Capítulo Único

              En la gran habitación de paredes marrón claro, se escuchaba el ruido de la desesperación, un lamento que comenzaba con suplicas y terminaba en gemidos de dolor. El cuerpo que yacía atado a la camilla, un rompecabezas de carne y hueso, era un testimonio de la condición humana. Junto a él, las herramientas de la creación y la destrucción se encontraban dispuestas sobre una mesa de madera, como si esperaran la mano del artista que daría vida a la muerte.

Las luces del techo parpadeaban como los ojos de un moribundo, y la respiración del cuerpo era el único esfuerzo por sobrevivir en un mundo que parecía haberlo abandonado. Y sin embargo, en medio de tanta desesperación, se encontraba un ser que proclamaba ser inmortal, un ser que había dedicado su vida a buscar la eternidad, sin importarle el costo.

Pero, ¿por qué desear la inmortalidad si no se tiene nada que apreciar, nada que amar, nada que vivir? La regla es simple: se vive porque se busca vivir más, y así es como la vida eterna pierde su significado. Dios no concede la eternidad a quien no tiene motivos para obtenerla, nadie puede estar en vano, nadie debe proclamar lo que no merece.

Y así, el joven Jungkook, que no había vivido más de treinta años, había dedicado su vida a buscar la inmortalidad, sin importarle el costo. No había vivido, solo había existido, y su error había sido no vivir. Pero cuando encontró lo que parecía ser su último recurso, lo tomó, porque la última oportunidad es la que nos hace tomar decisiones desesperadas.

La puerta se abrió en silencio, y el cuerpo del moribundo no fue capaz de escuchar ninguna señal, hasta que escuchó el sonido de la silla que se encontraba a su lado siendo tirada. Y entonces, reconoció el perfume a vainilla del escultor, el creador de su inmortalidad. El escultor que había logrado la inmortalidad a través del arte, de esculturas exactas de cada cuerpo de cada hombre o mujer que le había proclamado desear la vida eterna.

Pero, ¿cómo lograba el escultor una obra tan perfecta y similar a la de sus clientes? Simples, estudiaba al ser, por partes. Y así, la curiosidad debería haber invadido a Jungkook, pero no lo hizo, porque solo pensaba en su deseada inmortalidad, y no tenía tiempo para nada más. Y así, se convirtió en una de las obras del escultor, una escultura de carne y hueso, un testimonio de la condición humana.

El rostro del pelinegro se reflejaba en los ojos de Taehyung, como un espejo que refleja la muerte. Sus largos dedos acariciaban la frente del moribundo con cariño, como si estuviera bendiciéndolo, y las gotas de sudor y desesperación que caían de su frente parecían revivir una parte de su mente, una que se daba cuenta de que esto no era más que morir. Pero no, sus ojos se inundaban con una mezcla de lágrimas y sangre, su rostro era como una pieza remojada en una sustancia química rara, resultado de la mezcla de sudor, sangre y lágrimas.

Su pelo negro hacía un contraste hermoso con su piel blanca y el rojo de la sangre que escurre desde alguna parte de su cabeza, no reconocía con exactitud todas las partes que le dolían. Ha oído hablar que no hay muerte más gloriosa que una que sea dolorosa, y ahora lo entendía. El dolor era el precio que se pagaba por la vida, y la muerte era el precio que se pagaba por la eternidad.

ーLucifer, mira aquí sobre mi camilla lo que tengo en manos, un cuerpo más, un hombre más, que proclama sus deseos de eternidad.ー dijo Taehyung, con una sonrisa que parecía burlarse de la muerte. Los ojos del castaño se desvían del rostro del pelinegro y miran su cuerpo, sus piernas lejos, más lejos de lo normal, al lado de estas sus esculturas exactas, aún le falta abrirlas y poner las originales dentro. Pero siempre prefiere dejar esa parte por último, a Taehyung le gusta más la idea de tener todas las partes listas para poder nuevamente unirlas, de una vez.

ーPobre moribundo.ー dice Taehyung, con una voz que parecía llena de compasión, pero que en realidad era solo una burla. El pelinegro apenas respira, y su cuerpo es solo un juguete para Taehyung, un juguete que pronto será una obra de arte, una escultura exacta de la muerte. Y así, Taehyung se inclina sobre el cuerpo del moribundo, y comienza a trabajar.

El silencio de la habitación, antes ocupado por gemidos y susurros, ahora era interrumpido por los ruidos que realizaba Taehyung al trabajar en su creación. Cada pieza era una exactitud perfecta de cada músculo, cada tendón, cada vena. Mientras se acercaba a la inmortalidad, Jungkook podía escuchar los susurros de otros inmortales, cada escultura que había visto parecía decirle que renegara, que se negara a seguir este proceso hacia la eternidad.

