C18: Amor de niños.
—Esto es muy incómodo...—susurró Erick apartando la mirada nerviosamente.
—Zabdiel...no puedo ocultarlo más...—murmuró el rubio pasando su mano derecha por su cabello en un acto de puro nerviosismo—me siento el peor amigo sobre la faz de Tierra pero de verdad...no puedo evitarlo...—le explicó. —sé que estoy rompiendo nuestras reglas de amistad pero tú mejor que nadie sabes que en el corazón no se manda...
—¿Desde cuándo estás enamorado de mi hermana?—cuestionó el chico con molestia.
—Desde que tenemos ocho años...—confesó.—Era un amor de niños, cuando tus padres la enviaron a España al internado pensé que se terminaría, sufría porque no la tenía cerca y la echaba mucho de menos...hasta que finalmente pensé que la había superado pero ahora que ha vuelto...—negó.—ahora que ha vuelto realmente me doy cuenta que nunca dejé de quererla...
—Se suponía que las hermanas eran sagradas, Richard...—se quejó Zabdiel.—Todo este tiempo fui un maldito estúpido que pensó que ustedes se odiaban cuando en realidad tú...—suspiró—¿sabes lo que puede llegar a pasar cuando un chico se enamora de la hermana de su mejor amigo?—cuestionó.—Todo se va a la mierda cuando su relación termina...no sólo termina una relación amorosa, también termina la de amistad... ¿es que no lo entiendes...?
—Por Dios, Zabdiel...te estás adelantando a muchas cosas—le espetó Richard—Ni siquiera he comenzado mi relación con Isabella y tú ya estás pensando en lo que pasará después...
—¡Maldita sea!—susurró afligido.
—Yo no quiero lastimar a Isabella, Zabdiel—murmuró—Yo sólo quiero estar con ella sin tener que escondernos de nadie y perdón por lo que voy a decir, mejor amigo pero ella es lo suficientemente grande como para decidir si de verdad quiere estar conmigo o no...—Zabdiel lo observó de nueva cuenta con la mandíbula apretada—realmente no necesitamos tu permiso...
—No hagas esto, Richard...
—No—masculló Richard.—No hagas esto tú, Zabdiel...no me hagas escoger entre ustedes dos porque los dos son completamente importantes para mí, tú eres mi mejor amigo y lo has sido desde que somos unos niños...y el amor que siento por Isabella es verdadero y te prometo que por nada en el mundo pienso renunciar a ella...
—¿Qué significa eso exactamente?—musitó Zabdiel sin abandonar su postura.
—Significa, Zabdiel...que ni tú ni nadie va a poder hacer que yo me aleje de Isabella...eso es lo que significa...
(...)
—¿Qué tan discuten esos dos?—preguntó Jimenna en voz baja sin apartar su mirada de su novio y de Richard que parecían estar inmersos en una calurosa discusión.
—Tal vez están peleando de nueva cuenta por sus estudios equipos de fútbol, eso es muy típico de los hombres—comentó Isabella cruzándose de brazos—O probablemente están ideando una buena manera de hacer que todos los novatos en el equipo de la escuela sufran...ya sabes que mi hermano y Richard pueden llegar a ser bastante idiotas cuando se lo proponen...
—No es asustarte, Chris—se burló Joel—Pero el año pasado hicieron que Derek saltara desde lo alto de la cascada en el lago Spot y el agua estaba casi congelándose...la mayoría de los novatos se arrepintieron y los pocos que lo hicieron casi terminaron en el hospital siendo atendidos de emergencia por pulmonía...—le explicó el muchacho.
Los ojos marrones de Christopher se abrieron con sorpresa y soltó un largo suspiro. Si bien, él sabía que no era del agrado de Richard...lo que aun lograba entender era el porqué. Con Zabdiel las cosas estaban bien, hablaban lo necesario y listo. ¿En verdad iban a ser tan crueles como para hacerlo saltar a un lago a punto de congelarse?
—¿Aquí no hay lagos, cierto?—cuestionó rascándose la nuca.
Isabella se echó a reír.—Está a un quinientos metros en aquella dirección—anunció señalando a la derecha—pero no te preocupes porque estamos en verano y es poco probable que el agua este fría...
