C24: Una noche larga.
—¿De qué demonios estás hablando?—preguntó Sammirya completamente confundida.
—No te hagas la estúpida, sé perfectamente bien que tú ayudabas a los chicos a enviarme cartas pero todo lo que hacías era deshacerte de ellas para asegurarte que nunca me llegasen—la acusó.
—¿No es obvio que si nunca recibiste cartas fue porque realmente nunca te escribieron?—cuestionó la chica cruzándose de brazos.—Deja de ser tan tonta y acepta la realidad. No recibiste cartas por parte de ellos porque nunca te escribieron, porque en realidad agradecían a Dios el hecho de que te fueses de sus vidas...
—Sabes que eso no es cierto...—respondió la pelinegra.
—Claro que es cierto...—negó—pero que vas a saber tú de eso si todo lo que haces es arruinar todo...volviste, Isabella y sólo lo hiciste para que la relación de Zabdiel y Richard se fuese a la mierda cuando te metiste en medio de los dos...volviste tú y su amistad terminó...—rio—gracias a Dios Zabdiel ha estado escuchándome a mí y no a ti...
—¿Qué...?—susurró.—¿Tú estuviste metiéndole esas ideas estúpidas a Zabdiel?—negó—eres una mala persona, Sammirya. Siempre lo supe pero el día de hoy lo confirmé...
—¿Ideas estúpidas?—cuestionó la chica.—Nunca le he metido ideas estúpidas a Zabdiel a la cabeza...sólo me dediqué a escucharlo, a entenderlo porque a diferencia de ti a mi si me importa lo que siente o dice...
—¿Y por eso jamás enviaste las cartas que yo mes con mes le enviaba a Isabella, no?—cuestionó el chico acercándose a ellas.—¿Por qué haces esto, Sam...? ¿Por qué lo hiciste...? Siempre te consideré una buena persona y todos estos años te quise porque suponía que eras la única persona que verdaderamente entendía lo que yo sentía pero en el fondo nunca te importó eso...siempre estuviste engañándome...
—Eso no es cierto, nunca te engañé...—replicó ella.—Estaba completamente cansada que tú no dejaras de hablar de ella ¿Qué no lo entiendes? En cada maldita conversación siempre ella estaba presente...cada maldito minuto del día tú estabas hablando de ella, de cuanto la extrañabas...de lo que harían cuando ella volviese...—le gritó furiosamente.
—Es mi hermana y la echaba de menos...—replicó Zabdiel.
—Pero el colmo de todo fue cuando Richard me rechazó...siempre supe que Richard algún día sería mi novio, siempre intenté que él me notara pero nunca nada de lo que yo hice funcionó...porque siempre estabas tù...—agregó señalándola con su dedo índice.
—¿De qué demonios estás hablando ahora...?—cuestionó Isabella.
—Yo quería estar con Richard, él y yo éramos la parejas perfecta pero e'l siempre te prefirió a ti...—susurró—siempre hablaba de ti y lloraba porque te echaba de menos...nunca se dio cuenta que yo estaba ahí incluso cuando estaba a su lado...nunca me notó porque todo lo que podía ver era a ti...
—Esa no era mi culpa, por Dios...—replicó ella.
—Por eso, Isabella...me hubiese gustado que nunca volvieses de España, que te quedaras allá para siempre y nunca más saber de ti...eso hubiese sido lo mejor para todos pero como siempre tenías que arruinarlo y volver...—masculló sin dejar de mirarla.—¿Sabes lo que significa tener que vivir bajo la sombra de alguien? ¿Ser un cero a la izquierda y sentir que no tienes el valor suficiente como para que los miembros de tu propia familia te tomen en cuenta?—Isabella suspiró.
—Nunca te hice nada...
—Me robaste el amor de mi abuelo, me robaste la atención y el cariño de Zabdiel y me robaste a Richard...
—Yo no te robé nada—replicó de nueva cuenta—Eres una loca desquiciada que no piensa en otra cosa más que en ser el centro de atención, si eso es lo que según tú yo te robé, entonces te lo regaló...re regaló toda la atención que según tú ellos me dan...—estalló.—Estoy tan cansada de siempre tener que pelear por algo que no puedo más...quieres mi vida, te la regalo, Sammirya...verás que es una mierda y ni siquiera es tan buena como piensas que es...
—Quiero a Richard—anunció.
