Capitulo #10

Capítulo #10

"El Diario De La Bestia"
(Un Amor Inmortal)
Por Mizha

«Confesión De Amor»

>>>pov's narradora<<<
- Quiero que corras, que huyas y no te detengas, sin importar nada sin importar nadie. Quiero que seas fuerte, quiero que te mantengas con vida, haz de cuenta que estoy jugando con tu mente y pronto despertaras de este trance.
Mientras tanto mantente a salvo, que pronto iré a buscarte. - una lágrima recorrió el rostro del príncipe, sabia que podía morir, pero eso no lo asustaba lo que el temía era que ella muriera de la peor manera, matándose a si misma. De su sudadera saco el Diario y se lo dio. - lleva lo contigo siempre bella. - ambos unieron sus labios en lo que parecía su último beso.

- Por favor vegeta, no quiero separarme de ti, no ahora, no de nuevo por favor. - le suplico.

- mirame Bulma, - exigió el, - No dejes que una estúpida profecía decida tu destino, "Tu eres la única Dueña de tu propio Destino" cambia la historia, has de ti una nueva profecía, crea tu felices por siempre que yo prometo que te buscare y viviremos nuestra eternidad. Ahora necesito que corras y no te detengas.

Dicho eso bulma asintió, y empezó a correr sintiendo que dejaba su alma su cuerpo y corazón con su bestia. Pero se repetía a si misma - el miedo ya no, El miedo ya no.

El solo la veía alejarse, su alma se hacia pedazos al ver como se iba aquella joven que desde hace años lo había vuelto loco. Vio aquella marca en su brazo derecho, era un tatuaje que contenía dos alas y dentro de ellas un corazón. Al separarse de bulma no pudo evitar ver el tatuaje que recién se habia formado en uno solo, ahora se partía en dos aquel corazón que señalaba como su corazón también se partía en dos.

Demasiado orgulloso pero no egoísta como para hacer que ella se matase a si misma frente a sus ojos.

¿Por qué?

La pregunta que ambos se hacían sin obtener respuesta, ¿por qué ellos? ¿por qué de nuevo?

¿por qué?

Sin mas dejo de ver aquel tatuaje que cambiaba conforme a sus emociones mas fuertes. Pero antes de continuar su camino observo, observó una vez mas en la dirección que se había ido ella y que probablemente eso había sido una despedida. - ¡Aun queda una opción! - dijo para si mismo y entonces se dirigió a donde seria su campo de batalla. "Un lugar abierto".

Corrió.

Corrió y su mente divagó en lo que sucedía cuando... Lo supo, su final se acercaba.

Atravesando arboles, rocas, a una velocidad que para la vista humana no era visible. corría entre el bosque con una sola cosa en sus manos "El Diario". A lo lejos divisó las luces de la cuidad aquélla peliazul que de sus ojos no paraba de brotar lágrimas y sin mas opciones se adentro en la cuidad.

Voltio su vista hacia atrás y fue ahí que supo que su vida corría demasiado peligro, pues de nuevo sucedió, tanto para vegeta ouji como para bulma brief.

Llegó un momento en el que se sentían observados por algo o por alguien. Sin importar la hora, cada momento se sentían perseguidos Imposible no mantener despierta ese corazonada de alerta que, hasta el día de hoy, les mantenía con vida.

Siempre se sentían así. Pero a diferencia de la peliazul, el príncipe sabia quien lo observaba. Sus creadores.

El tiempo lento pasaba y una especie de humo, hacia lucir todo diferente.

El momento se acercaba.

Lo supieron.

El ambiente era espeso y silencioso; la consumía en un sorbo. Y a su alrededor, con ligeros brotes de desesperación, trataba de buscar a alguien con esmero; en todo caso era mejor toparse con la propia nada, pues el miedo que le invadían le asfixiaba.

-Al no saber qué buscar simplemente ignoras - era la frase que se repetía como su único consuelo.

En algunos momentos la mujer azul, ignoraba lo que sucedía a su alrededor. O por lo menos hacia el esfuerzo de mantenerse "tranquila".

Y no por miedo. Sino más bien, al estar tan acostumbrada a la misma emoción, el miedo se convertía en cosa de todos los días.

-El miedo ya no. - se repetían -El miedo ya no. -respiraro hondo.

El miedo ya no le calaba. O al menos eso creían. Hasta esa noche.

Y ante todo se mentalizada a la situación, sin saber que ahora la pondría en práctica.

Corre y no pares, - se decía a sí misma

Corre sin descansar.

Corre como si no hubiera mañana.

Corre y no te detengas, por nada ni por nadie.

Corre, que nadie cubrirá tu espalda.

corre, y no te detengas.

Corre, que ya llegará el momento en el que podrás descansar.

Mientras tanto, corre y no mires hacia atrás -frunció su seño con decisión.

Y corrió.

-Solo debo correr. Correr y huir de todo y todos.-esa era su meta.

Huir de lo desconocido o aferrarse a ello. Pues era su decisión el continuar o no. Ella podía elegir. Pues finalmente era dueña de su vida.

-¿O es que acaso no puedo?-su expresión era jadeante. Su vista mostraba el terror al dilatarse sus pupilas.

-¿Pero de qué huyo?-le preguntaba a la nada- ¿De qué? Si él en realidad no existe.

Y ni existirá.

¿O si?

Solo tenía que correr ¿Pero hacía donde? ¿A la izquierda o derecha? ¿Qué camino tomar?.

-Hacia dónde tengo que ir-rascaba su melena y se preguntaba lo mismo de siempre- ¿Por qué a mi? ¿Por qué yo?

¿Por qué?

Ella corría, no sabia hacia donde. Era más de media noche pero, ¿Eso importa ahora?

Creo que no.

Corrió sin rumbo, sin dirección.

En la calle pasaban algunas personas que aún se mantenían en ella. Sin importar, ella solo quería estar bien. Solo quería creer que lo que había visto, lo que había vivido y lo que le había dicho; no era real.

Solo quería olvidar pero no podía.

No podía.

Tenía que correr, correr. Huir o prepararse para morir.

- ¡Estúpida!-se recriminó- Sí, eso es lo que soy, una completa estúpida que huye de todos.

Pero esa vez, no fue su decisión. Esa vez solo hizo lo que le pidió.

Corrió.

Corrió hasta ya no pudo más.

-Debo parar, debo descansar-jadeaba- Solo debo parar, mis piernas no pueden más.

Su respiración, su corazón estaban tan acelerado que se le saldría del pecho.

Continuó sin parar.

-Ya no puedo más...

Cayó al suelo, no sabia donde estaba. La calle estaba desolada, ninguna alma se aparecía por ahí. Ella solo corrió, pero ahora no sabía dónde estaba.

-No puedo levantarme.

Y él se acerca y no podía, no podía continuar.

No podía.

-Dios mío, ayúdame por favor.-estaba angustiada.

-Sabes que ya nadie vendrá, ya nadie puede protegerte ahora.-le contestó una voz.

-Que quieres decir con nadie, ¿Y el otro chico?

-Digamos que ya me he encargado de él.-contestó la voz misteriosa.

-No puede ser-se sorprendió-Pe-Pero si él me lo prometió. ¡No!-se exaltó junto con el fruncir de sus cejas-No quiero morir, no aquí, no hoy, no por favor.

