Capítulo 1- ¿Esposo?

Dedicado a Rosie_Posie_Bloom porque siempre me dice cosas bonitas por privado y porque es un amor.

A iThaiBooks porque me ha hecho dos portadas hermosas que no le he podido agradecer como dios manda porque soy un asco de persona y no actualizo, ah y porque la quiero.

Y a addy_maeve pq también la  loviu y a modo de disculpas por mi innecesario vídeo de borracha en fin de año :'D

El ruidito que las ruedas de aquella silla producían al deslizarse de un lado a otro sobre el suelo de baldosas, tenía a Namjoon frotándose las sienes en un intento improductivo de aliviar el dolor de cabeza.

Eran pocos minutos después de las seis de la tarde, lo que implicaba que llevaba varias horas trabajando y que la jornada laboral estaba a nada de finalizar; y esto, a su vez, significaba que el moreno se encontraba lo suficientemente cansado como para solo desear llegar a su casa, darse una ducha fría, comer algo y luego seguir leyendo el libro que había comenzado hacía unos días atrás hasta quedarse dormido.

Pero, a diferencia, Seokjin no parecía haber experimentado el mismo riguroso horario que él, y, por el contrario, lucía fresco cual lechuga, con la energía suficiente para estar recorriendo toda su sala de consultas sobre el mullido asiento que se suponía debía estar detrás de su escritorio, como si fuera el más divertido de los juegos.

Sí, para no variar, el doctor era el motivo por el que el castaño sentía que un taladro le perforaba hasta el alma.

Diez minutos en ese vaivén fue lo máximo que Namjoon pudo aguantar, y pasado este tiempo, se puso de pie y avanzó a paso rápido hasta quedar detrás de la silla, sujetando con fuerza el respaldo de la misma y frenando (afortunadamente) con ello, todo el movimiento descoordinado del hombre.

El alivio llegó en un golpe instantáneo.

- Basta. Suficiente por hoy - Sentenció, arrastrando el asiento al estilo coche para bebés con el objetivo de dejarlo en su ubicación original. Jin únicamente echó la cabeza hacia atrás, observando a Namjoon desde abajo y al revés - Si usted sigue haciendo eso, mi cerebro va a explotar.

- ¡Kboom, kboom! - Chilló el pelinegro, abriendo y cerrando repetidamente los dedos de sus manos como queriendo simular una explosión.

- Sí, sí, exacto. Va a hacer “kboom, kboom - La respuesta salió de forma desinteresada, con ese típico matiz resignado que solía inundar la voz de Namjoon - Así que, por favor, estese tranquilo y pasemos en paz lo poco que nos queda por hacer - Luego de haber dejado el sillón de vuelta en su sitio, el más alto regresó a su propio lugar, donde comenzó a apilar diversos papeles desperdigados sobre su mesa para posteriormente guardarlos en el maletín que usaba diariamente.

Dos años atrás, cuando Namjoon se incorporó a la clínica, su buró solía estar fuera de la habitación en la que trabajaba Seokjin. No obstante, eso duró apenas un par de meses, pues por capricho del profesional ambos terminaron compartiendo una misma sala.

El moreno solía creer que esto se trataba de una solución práctica que buscaba proveer mayor comodidad y velocidad a la hora de realizar cualquier trámite; sin embargo, bien le habían demostrado los años que con Seokjin, los “en un inicio creí...”, nunca eran acertados.

Sencillamente, el médico parecía necesitar estar ocupado todo el tiempo, por lo que el castaño le resultó la manera idónea de entretenerse durante los pocos minutos libres que tenía entre cita y cita.

Mejor dicho, hacerle la vida imposible al castaño.

- Jo, Namjoonie, ¡es que me aburro! - Refunfuñó, apoyando los codos sobre la superficie de madera y acomodando la barbilla encima de la unión de sus manos.

- Solo nos queda una consulta por hoy. En cuanto acabe podrá irse a su casa y hacer lo que sea que quiera - Dijo, terminando con el último bulto de documentos, solo dejando fuera la planilla con la información del próximo paciente.

Al chico a veces le sorprendía que, con toda la tecnología avanzada a la disposición, el sistema organizativo del lugar fuese tan anticuado. Para él suponía algo irónico, ya que contaban con los más modernos y exclusivos equipos médicos.

- Paff, aún es temprano.

- Son las seis y media, y estamos aquí desde las ocho.

- Si fuera por mí, me quedaría un poco más. Pero tú no me dejas porque dices no sé qué de que agobio a los trabajadores - Soltó el pelinegro con cierto retintín, poniendo los ojos en blanco y puchereando levemente.

- Recuerde que mañana vienen los estudiantes de la facultad de medicina para la conferencia que acordó darles - En su cabeza, y basado en la vasta experiencia con la que contaba, el moreno tenía algo así como una lista a la que le gustaba llamar “Técnicas para relajar a tu Seokjin salvaje”. Una de ellas, era la clásica y legendaria “cambia de tema por uno que llame su atención”.

Según estudios de profesionales (o sea, del propio Namjoon), esta resultaba efectiva en el 99.99% de los casos, y luego de ver el brillo de entusiasmo que se instauró en los bonitos orbes chocolate del doctor, Joon supo que este suponía uno de dichos casos.

- ¡Sí! ¡Lo sé, lo sé! - Asintió repetidas veces, sacudiendo los pequeños mechones que le caían sobre la frente - Lo tengo todo todito listo. ¡Hasta he preparado unas diapositivas!

Luchando contra el impulso de sonreír debido a la encantadora emoción contraria, el más alto emitió desde el fondo de su garganta un tenue sonido de acuerdo.

- Me parece perfecto. ¿Qué tema ha escogido?

- Cardiopatía isquémica.

- Eso es interesante.