—¿Por qué sigues empeñada en querer estar al lado de alguien que no te ama?—cuestionó Zabdiel.—Richard ama a Isabella...la ha amado desde que la conoció y tú misma lo acabas de decir...él no ve más allá de ella... ¿entonces por qué te empeñas en seguir aferrada a él...?
—Porque estoy completamente segura que él se puede enamorar de mi....—murmuró.
—No te engañes...tú sabes perfectamente bien que las cosas no funcionan así...
—¿Isabella...?—la llamó Richard acercándose a ellos. Ella lo observó un momento dándose cuenta de la presencia de Joel, Christopher, Jimenna y Erick.—¿Qué es lo que pasa?
—Llegas justo a tiempo...—le dijo Sammirya.
—¿Qué...?
—Sammirya...—la llamó Jimenna dando un paso al frente.—Ven, hablemos...
—No necesito a una estúpida psicóloga—replicó.
—No voy a psicoanalizarte—respondió de inmediato.—Sólo...quiero charlar contigo, eso es todo...escucha...
—No quiero escuchar nada que venga de cualquier persona que tenga algo que ver con ella...—demandó señalando a Isabella.—¿No lo entiendes? La odio con todas mis fuerzas...
—No la odias...—susurró Jim mirándola fijamente.—Estás molesta pero en realidad no es con Isabella...tú lo sabes, estás molesta contigo misma y querer hacerla pagar a ella es una manera de lidiar con ello...
—Que no me psicoanalices—reclamó.
—Dime en donde están mis cartas...—exigió Isabella.
—Si quieres tus estúpidas cartas entonces tendrás que ir a buscarlas—se burló.
—Sammirya...por favor...—murmuró la chica.—Para mí son importantes...dime dónde demonios están...
—No sabes cuantas veces soñé con el día en el que tú...la gran Isabella... —rio—la estúpida de Isabella me suplicaras por algo...no sabes que bien se siente...
—Deja de parecer una loca—replicó.—Son mías y no tienes derecho a tenerlas...
—Vamos a hacer una cosa, Isabella...si tanto quieres las estúpidas cartas entonces hagamos un trato...—anunció sonriéndole.—Te digo en donde están y a cambio, me dejas el camino libre con Richard...
—¡Estás loca!—decidió Richard.—Entiéndelo, yo no te amo...
—Puedes amarme y lo vas a hacer...
—Isabella...no lo hagas—murmuró Zabdiel.—No tiene importancia, eran cosas de niños...lo que tienes con Richard es real...—le explicó su hermano.
—No son cosas de niños, Zab...no entiendes que para mí eso es muy importante...significa mucho más que una simple carta...—respondió en voz baja.
—Isa...
—De acuerdo—soltó.
—Isabella...—susurró Richard dando un paso al frente.
—Termina con él—demandó.—quiero escuchar que lo hagas...—le ordenó.
—Isabella, no...no vale la pena...—murmuró Jimenna.—No puedes renunciar a Richard sólo porque está loca quiere que lo hagas...
—Te estoy esperando, primita...
Ella cerró sus ojos un momento y contó mentalmente hasta diez. Por años había visto un sinfín de películas en donde los protagonistas cuando estaban en una situación complicada de riesgo encontraban una solución rápida y eficaz en diez segundos. Pero ese no era el caso porque ella no encontraba ninguna solución rápida y mucho menos eficaz.
Se giró lentamente para mirarlo y sintió su corazón destrozarse contemplándolo a los ojos. Richard parecía tan desorientado y ella no soportaba verlo así. Se le hacía un nudo en la garganta pero tenía que hacerlo. Después encontraría la manera de arreglarlo.
—Richard...
—¿Qué es lo que haces...?—cuestionó él en voz baja.
—Terminamos...
—¿Qué? ¡No! ¿No te das cuenta que ella sólo quiere humillarte? No la dejes, por favor...lo que nosotros tenemos es mucho más que esto...—le reprochó el rubio pareciendo completamente desesperado.—Isabella, por favor...
—Terminamos, Richard...
(...)
—¿A dónde creen que van a ir ustedes dos?—cuestionó Sammirya en dirección a Joel y Christopher.
—Ni en sueños dejaremos que vaya sola—respondió Christopher lanzándole una mirada fulminante.
—Son tan valientes, chicos...que me dan mucha ternura...—se burló.—Como quieran, si quieren morir los tres juntos me da lo mismo...