¿Pero ahora que se supone que iba hacer?

-Que alguien me ayude-imploraba en susurros y desesperantes lágrimas- Por favor no me hagas daño. Yo solo... yo solo quería, ¡Quería saber quien me observaba!-dijo en un grito.

Y continuó gritando con desesperación, al borde de enloquecer. Pues ella no estaba loca.

No lo estaba.

-Yo solo quiero volver el tiempo atrás y hacer que nada de esto pasó.-Trató de levantarse pero no podía. Él se acercaba y ella se mostraba con miedo.

Ella deseaba con la esperanza de sus orbes azules, que el otro volviera y le salvara.

-¿Pero cómo?-solo veía su vida pasar frente a sus ojos, esperando lo peor.

Esperando la muerte, o quizás, esperando que él le abrazara en la cama. Deseando que le robara sus besos. Anhelando al que se robo su corazón. Quería que observabara, escuchar su voz diciendo:

-Corre y no pares...

Pero debía de afrontar la realidad. Él ya no estaba y se encontraba sola.

-No puedo levantarme-estaba cansada, desorientada y apunto de morir.

Ya había escuchado eso antes y seguía ahí, luchando. Seguía de porque deseaba regresar el tiempo.

-Solo quiero que sea ayer por la mañana-dijo en hilo de voz.

El estaba tan cerca, pero tan cerca de ella, que podía sentir su respiración.

Ya nada importaba.

Cerró sus ojos mientras lágrimas salían de ellos y no pudo evitar recordar todo lo que recién había vivido.

¿Estaba lista?

Sí, lo estaba.

-Pero, ¿Lista para qué?-se preguntó.

Pues asimiló todo y se preparaba para morir o formar parte de ellos.

- Ya nadie puede protegerte ahora. Jamas debiste cambiarme por el, jamas debiste enamorarte de la persona equivocada. - dijo aquel hombre. Beso la Mejía de Bulma mientras ella apretaba sus ojos con fuerza. - no temas, y mirame mi hermosa esposa.

- Eso es pasado y el pasado en pasado se queda. No te confundas yamcha. - cada palabra que salió de su boca, salio con rencor y odio. Que mas podía esperar el de parte de ella, cuando la había echo sufrir por tanto tiempo.
¿Como?

A desesperantes lágrimas rogaba la peliazul que esa pesadilla acabara pronto, lo mas pronto posible. Pero mientras mas asustada se mostraba a el mas le gustaba. Olió su cabello ya que de ahí provenía ese aroma tan exquisito para los vampiros, demonios y otras especies. Era irresistible.

La sujeto del cabello con fuerza mientras la obligaba a verlo, - miradme, - exigió el y ella simplemente apretó mas sus azules para no ver su rostro nunca mas..

- El Miedo ya no, El miedo ya no... - susurraba y el reía a carcajadas al escucharla decir aquellas palabras.

-¿El miedo ya no? - pregunto con descaro yamcha, mientras continuaba riendo. - are que mueras de miedo, maldita zorra. - dicho aquello clavo la navaja De plata sobre su pierna, lo que la hizo gritar fuerte.

- Aaaaag Dios, - espetó ella mientras sujetaba su pierna y yamcha reía. Pero volvió a acercarse.

¡De nuevo lo hizo!

Otro grito y abundantes lágrimas era como bulma expresaba el dolor, pues no era cualquier dolor. Al ser ella convertida eso no significaba nada pero al ser de plata pura causaba un daño grave en ella.

- Para por favor. - suplicó, pero el simplemente lo hizo de nuevo.

- Quiero verte sufrir, Quiero matarte lentamente. Quiero que sientas miedo, MUCHO MIEDO... - le grito.

- El miedo ya no, El miedo ya no. - se repetía bulma negando con la cabeza mientras sus lágrimas no cesaban y sostenía su pierna y de ella salia sangre, mucha sangre pero a diferencia de los demás su sangre era mas oscura casi negra.
Pero sus ojos aun seguían cerrados.

- abre los malditos ojos, perra. - solto yamcha mas que enojado. Sonrió perversamente y saco la navaja de la pierna de bulma para luego acercarla a su rostro. - me aburres, - apenas dijo y corto la parte derecha del rostro de bulma.

Gritos y mas gritos eso era lo único que se escuchaba, pues el dolor que le provocaba era inmenso. Pero aun mantenía la cordura y esas palabras que él le había dicho. Eran suficientes como para aguantar dicha tortura.

_Quiero que seas fuerte, quiero que te mantengas con vida. _ esas eran las palabras que le mantenían con vida. Que le daban esperanza aunque pronto no podría soportarlo mas...

- Maldito seas yamcha, - la voz firme de la chica hizo que el se enfureciera aun más.

- Miradme y considerare que formes parte de los Desterrados. - expreso con molestia, mientras la sujetaba de su cabello con fuerza.

- ¡Primero muerta! - hablo. Pero el solo río ¿se estaba burlando de ella?

- Entonces te matare, lentamente. - su risa no cesaba. Lo cual hizo que un escalofrío recorriera el cuerpo de la mujer azul.

Entre un charco de sangre se encontraba, pero eso no le importaba. Su Mejía ardía y su pierna dolía tan terriblemente.

No pudo evitar llevar su mano hasta su Mejía y tocar su herida. - Dios... - espetó al sentir un terrible dolor al tocar su herida.

Yamcha se acercó de nuevo. ¿acaso no había sido suficiente ya?

No para él.

Bulma simplemente se preparaba para lo que fuese que se le ocurriera a yamcha. Rogando a todos los Dioses que no usara de nuevo la navaja de plata se encontraba bulma. Pues eso realmente le afectaba.

Y de nuevo sucedió.

La navaja atravesó su brazo. No pudo retener su grito y lo que se había convertido en sollozos segundos atrás ahora eran desesperantes lágrimas. - Para por favor. - le rogó, pues no podría soportarlo mas.

La navaja rozaba su piel, ella se encontraba temblando de miedo. Pero él parecía no tener suficiente.

- Abre los malditos ojos y miradme. - soltó cabreado yamcha. Y la que río ahora era bulma.

- ¿Por qué? - pregunto bulma con una pequeña sonrisa. - ¿Por qué haces esto?

- Porque yo realmente te amaba y tu... - hizo una pausa, - Y tu no lo supiste valorar.

Silencio, era lo único que había. Pues nadie sabia que decir, oh al menos eso creyó yamcha.

- Si amas a alguien aveces tienes que aceptar que su felicidad no es a nuestro lado, y si realmente la amas tienes que dejar que sea feliz con alguien mas. - suspiró. - aveces tienes que dejar tu felicidad de lado para que la otra persona sea feliz. Ya que su felicidad también es la tuya.

Los Ojos azules de bulma se abrieron poco a poco, el dolor era inmenso. Pero trato de ignorarlo. - Lo siento. - susurro bulma, un susurro que yamcha pudiera escuchar.

Cabizbajo se encontraba yamcha, aun con la navaja en sus manos. Levanto la vista y se topo con esos azules que tiempo atrás lo habían enamorado.

- Tus Disculpas no significan nada para mi, a diferencia del idiota de Vegeta ¡Yo si te supere! - Río, - Yo si supe como terminar con esto, yo si pude congelar mi corazón.

- No tan rápido yamcha, Nadie supera a alguien como yo. - hizo una pausa, - no a mi...

