El agua seguía cayendo.

Las cosas de vidrio y cerámica caían al piso y se rompían.

La ropa creaba un camino que guiaba hasta una habitación.

-M-mierda....-El pelinegro cubría su rostro con sus manos-No hagas eso...-Miró al rubio.

-¿Hacer que...?-Lamia la piel pálida.

-Haaa...-Aparto una mano de su rostro y la dirigió a la cabellera rubia de Zeke-Te dije... Que dejes eso... No necesito que hagas eso...-le tironeaba el cabello.

-Mmh...-Se acercó al rostro de Nile-No te gusta... ¿Eres sensible...?-Se acomodó entre las piernas del más bajo.

-N-no... -Cerro sus ojos con fuerza al sentir los labios del rubio sobre los suyos.

De a poco abrió su boca, sintiendo la lengua de Zeke en su cavidad bucal.

Su lengua comenzó a seguir el mismo ritmo que la del rubio.

Con sus brazos rodeó el cuello de Zeke, intensificando el beso cada vez más.

Se sentía incómodo, muy húmedo.

Solo tenía su camisa, la cual estaba sin botones, mojada por completa y pegada a su piel.

Pequeñas gotas de sudor se deslizaban por su frente.

Daba pequeños respingos, al sentir como el más alto se frotaba.

-Mmh...-Gimio cuando Zeke se entretenía con su cuello, dando pequeñas mordidas y succionando dejando marcas rojizas.

Se acomodaron en la cama, Zeke ya estaba erecto, con un poco de saliva comenzó a dilatar a Nile.

-Creo que no necesitas mucho...-Le susurro mientras sus dedos se movían.

-C-callate y métela...-

Nile pensó en lo que había dicho, se arrepintió de inmediato, al sentir como el rubio comenzó a introducirse y de una embestida entro por completo.

Un fuerte gemido de dolor salió de los labios del pelinegro, pero rápidamente fue sofocado por intensos besos.

Los movimientos de cadera no se dejaron esperar.