—Eres una demente...—resopló Joel.
—Me da exactamente lo mismo...—les dijo con media sonrisa.—Lo que quería ya lo tengo así que lo que hagan de ahora en adelante no es mi asunto—anunció encogiéndose de hombros.
—Hiciste que Isabella terminara con Richard pero de todas maneras él no va a estar nunca contigo...¿no te das cuenta de eso? Si no estuvo contigo antes ahora que te conoce mucho menos lo estará...
Christopher llevó sus ojos hasta Isabella que permanecía en silencio y negó un poco. Esa no se parecía para nada a la Isabella fuerte, valiente y decidida que él conocía. Parecía algo frágil y demasiado perturbada.
—Pues puede que no esté conmigo pero tampoco estará con ella y eso es más que suficiente para mí...
(...)
—¿Qué es lo que estamos haciendo aquí?—cuestionó Isabella apenas Sammirya frenó el auto.
—¿La reconoces...?—cuestionó la chica.
—Claro que la reconozco. Solíamos pasar aquí los veranos...
—Pues adentro están tus estúpidas cartas—respondió.—Así que bájate de una vez y ve por ellas, estúpida niñita...
Isabella tiró de la manija de la puerta y ella la detuvo.—Espero no volver a verte nunca más...si sabes lo que te conviene es mejor que cuando vuelvas a casa, en caso de que alguna vez vuelvas, quiero decir regreses a tu internado que es de donde nunca jamás tuviste que haber salido...—hizo una pausa—¿algún mensaje para Richard....?
—Jodete, Sammirya...
—Estás loca...—respondió zafándose del agarre de su prima.
—¿Y a penas te das cuenta que está loca?—cuestionó Joel acercándose a ella.—Pero tú estás más loca por todo lo que hiciste, eres una demente...
—Pero tienes agallas—la elogió Christopher—Y eres noble y valiente...
—No soy valiente...por recuperar algo del pasado terminé con Richard...—Joel negó.
—No creo que se lo haya tomado en serio tomando en cuenta que la loca de Sammirya estaba presionándote...—susurró el pelinegro.
—Ya se me ocurrirá algo para remediar las cosas con él...
—Entremos antes de que esa loca vuelva...o un animal salvaje nos ataque aquí en medio de la noche...—pidió Christopher.
Avanzaron en silencio los tres. Isabella conocía la casa. O al menos la recordaba un poco. Tenía buenos recuerdos, si pero ya ni siquiera eran demasiado nítidos..
—¿Tienen su celular con ustedes...? El mío se quedó en mi tienda de campaña...—susurró Isabella.
—Yo tengo mi celular...¿a quién vas a llamar?—cuestionó. Isabella negó.
—Aquí no hay señal. Tengo la viva imagen de mi padre molesto por no tener recepción cada vez que las vacaciones llegaban y veníamos aquí...—le explicó.—quiero la linterna...
—Sin señal...—susurró Joel.—Era de esperarse...
Christopher no respondió. Le pasó su celular a la chica y soltó un gemido de sorpresa cuando descubrió el espacio vacío delante de ellos.
—Está vacía...—anunció Christopher cuando entraron a lo que se suponía que tener la sala.
—Oh, joder...la loca de Sammirya la saqueó o de plano esto tiene mucho tiempo así...—susurró Joel.
Isabella barrió la habitación con su mirada y soltó un gemido cuando encontró una caja sellada en una esquina. Avanzó hasta ella y la abrió con manos temblorosas. Lo primero que vio fue un sobre color azul cielo con una desprolija letra en tinta azul.
—Son las cartas...—susurró ella poniéndose de rodillas delante de la caja.
—¿Por qué son tan importantes para ti esas cartas, Isabella...?—cuestionó Christopher.
—Porque significa recuperar una parte esencial de mi vida...
Joel suspiró.—Ya tenemos las cartas...—susurró.—ahora tenemos que pensar cómo diablos vamos a salir de aquí...
—En el bosque hay animales—anunció Isabella.
—¿Qué?—chilló Christopher pareciendo completamente asustado—¿estás bromeando, cierto...?—ella negó.
—Joder...
—Es mejor que se pongan cómodos, chicos...nos espera noche larga...muy larga...
_ _ _ _ _
¿QUÉ FREGADOS HICISTEEEEE, ISABELLA? AH. Se alteraba jaja.
Love, Gloria, xx.
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