Grimmauld Place IV - Agosto

11 de agosto

Cedric, si estuvieras aquí... Me siento muy mal, nunca estuvo todo tan mal en mi vida. No puedo creer lo que estoy viviendo. Estoy en una pesadilla enorme de la que nunca despierto, y es como si dentro de ella nacieran nuevas pesadillas, una dentro de la otra, como una muñeca rusa.

Entiendo que me querían proteger, no sé qué están planeando en el otro bando, pero ¿por qué yo? ¿Por qué así? ¿Qué hice para que pasara esto? Me siento una basura. Sucia, humillada. Sola.

Ojalá pudieras abrazarme, decirme que todo estará bien. Que no importa lo que digan los demás. Que soy tu Leyla, pase lo que pase. Que para ti siempre brillaré más allá de lo que pase alrededor. Que me recuerdas como yo te recuerdo a ti.


12 de agosto

Ayer fue el cumpleaños de Ginny. No me animaba a salir del cuarto, pero la señora Weasley insistió en que bajara a la cocina a la pequeña celebración que hicieron. Bajé con ella y me senté a la mesa pero no quería levantar la vista. Después de un rato noté que todos actuaban de manera normal y estaban con ánimos de fiesta. Incluso mamá. No paraba de bromear con Sirius. Debo admitir que me molestó, últimamente se hace la tonta con él todo el tiempo aunque pasen cosas graves a su alrededor. Nadie habló conmigo después de lo que pasó. ¿Haremos todos como que no sucedió?

La señora Weasley nos repartió el pastel y me sonreía todo el tiempo, pero luego la vi mirando a mi mamá y parecía que le salían chispas furiosas de los ojos. Maddeline conversaba con Ginny, Tonks hacía cambiar su color de cabello todo el tiempo e hicieron algunos juegos para adivinar a qué color iba a cambiar cada vez. Todos parecían bastante animados y nadie se fijaba mucho en mí. Tenía tanto miedo de que todos me calvaran sus ojos como si todo fuera mi culpa... Pero en lugar de alivio, me sentí sola. Sola porque nadie venía a decirme que iba a estar todo bien. Aunque sea mentira.

Pero luego... Cuando salimos de la cocina, George me hizo un gesto y me quedé esperando al pie de la escalera a que todos subieran, y me dijo que lo había dejado muy sorprendido lo de mi papá y bromeó que por eso era tan buena en pociones y que debió haberlo notado. Luego me dio la mano y... juro que me quemaba el rostro. Hubo unos segundos de silencio y luego escuchamos a Tonks golpearse contra un mueble al final del pasillo y nos separamos de un salto. Me dio una bolsa de caramelos, para el ánimo. Intenté agradecerle, pero creo que nada de lo que dije se entendió, y me volví a la cama. Selene me miró cuando entré y me dijo que estaba roja, y me puse más roja y no dije nada, lo que hizo que ella se levantara riéndose y me lanzara su almohada. Maddeline dijo que no le interesaban las historias de chicos y que quería dormir y apagó la luz de golpe, así que Selene no tuvo más oportunidad de insistir, por ahora. Me guardé los dulces bajo la almohada y nadie los tocó hasta ahora.


13 de agosto

Lamento escribirte siempre lo que pasó ayer, lo que sucede es que a la noche no me siento muy bien como para escribir...

Ayer Harry tuvo su audiencia en el Ministerio y no fue nada placentero. Nos contó todo mientras comíamos, y los únicos adultos que estaban con nosotros eran Lupin, los padres de Ron y Sirius. Me alivió no tener a ningún miembro del triángulo amoroso-paternal en la mesa. Estábamos muy alegres por las buenas noticias de Harry, pero también pasaron cosas malas. Parecía que en el Ministerio querían que no se presentara, porque le cambiaron la hora y el lugar a último minuto y lo trataron muy mal. Viajó con el señor Weasley y llegaron por casualidad a tiempo para el comienzo de la audiencia. Dumbledore apareció para defenderlo y al final no lo expulsaron de Hogwarts, pero cuando Harry quiso hablar con él, se fue. Pero bueno, lo importante es que ya no está expulsado. No me imagino volver al colegio sin él después de todos estos años. Aunque se dedique a gritarme todo el año. Pobre Harry. Yo estoy tan encerrada sobre mí, y él debe estar peor.