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Mientras tanto vegeta corría. Corría tan rápido que a los Desterrados les era imposible seguirle el paso. Aun así iban tras él.

- Idiotas, - Dijo para si mismo el príncipe. pues sabía que era casi imposible que alguien se atreviera a enfrentarlo de aquella manera.

Aun así se encontraba corriendo y alejando a todos aquellos maniáticos de la ciudad. Sabía que el podía ganarles sin problema alguno, pero al ser ellos demasiados. No lo lograría, al menos no solo.

Mientras corría pensaba el por qué de las cosas, ¿Por que de nuevo? ¿Por que ellos? ¿Por que él?

¿Por qué?

Su corazón latía con fuerza, una punzada de dolor atravesó su corazón cuando la observo alejarse de él. Quería estar junto a ella en ese mismo instante pero era Demasiado para él, ver a la mujer que amaba. Matarse a si misma frente a sus ojos, sin embargo ella estaría a salvo si la alejaba de la pelea que se aproximaba.

De pronto se detuvo, observo a su alrededor. Lo supo.

Había llegado.

Camino y se dirigió al centro de aquel campo abierto, sin dudarlo activo sus cinco sentidos y trato de que el sexto y séptimo se mantuvieran al margen.

- Solo espero que ya estés a salvo Bella. - la tristeza que se mostraba en sus orbes zafiro era notable. - La Bestia se enamoro de la bella. - Susurro. - Si algo llegase a pasar, ella estará a salvo. Después de todo a quien buscan es a mi.

Jadeando, salieron del bosque todos los que lo seguían. Su espalda ancha era lo único que veían los Desterrados.

Todos habían llegado al lugar, vegeta se dio la vuelta, por arriba de su cabeza se quito la sudadera que llevaba puesta, la dejo caer a un lado.

- Aun están a tiempo de darse la vuelta y marcharse. - hablo el príncipe, seguro de si mismo.

- ¿Por qué supones que nos iremos cuando ganaremos la pelea? - preguntó uno entre tantos.

- Porque ustedes son solo unos insectos, que no tienen el poder suficiente como para enfrentarse al príncipe tanto de su especie como la de los demonios y ambas juntas. Es fácil, como multiplicar un numero por cero, todos saben que siempre el resultado será cero. Ambos sabemos que puedo vencerlos sin ningún inconveniente.

- No estés muy seguro... - una voz femenina se hizo presente. - Sabes vegeta no es tan malo formar parte de ellos.

El pelinegro ni se molesto en darse vuelta, su camisa negra pegada a su cuerpo resaltaba sus músculos cuando se contraían ante su enojo.

- No te metas en esto Dieciocho, estas siendo controlada y lo sabes. No dejes que tu odió te manipule. - Respondió vegeta.

- Odio ¿Cual odio? - río, - lo único que siento por ti es lástima.

- Entonces acercate e intentalo. - La reto el Príncipe.

La rubia río, empezó a caminar hacia vegeta con paso decisivo. Todos los demás se prepararon para atacar. Excepto vegeta que se mantenía aun con la misma postura.

La rubia se posicionó detrás de vegeta, mientras sus ojos se tornaban de un color rojo.

- Diecisiete estaría muy decepcionado de ti, - habló vegeta y se dio la vuelta para encararla. - No sirvió de nada todo el entrenamiento que él te brindó.

- No hables como si me conocieras, ser de la realeza no te da el poder de la sabiduría. - afirmo.

Sin dejar pasar un segundo mas, la rubia se lanzo contra vegeta. Dandole un fuerte golpe en la mandíbula que lo hizo voltear su cara hacia un lado por el impacto.

Vegeta no quería dañarla, se notaba a kilómetros. - Muy orgullosa como para escucharme pero no para dejar que te manipulen. - ella se dio la vuelta analizando las palabras de vegeta. Cuando en un rápido movimiento se encontraba sobre el golpeándolo con fuerza. Todos los demás corrieron a atacarlo, todos menos uno.

A como pudo se levantó y la rubia golpeo su abdomen haciéndolo enfurecer, sus ojos volvieron a un color negro y sus manos se volvieron puño. Estaba enojado.

- Muy orgulloso pero no egoísta como para verla morir, Eres idiota. Tu estúpido intento de salvarla lo único que hizo fue llevarla a la cueva del lobo. - hablo la rubia.

Los demás se acercaban. Rápidamente lo rodearon, la rubia se acercaba una vez mas hacia el, pero... ¿Por que no se defendía?

Las palabras de la chica resonaron en su cabeza, ¿acaso tenia ella razón? - ¡Que quieres decir! - pregunto vegeta.

- Que tu estúpido intento por salvar a la recién convertida solo la llevo directo a su tumba. ¿Que no has prestado atención? Aquí no esta yamcha, la pregunta es ¿Donde estará? - río y la cara de vegeta cambió por completo.

Todos se fueron contra el, tomándolo distraído haciendo que los desterrados se aprovecharan y lo atacaran. A Duras penas se pudo defender, pues su mente estaba creando un sin fin de conclusiones.

Su labio inferior estaba cortado y mientras se enfrentaba a los desterrados la rubia se reía ante la visualización.

De un solo golpe los dejaban sin respirar el príncipe, uno de ellos lo tomo por el cuello mientras los otros trataban de golpearlo. Pero el ni se molesto en quitárselos de encima y camino directo a la rubia.
Sus músculos se contrajeron y sin siquiera tocarla Dieciocho cayo unos metros atrás retorciéndose de dolor.

-Demasiado orgulloso pero no egoísta para hacer que se matase a si misma frente a mis ojos. »Demasiado tonta como para no darte cuenta que estas siendo manipulada, Demasiado estúpida como para creer que puedes contra mi, Demasiado ignorante como para creer que puedes golpearme, Demasiado debil como para no poder dejar de retorcerse como la basura en la que te estas convirtiendo, Demasiado ingenua por pensar que luego de esto lo único que consiguiras es que tu, yamcha y estos idiotas mueran de la peor manera.« - Las frías palabras de vegeta atravesaron hasta el mas mínimo rincón del cuerpo de Dieciocho que no paraba de sentir dolor gracias a la mirada oscura de él.

Sin piedad se quito de encima a los hombres que lo retenían y arranco su cabeza sin siquiera molestarse por observar a la rubia que gritaba de dolor.

Se acerco lo suficiente a Dieciocho y esta por fin pudo respirar, para luego ponerse de pie y con una mala jugada soplo un polvo en los ojos negros de vegeta cegándolo.

- No tan ingenua como tu para saber que tu querida Bulma esta sufriendo. - hizo una pausa, - oh como para saber que ya esta muerta.

Rápidamente lo golpeo en el abdomen, luego en su rostro y por ultimo le dio un fuerte rodillazo que lo hizo caer de rodillas en el duro suelo.

Su nariz sangraba, su paciencia se había acabado, estaba a nada de perder la poca cordura que le quedaba. - No me subestimes Dieciocho, no porque me resista a atacarte no quiere decir que puedes jugar sucio. Tu y el insecto de yamcha ¡No Vivirán para contarlo!

Ese color zafiro se empezó a apoderar de los Ojos del príncipe. Era ahora o nunca, todos los desterrados fueron contra él...