Cada ser inmortal parecía susurrarle que no siguiera con la idea de vivir eternamente, le decían que no era como él esperaba, como soñaba, como deseaba y como se le había proclamado desde niño. Pero Jungkook tenía algo en claro, y era que un vampiro nunca querría hacerte vampiro, pero él viviría como uno eternamente. Y era la hipocresía de los que lo tenían todo, los que lo tenían todo nunca querrían darte ni una pizca.

Por eso, los susurros no lo llevaban ni siquiera a dudar de cuáles eran sus deseos, porque los deseos de casi treinta años nunca se dejarían de lado, un hombre tiene en claro cuáles son sus intereses. Jungkook había tenido muchos intereses durante su vida, como tener un auto, una mansión o un reloj. Pero cualquier hombre, todo hombre, tiene un interés que nunca se perderá, que nunca cambiará. Un interés por el cual es capaz de perder la paz, el hogar, la familia, un interés por el cual es capaz de todo, un interés que se mantiene firme e indudable durante toda su vida, tal vez hasta que lo logre.

Y ese interés se interpone sobre todo, es capaz de dejar todo otro interés solo por ese único, porque es lo único que realmente lo hace vivir. ¿Y los demás intereses? No son nada más que pequeños sostenes a la vida. Ese interés, el de Jungkook, siempre había sido la inmortalidad. Era el fuego que ardía en su interior, el motor que lo impulsaba a seguir adelante, el objetivo que lo hacía vivir. Y ahora, estaba a punto de alcanzarlo, estaba a punto de convertirse en lo que siempre había deseado ser: inmortal.

Taehyung, el escultor, sonreía mientras trabajaba, sabiendo que pronto tendría otra obra maestra en su colección, otra escultura exacta de la muerte. Y Jungkook, el moribundo, se aferraba a su deseo, se aferraba a la inmortalidad, sin importarle el costo, sin importarle el dolor, sin importarle nada más que alcanzar su objetivo. La eternidad lo esperaba, y él estaba listo para recibirla.

Los pequeños suspiros que escapaban de su pecho hacían que su torso se moviera apenas, como si el alma misma estuviera luchando por escapar de su prisión de carne. Su cabeza, ya inmóvil, no necesitaba ya de las ataduras que la sujetaban a la camilla, su cuerpo había alcanzado un estado de quietud que parecía almostática. La sangre que fluía de sus heridas se deslizaba sobre el piso de cerámicos caros, como si fuera un río de vida que se escapaba de su cuerpo.

El escultor, Taehyung, se alejó un poco de la camilla y tomó una pequeña daga, su mano izquierda, con dedos largos y sucios de tierra y sangre, cerró sobre el mango del cuchillo afilado. La punta de la daga recorrió su palma con lentitud, desde su pulgar hasta su meñique, y luego volvió a hacer el recorrido en línea recta, desde su dedo índice hasta el final de su palma, junto a su muñeca. Era un gesto almostático, como si estuviera realizando un ritual antiguo y olvidado.

Y así habló el discípulo de Lucifer, con una voz que parecía venir de las profundidades del infierno: 'Tú, ser de irreal belleza, que con tu simple muerte creas arte y maravillas. Te prometo vida eterna a través de esta obra, escrita con mi propia sangre. He aquí un ser inmortal que se levanta sobre los talones de un cadáver hórrido y podrido'. Las palabras parecían tener un poder hipnótico, como si estuvieran llamando al alma de Jungkook a salir de su cuerpo y unirse a la eternidad.

El último suspiro de Jungkook fue solo el inicio de un nuevo inicio, un nuevo comienzo en la eternidad. Y así, Taehyung, el escultor, se convirtió en su creador, el que le había dado la vida eterna. El cuerpo de Jungkook, ahora inmortal, se levantó de la camilla, como si hubiera sido resucitado por la mano de Dios mismo. Y Taehyung, sonriendo, lo miró con orgullo, como si hubiera creado una obra maestra, una obra de arte que superaba a todas las demás. La inmortalidad había sido concedida, y Jungkook se había convertido en un ser eterno, un ser que viviría para siempre, sin fin ni límite.

             La nueva obra de Lucifer se ha levantado sobre los talones de un cuerpo mortal y moribundo.

¿Lo tomamos cómo especial de navidad? Feliz navidad. 🫶🏻

Es cortito, pero quería darles algo, estoy con bastante problemas y bueno, si quieren conversar tengo mi tablero o mi ig. Estoy leyendo Dostoyevski y me surgió esto, comenten, por favor. 😭

No sean de esos lectores fantasmas. 🔪

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