- Lo es. ¿Sabías que existen dos teorías para explicar el origen de las placas de ateroma que provocan la obstrucción del riego arterial? Hay una que es especialmente aplicable en mujeres. Se especula que las células del músculo liso en una placa ateroesclerótica contienen la encima G6FD, lo que implica un origen monoclonal de estas células…

En algún punto, la mente de Namjoon se desconectó de toda la información que le estaban brindando, a pesar de que el contrario siguiera hablando.

Para el más alto, era fascinante la rapidez con la que el hombre podía pasar de su actitud juguetona habitual, a ser profesional en toda la amplitud de la palabra. Esa constituía una de las tantas razones por las que, a pesar de todo, sentía una profunda admiración hacia su jefe, y, por supuesto, también uno de los detalles que alimentaban su enamoramiento unilateral.

Más fascinante aún, eran las expresiones de desconcierto que inundaban las facciones de aquellos que lo conocían por primera vez; Nam estaba muy seguro de haber sido una de esas personas, y probablemente los estudiantes del día siguiente se sumarían al grupo. La abrupta transición de emociones que experimentaban sus pacientes, oyentes, o cualquier individuo con un mínimo interés en la materia era casi como una metamorfosis: de tener cara de “este hombre es un farsante que probablemente compró su diploma” a “no hay nadie más capacitado para hacerse cargo de mi vida”. Simplemente hilarante.

La cardiología es una rama de la medicina conocidamente complicada, y la trayectoria impecable de operaciones y diagnósticos de Seokjin era sin dudas algo de mucho peso dentro de ese mundillo.

Pocos médicos había conocido el moreno que demostraran tanta pasión y gusto por su trabajo, de hecho, Namjoon podría haber apostado que Kim sentía una satisfacción extrema mientras ejercía su profesión, mientras ayudaba a alguien.

En el pequeño hospital había doctores excelentes, conocedores y experimentados; pero ninguno era Kim Seokjin. Tan sencillo como eso.

- … Entonces, si la placa se agrieta o se vuelve rugosa, permite la activación de plaquetas que conllevan a la formación de trombos y empeoran la obstrucc-

Unos golpecitos se sintieron en la puerta, causando que el pelinegro detuviera la explicación y observara hacia la zona de donde provenía el sonido. El más alto imitó la acción, avanzando escasos instantes después hacia la entrada para atender a quien probablemente fuera el tan esperado último paciente.

Cuando abrió, se encontró cara a cara con un joven un poco más bajo que ellos dos, probablemente oscilante a su edad. Tenía la piel morena, el cabello medianamente largo y de un marrón claro que degradaba hacia el caramelo al llegar a las puntas, y, para rematar, una tierna mini-trenza le colgaba en el lado izquierdo.

El chico portaba unos pantalones de mezclilla inmensos llenos de lo que parecían ser manchas de pintura, manchas que claramente habían sido colocadas a propósito, con un fin decorativo; tenía una camiseta blanca gigante, cuyas mangas estaban repletas de coloridos e inconexos dibujos. Y, Dios, el castaño no pudo evitar relacionar sus toscos zapatos con portaaviones. Como punto final, pulseras de hilo y algunos brazaletes de plata le envolvían las muñecas y un pequeño bolso estaba enganchado en su hombro.

Namjoon pensaba que no había manera en el mundo de que alguien se viese bien usando ropas tan extravagantes, sin embargo, al observar al individuo se percató de que aquello que dicen de que toda regla tiene una excepción, es completamente cierto.

Él, a pesar de aquella explosiva imagen, no era nada menos que increíblemente atractivo. Quizá justamente en su singularidad radicaba el secreto.

Mostraba expresión amigable y luego de recibir una extensa sonrisa parecida a un corazón de su parte, a Joon le cayó instantáneamente bien.

Eso sí, no parecía estar enfermo.

- Hola, tengo cita con el doctor Seokjin.

Por la familiaridad con la que mencionó el nombre del otro, el castaño supo que debían conocerse de antes.

- ¿Usted es Jung Hoseok? - Preguntó para corroborar la información que le habían dado por teléfono, y tras recibir un asentimiento, se echó hacia un costado, efectuó una venia e hizo un gesto con el brazo para incitarle a pasar - Adelante, por favor.

Hoseok, como Joon acababa de descubrir que se llamaba, respondió con una educada reverencia, cumplió la petición y avanzó dentro de la espaciosa sala de consultas, sonriendo aún más grande si es que eso era posible.

Y no fue el único, porque las comisuras de Seokjin se alzaron preciosamente en cuanto hubo identificado al nuevo individuo, dejando paso a una de esas brillantes sonrisas que iluminaban los días de Namjoon.

- ¡Hobi! - Exclamó el doctor, levantándose y corriendo hacia el hombre, quien le esperaba con los brazos abiertos, listo para recibir el empalagoso abrazo que llegó pasados unos segundos.

Jinnie era más alto que el peliblanco, mas, de alguna manera, lucía chiquitito envuelto entre los brazos del tipo. Solo esa explícita muestra de afecto hizo más que obvio que los dos sentían muchísimo cariño el uno por el otro, y a pesar de que la identidad de Jung aún fuera relativamente misteriosa para el moreno, no podía negar por la mirada de ternura con la que observaba a Seokjin que el médico era importante para él.

La escena transmitía dulzura, era una de esas en las que cualquier persona hubiera podido soltar un “Aww” por lo encantadores que lucían juntos; Jin extremadamente adorable con su mejilla apoyada en el hombro contrario, y Hoseok cubriéndole como una barrera protectora.

Namjoon trató de convencerse de que debía sentirse alegre por la felicidad de su mayor. Lo intentó, realmente no hizo.

Pero no estaba preparado para la repentina oleada de celos que experimentó y que le recorrió de punta a cabo.

Un sabor amargo se instaló en la parte posterior de su garganta, y algo desagradable y pesado se asentó como peso muerto en su barriga. De repente, sintió ganas de vomitar.

