A veces siento que puedo contener toda mi vida en el agujero de mi mano.
Todos los peces, todos los soles, todos los días, todos los años.
Todas la serenatas perdidas en la ventana cerrada.
Las personas que dejé en despedidas forzadas.

Las montañas que no vi por temor a tempestades.
Todos los besos azules por mucha falta de aire.
El vestido que no usé por el que dirían otros.
Los favores que acepté por alegrar a unos pocos.

A veces siento que puedo contener toda mi vida en el agujero de mi mano,
y que aún sobran cajones y espacio para fracasos.
Como si toda mi vida no se contara por años,
mas por la marca que dejo en el cemento mojado,

las carreteras que fundo en las espaldas de extraños,
las cascadas que desbordo en labios enamorados,
las manos que aún sostienen en la madera a un ahorcado
y las botellas que guardo con lágrimas de un hermano.

Si toda mi vida cupiera en el agujero de mis manos,
soñaría en esas noches, cuando más sola me hallo,
que puedo llegar a extenderla hasta cubrir ambos brazos.