- Imposible, ese polvo te dejaría ciego por siempre. ¿como rayos lo hiciste? - su rostro se mostraba con miedo, sus orbes de color rojo se intensificaron por el terror que la invadió.

- Soy el príncipe de los Demonios-Vampiros, en mi corre sangre de la realeza y tu eres una simple convertida. Incluso mi bestia, puede y tiene poder sobre todos ustedes. Fue convertida por mi cuando ya había muerto y sobrevivió al dolor, a la marca, a la profecía...

- ¿Sobrevivió a la marca? Imposible... - se sorprendió - ¡No! si yo no sobreviví a ella, como la bestia si pudo. - Sin esperar respuesta del príncipe corrió.

Corrió a advertirle a yamcha que estaba en peligro. "La Marca" podría matarlo.

Vegeta sonrió y corrió tras ella, pero los desterrados impidieron su paso, se fueron contra el y una gran pelea inicio. Eran los Desterrados contra el príncipe de su raza.

- No tan rápido su majestad. - hablo uno de ellos.

- ¡Malditos Insectos! - espetó el príncipe y se fue contra ellos.

No mas bromas.
No mas compasión.
No mas advertencias.

Todo iba a terminar ahí y justo en ese precisó instante. Pues tenia que alcanzar a Dieciocho, a como diera lugar...

Algunos de los desterrados se mostraban con miedo, su cara los delataba pero aun así decidieron pelear. El príncipe era mucho mas rápido que cualquiera de ellos incluso ni siquiera podían saber en donde se encontraba pues se movía tan rápido que no eran capaces de observarlo. Solo se veía como los cuerpos caían al suelo, unos muertos y otros a punto de morir.

Entre ellos se observaron y con su vista trataron de encontrar al príncipe.

Sangre...
Mas y mas sangre.

- Ya estoy acostumbrado a ese olor, la deliciosa sangre. - el príncipe se detuvo solo para aspirar ese olor. Lo cual no era normal en él, sus ojos color zafiro cambiaron a un rojo.

Pues esa no era cualquier sangre, esa era sangre de muerto y podía perder el control.

Aprovechándose del cambio que había sufrido el príncipe, lo atacaron. Sus sentidos estaban perdidos en algún lugar, sus músculos aumentaron de tamaño y sus colmillos se hicieron resaltar, mientras sus uñas se hacían mas grandes. Sus ojos se tornaron un rojo un rojo obscuro.

En lo único que su mente pensaba era en la maldita sangre de muerto, que lo estaba volviendo completamente loco. Lo estaba haciendo perder el control, no lo dejaba razonar.

Sin previó aviso los desterrados atacaron con todo al príncipe haciéndole mucho daño. A tal punto de dejarlo inmovilizado en el frío suelo, una pelea entre su mente y instinto no lo dejaba razonar o defenderse.

¡El se estaba matando a si mismo!

- Al fin vengaremos la muerte de nuestro creador y yamcha vengara la muerte de su hermano matando a bulma. - hablo uno entre tantos sosteniéndolo de su cabeza para poder asfixiarlo y de paso arrancársela para por fin verlo muerto.

- ¡Bulma! - habló el príncipe con su vista perdida en algún lugar. - Bella, Bulma, Bestia, Brief...- en apenas susurros hablaba el príncipe, mientras estaba siendo asfixiado.

- Ojalá te puedas encontrar con ella en el infierno. - grito otro.

- Matalo.

- Has lo de una buena vez.

- hay que Degollarlo.

- Comernos su corazón.

- Beber su sangre.

- Oh mejor, - una voz gruesa se escucho. - Lo sueltan.

Vegeta se retorcía, mientras miraba a la nada y no paraba de repetir las mismas palabras; Bulma, Bestia, Bella, Brief. Mientras el hombre que hablo se paro justamente frente a ellos. Tomando la atención de los que quedaban.

- Vegeta, tienes que despertar ¡Ahora! - grito nuevamente el hombre misterioso.

- No te metas o morirás tu también. - se acercaron.

- Solo inténtenlo y morirán en cuestión de segundos. - respondió.

- Tu, - dijo uno, señalando al que sostenía a vegeta. - matalo y los demás nos encargaremos de él. - ordeno.

- Oye vegeta, - la vista oscura de vegeta se fijo en el, - No me digas que dejaras que estos idiotas te maten así de fácil y que dejaras al imbécil de yamcha matar a tu... - lo interrumpieron.

- Bella, - hablo vegeta recuperando la cordura. - Sangre, mucha sangre. Así como tu fortaleza también puede ser tu perdición.

- Exactamente... - contesto de nuevo el hombre.

Todos se sorprendieron al ver a vegeta recuperar la cordura, en un rápido movimiento. El que sostenía a vegeta, paso a ser su presa.

Vegeta estaba totalmente herido, se notaba a kilómetros. Tenia una que otra costilla rota, sus grandes colmillos atravesaron la piel del hombre que segundos atrás lo había intentado asfixiar, mordiéndolo y succionando toda su sangre.

El color zafiro volvió a apoderarse de sus ojos, mientras el hombre caía a sus pies completamente muerto...

Rápidamente los desterrados lo rodearon a una velocidad sorprendente, pero el solo tenia una cosa en su mente.

"El Diario"

- Usa de una maldita vez tus poderes y encargate de todos ellos. - le grito aquel hombre que lo había echo reaccionar.

El no quería hacerlo, por dos razones . La primera; eso lo debilitaría mucho. La segunda; aun le costaba contenerse una vez que iniciaba a usar su poder.

Pero también tenia una razón para usarlo "Su Bella".

Sin pensarlo más, lo uso.
Ya nada importaba.
Era eso o perder el control con la sangre de muerto.

El tiempo lento pasaba y una especie de humo, hacia lucir todo diferente. Todos los desterrados cayeron al suelo, retorciéndose de dolor por la oscura mirada del príncipe.

- Uno, Dos, Tres... - contó el príncipe y uno a uno dejaron de moverse, dejando así los cuerpos sin vida.

Su sonrisa se ensancho, pero segundos después el cayo arrodillado. Eso realmente lo había debilitado, pues cada vez que usaba su poder; este constaba de que su mirada fuera suficiente como para que se quemaran desde adentro...

- Estas bien, - pregunto de nuevo aquel hombre.

Su respiración era rápida y su cabeza daba vueltas. - ¿Quien eres tu? - pregunto el príncipe.

- Lo importante ahora es que alcances a Dieciocho y impidas que ella pierda el control.

- ¿a que te refieres? - hablo mientras sostenía su cabeza que no paraba de dar vueltas. - No entiendo nada, - finalmente se dio por vencido y cayo al suelo perdiendo por completo el conocimiento.

- Entra en su mente y ayúdala... - hablo y vegeta cerro sus ojos.

Se había encargado de todos los desterrados, - ¡si lo había echo! - pero a cambió perdió todas las fuerzas que poseía quedando inconsciente.

Mientras tanto ella se acercaba mas y mas a su destinó. Dieciocho no estaba tan lejos de ellos y en poco tiempo llegaría con yamcha para advertirle sobre la marca que ella poseía.

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- No tan rápido yamcha, Nadie supera a alguien como yo, - Hizo una pausa, - ¡no a mi!

- Seras estúpida, - río. - me das lastima.