Él sabía perfectamente que aquello era injustificado, que no tenía motivos ni razones reales para tal inesperado sentimiento de posesividad. Sin embargo, esa no era una escena que se viera todos los días. El castaño había estado pocas veces junto al pelinegro fuera del hospital o en algún contexto aislado de la medicina, por lo que solo conocía cómo funcionaba la relación de Jin con otros compañeros de trabajo, y si bien Seokjin era una persona amigable y extrovertida por naturaleza, sus expresiones de cariño hacia ellos no solían incluir contacto físico, al menos no con alguien que no fuese el propio Namjoon, quien, para el caso, solía rechazarlas sutilmente. Así que verle con tanta confianza y comodidad con alguien que además de sí mismo, le chocaba, y muy en el fondo, también le molestaba.

El moreno estaba consciente de que probablemente Kim tendría muchos familiares, amigos y personas queridas, incluso cabía la posibilidad de que tuviese un amante. Nam desconocía la orientación sexual del hombre, y no quería indagar mucho en el tema para no tener falsas esperanzas o, en su defecto, terminar con el corazón roto; pero el más alto era un sujeto realista, y sabía que la vida de su jefe, y la suya propia, se extendía más allá de los confines de la clínica.

Ahora, él se había mantenido apartado del ámbito personal de Seokjin a propósito, no quería verse involucrado más de lo necesario con el individuo que a fin de cuentas se encontraba en un eslabón por encima suyo en la cadena laboral. Bastante mal lo traía el doctor ya, no quería engrosar su amor imposible pasando más de lo debido a su lado.

Porque sabía que Seokjin estaba lleno de brillantes colores, y si ya lo amaba solo conociendo la mitad del arcoíris, no podía siquiera imaginarse cuán profundo se volvería su afecto hacia él si llegaba a descubrir el resto del espectro.

Y quererle todavía más solo complicaría las cosas.

Haciendo de tripas corazón, el moreno tragó grueso y apretó los puños a los costados de su cuerpo, buscando con ello reprimir de alguna forma la negatividad que salía a borbotones de su interior. No fue fácil eliminar la incomodidad, muchísimo menos con aquel espectáculo delante de sus ojos, sin embargo, cuando Jin se apartó lentamente del contrario, el castaño no pudo evitar el suspiro de alivio que se le escapó de los labios.

De todas formas, la mirada de adoración que mantenía Seokjin hacia el de hebras caramelo y el hecho de que se tomaran de las manos, no eran muy alentadores precisamente.

- ¡No sabía que vendrías! - Chilló el pelinegro - Jo, ¿por qué no dijiste nada? Espera, ¡¿estás enfermo?! ¡Noooooo! ¡¿Te vas a morirrrrrrrr?! - De repente, su alegría se vio sustituida por lo que parecía ser un pánico desgarrador, y separó sus palmas de las ajenas para tironear de algunos mechones de su cabello maniáticamente, a la par que miraba hacia el techo - ¡No puede ser, Dios! ¡¿Por qué a él?! ¡¿Por qué a él?! ¡¿No pudiste elegir a otro?! ¡¿Qué cruel broma del destino es esta?! ¡¿Acaso somos un juego par-

- ¡Que no tengo nada, idiota!

- Ah - Y entonces, con extrema naturalidad, volvió a sujetar las manos de Hoseok y a sonreír, como si no hubiese tenido una pequeña crisis existencial cinco segundos atrás - Bueno, pues eso. ¿Qué haces aquí y por qué no me dijiste nada?

Hoseok, sin lucir sorprendido en lo absoluto con tal desorientadora actitud, y resoplando una baja risita, dijo:

- En primera, porque quería darte una sorpresa. Y en segunda - Hizo una mueca de fingida molestia, soltó una de las palmas del mayor y le dio con sus dedos un ligero golpecito en la frente, causando que el doctor hiciera un mohín y frotara la zona agredida - Porque nunca coincidimos, siempre que te llamo o invito a algún lado tienes alguna excusa o simplemente no respondes al teléfono. Tal parece que venir al hospital es la única forma de dar contigo.

- Uhmm, lo siento. Es que últimamente estamos muy ocupados por aquí. ¡Y sabes que no uso mucho el celular! Tsk, esas son moderneces de gente joven.

- Tú tienes 28 años, Jesús - El más bajo rodó los ojos - Además, ya te he dicho que no debes trabajar tanto, Jinnie. Está bien que te guste lo que haces, pero te sobresfuerzas y eso no es sal-

- “Saludable para ti. Una cosa es trabajar para vivir, y otra muy diferente vivir para trabajar” - El mayor interrumpió y terminó la frase por él, con tanta monotonía que hacía obvio que había escuchado ese discurso miles de veces - Sí, sí, papá, ya lo sé.

- Y aun así no me haces ni caso - Hobi suspiró con resignación.

- Bueno, bueno, basta de sermones. Llevo como dos siglos sin verte, ¿y lo primero que haces es regañarme? - La sonrisa del menor retornó a su rostro.

- Tienes razón, dejemos eso para después - Jin agarró de nuevo la mano libre del chico, y comenzó a balancearse de izquierda a derecha, sin mover sus pies del sitio.

- Te he extrañado muchooooooo.

- Pues no parece, si no te llego a buscar yo, solo Dios sabe cuándo hubiese vuelto a saber de ti.

- ¡¿Qué habíamos dicho de regaños?!

- Ya, ya, perdona - Volvió a reír. A estas alturas, Namjoon no era capaz de imaginar que el sujeto tuviese una faceta seria. Desprendía brillitos con cada respiración - Yo también te he extrañado mucho, bobo.

Las mejillas del más alto de los dos se abultaron, dejando paso a esa típica expresión que ponen los niños pequeños cuando les hacen un halago o les felicitan por algo. Tras unos instantes, la burbuja en la que se encontraba sumergido aparentemente explotó, porque por primera vez desde que Hoseok había hecho acto de presencia, su atención se desvió hacia el moreno. Este último, por su parte, se sentía como pez fuera del agua, y volverse el centro de atención de ambos hombres solo acrecentaba tal sensación.