—¿Eso es un consuelo?—preguntó Christopher anonado. Ella rio de nueva cuenta e intercambió una mirada indescifrable –por los menos para él- con Jimenna.
—No. El consuelo es que aquí no hay cascada para saltar...—sonrió.
—¿Y ahora que...?—susurró Joel. Tres pares de miradas curiosas se posaron en dirección a donde el chico veía para encontrar a Zabdiel caminando con paso apresurado hasta ellos. Los ignoró por completo cuando finalmente los alcanzó e Isabella negó.
—Creo que está en sus días...—comentó graciosamente.
—Ya vuelvo...—anunció Jim.—Joel y Chris, creo que sería bueno que comenzaran a armar su tienda de campaña...y por favor, Isa...comienza con la nuestra, no tardo...—pidió comenzando a caminar para ir en busca de su novio.
—De acuerdo, jefa...—musitó Isabella entornando los ojos.
—¿Es preferible compartir tienda con ella o con Sam?—se burló Joel.
—¿Tú que crees...?
(...)
—La verdad es que yo creo que si recolectas ramas que no tengan hojas verdes la fogata prenderá mejor...—comentó una voz a sus espaldas. Isabella dio un respingo y se giró de inmediato para encontrarse con Richard que la observaba con una pequeña sonrisa en los labios.—Hola...
—Hola...—saludó ella. Él no lo pensó un segundo más, se acercó hasta ella tomándola por la cintura para dejar un largo beso sobre su labios.—¿Qué haces? Pueden vernos...—susurró. Él rio.
—Eso no importa ahora...y tampoco tiene porque importarnos ¿sabes?—murmuró.
—¿Pero qué pasa con Zab...?—negó—espera un momento...hace un rato te vi...discutiendo con mi hermano, o por lo menos eso parecía que estaba haciendo...después él parecía completamente furaco y ahora justamente tú vienes a decirme que no importa si alguien no ve...—suspiró.—¿Qué fue lo que pasó entre ustedes? Y quiero la verdad...
—Estaba charlando con Erick sobre ti y accidentalmente Zabdiel nos escuchó...así que no me quedó de otra que decirle toda la verdad...—susurró.
—¿Qué?
—Está completamente molesto conmigo pero de verdad, Isa...siento que me he sacado un gran peso de encima y ahora miro todo desde otra perspectiva...—inquirió.—Y por si fuese poco, ya no tenemos que escondernos para poder querernos ¿no es eso increíble?—cuestionó.
—Es completamente increíble—coincidió ella.—Pero la verdad, Richard...es que no quería que ustedes se disgustaran por mi culpa...son amigos y han sido mejores amigos toda su vida, no quería ser la culpable de que esto pasara pero creo que al final de cuentas pasó y yo soy la culpable de eso...—él negó de inmediato.
—Tú no eres la culpable de nada, cariño...—rio—Bien, en realidad si eres la culpable de algo...eres la culpable de que yo sienta un montón de cosas que nunca sentí y que sea romántico por tu culpa...—ella rio en voz baja y negó.—pero si te hace sentir mejor, te prometo que trataré de hablar con Zabdiel...y de arreglar todo...después de todo, no puedo pasarme la vida entera peleado con el hermano de mi novia y con mi mejor amigo...—murmuró mirándola a los ojos.
El corazón y la piel de Isabella temblaron de manera inmediata apenas las palabras brotaron de los labios de Richard, le ofreció una pequeña sonrisa y acarició su mejilla lentamente.—¿Qué...?
—Sé que te mereces mucho más que esto pero la verdad es que no puedo soportarlo un momento más...quiero que seas mi novia formalmente y de esa manera poderle gritar al mundo entero a la cara que eres mía, que estás a mi lado y que me haces muy feliz...—le explicó.
—¿Es mi imaginación o me acabas de pedir que sea tu novia?—cuestionó inocentemente. Él rio y se inclinó sobre ella para rosar sus labios en un pequeño beso.
—Eso es lo que estoy haciendo pero si prefieres...puedo hacerlo con palabras típicas...—musitó Richard apoyando su frente encima de la de la pelinegra.
