todo el desierto, entre su confusión observa a dos compañeras de su villa estar a su lado.
—Oye... oye, —Ino interviene con prisa sujetando el herido cuerpo de su amigo —Sakura... —eleva la mirada hacia la chica —Dime que no fui la única que escucho ese susurro en el aire...
—No... —niega admirando el alrededor —está gritando.
Mirándolas sin comprender sus palabras observa todo su alrededor —Es... es Gaara... —aprieta los labios — ¿Hace cuánto inicio esto? Está es una segunda Ola... es más fuerte...
Las chicas se miran sin comprender los susurros del joven, pero se percatan de algo, entre cada nueva oleada de arena el nombre de su compañero es mencionado por lo bajo, sus miradas vuelven sobre la otra sin tener completa idea de lo que sabía aquel chico.
—Fue hace poco, fue al menos media hora después de la primera oleada... —decide confesar la rubia —aunque no estoy completamente segura del tiempo... —informa con pesar.
—Ino tiene razón, las cosas comenzaron a ser muy atareadas desde la primera oleada, salimos de emergencia de Konoha en una misión de búsqueda y rescate... —mantiene la mirada sobre los ojos de su compañero —la arena había comenzado a traspasar la frontera destruyendo todo a su paso.
— ¡Ugh! —encoge su cuerpo con dolor mientras sujeta su vientre —dios... las heridas... —analiza su cuerpo para luego elevar la mirada hacia sus compañeras — ¿Están muy mal?
—No, —niega —creo que serás capaz de caminar con normalidad... —dirige una mirada inquieta a su alrededor —pero con toda esa arena, si decides salir de esté... —analiza el lugar en el cuál se encuentran —no tengo la menor idea de lo que sea esta cosa... —frota su rostro con inquietud —pero si sales de esta cosa podrías morir en segundos. —acerca su cuerpo a la roca que los cubre — ¡Solo mira eso! ¡Está cosa esta carcomiendo roca pura!
— ¡Vamos! —sujeta a su amiga por los hombros — ¡Detente Sakura! ¡Por dios! —niega igual de alterada —no es momento para caer ante el pánico.
—Si... —sujeta su cabeza despeinándose un poco —sí, lo siento... —ríe por lo bajo en un intento de calmarse —lo siento, pero estábamos casi al borde de la muerte y... —niega —me tire un poco al borde... —inhala profundamente para luego exhalar.
—Como sea.
Al verlo levantarse ambas chicas trataron de detenerlo, pero el joven Jounin simplemente se puso de pie causando el miedo de ambas chicas... Lee se levanto y aquel extraño campo cambio su forma evitando que la arena tocará su cuerpo.
—Dios... —comenta muy sorprendida —la arena te evita Lee, no te toca en absoluto.
—El problema ahora somos nosotras —aclara entre el sujetar el brazo de Sakura.
—Haa... no hay tiempo, —expresa preocupado —bueno... —señala detrás suyo con su pulgar —una de las dos puede subir a mi espalda y la otra caminar delante de mí, necesitamos llegar lo más rápido posible.
Con la inseguridad en la mirada, Sakura decide cargar a su rubia amiga en su espalda, Ino aprieta los labios con algo de vergüenza y simplemente dirige la mirada por sobre su hombro para ver al chico herido que las sigue de cerca.
—Con esto vamos a poder avanzar, pero... —menciona Ino — ¿Qué haremos cuándo lo encuentres? Él parece estar esperando solo por ti.
Apretando los labios Lee se encoge de dolor aferrándose a la ropa de Ino que detiene con prisa a su compañera, ambas vuelven las miradas llenas de preocupación.
—No lo sé Ino, ya falta poco... —admira con dificultad su alrededor —desconozco la hora, estoy exhausto y esto solo nos protege por ahora... no sé cuánto dure... no sé qué es lo que nos espera al encontrarlo... no tengo ni idea de lo que hay delante nuestro —suspira entre el seguir avanzando —solo quiero llegar ya.
Aunque nerviosas por el estado de su amigo y toda la situación que los rodeaba, ambas jóvenes decidieron guardarse sus dudas y simplemente seguir su camino ayudando a Lee por momentos para evitar su caída.
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