- Oh, perdón, que maleducado he sido - Comentó el mayor, soltando las extremidades contrarias y girando un poco hasta dar cara a cara con el castaño - Hobi, este es Namjoonie, mi asis- Por alguna extraña razón, la palabra quedó a medias, y momentos después, al ver que el médico no continuaba, Hoseok decidió intervenir.

- ¿Asistente? - La boca de Jin se abrió varias veces. Lucía estar buscando qué decir, pero por lo que se daba a entender, no encontraba el qué. Finalmente, el pelinegro arrugó el entrecejo y negó con la cabeza.

- No, no es un asistente. Namjoonie es solo Namjoonie - Y no añadió nada más al respecto. Esa ambigua respuesta le pareció lo suficientemente apropiada.

No obstante, no fue tal el caso de los otros presentes, pues tanto Hoseok como Namjoon, quedaron ligeramente desconcertados con la extraña contestación.

“¿Y eso es bueno o es malo?”, pensó el moreno, sintiendo el rubor escalar por su cuello. Estaba acostumbrado a escuchar ese apodo constantemente, pues Jin le había bautizado de tal manera desde que se había incorporado al centro, sin embargo, esta vez se sintió diferente. Llámenlo loco, pero para el castaño, resultó más íntimo de lo que nunca le había parecido antes.

Como si ser “Solo Namjoonie”, le hiciera especial.

- Namjoonie - El profesional prosiguió, sacándole de sus divagaciones al pronunciar su nombre - Este es Hobi, mi mejor amigo - La rara expresión del mencionado desapareció tan rápido que por un segundo el más alto creyó haberla imaginado, y tal cual minutos atrás, el sujeto retomó su actitud amistosa.

- Hola, encantado. Ya me he presentado antes, pero no importa. Jung Hoseok - El chico extendió la mano, solicitando silenciosamente un apretón, y luego de unos breves instantes de duda, finalmente Namjoon correspondió, sujetando con fortaleza la palma ajena.

- Kim Namjoon.

- Así que… Namjoon, trabajas aquí, ¿no?

- Sí, por un tiempo ya.

- Vaya… Y, uhmm, ¿qué es exactamente lo que haces? Perdona si soy muy entrometido, es solo que no me ha quedado muy claro qué significa eso de “Solo Namjoonie”, exactamente - Comentó entre leves risas, con cierto aire pícaro que descolocó al moreno.

- Bueno, de todo un poco - Rascó tímidamente su cabeza - A veces agendo citas, reviso que todos los suministros lleguen en tiempo, ese tipo de cosas. Y otras simplemente me aseguro de que el doctor no incendie accidentalmente el hospital - Planteó encogiendo sus hombros.

- ¡Oye! - Rechistó Seokjin, completamente ofendido, mientras que, a la misma vez, una estruendosa carcajada de Hoseok hizo eco por la habitación.

- ¿Como un niñero? - Inquirió el invitado con diversión.

- Anjá, pero de un niño grande con casi tres décadas de edad y un cerebro inquietantemente inteligente.

- ¡Namjoonie, ya hemos hablado de esto! ¡No soy un niño! ¡Podría ser hasta tu padre!

- Lo sé, lo sé. Los dos años que me saca son toda una vida - Respondió sarcásticamente, poniendo sus orbes en blanco.

- Ya veo, así que eres mi relevo - Continuó Mr. Sonrisa, ignorando completamente las malhumoradas y encantadoras quejas contrarias. Su afirmación causó que Namjoon inclinara la cabeza ligeramente, con algo de duda.

- ¿Relevo?

- Por lo de niñero, quiero decir - Aclaró - Créeme que te entiendo, compañero. Hasta me compadezco de ti - Resultaba gracioso el aire de hermandad con el que hablaba - Cuando salíamos juntos no me daba descanso, ¿sabes? A veces me cuestionaba si tenía novio o un hermanito pequeño - El pelinegro se cruzó de brazos haciendo un puchero que sin palabras decía algo parecido a "Estoy enfadado, ámame".

Tal cual un gatito.

Hoseok, en apariencia, sabía leerlo bastante bien, porque únicamente lo observó con ternura, le acarició con suavidad el cabello, y posteriormente una mejilla. Jin, ante los mimos, relajó su semblante y prácticamente ronroneó.

Ninguno de los dos notó los efectos que las últimas palabras habían tenido en el más alto de los tres.

De hecho, probablemente nadie hubiese podido notarlo, y por primera vez en mucho tiempo, Namjoon agradeció su genuina inexpresividad y ser considerado por los demás como una especie de roca humana sin sentimientos, porque de otra forma, no hubiese sido capaz de esconder el golpe seco que, aunque no se hubiese manifestado físicamente, le habían dado en el centro de su estómago.

Novio.

Joon pasó por una extraña mezcla de sensaciones. Por una parte, pensó: "lo sabía". Sus celos iniciales no fueron tan injustificados después de todo, porque algo muy dentro de sí mismo identificó que la relación de aquellos dos tenía más profundidad que una simple camaradería. No obstante, el hecho de que no le sorprendiera del todo, no significaba que no doliera. Sí, las personas pueden mentalizarse para algo, pero ello no implica que los efectos que ese algo pueda tener encima de ellas varíen.

El castaño solo quería salir de ahí, desaparecer y tener tiempo para pensar, para relajarse. Él no era una persona impulsiva ni mucho menos, por lo que le enojaba estar tan fuera de sí solo por acabar de descubrir que el ex de su amor platónico se hallaba a pocos metros de distancia.

