27 de junio de 1939
Querido diario
¡Sobreviví! Mamá pensó en la horrible intoxicación que tendría su hijo y decidió dejar comida para los días que se iría, así que solo tuvimos que calentarla y no tuve que comer garbanzos toda la semana.
Por suerte no quemamos la cocina. A veces me gustaría que mamá me enseñara a cocinar para no tener que comer garbanzos cada vez que ella no esté en casa, pero ya me harté de escuchar lo mismo:
Los hombres trabajan, no cocinan.
Y se que tiene razón, pero al menos quisiera que me dejara.
Cambiando de tema a lo que ha sucedido hoy. La radio anuncia a los alemanes y sus cosas, parece que Hitler anda amenazando a todo mundo y linchando a quien no le parezca lo suficiente "bien" para su gusto. Ese señor está un poco loco, a mi parecer. No sé cómo llegó a ser la cabecilla de Alemania. Aunque lo lamento por ellos, tener un líder así debe dar miedo.
Mamá me trajo un regalo de parte de la abuela, es una novela que se titula: Frankestein ¡Vaya nombre! No me llama la atención realmente pero nunca le quitaría la ilusión a mi abuela, por ello fingí emoción para que mi mamá le cuente lo feliz que estaba con su regalo.
Hoy también fuimos al mercado por comida y papá tiró las papas en medio camino, un auto casi lo atropella pero está bien. Mamá se enfadó mucho y papá no se cansa de culparla, bueno... Se culpan mutuamente. Hasta ahora están enojados, papá está durmiendo en el sillón de la sala.
Cuando me case le pediré a mi esposa que nunca compre papas (eso era un chiste).
Ahora estoy escribiendo en mi habitación mientras escucho a mi mamá quejarse porque mi padre está escuchando música demasiado alta y no puede dormir.
Yo trataré de dormir. Buenas noches.
Atte: J.K
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