- ¡Lastima es la que tu me das! - bulma sonrió. - ¿Conoces mi origen? Sabias que tu sangre me haría muy feliz...

- Estas delirando, brief. - se acerco a ella, - Me gusta cuando te pones valiente, Te has ganado el honor de que te cuente una linda historia...

- Sangre... - Respiro hondo, - mucha sangre... - cerro sus ojos y hablo en apenas susurros.

- Había una vez, una hermosa chica. Tan hermosa que todos los solteros de aquella época la deseaba con anheló. Pero solo uno pudo tenerla gracias a un trato que el hizo con su familia, seria un matrimonio a cambió de dinero. Pero eso a ella no le molesto ya que con quien se casaría seria su mejor amigo, aquel que la acompaño desde la infancia, aquel que desde las sombras observaba como su belleza se hacia resaltar conforme ella crecía. Poco tiempo después fue su matrimonio, ella se mostraba feliz y el amaba que ella estuviera feliz. Hací que cuando llego su cumpleaños, él se entero que ella anhelaba tener un Diario.
Sin dudarlo un segundo mas fue a una tienda, donde una anciana lo atendió, dandole "El mejor Diario" aquélla anciana le dijo que aquello se volvería algo muy valioso en el futuro. Sin mas el se fue de ahí, al llegar a casa entro con cautela a su habitación y con una pequeña nota lo dejo sobre su mesita de noche.
Ella corrió a sus brazos para darle la bienvenida, pero ese día paso algo ella lo beso a el con un corto beso. Pensó que se la estaba ganando, Por su trabajo se iba de casa por semanas e incluso meses, pero siempre que llegaba estaba ella recostada en el marco de la puerta esperándolo. Recibiéndolo con un fuerte abrazo y un beso, besos que cada vez eran mas frecuentes. Luego de un largo mes de trabajo llego y ella no estaba ahí, busco por toda la maldita casa y no la encontró, fue entonces que horas después ella llegó y dijo que estaba con su familia, era mentira. Pues el también la busco ahí, pero sin embargo confío en ella.
Un día de camino a casa el tuvo un accidente, callo por un barranco y lo único que pidió fue verla una última vez... Un hombre encapuchado llego y le concedió aquello y mas, le dio inmortalidad, le dio vida.
Todo cambió, aquello era maravilloso pero deseaba mas y fue ahí cuando se entero que podría convertirse en algo mas que un vampiro. Podría llegar a ser mas que eso y fue cuando hablo con un príncipe, El príncipe de la raza demoniaca ¡Vegeta Ouji! ¿Pero por qué de el venia el olor de su amada bulma?
Fue ahí cuando el la mando a llamar, su expresión cambió y su semblante la delató y a el también. La había tomado, le había robado su virginidad, lo supo con solo observar el roce de sus manos.
Confío en ella y ella lo traicionó, pues pensó en escapar con el. Sabiendo que yo moría por dentro ¡Confíe en ti, te ame como a nadie y aun así te fuiste! ¡Pero si no ibas a ser para mi no lo serias para nadie! Cuando caíste por las escaleras, no trate de salvarte solo me quede ahí observando como caías escaleras a bajo. Pero cuando trate de salvarte la vida convirtiéndote, moriste en la trasformación. Lo trate pero no lo logre, Tu sangre era como una droga para mi y aun así me detuve y trate de convertirte.
Pero moriste con una sola cosa en tus manos, "El Diario" pues habías regresado solo por el, solo por llevarte el diario contigo.

- Mientes, yo no seria capaz de hacer algo así. - habló la peliazul.

- Discutíamos, fue ahí cuando trataste de huir pero caíste por las escaleras y al ver que habías muerto me fui de ahí pero cinco años después volví y me encontré con cartas, pero jamas encontré el Diario...

- Sangre... El Diario... Tu... - llevo sus manos a su cabeza y la sostuvo con fuerza pues le costaba demasiado entender aquello. - para no hables mas... Callate de una maldita vez, No se quien eres, silencio. - hablaba sin sentido. - Callate Maldito...

Grito al borde de la desesperación, tratando de mantenerse "Tranquila" cosa que no conseguía. Pues su ser, la estaba dominando.

__ Calmate bella, __ habló una voz en su cabeza.

__ Ve-Vegeta por favor dile que se calle, __ respondió mentalmente.

__ Calmate mi amor, no dejes que te domine tu bestia.

__ No puedo, dile que se calle por favor. Ven aquí conmigo ¡Tengo miedo!

__ Recuerda el miedo ya no, No mas miedos. ¡Ya No mas...! __ el miedo ya no tenia que ser una opción para ellos, si querían sobrevivirá a aquella situación.

__ ¡El miedo ya no! __ su voz sonaba segura, su semblante cambió y observó a su alrededor.

Ahí estaba yamcha, rápidamente sintió un olor, Dieciocho se acercaba, a como pudo se puso de pie y camino. Tres pasos adelante y cayo de nuevo en el suelo.

- ¡Carajo! - espetó furiosa.

- ¿a donde crees que vas? - pregunto yamcha.

Bulma lo observo y no dijo nada, su ropa se encontraba manchada de sangre y lo único que ella quería era poder salir de ahí, no soportaba mas ese olor.

__ Tienes que ser fuerte, mientras voy por ti. __ hablo de nuevo aquella voz que tanto ansiaba escuchar.

__ Solo, date prisa. __ respondió la ojiazul.

Yamcha se acerco lo suficiente a ella, decidido a terminar lo mas pronto posible con la vida de bulma. La elevo por el cuello, mientras ella se retorcía del dolor al no poder respirar. Sus piernas se movían en el aire tratando de golpearlo y así lograr que la soltara.

Pero no funcionó.

- Espero no vuelvas a renacer o tu próxima muerte sera mas dolorosa. - habló mientras bulma seguía luchando.

- Sueltala... - grito alguien a sus espaldas, con la respiración agitada.

Yamcha volteo la vista y se encontró con Dieciocho, su vista mostraba terror al dilatarse sus pupilas. - ¿Que pasa? - pregunto yamcha, sin soltar a bulma.

- Ella posee la marca. - su voz sonaba con miedo al pronunciar esas palabras.

- Eso no es verdad, de ser así no podría resistir tanto olor a sangre. - hablo sin preocupación.

- No lo entiendes yamcha, vegeta lo dijo, ella la posee.

Soltó a bulma, ella cayo en el suelo ahogándose y tratando de volver a respirar.
A paso decisivo camino yamcha hacia Dieciocho señalándola con su dedo. - No porque el lo diga, tiene que ser cierto, así que cállate.

- No seas tonto y vete de una buena vez, ya no hay peligro. Dejala con vida ella no sera un estorbo para ti.

- te afectó ver a tu amor no correspondido. - se burlo él de ella.

- No digas estupideces. - habló y su vista se dirigió al suelo, con tristeza y apenas un susurro. Lo dijo; - ¡Vegeta Murió!

Silenció.

Solo la respiración agitada de bulma se podía escuchar, - El no había muerto, cierto. - grito bulma pues minutos atrás yamcha se lo había dicho.

- Pues no, no había muerto pero ahora ya lo esta. - espetó con tono de burla, mientras Dieciocho miraba a la nada y el cuerpo de bulma era invadido por la ira.

Yamcha tomo a Dieciocho del brazo y la jalo dejándola frente a bulma, - Cuéntale como murió.