Entonces, ¿era Seokjin gay? Bueno, la respuesta era bastante evidente, al menos su atracción hacia el sexo masculino. Sin embargo, había otra que no lo era en lo absoluto: ¿realmente era Hoseok su ex-novio? Porque, por lo que se dejaba ver, esos dos eran más melosos juntos que dos recién casados.

Pero Jin había dejado bien claro que era su mejor amigo.

¿Muchas personas terminaban siendo mejores amigos de sus ex-parejas? ¿Los mejores amigos actuaban así? Namjoon no tenía ni idea de cuáles serían las soluciones de tales interrogantes en los casos de las personas normales, y aunque lo supiera, probablemente no hubiese servido de nada, porque con Seokjin, todo lo que fuese considerado como "normal", era inaplicable.

Dios, Namjoon realmente necesitaba refrescar su mente. Se sentía como si su cabeza se estuviese sobrecalentando.

- Hobi, ¿quieres tomar algo? ¿Un té? ¿Café? ¿Un zumo? ¿Alcohol? - El moreno salió levemente del aturdimiento al escuchar las atenciones del profesional hacia el más bajo, quien, ante la última pregunta, arrugó el ceño.

- ¿Tienes alcohol en el trabajo? - Cuestionó escéptico.

- Puedo pedirles a las enfermeras que te traigan un poco del suyo.

- ¿Pero ese alcohol es bebible? - Inquirió Hoseok horrorizado.

- Lo comprobaremos - Sin más, se acercó al pequeño teléfono que yacía sobre su escritorio, y comenzó a marcar los números que le comunicaban con la recepción - Hola, ¿Margaret? Sí, mira, tengo un invitado, así que me hacen falta dos litros de alcohol. ¿Etílico o Isopropílico? No lo sé hija, trae de ambos y así nos hacemos unos cocktails. Sí, sí, anjá. Dos co-

- ¡Deja eso, loco! - El de cabello caramelo arrancó el artefacto de las manos de Seokjin y se lo acercó a su oído: - ¡No le haga caso, Margaret! ¡Él está fuera de- ¿Margaret? - Tras algunas frases, Hobi se dio cuenta de que, realmente, no había nadie al otro lado del intercomunicador para escucharle, y más pronto que tarde, descubrió que la llamada nunca había sido hecha. Por otro lado, Seokjin se encontraba de pie, doblado sobre su lugar y sujetando su abdomen sin poder aguantar las carcajadas.

Fue una broma muy, pero que muy, al estilo Seokjin.

Namjoon, por otro lado... Bueno, digamos que su cerebro aún no procesaba la parte de "Novio".

- ¡Idiota! ¡¿Tienes idea del susto que me has pegado?! - Chilló el invitado.

- ¡¿Cómo te voy a dar eso?! Hombre, que soy doctor, por el amor de Dios - Respondió secando una lagrimilla que se le había escapado - Y, además, ¿Margaret? ¿En serio, Hobi? ¿Cómo se va a llamar así una trabajadora? Ni que fuera esto una de esas películas donde las empleadas del hogar siempre son latinas y se llaman Matilde.

- Mira, Seokjin, yo - Se señaló a sí mismo - De ti - Ahora apuntó hacia él - Me puedo esperar cualquier cosa. Además, puede ser, los extranjeros también tienen derechos laborales, ¿sabías? - El médico únicamente rió y rió aún más, desplomándose sobre su silla detrás del escritorio, y después unos minutos, Hoseok aparentemente decidió que mantenerse indignado no valía de nada, por lo que, probablemente resignado, terminó riendo también ante las ocurrencias del doctor.

La punzada dolorosa del moreno no hacía más que aumentar con cada segundo que pasaba.

Y es que... Esos dos se llevaban tan, pero tan bien. No pudo evitar el triste pensamiento de que, ni en un millón de años, él y Seokjin tendrían algo así de bonito, ni siquiera siendo solo amigos. Su propia forma de ser no lo permitiría. Era algo deprimente, y no sabía exactamente por qué su mente decidía torturarlo justo en ese momento con ese tipo de cosas.

Mientras la molestia se vio sustituida por algo gris y feo que apretujaba sus entrañas y le hacía sentir con las emociones a flor de piel y unas repentinas e injustificadas ganas de llorar, vio cómo Hobi se sentaba en el asiento destinado para los pacientes, y las risas del pelinegro menguaban hasta ser solo jadeos provocados por la agitación.

- No cambias, Jinnie - Dijo Hoseok, negando divertidamente con la cabeza.

- Ahora en serio, ¿qué te gustaría tomar? Puedo llamar a Jingkuk y pedirle que nos suba algunas bebidas.

- Vale, ¿un té está bien?

- Claro, ¿menta? - Preguntó, recibiendo un asentimiento. Después, pulsó los botones que conformaban el código de la cafetería - Helloooooo Janbook. Oh, sí, sí, Jungkook, perdona. Uhmm, ¿estás muy ocupado? Es que tengo un invitado. ¡Genial! ¿Podrías subirme tres tés de menta y algo dulce para acompañar? - A ninguno de los dos restantes le pasó desapercibido que Jin había incluido a Namjoon en su pedido - No lo sé, lo que sea. Lo dejo a tu elección. ¡Ah! Menos algo que tenga maní porque a Namjoonie no le gusta. Vale, mil gracias Jentuk. Eres el mejor. Sí, Jungkook, eso, eso.

Nam sintió el calor escalar por su cuello y sus mejillas calentarse. Seguro estaba de que, si hubiese tenido la piel más clara, hubiera podido pasar perfectamente por un tomatito. Bendita fuera su sabrosura tropical.

Al desviar la vista desde el hombre con bata blanca hasta Hoseok, encontró que este le observaba sospechosamente, mas no pudo tener la certeza de lo que significaba aquella mirada, ya que, en cuanto sus ojos se encontraron, el más bajo retornó su visión hacia Jin, que acababa de colgar y se acomodaba contra el respaldo.

