Hola, socio, qué gusto verte.
Soy Eddie, te esperaba impaciente.

Bienvenido seas a mi humilde hogar.
Aquí las visitas siempre tienen reservado su lugar.

Pasa con confianza que el banquete se enfría.
A partir de ahora, eres parte de la familia.

En la mesa están todos reunidos: Hermanos, abuelos y tíos.

Siéntate, que hay suficiente comida.
El plato de hoy es la especialidad de la cocina.

Spaghetti con salsa picante,
y si quieres otro plato, Teddy te lo trae al instante.

Y allá adelante está el cocinero, con la cafetera y el paté.
Sirviendo con sumo cuidado, como si estuviera en masterchef.

También hay una sabrosa carne asada,
como también papas doradas y mucha ensalada.

Un buen queso Rochefort y mermelada.
¿Y qué tal una bebida bien helada?

Solo pídelo, aquí se disfruta la buena gastronomía.
No importa la economía.

¿Oyes eso? Es mi perro jugando en su Iglú.
Algo travieso como Scooby Doo.

¡Madre mía! Ya me estaba olvidando.
Algo que hace mucho lo venía planeando.

Te contaré un secreto, pero que quede entre tú y yo como si fuera un amuleto.

He escrito un Diario y...

¡Oh no! Otra vez don Pietro que ya empieza a poner su música pop retro!

A todo volumen importándole los vecinos un bledo.
Ahora un corte de luz le vendría como anillo al dedo.

Discúlpame un momento...

Listo, ya llamé a la policía y ya se lo están llevando a la comisaría.

Bueno, como te decía; un diario diferente y ultra secreto que nació como una...

¡Ahora que! ¡Oh dios! Discúlpame otra vez, ya vuelvo.
Es el teléfono que me tiene con la soga al cuello.

Te dejo mi diario, cuídalo mucho.

El diario de Eddie