- No, No puedo. - habló y una lágrima rodó por su Mejía.

- Vamos habla o tu también morirás... - grito.

- El uso sus poderes, pe-pero estaba débil y... - hizo una pausa. - y murió, pero también los demás murieron, no quedo nadie con vida.

- Que imbécil es el idiota de Vege... - Lo interrumpieron.

- Callate, Juro que si vuelves a pronunciar su nombre no tendré piedad de ti. - La voz firme de bulma se escucho.

- No digas tonterías o dentro de poco tu también morirás. Sera mejor que no lo retes y te aseguro que saldremos de esta. - le susurro la rubia a bulma.

- Vegeta... - volvió a hablar yamcha, burlándose de ella.

Bulma apretó sus ojos con fuerza, mientras yamcha se acercaba de nuevo a ella. - ¡No! - dijo la rubia.

- ¿No que? - pregunto yamcha.

- Ya fue suficiente yamcha, al fin de al cabo lo que querías era que vegeta muriera. Así que dejala.

- Lo era, ahora quiero que ella también sufra. No te metas Dieciocho.

- He dicho que ya fue suficiente, ahora vete. - la voz firme de Dieciocho se hizo presente, mientras se ponían frente a bulma para poder protegerla.

- ¡Muevete Dieciocho! - grito yamcha.

- He dicho que fue suficiente, así que si no quieres que inicie una pelea entre nos, vete.

Ambos se acercaron, el uno al otro. Listos para una pelea, pelea, que probablemente perdería Dieciocho pero estaba decidida a proteger a la desamparada brief. La pregunta era ¿por qué?

¿Por qué estaba protegiendo a su eterna rival?

Ante la realidad mostrada o como en su momento había mencionado vegeta, ella estaba siendo controlada, su mente no estaba conectada. Ese era uno de los tantos trucos que poseían los Desterrados para protegerse a si mismos, Quizá su mente se había conectado ya ¡Oh simplemente se había compadecido de ella!

Se acercaron lo suficiente, la mano de yamcha se acerco lo suficiente al rostro de Dieciocho, dandole en el pomulo derecho. Sin tiempo de protegerse solo recibió el golpe, su rostro se voltio por completo, regreso la vista hacia él escupió la sangre que tenia en la boca. La rubia se lanzo contra él le dio un rodillazo en el abdomen que este se doblego por el dolor asi mismo levanto la vista tomo la pierna de Dieciocho y la quebró.

Un fuerte crujido se escucho y el grito inaudible de Dieciocho.

- Imbécil... - gritó sosteniendo su pierna que dolía terriblemente.

- Te lo advertí Dieciocho, ahora tu también morirás. - expresó, mientras sacaba aquella navaja que hacia tanto daño.

Sonrió perversamente, Dieciocho estaba expuesta. Pues no se podía levantar y correr por su pierna rota, sin mas solo retrocedía a como pudiese. Sus brazos raspados por el esfuerzo que estaba haciendo por tal de que aquel no atravesara su corazón con aquella navaja. Su pierna tardaría por lo menos una hora en recuperarse, todo estaba perdido pues lo que no tenían era tiempo.

Su espalda choco contra la pared de un edificio, su vista fija en yamcha que no paraba de acercarse ¡Todo estaba perdido! ¡Su intento por salvar a Bulma la llevo a su muerte segura!

Yamcha se acerco lo suficiente a ella, con sus manos la retuvo, dejándola inmovilizada y por mas que forcejeaba no podía soltarse.

La navaja acarició la fría piel de su pecho, Se preparó, Moriría ahí mismo.

- Ojala te pudras en el infierno, - espetó yamcha.

Dieciocho cerro sus ojos al ver como él levantaba su mano para agarrar impulsó y enterrar la navaja en su corazón.

- Buenas noches...

Un aire frío recorrió su cuerpo, sintió el pequeño impulso. Su cuerpo se tenso y sintió algo muy filoso tocar su piel.

Pero solo eso...

Abrió sus ojos de golpe, encontrándose con la mirada de yamcha puesta en la persona que sostenía su mano, impidiendo que cumpliera su cometido.

Ambos estaban perplejos al ver aquello, nadie lo esperaba o quizá Dieciocho en un momento lo sospecho.

La oji azul sonrió, su razonamiento se fue de paseó y ella cambio aquel azul por un rojo. ¡Ahora es cuando todos debían preocuparse, pues ahora es cuando podría ella matarse a si misma!

Ambos observaron aquel cambió, se vieron entre si y luego a ella. Parecía imposible que ella estuviera reteniendo aquel brazo que en si era mas fuerte que si misma, Sus ahora ojos rojos expresaban nada mas que burla, rencor, superioridad.

Nadie se lo esperaba, pero Dieciocho lo sabia, Vegeta lo sabia, el único que no creyó posible eso Estaba presenciándolo en primera fila.

El único ingenuo era yamcha, que ahora sus ojos abiertos como plato lo delataban.

- Imposible... - dijeron al unísono.

Bulma lanzo a yamcha tan lejos como le fue posible, con una sola mano. Mientras esté rompía arboles por la mitad, gracias al impulso.

¡Lastimándose a si mismo!

Bulma observó a Dieciocho he hizo lo mismo, solo que en dirección contraria.

¡Dieciocho quedo inconsciente!

Mientras yamcha, se recuperaba por el inesperado golpe. Jamás pensó que ella podría ser capaz de tal cosa. A duras penas se puso de pie pero en un parpadear la peliazul ya estaba frente a el nuevamente.

- Juguemos un rato. - hablo bulma, con esa sonrisa que mostraba terror a cualquiera.

- ¡Maldita! - le insulto yamcha, pero no sabia a quien se enfrentaba.

- Shhh Silencio, - dijo y poso su dedo índice en su boca, en señal de que callara. La sonrisa de autosuficiencia no desapareció en ningún momento.

Yamcha la atacó pero ella simplemente esquivó todos los golpes, - Mi turno, - se burlo bulma con suficiencia, con poder, ella lo observaba como la peor basura del mundo.

Sus movimientos fuero rápidos, tan rápidos que a yamcha no le dio tiempo de protegerse, lo golpeo tan fuerte en el rostro al igual que en el abdomen. Su débil cuerpo cayo al suelo, bulma se acerco a el, en su mano derecha llevaba la navaja de yamcha. Sonrió de manera perversa, en sus ojos rojos lo único que se veía era el reflejo del temor.

- ¡No te atrevas! - soltó apenas en un susurro.

- Quiero ver sangre, mucha sangre. - sonrió.

Con la navaja rozo su pecho, camino lentamente y lamió de esta quitando con su lengua toda la sangre que en ella quedaba.

Dieciocho apareció de la nada, se acerco a bulma y la observo sin presedente. - Tenemos que irnos bulma, - soltó rápidamente.

- ¿Quien es bulma? - pregunto ella.

Y en un abrir y cerrar de ojos, tenia a dieciocho elevada en el aire ahorcándola por el cuello. Ella realmente había perdido el control, el olor a sangre la hizo soltar a una rubia totalmente desmayada.

Se acerco a yamcha y este ya se encontraba de pie, con su mano en el pecho.

Yamcha se fijo, en esos ojos rojos y pudo ver algo dentro de ellos. La famosa "Marca" que solo la poseían algunos de los endemoniados vampiros, aquellos que se transformaban. Aquellos que eran dignos de llevar alas y colmillos.