- Esto debe llegar en unos minutos - Anunció - Y, bueno, ¿qué cuentas, Hobi? ¿Alguna novedad? ¿Todo bien con tu madre? ¿Tus hermanos? ¿Yoongi?

- No mucho la verdad. ¡Oh! Bueno, hace un par de meses tuvimos este gran show en España. Fue genial, ¿sabes? Es un país precioso.

- Y que lo digas. El año pasado estuve en una feria de ciencias en Málaga. No tuve mucho tiempo para hacer turismo, pero aproveché cada segundo libre para visitar los alrededores. ¿Recuerdas, Namjoonie?

El más alto asintió tímidamente. No había tenido la dicha de acompañarle, pero Jin se había encargado de hacerle sentir como si hubiese estado también allí llenándole el celular de fotografías, a veces de los bonitos paisajes y otras de sí mismo. Había una de esas fotos que a Namjoon le gustaba especialmente. Era solo Seokjin, usando una camiseta amarilla con dibujos de elementos representativos del lugar, sentado frente a una mesa y con un tazón gigante lleno de helado. Sonreía a la cámara con los mofletes inflados y los ojos arrugados, algo del dulce manchaba los costados de sus labios y con la mano que no sujetaba la cuchara, hacía el signo de la paz. El moreno recuerda haber estado acostado en su cama cuando la recibió, y podría jurar que estuvo al menos cinco minutos con la cara enterrada en la almohada y chillando como colegiala enamorada. No es que pretendiera contárselo a alguien, guardaría ese vergonzoso secreto hasta la tumba.

Conservaba esas imágenes como si de un tesoro se tratase, y, de sus dos años de oficio, Namjoon no podía recordar una semana más aburrida. La presencia atolondrada del doctor se echaba en falta, después de todo.

- Por lo demás, igual que siempre - Continuó Hoseok - La compañía ha ido a sitios preciosos, y hemos tenido buena racha. No me puedo quejar, la verdad - Sonrió y se encogió de hombros - Mamá está bien, con su tienda, sus pasteles. Jiwoo ha tenido como mil novios este año, y según ella todos son “el definitivo”. Pero no ha durado con ninguno más de tres meses - Rodó los ojos, sin embargo, más que molesto, lucía divertido - Jihoon está de nuevo pasando por su etapa gótica. El otro día nos llamó un custodio del cementerio para que fuésemos a buscarlo a las dos de la mañana.

- Hobi, lamento decepcionarte, pero lo que tu hermano tiene no es una etapa - “¿Qué clase de familia tiene este hombre?” pensó Namjoon.

- En fin, nada del otro mundo. Yoongi… Bueno, Yoongi es Yoongi. Es tan jodidamente bueno en lo que hace que ni siquiera es gracioso - A pesar de su comentario, el derroche de orgullo y amor en su voz era inequívocamente obvio.

- ¡El otro día vi uno de sus partidos!  - Exclamó el pelinegro, repentinamente emocionado.

- ¿En serio? - Inquirió Hobi alzando una ceja.

- Vale, no, no lo hice. Pero cambiando de canal vi que estaban poniéndolo en la sección de deportes y dije: ¡vaya, es Yoongi! Ya luego me puse mi novela.

-¿Todavía están sacando capítulos de “Corazón Herido”?

- Hobi, por favor. Las telenovelas latinas han pasado de moda - Expresó con cara de “Por Dios, qué anticuado eres hijo mío” - Ahora estoy viendo una turca. “Sila, cautiva por amor”.

- Paff, solo el nombre dice que es una joya - La afirmación y su expresión burlona gritaban sarcasmo por todas partes. Sin embargo, Jin, como era costumbre cuando de casos de sentido común se trataba, no se dio ni cuenta.

El moreno sintió un nuevo pinchazo en su pecho. Él, aunque se empeñara en no relacionarse demasiado con su jefe, también quería conocer cosas aparentemente triviales sobre el hombre. A veces, en la soledad de su apartamento, se preguntaba cuál sería la canción favorita de Seokjin, si prefería los libros o las películas, o cuáles serían las vacaciones de sus sueños. En los pocos minutos que llevaba de conocer a Hoseok, se dio cuenta de que esa era otra de las cosas por las que le envidiaba.

En un patético intento por eliminar el nudo de su garganta, Joon se acercó al filtro de agua que había en la esquina de la habitación, relativamente cerca del buró del doctor. Una vez ahí, empezó a llenar un vaso plástico del frío líquido.

Ambos sujetos se mantuvieron en silencio por unos breves instantes, y esta vez, cuando el más bajo decidió romper la quietud, su tono sonaba mucho más serio, mas no en un mal sentido. Simplemente parecía estar a punto de comunicar algo importante.

- Oye, Jinnie. Realmente me moría por verte, pero hay algo más por lo que he venido hoy - Se inclinó un poco hacia adelante, y obtuvo de su bolso un bonito sobre dorado, con el que comenzó a juguetear - Bien, sabes que Yoongi y yo ya llevamos un tiempo saliendo, ¿verdad?

- Umju, empezasteis un poco después de dejarlo conmigo, ¿no?

- Sí, bueno, lo dejamos hace casi tres años, y Yoon y yo ya llevamos dos y medio - Aclaró. Por un breve momento, Namjoon creyó que Hoseok lucía incómodo. No podía juzgarle, él también lo estaría si tuviera que hablar de su actual pareja con su ex. Le fue imposible evitar el alivio que experimentó al saber que el chico se hallaba actualmente en una relación.

- Eso es irrelevante, Hobi - El pelinegro sacudió la mano como si no fuese la gran cosa.

- En fin, el caso es que llevamos lo nuestro bastante bien, y, sinceramente, estamos seguros de que estamos hechos para durar. Así que… Uhm, hace unos meses atrás estuvimos hablando y pensamos que, tal vez, ya estábamos listos para dar el siguiente paso… - Hoseok rascó su nuca en lo que parecía ser un acto nervioso, y dejó la oración en el aire, esperando que el significado se asentara.