—Me gustaría escuchar eso, señor Camacho—hilvanó ella.
Richard le ofreció una pequeña sonrisa y se puso de rodillas frente a ella sin dejar de mirarla a los ojos. Tomó su mano lentamente y la llevó a sus labios como si estuviese en cámara lenta. —Isabella De Jesús Colón...¿me harías el favor de apiadarte de mí y aceptar ser mi novia hasta que la muerte nos separe?—cuestionó. Ella se echó a reír. Tiró de su mano indicándole que se pusiera de pie y así lo hizo.
Entrelazó sus brazos por detrás del cuello de Richard y le ofreció un beso que hizo que cada partícula que conformaba el cuerpo del muchacho se estremeciera ante el toque.—Te hago el favor de ser tu novia, Richard...—susurró.
Él sonrió sobre sus labios y la volvió a besar castamente.—Te quiero...
—También te quiero, Richard...
(...)
—La verdad es que nunca se me pasó por la cabeza que Zabdiel y tú tuviesen esa especie de...reglas de amigos...—murmuró ella caminando de la mano de su nuevo novio en dirección al campamento.
—Es una ley. Se llama Ley de los mejores amigos y la verdad es que fue una tontería que se nos ocurrió cuando cumplimos quince...—le explicó él.—aunque creo que para Zab no es tan tontería...
—Es una estupidez—declaró Isabella frunciendo los labios.—En primera porque tú no tienes hermanas...—reflexionó. Richard se echó a reír y se encogió de hombros—¿Entonces las reglas eran sólo para ti...?
—Pues al menos eso es lo que creo...—murmuró.—De todas maneras, aunque me sigo sintiendo el peor amigo sobre la faz de la Tierra también me siento bien conmigo mismo porque al final de cuentas sé que vale la pena sacrificar un poco mi amistad con Zabdiel si al final de cuentas tú ya estás conmigo finalmente...—declaró.
Su novia le obsequió una amplia sonrisa y él besó su mejilla.—Me gustas...—confesó.
—También me gustas...me gustan tus ojos, nunca les había puesto demasiada atención hasta ahora...son realmente hermosos...—comentó él.—Y también me gustan labios, son demasiado suaves y la verdad es que creo que podría pasarme el día entero besándolos y no me aburría jamás...
—Demonios, Richard...—se rio la chica—eres bastante cursi...—se burló.—Pero también me encantas y también sería capaz de pasarme la vida entera besándote...—hizo una pausa—creo que podrían hacer de eso un deporte ¿no?—cuestionó llena de duda.
—¿Un deporte?
—Sí, un deporte que consista en besar a las personas que quieres...—sonrió—regularmente no soy buena en los deportes y estoy completamente segura que el deporte más extremo que hice en mi vida es subir y bajas las escaleras de mi casa pero creo que podría comenzar a practicar esto...—Richard rio.
—¿Besarme...?—ella asintió.—Bueno, no tengo problema alguno con que intentes comenzar a probar para ver si te gusta...—decidió mirándola a los ojos.
Isabella se echó a reír y se acercó hasta él para dejar un casto beso sobre sus labios permitiéndose disfrutar de la sensación de los labios de Richard. ¡Dios, los adoraba!—Creo que definitivamente podría hacer de besarte mi deporte favorito...—susurró.
—¿Es un poco raro todo esto no?—comentó él acariciando su mejilla con delicadeza.—Es decir, estar juntos después de todo...es como si el amor de niños finalmente hubiese florecido...
—Amor de niños...—murmuró la chica.—Es completamente raro, si...pero también es completamente hermoso...me encanta...
—¿Sabes a mí que me encanta?—cuestionó él con media sonrisa tirando de sus labios.
—¿Qué?
—Tú...te prometo, Isabella...que no hay nada en este mundo que me encante más que tú...
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Ellos son R I C H B E L L A, una rebelde y un dios griego. Acompáñenlos a ver su linda historia, ah. Puro amor que son estos muchachos...*iora*
En fin, espero que les haya gustado MUCHOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO el capítulo de mi Richbella...que los hayan disfrutado y así.
Un beso enorme, y buenas madrugas hasta donde sea que me los lean.
Con amor, Gloria, xxxx.
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