Pero la peor parte del relato fue cuando contó que se habían encontrado a tío Lucius hablando con Fudge, muy de cerca, y que Dumbledore debía saber eso porque seguro lo estaba influyendo. Ahí se fue por el inodoro toda mi felicidad por la ausencia del drama Blair-Black-Snape. Sirius dijo algo como que todo contacto con el lado oscuro era malo, y luego me miró a mí y me preguntó si no estaba teniendo contacto con Draco o tía Cissy, y le contesté que no. Lupin también entró en el tema e insistió si no tenía algo que me hubieran dado ellos, algún regalo sospechoso, algo con lo que pudieran estar obteniendo información de la Orden, y ahí dije que lo único que tenía de parte de ellos, aparte de una túnica de gala arreglada, era Barbas de Merlín.

Sí. Gran cosa para decir a Sirius y Lupin.

Si no me equivoco, se rompió un vaso en ese momento. Ambos saltaron de sus asientos y me pidieron que llevara de inmediato a Barbas, porque no podían arriesgarse a que fuera un animago. Comprensible, ahora que lo escribo, pero sentía que me estaban castigando por todos los lugares posibles. Subí a mi habitación muy triste y bajé con Barbas en la mano, y al entrar a la cocina, vi que mamá ya estaba ahí, y Lupin le estaba diciendo que le preocupaban los puntos débiles que había de nuestro lado, trayendo "animales regalados por mortífagos" y sin avisar las fallas de seguridad.

Yo ya sentía ganas de llorar y puse a Barbas sobre la mesa y Sirius realizó un hechizo, pero no pasó nada. Probó con otro, y nada. Terminaron concluyendo que era una lagartija azul común y que no había riesgo. Le di un besito a Barbas esperando que los hechizos no la hubiesen afectado y ella parpadeó y se escabulló por la puerta. Después Lupin vio mejor mi cara y me pidió disculpas por haber reaccionado así. Dijo que se preocuparon y que ya sabía lo que pasaba con los animagos, y le contesté de manera un poco brusca que sabía perfectamente y que por Pettigrew yo había perdido a Cedric. Después de eso nadie se animó a decir nada. Menos mal. Temía que mamá volviera a hacer sus bromas con Sirius.

Así que te imaginas cómo me sentía antes de irme a dormir. Los días aquí son muy raros, a veces me siento bien, a veces pienso en Cedric y lo extraño, y a veces el lado más oscuro de toda esta situación me golpea, todo eso que está sucediendo fuera de las paredes de esta casa, y que mis problemas son como un granito de arena al lado de lo que está ocurriendo afuera, en el mundo.


15 de agosto

Después de la situación tensa del otro día, y de ver que nadie me trata de manera muy diferente por ser hija de Snape, decidí volver a las tareas domésticas como si nada hubiera pasado. Mejor eso que quedarme como un gusano en nuestra habitación.

Hoy estuve con Ron, Harry y Hermione limpiando un mueble realmente muy sucio, con un montón de cachivaches. Harry dijo que deberían dejarlo entrar a la Orden, que el Innombrable está aumentando sus aliados y buscando una especie de arma y que le parece que no es suficiente lo que se está haciendo aquí. Le dijimos que era demasiado, y la señora Weasley oyó algo de eso y nos separó a los cuatro para que no confabulemos, al parecer. Una hora más tarde entró mamá a buscar algo al cuarto y la señora Weasley la hizo retroceder e informarle qué estaba buscando. Empezaron a discutir porque mamá decía que esta casa era prácticamente suya y que no podía darle órdenes y restringirle el paso, y la señora Weasley contestó que le parecía curioso que de repente decidiera que había que seguir las reglas y respetar los asuntos familiares, después de todo lo que había pasado, y luego las dos me miraron a mí y yo quise desaparecer y maldije la idea de haber bajado a ayudar.

Al final las dos salieron al pasillo y nos dejaron la puerta cerrada y no escuchamos nada más, pero vi que Hermione hacía una mueca y Ron parecía temer que me encendiera en llamas como un fénix. Estoy lejos, lejos de eso, Ron. No tengo mis poderes y no tengo mucha fuerza. Al principio me sentía mucho mejor aquí, con todos los de la Orden, con mis amigos, pero siento tanta oscuridad que no hay más que algunos momentos lindos y después viene el malestar. Siento que me choco contra las paredes aquí dentro, y no como Tonks. Me siento atrapada, rodeada de lo más podrido de mi familia en esta casa inundada de magia oscura, sin mi Cedric, mi Cedric que me abrazaría para que me duerma tranquila, que me cuidaría de los malos sueños.


19 de agosto

No sé si puedo escribir lo que me acaba de pasar. Si lo reescribo, lo reviviré. Y no estoy lista.


20 de agosto

Creo que me siento mejor. Intentaré contarlo, para que no me coma por dentro.

Iré por partes. Yo... estaba ayudando a limpiar. Trato de no quedarme un solo día sin hacerlo porque la actividad física me distrae un poco, y me cansa, entonces me duermo más rápido y sueño menos.