Jin demoró un poco, y se mantuvo con el ceño fruncido pensativamente por un corto tiempo, hasta que la luz de la comprensión se instauró por fin en sus bonitas facciones, y su boca se abrió con genuina sorpresa.

- Espera, ¿os vais a casar? - Entonces, con lo que Namjoon interpretó como timidez, o quizás, y solo quizás, miedo, Hoseok asintió.

- Sí, el mes que viene - Los ojos del mayor se abrieron desmesuradamente, dando la sensación de estar a punto de salirse de sus órbitas. Acto seguido, cuando su estado de shock parecía haber terminado, mejor dicho, menguado, una lenta y perezosa sonrisa se deslizó por sus labios, dejando a la vista sus brillantes y parejos dientes.

- Vaya… Me alegro mucho por vosotros, Hobi, de corazón - El castaño era capaz de percibir la sinceridad en su voz. No era uno de esos casos en los que Seokjin demostraba su felicidad o euforia mediante gritos y algarabía, sino uno de aquellos en los que, extrañamente, la serenidad era la mayor prueba de lo profundamente conmovido que estaba. Nam podía notarlo en su rostro. No obstante, había algo más. Y ese algo más Namjoon no sabía lo que era, sin embargo, estaba consciente de que no suponía una emoción tan bonita como la de alegría.

El moreno consideró que Jin podría sentirse celoso. No era una idea descabellada, es decir, la relación que existía entre ambos era lo suficientemente buena como para dar cabida a sentimientos románticos, mucho más sabiendo los antecedentes amorosos de su actual amistad. Quizá Seokjin se encontraba enamorado de Hoseok por ese entonces y no había dejado de estarlo. El castaño trató de ponerse en su lugar, y llegó a la conclusión de que como mínimo, se sentiría extraño ante una noticia de ese nivel.

Pero, de nuevo, Namjoon se dijo a sí mismo que tratar de entender al pelinegro era en vano, porque muy probablemente, los motivos de su actuar estuviesen a millas de distancia de lo que cualquier persona ordinaria llegaría pensar.

- Gracias Jinnie - Respondió el otro, deslizando una mano por encima de la mesa hasta alcanzar una de las del doctor y apretarla con suavidad - De verdad. Toma, tu invitación - Le dio el sobre con el que antes mantenía sus dedos ocupados, y Jin lo tomó de manera automática, aun en trance.

- Dios mío. Tú, casándote - Murmuró, y tal parecía que no podía creérselo - No, espera, tú siempre has querido una familia. Lo verdaderamente impresionante aquí es Yoongi queriendo casarse - Hobi rió por lo bajo.

- Supongo que lo conquisté con mis encantos - Remató la frase coqueta con un guiño - Además, Yoongi es mucho más suave de lo que deja ver.
- ¿Seguro que no lo has amenazado con algo? ¿Lo hiciste ceder mientras estaba bajo los efectos de algún psicofármaco? ¿Ha perdido una apuesta?

- ¡No! – Gritó divertido/ofendido, y soltó la extremidad de Jin, cruzándose de brazos tras ello - Mira, para que te enteres, Yoongi está babeando por mí. Vamos a ser muy felices. Tendremos una vida preciosa juntos, con una casa con valla blanca, dos gemelas y un perrito llamado Leopoldo - El castaño estaba seguro de que, por el tono de voz y los gestos exagerados con los que soltó toda la perorata, Hoseok se hallaba intentando ser gracioso. No obstante, y para su sorpresa, dichos intentos fallaron, porque Seokjin ni siquiera sonrió. Todo lo contrario, arrugó el entrecejo y se alejó del escritorio deslizando la silla hacia atrás, para luego ponerse de pie y comenzar a mirar a cualquier lado del cuarto, menos al propio chico del que antes no se quería ni separar.

- Uhm… Sí, estoy seguro de que seréis muy felices juntos. Ya lo sois, de hecho. ¿No es así?

- Sí, lo somos - Hobi contestó algo desentendido por la severidad en la manera de hablar contraria. Para ser un hombre que se la pasaba saltando y chillando con una energía inquietante, resultaba un pelín preocupante la parsimonia y rigidez con la que Kim se encontraba hablando, y ese detalle tuvo tanta influencia en Hoseok como en Namjoon, pues este último se sintió inesperadamente nervioso, aunque no sabía siquiera el porqué.

Por ende, debido a la inquietud, volvió a rellenar su ya vacío recipiente con agua del filtro. A ese ritmo probablemente tendría que hacer una visita rápida al baño.

- Y me imagino que no puedes esperar para estar legalmente unidos, ¿me equivoco?

- No, no lo haces… Jinnie, ¿estás bien?

- ¿Yo? Perfectamente - Sus comisuras se alzaron en una sonrisa torcida, pero a diferencia de antes, el más alto la percibió rígida, forzada. Falsa - Estoy extremadamente feliz por vosotros, Hobi. Mucho más sabiendo lo que se siente estar a punto de llevar a cabo algo tan importante y significativo. La emoción, los nervios, las ganas de hacer oficialmente tuya a la persona que amas.

- Jin, ¿qué quieres decir? - El chico ladeó la cabeza, cada segundo más perdido que el anterior. Y Nam le acompañaba en el sentimiento, porque definitivamente no entendía ni una palabra de lo que salía de los labios ajenos.

El profesional guardó desinteresadamente uno de sus puños en el bolsillo de su bata, y miró a las uñas de su otra mano hallándoles un interés que claramente no poseían.

- Hobi, no eres el único que ha rehecho su vida, ¿sabes? Aunque, siendo sinceros, de los dos siempre creí que el primero en pisar el altar serías tú. Pero, vaya, parece que me adelanté un poco. Qué cosas, ¿no?