La marca la tenia poseída por completo, a tal punto que devastaria ciudades enteras para saciar su sed de sangre, algo que ni siquiera yamcha que era realmente perverso lo haría. Bulma sintió olor de sangre por todos lados, inhaló y luego exhaló... Sonrió al darse cuenta que habían muchas víctimas cerca.

Yamcha supo que esa sonrisa no era para nada buena, estaba seguro que lo mataría y también se mataría a si misma. La vio observando en una sola dirección, al concentrarse se dio cuenta que había una fiesta muy cerca de donde estaban. Donde habían muchas personas.

¿Acaso ella iría tras esas personas?

- Sangre... - susurro y yamcha se interpuso en su camino, sabiendo lo que esta haría.

- ¿Te vas tan pronto? - dijo yamcha y ella rio, para luego morder su propia mano.

¿Que hacia?

- ¡Quieres! - respondió ella, mostrando como goteaba su sangre de su brazo. - Prueba un poco ¡Si! so-lo un poquito. - hablo.

- No quiero tu... - se quedo callado y le llego ese olor tan exquisito a sangre.

- Yo si quiero de la tuya, - contesto y fue contra él para absorber su sangre.

En un rápido movimiento bulma estaba absorbiendo la sangre de yamcha, lo solto y su vista se dirigió de nuevo en la misma dirección.

Estaba decidida a absorber toda la sangre que le fuera posible. Corrió.

Corrió y se adentro al bosque para llegar mas rápido, Todo estaba perdido, todos morirían.

Corrió y corrió hasta que alguien la detuvo.

- No Bella, eso no es lo que realmente quieres. - hablo un pelinegro.

Ella lo observó, por algún motivó su sed se esfumó. Su mirada rojiza lo recorrió por completo. - Tu que sabes, - dijo, safandose del agarre y continuó corriendo.

Aun así la detuvieron nuevamente, - Siempre he sabido lo que quieres, así que deja eso ahora mismo y ven conmigo.

- ¿Por qué rayos iría contigo? - hablo y su puño fue directo al rostro del pelinegro. - No eres nadie, pero puedes divertirme un poco. - fue entonces que aquel joven se dio cuenta que no lo reconocía.

- Me arte de todas las estupideces, ¡Yo soy Vegeta el príncipe de todos ustedes y con un demonio tu eres mi mujer y vendras conmigo antes de que cometas una locura!

- Hay que divertirnos, - expreso ella y mordió nuevamente la parte de su brazo para absorber su propia sangre. - Acercate Vegeta, - susurro hacia el. Sus ojos se clavaron en el brazo de ella y luego en su boca que tenia sangre, uniendo todo llego a la conclusión que ya había matado a unos cuantos.

A paso decisivo se acerco a ella, su rostro pálido y muy frío pero aquellos labios color rojo la delataban como una asesina. Uno frente al otro se encontraban, cuando ella sin dudarlo lo ataco.

- No soy tu enemigo, - Grito vegeta mientras ella lo intentaba golpear, en un descuido lo logro. Lo golpeo tan fuerte que quedo doblegado por el dolor, Ella se acerco hasta el, se puso a su altura y fue entonces que la preocupación llego a vegeta.

- ayúdame por favor, - susurro y luego lo mando a volar con un solo brazo.

Vegeta no pudo protegerse y fue arrastrado por la fuerza que tenía la peliazul, pero a pesar de ser dominada por su bestia ella tenia una lucha interna para no cometer alguna estupidez.
Sin mas opciones, la peliazul corrió en dirección de su botín, en su camino se encontró con un venado, sin pensarlo dos veces lo atrapo a una velocidad sorprendente, clavo sus colmillos absorbiendo toda la sangre, continuó sin parar.

Pero de nuevo alguien la tomo del brazo lanzándola con fuerza hacia el lado contrario, ella cayo al suelo pero rápidamente se levanto, y de nuevo la tomo del brazo volviendola a lanzar.

- Juro que si le vuelves a hacer daño, te matare como lo hice con tu especie, - Afirmó vegeta.

- Eres imbécil, ella no razona, tu estupidez de convertirla solo la llevara a su muerte. - habló el otro.

- Yamcha no te le vuelvas a acercar o voy a romperte tu maldita cara en este instante. - vegeta llego a su lado, bulma estaba de pie el se puso frente a ella formando una especie de escudo.

- Matara a todos incluyendo a ti. Si no la matamos primero, - dijo yamcha.

Bulma se llevó sus manos a la cabeza, su cuerpo cayó arrodillado. Todo daba vueltas a su alrededor y fue ahí que se dio cuenta que estaba ganando aquella batalla.

Vegeta fue a ayudarla, pero yamcha solo aprovecho eso para darle un golpe que la dejara sin aire.

- ¡Imbécil! - grito vegeta, mientras ella tosía torpemente. - Te dije que no...

Cuando llego Dieciocho a su lado y golpeo a bulma, sus ojos se encontraban rojiazul, estaba recuperándose.

- BASTA, - Grito vegeta, pero ambos parecían no escuchar, yamcha se fue contra vegeta y dieciocho golpeo a bulma nuevamente, se subió sobre ella y empezó a ahorcarla.

El color rojo de sus ojos, se apodero de ella y sin esfuerzo se la quito de enzima. Todo su esfuerzo interno, no sirvió de nada. La sostuvo y sin cuidado lanzo varios golpes acertados en el rostro de la rubia, puños, patadas, rodillazos.

La estaba destrozando, bulma se lanzo y sin remordimiento se deciso de dieciocho, cayo al suelo, bulma con una rodilla en el suelo y una de sus manos en la misma posición, su cabello caía a sus costados, lentamente levanto la vista al frente y se encontró a yamcha siendo golpeado por vegeta.

Se puso de pie y detrás de ella esta el cuerpo sin vida de dieciocho, caminó hasta ellos. Golpeo a vegeta y luego se acerco a yamcha lo tomo de la camisa. Llevándolo en el aire.

- Maldita sea la hora en la que renaciste. - espetó yamcha.

- Calmate, Yo me encargare de él. - hablo vegeta sobandose la mandíbula por el golpe.

Bulma lo fulminó con la mirada, yamcha comenzó a reír y ella regreso su vista a él. - ¿Que es tan gracioso? - pregunto con su vista fija.

- acercate y te lo diré, - ella negó con la cabeza. - No me digas que tienes miedo, - la reto yamcha.

-No, - dijeron vegeta y bulma al unísono.

- ¡No que! - hablo yamcha.

- No te acerques bella.

- No te tengo miedo.

Hablaron al mismo tiempo, bulma se acerco lo suficiente y este con señas le decía que se acercara mas.
Bulma estuvo lo suficientemente cerca de el y los ojos de yamcha se tornaron blancos por completo, cegandola.

- Mierda... - grito vegeta, ella retrocedió mientras yamcha sonrió.

Había caído en su trampa, pues yamcha tenia el don de cegar a alguien solo si lo tenia suficientemente cerca.

Bulma daba vueltas y restregaba sus ojos con fuerza, retrocedió por puro instinto. Su bestia había sido cegada.

- Imbecil, que rayos has echo. - grito vegeta mientras se acercaban entre si.