Ayer antes de almorzar me encontré a mamá y a la señora Weasley discutiendo en un pasillo porque las dos querían limpiar una habitación, la misma habitación, y cada una quería hacerlo sola y mejor que la otra. Sentía que me iba a estallar la cabeza. Sirius pasó y les dijo que siguieran después de comer, y las dos bajaron rápidamente por la escalera y volvió a haber paz en ese piso. Decidí que no quería oír ni una palabra más de esa discusión y que lo mejor sería evitarla y limpiar yo misma, así que me metí dentro y me encerré. Ahí comenzó el peor momento de mi vida.

Porque en la habitación me encontré con un boggart, solamente que en ese momento no sabía que era un boggart. Y vi algo terrible. Vi a Cedric en el suelo, como cuando Harry volvió con él en la Tercera Prueba. Inmóvil, lleno de tierra y sangre en la frente, con los ojos abiertos y la mirada vacía. Sentí que me iba a desmayar, que caía en un pozo, y no podía dejar de mirarlo mientras me debilitaba y gritaba. No sabía si había viajado en el tiempo, si yo había muerto, si alguien lo había traído, si mi vida era una pesadilla, si había tocado un Traslador como él.

Y de repente la puerta se abrió, grité más pero no podía moverme, y Cedric desapareció y en su lugar estaba George, también muerto, inmóvil, tendido en el suelo. Yo ya no podía gritar y escuché más gritos. Estaba paralizada. Unos brazos me llevaron afuera al pasillo. Era George, muy agitado y con la varita en la mano. George, vivo. Cerró la puerta para que no me molestara más y me tomó de los hombros para ver si estaba bien. Creo que intenté pegarle, sacármelo de encima, porque estaba asustada y no veía nada, hasta que se agachó delante mío y me miró a los ojos y me tranquilizó. Cuando pude empezar a oír, escuché que decía que no pudo hacer el hechizo Riddikulus pero que con estar fuera de la habitación bastaría. Le quería responder pero no podía hablar. Nos quedamos agitados en silencio y luego comprendí que cuando el cuerpo de Cedric desapareció, era porque George había entrado a la habitación y el boggart había tomado la forma de Fred. Me sorprende que él haya tenido la fuerza de sacarme de ahí mientras veía su miedo más grande.

Cuando recuperamos el aire, George me acompañó hasta mi habitación, pero la señora loca del cuadro comenzó a gritar sin parar porque él no era Black, así que subimos al cuarto piso y nos sentamos en el suelo. No sé por cuánto tiempo me quedé en silencio, simplemente no podía hablar, y él se quedó conmigo. Luego me pidió que le prometiera que no iba a moverme de ahí, desapareció y regresó a los pocos minutos con una taza con el emblema de la familia Black en la que me había preparado un té. El calor me hizo bien y pude hablar para agradecerle. Si no hubiese sido por su aparición rápida, yo... no sé qué hubiera hecho. Me hubiese vuelto loca.

Cuando le dije eso, me puso una mano en el hombro y me dijo que quería pedirme disculpas por no haber sido tan justo con Cedric a veces y que lo sentía mucho. Me preguntó si todo era muy difícil. Asentí con la cabeza y tomé el té, y él se quedó conmigo, hasta que Lupin nos encontró y George le contó lo que había pasado. Lupin se agachó y me pidió disculpas otra vez por lo que dijeron cuando sospecharon de Barbas y que seguramente eran tiempos muy difíciles. Cuando se fue, miré a George nuevamente y me puse a llorar otra vez, y se quedó conmigo hasta que me quedé dormida. Me desperté unas horas después en el pasillo, con una manta y una almohada, y una nota de George que decía que me hubiese llevado a mi cuarto para que descansara, pero que la mujer del cuadro me iba a despertar con sus gritos. No sé cómo agradecerle que me haya sacado de ahí. Tal vez, si me dejaba más tiempo, iba a morir ahí dentro.




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Espero que les haya gustado. Regresé, después de muchos meses, y con covid... jajajaja. Gracias a quienes me dejaron buenos deseos, ya me estoy recuperando y aproveché a terminar el capítulo que tenía empezado hace meses. Más allá del covid, estoy muy bien pero muy ocupada, por eso me cuesta volver a escribir. Espero que publicar esto me ayude a volver pronto. Me gusta mucho esta historia y quiero seguir compartiéndola con ustedes. Buscaré la manera de seguir, aunque sea de a poquito.

Muchas gracias por leer. Les mando un abrazo enorme y mis mejores deseos para ustedes.

Lucía (Madame Weasley)

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