Ahora, quien parecía tener los ojos a nada de abandonar sus cuencas oculares era Hoseok.

- Espera, tú… Joder, Seokjin, ¿no me digas que te has casado?

- ¿Qué? ¿Tan increíble parece?

Namjoon casi se ahoga con el agua.

A ver, recapitulemos: Jin, el amor platónico del joven empleado, resultó ser homosexual, o, como mínimo, bisexual. Su ex, que tenía una hermana con más frustraciones amorosas que los participantes de Doce Corazones, un hermano con un extraño gusto por visitar cementerios en plena madrugada y quien realmente parecía marido del médico, había venido a visitarlo, y después de una buena dosis de frotamientos mutuos, el tipo le comunicó casualmente que estaba a punto de casarse, es decir, que realmente tendría otro marido. Luego, para rematar, Seokjin soltaba así, de la nada, que también estaba casado.

A lo mejor los champiñones que le había servido Jungkook durante el almuerzo no eran champiñones después de todo, sino más bien “setas mágicas”.

Pero Namjoon tosió, tosió, y tosió hasta casi perder el pulmón, parpadeó varias veces asegurándose de que la presencia del extravagante individuo no era producto de su imaginación y luego, quedó tipo: WTF? ¿Esto es real?

Y sí, era real.

- No entiendo… - Murmuró Hoseok, ignorando olímpicamente lo que le sucedía al más alto - ¿Me estás diciendo que te casaste? - Preguntó, sin embargo, no buscaba con ello que le respondieran - Pero, ¿cómo? ¿Cuándo? Jinnie, no estarás bromeando, ¿verdad?

- ¿Te parece que lo hago? - Cuestionó alzando una ceja - Yo… Uhm, digamos que no se lo he dicho a mucha gente. Sabes que aquí en el hospital nunca se para, y apenas tengo tiempo para respirar. Fue algo íntimo, privado. Solo una ceremonia entre nosotros dos, nada del otro mundo.

- ¿En serio? - Hobi lucía sorprendido, no obstante, tal sorpresa duró apenas unos segundos, pues esta dio paso a la desconfianza, y posteriormente, a la burla - Nah, no te creo. Me estás tomando el pelo, Seokjin.

- No, no lo hago - Refunfuñó.

- Vale, a ver si lo entiendo, ¿me estás diciendo que te casaste, aún cuando siempre te has negado al compromiso, y ni siquiera te molestaste en decírmelo a mí, que soy tu mejor amigo? ¿Cómo puede ser?

- Ya te lo he dicho, fue algo rápido y privado. Olvidé contártelo - Expresó, pero la inseguridad salía por cada uno de sus poros. De repente, Namjoon no estaba tan seguro de cuán verídica era su noticia.

- Claro, me has contado todas las jodidas temporadas de Corazón Herido y la vida de un tal Edmundo, pero olvidaste decirme lo de tu matrimonio - Resopló, riendo por lo bajo - Venga ya, Jinnie, eres pésimo mintiendo.

- No estoy mintiendo.

- Ah, ¿no? - Inquirió con cinismo, a nada de carcajaearse - ¿Y quién es este repentino sujeto misterioso que nadie conoce, pero del que dices haberte enamorado? ¿Quién es, Jinnie? ¿Eh?

Seokjin se mantuvo serio, respiró con pesadez y por un segundo, el moreno notó una especie de batalla que se libraba en sus ojos. Lucía indeciso y dubitativo, sin embargo, todo aquello fue sustituido por determinación cuando el invitado comenzó a reír en alto.

Por un fuego que Namjoon nunca antes había visto.

-Tú lo tienes jodidamente delante.

Y si el castaño creía que ya lo había visto todo y que no había manera de que las cosas se tornaran aún más descabelladas, comprobó por milésima vez en los últimos dos años que, con su jefe, nada podía darse por hecho.

Porque de un momento a otro, y sin saber bien de qué manera sucedió, su vaso de se hallaba en el suelo, el agua le había salpicado los pantalones y un puño apretaba con fuerza parte de la tela de su camisa.

Oh, y, mucho más importante, unos labios suaves, sonrosados y gruesos hacían contacto directo con los suyos.

Kim Seokjin lo estaba besando.

Y Namjoon jodidamente no lo entendía.

Jodidamente no lo esperaba.

Jodidamente ni siquiera lo imaginaba.

Pero a él jodidamente le estaba gustando.

Holaaaaaaaa

Estoy como zombie publicando esto, el sueño me mata. (Excuseeeeee me i'm Walking like zombieeee Staneen a Monsta X ptm 👺🔨)

Espero que os haya gustado. Bien lokillo el Seokjin XD Metiéndole la lengua hasta el intestino a Namjoon.

Pista: Jin no está celoso de Hobi, ni está enamorado de Hobi.

Solo aclaro, Jin no es tan obvio. Aunque igual a alguien le puede parecer una estupidez el motivo de todo esto. No importa, es un fic mío, así que obvio que van a haber estupideces ;-)

No me creo que actualicé esta cosa :D Jajaja si alguien lee ¡No me llames Jin! y ¿Tienes un momento?, probablemente debe haber notado el cameo de Edmundo. Y si no, me sentiré ofendida #drama

En finnnnnj me largo a dormir, perdón si es aburrido o qué se yo, hace un milenio que no escribo. Me falta práctica :c

Además, Wattpad como siempre jodiendo, y encima quedó súper largo. El sueño no me deja ver todos los errores, pero me apuesto que está lleno. Lo siento, de verdad, trataré de mejorar.

Besuskis wapuskis

Se me cuidan 💙💙

Ahh y feliz año nuevooooooooo

Pd: Hace un siglo tengo la portada divina esta pero como no había actualizado, no pude dar los agradecimientos como dios manda, así que zenkyu a etternaly diosita, como siempre te pasaste mailob 💚

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