- Lo que tu no pudiste hacer, ella de cualquier manera morirá. Y lo peor de todo es que si no muere matara todo a su paso. La muerte la persigue.

- Me arte de ti maldito insecto. - yamcha se acerco a bulma, la tomo de la cintura y corrió con ella en brazos.

Mientras vegeta corría tras el, de los ojos de bulma salia ¡sangre! Como si llorara sangre en vez de agua.

Vegeta seguía herido y no solo eso, luego de despertar su acompañante le dio un poco de su sangre para que pudiera ir a protegerla, sin pensarlo la bebió y persiguiendo el olor de dieciocho se encamino a encontrar a su bella. Lo que jamas se espero fue encontrarla en ese estado, donde su bestia dominaba y nadie incluso el podría ayudarla a menos que ella quisiese o hasta que ella se matase a si misma.
Ha pesar de que podría causar mucho daño el la amaba y no podría matarla, estaba dispuesto a enfrentar ver como ella mataba todo a su paso solo por placer. En vez de destruirla antes de que "La marca" lo hiciera...

Aun así yamcha parecía pensar de diferente manera. El si la mataría a toda costa y esta vez el príncipe estaba muy débil como para deshacerse de el, su cuerpo seguía tan débil y la única que podía ayudarlo era bulma. La recién convertida que estaba siendo dominada por su bestia.

A como podía, corría vegeta tratando de alcanzar a yamcha. Su débil cuerpo hacia hasta el mas mínimo esfuerzo por tal de aumentar la velocidad. Corrió y corrió pero lo perdió de vista.

Yamcha se detuvo y arrojo a bulma, ella seguía sin poder observar aun así se encontraba haciéndole frente a la situación.

- Que lastima que ya no podremos jugar... - habló yamcha, - Por tu bien no vuelvas a renacer.

- Mi cabeza. - dijo ella, sosteniendo su cabeza que dolía tan terriblemente.

¡Otra vez lo estaba intentando!

Quería que la bestia dentro de ella no la dominara mas, quería estar consiente de lo que hacia parecía una pelea tan difícil de ganar pero aun así lo estaba intentando.

- Hasta nunca bella, - le dijo yamcha y con la navaja en mano y cubierta de sangre de muerto, se preparo para lanzársela directo a su corazón.

Arrodillada con las manos en su cabeza y gritando de dolor, con desesperantes lágrimas en sus ojos, lo estaba logrando. Aquel rojizo de sus ojos estaba desapareciendo.

Yamcha sin esperar mas la lanzo, todo acabaría. Todo en cuestión de milésimas de secundo.

Aquel rojizo desapareció, la ojiazul había vuelto, sonrió orgullosa de si misma cuando se dio cuenta de la situación.

Iba a morir.

Vegeta se atravesó entre ella y yamcha, la navaja atravesó un corazón.

Si.

Había atravesado el corazón del Príncipe vegeta, frente a sus ojos pudo observar aquellos azules que habían vuelto a la normalidad.

Bulma se apresuro y su espalda cayo sobre ella, sus ojos impactados y su corazón se detuvo al ver aquello.

No de nuevo.

Ella lo recostó en sus piernas, mientras el agonizaba frente a sus ojos, - Mi amor, por favor dime como puedo ayudarte, vegeta... VEGETA MALDICIÓN DIME SI... - hizo una pausa. - Si puedo hacer algo.

Las lágrimas rodaron por sus Mejías, el elevo su mano y limpio las lágrimas. - Lleva el Diario siempre contigo. - apenas hablo vegeta.

- Por favor, dime... Se que puedo ayudarte por favor... So-lo no me dejes, ¡No de nuevo! - su mirada hacia ella era tierna.

Tan tierna, la observaba como guardando en su mente cada facción de su rostro, todo termino.

- Sabes por que se llama el Diario de la bestia. - le pregunto.

Ella solo negó con la cabeza y sostuvo su mano. - Por qué es tu diario y por que tu eras la bestia, Nunca fue porqué yo lo fuera, si no porque tu lo serias.

- ¿La Bestia siempre fui yo? - pregunto la ojiazul.

- Asi es... - sonrió débilmente, acarició su rostro con delicadeza.

- Te amo vegeta, - afirmo la ojiazul, la sonrisa de vegeta se ensancho a mas no poder.

- La Bestia se enamoro de la bella pero lo que nunca nadie supo es que jamas existió bella. Pues dentro de ella lo único que siempre existió fue una Bestia. Hasta en otra vida bella, Cuidate mucho, Te amo.

Una lágrima salio de sus ojos, esa lágrima quedaría grabada por los siglos de los siglos. Inhalo su ultimo respiro y por fin pudo cerrar esos ojos negros como la oscura noche.

Había muerto...

La historia se había repetido pero esta vez el había muerto por ella. Lo sostuvo en sus brazos, rogando a Dios que se lo devolviera para darle un ultimo abrazo.
Pero debía afrontar la realidad, la muerte no era algo que ella pudiese corregir.

- Vegeta. Ve-ge-ta... - abrazo su cuerpo sin vida, sus lágrimas no cesaban, un nudo atravesando su garganta que le hacia doler su pecho. Su corazón dolía y sus manos temblaban. Su labio inferior temblaba mientras continuaba llorando, poco a poco el cuerpo del príncipe era reclamado para ser llevado al lugar correspondiente. Ella se negaba a dejarlo ir, ella solo queria volver a escuchar su voz diciendo;

- Bella.

Pero el ya no estaba y debía dejarlo ir, - Hasta en otra vida, - susurro y su cuerpo desapareció como por arte de magia. Dejando la navaja caer al suelo.

Yamcha seguía impactado por ello, jamas imagino algo así... Pero ahí estaba el presenciando todo. Bulma tomo la navaja en sus manos, el color rojo se apodero de sus ojos y en un parpadear había matado al causante de su sufrimiento con la misma navaja que había matado el al amor de su vida.

- Espero no volver a verte nunca mas. - dijo y saco la navaja de su cuerpo al mismo tiempo que este también desapareció. A su lado se removió dieciocho.

¿Que no había muerto aun?

Al parecer no.

Bulma se acerco a ella, corto su muñeca y dejo caer gotas de su sangre en la boca de dieciocho para que se recuperara.

Dieciocho entre abrió sus ojos y solo pudo observar una silueta a lo lejos desapareciendo entre los arboles con una sola cosa en sus manos. "El Diario"

Había sobrevivido a la marca y había podido llegar a dominarla, pues sus ojos ahora eran azules nuevamente.

Cerro sus ojos para tratar de recordar, recordar lo que recién había vivido, lo que había pasado y aun así sobrevivido, se había dado cuenta que formaba parte de algo mucho mas grande de lo que un día imaginó.

En la cima de un risco se encontraba, sonrió con tristeza y el sol toco su ahora fría piel, una nota cayo del Diario. La tomo y leyó detenidamente.

|El sol no te hace daño, Solamente si estas muy expuesta a el.

Pd: hay una carta dentro del Diario, lee la. |

Si, tal vez había muerto pero no se había olvidado de ella. Bulma se puso de pie decidida a aprender a vivir su nueva vida, decidida a llevar consigo el diario que entre sus paginas se escondían grandes secretos que aun tenia que descubrir leyendo "El Diario De La Bestia"

- Hasta en otra vida, vegeta ouji...

Fin.

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