4 de septiembre de 1939

Querido diario.

¿Qué puedo decirte?
No sé ni por dónde empezar y estoy seguro que acabaré llorando.

El día de mi cumpleaños, durante la madrugada, nos despertamos por un fuerte estallido y fue seguido de un temblor. Mamá me sacó de la casa lo más rápido que pudo mientras papá venía detrás cargando la radio. Realmente pensamos que era un temblor pero al salir de casa vimos… Algo horrible. Sobre nuestras cabezas volaban aviones y soltaban pedazo de metal que estallaban al caer al suelo, eran bombas. El lugar se encendía cada vez que caía una bomba más, se volvía rojizo y había humo por todas partes. Papá nos gritó para que regresar a casa y nos refugiaramos en el sótano. Estuvimos ahí hasta que los estallido dejaron de sonar.

Papá fue el primero en salir, después nos llamó. Realmente me hubiera gustado quedarme ahí abajo en lugar de salir. El humo seguía siendo demasiado pero ahora podíamos ver todo lo que había pasado. Nuestra casa fue una de las pocas que quedó más o menos de pie, muchas otras quedaron en cenizas. Mamá lloró mucho mientras me abrazaba y papá volvió a encender la radio, que nunca soltó, para enterarnos sobre lo ocurrido.

Mientras buscaba que la estación funcionara, mamá y yo regresamos a casa para ver nuestras cosas. Así como papá, mamá tomó la comida y la guardó, también guardó ropa en varias maletas y me pidió que hiciera lo mismo. Corri a mi cuarto, desdoble mi ropa y la acomodé en la maleta, también te guardé a ti. Tome las cosas de la escuela para acomodarlas bien en mi mochila, así salí a ver a mamá de nuevo, pero ella estaba con papá en la cocina escuchando las noticias.

No recuerdo mucho de lo que hablaron. El locutor mencionó un ataque sorpresa por parte de extranjeros, pero aún no sabíamos de quién exactamente. Apenas ayer el locutor nos informó que Gran Bretaña y Francia le habían declarado la guerra al causante: Alemania. Dicen que en realidad fue un ataque de respuesta, porque Polonia había atacado primero, aunque en realidad no me convence mucho.

Después de un par de minutos papá y mamá comenzaron a hablar y dijeron que debíamos ir con la abuela. Papá buscó toda la tarde alguien que pudiera llevarnos, pero no encontró a nadie.

Dormimos en el sótano con nuestras maletas y con mucho miedo de que las bombas volvieran. Aún dormimos aquí, con el mismo miedo cada noche.

Papá me dijo que la escuela se suspenderá hasta que las cosas mejoren y me entristece saber que no podré ver a mi amigos, aún no se si ellos estarán bien.

Solo espero que las cosas se aclaren pronto.

Atte: J.K

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