Es víspera de navidad, pero ni siquiera en esta celebración me hace sentirme feliz o al menos me provoca una sonrisa fingida. Siempre estoy sentada en un rincón y mis padres solo se la pasan hablando de todos los logros de mi hermana.

Cuando algún familiar por alguna casualidad pregunta por mi, mis padres ignoran la pregunta, cambian el tema o simplemente me hacen a un lado. En este año hicimos un intercambio, todos entregaron sus regalos a cada persona que les tocó, pero al finalizar nadie me entregó algún regalo.

Yo quería alzar la voz y decir que faltaba de uno, pero mi padre me miró molesto, entendí de inmediato que no quería que hablara, me quede sentada en silencio mientras veía que todos se abrazan, platicaban y disfrutaban de sus regalos.

Después de un rato me retire en silencio, baja a la planta baja mis primos suelen hacer cada año una fogata, me acerque a ellos, para tratar de conversar, cuando les dije hola, se voltearon a ver entre ellos, después de un rato una de mis primas dijo
-ya llegó la rara y si mejor nos subimos a festejar con nuestros tíos-
Después solo se marcharon, dejándome sola y mirándome con disgusto, algunos me empujaron para hacerme a un lado.

Solo los ignore ya estaba acostumbrada a ese tipo de tratos, solo me acerque a la fogata, me senté en el suelo, tomé mis audífonos y me puse a escuchar música mientras observaba el fuego, los pensamientos que siempre rondaban por mi cabeza se hacían mas fuerte, trataba de encontrar una solución para algunos de mis problemas.

Pero todos eran inútiles, mi vida no tenía sentido, estaba apunto de ponerme a llorar, en eso veo que una sombra se me acerca, al mirar asía arriba noto que es el, con su gran sonrisa se sienta a un lado mío, me abrazo y dijo que estaría toda la noche conmigo.