Querido Diario #9
Me encontraba dormida sobre una banca de hospital, no podía relajarme al escuchar todos esos ruidos de hospital, gente muriendo, personas llorando y sobre todo viviendo el estrés irreconocible de que mi novio estaba a punto de perder la mano, probablemente todo el brazo si es que todo resultaba en una terrible gangrena, no podía pensar en lo peor.
Pero luego al cabo de unas horas, todo volvía a la normalidad, observaba como el sol resplandecía en una de las ventanas de la sala de espera, mi padre me traía un café que en serio necesitaba.
Salió el doctor, necesitaba que dijera las noticas fueran buenas o malas.
— ¿Son allegados al paciente Sherlock Ravensdale?—preguntó.
—Sí—asentimos sin pensarlo, a nuestro lado se encontraba Cinthya, mortificada y con los ánimos muy bajos.
—Todo ha salido bien pero la salud del paciente es muy delicada, la cortada fue muy profunda pero no pasó de más, afortunadamente no tiene una enfermedad más mortal porque lo trajeron a tiempo.
—Bendito sea—dijo Cinthya y se recargó en mi hombro— ¿Podemos?
—O sí claro que pueden pasar a verlo, tuvimos que anestesiarlo al principio pero ahora se encuentra mejor, acaba de despertar.
— ¡Gracias doctor!—dijimos emocionadas.
Pasamos con lentitud al cuarto de hospital. Las luces de la mañana brillaban por todos sus alrededores, en la cama se encontraba Sherlock, con una mirada decaída y un futuro incierto. Nos vio entrar y pensé que su ánimo mejoraría, pero creo que fue un poco lo contrario.
—Hermano—Cinthya se sentó a lado de la cama y acarició su cabello— ¿Cómo estás?
—Bien—dijo sin muchas fuerzas.
—Oh mírate cómo estás—tocó su rostro con la palma de su mano— ¿Por qué permitiste esto? Se supone que soy yo quien tiene ontogénesis y sin embargo tú estás en el hospital.
Aunque haya sonado gracioso y las intenciones de Cinthya fueran las mejores, yo al igual que él sentí un hueco en mi corazón. Tuve que mantenerme lo más fuerte posible y no llorar, no quería que él pensará que me encontraba hecha trizas.
Pero al parecer ambos olvidamos nuestro objetivo cuando Sherlock empezó a llorar sobre los muslos de su hermana, exclamaba lo siguiente:
—No sé qué paso, perdóname Cinthya, yo... solo quería defenderte, todo lo que hice fue para que estuvieras sana y segura aún sin importar que estuviera mi vida de por medio...—no dejaba de sollozar.
—Pero yo podía hacerlo por mí misma ¡No debiste haberte sobre expuesto demasiado!—ella abrazó su cabeza.
—Lo sé pero no quería que nos llevaran a un orfanato o centro de adopción ¡No quiero separarme de ti!
En serio, esto me hizo temblar, hizo que una parte de mi corazón fuera removida y no pude evitar llorar a montón, los tres lo estábamos haciendo. Pero alguien me había susurrado por la puerta.
—Carolyn—era mi papá, estaba acompañado de una mujer—, salgan.
—P-pero ¿Por qué?
Finalmente, los dos entraron. La mujer portaba un traje de oficina bastante sofisticado y cargaba con ella un bonito folder y portafolio, se veía de fiar.
—Ella es Liane Dertman, una trabajadora social.
—. ¿Me podrían permitir unos minutos a solas con él?—pidió Liane en tono amable.
Asentimos en seguida. Papá, Cinthya y yo salimos del cuarto. Me recargue en la puerta mientras que los otros se fueron a sentar en las bancas. Papá intentaba consolar sin éxito a Cinthya quién seguía llorando e intentando no lastimarse con nada. Sé que está mal lo que hice pero pude escuchar la conversación del interior:
—Sherlock Ravesndale ¿Cierto?
—Sí... ¿Usted quién es o que desea?
—Cómo ya lo han dicho, mi nombre es Liane Dertman y soy una trabajadora de servicios infantiles. El señor McCarthy hizo una acusación acompañada de su respectiva demanda hacía su padre Brian Ravensdale, por lo tanto el estado ha considerado a su padre como mentalmente incapacitado para cuidarlos. Por lo tanto usted y su hermana irán a una casa hogar hasta que se determine su estado.
Oh por dios, eso me dolió mucho más de lo que a Sherlock podría dolerle. No podía imaginarme una vida sin él, pero mientras mis ojos estaban cerrados pude escuchar el grito más desgarrador y fuerte que jamás se ha hecho.
—NO—era Sherlock— ¡NO POR FAVOR! Lo que paso fue un accidente, me lo merecía, papá es bueno, no... ¡NO PUEDE SEPARARME DE ELLA! ¿Dónde vamos a estar? ¿Nos adoptarán aún a esta edad? A ella sí pero ¿A mí? No, no ¡¡NO!!
—A ver Sherlock cálmate—Liane sonaba tranquila a pesar de eso—, mira así no son las cosas. No irán a un orfanato ni mucho menos estarán en adopción. Primero vamos a verificar si no hay un familiar cercano a ustedes, sino lo hay pues estarán ahí LOS DOS JUNTOS hasta que cumplan la mayoría de edad, y no importa cómo defiendas a tu padre. Después de lo que pasó es claro que no pueden seguir en esa casa.
—P-pero... mi familia...
—Sherlock una familia sea grande o pequeña, con padre o madre tiene que haber respeto mutuo, definitivamente y por los restos que tu cara evidencian, es claro que sufrías de violencia...
— ¿Qué va a pasar con nosotros señorita?—lo escuche totalmente melancólico.
—Primero vamos a arreglar las heridas físicas y luego—me asome por la perilla, detesto ser tan curiosa— las heridas de aquí—su dedo señalo su pecho— No tienes nada porque preocuparte, pronto verás que la vida es demasiado corta para estar sufriendo.
—El dolor no me define, pero todavía lo siento.
Eso fue lo que sucedió hace días atrás. Cuando le dieron el alta a Sherlock, Cinthya y él fueron a la casa hogar donde al igual que ellos hay muchos niños, adolescentes, chicos, chicas que han sufrido la desgracia más grande de todas. La familia debe ser nuestro centro de apoyo, de cariño, nuestros padres deben amarnos así como nosotros debemos amarlos a ellos, darnos atención, nuestros hermanos son una parte tan gratificante de lo que sentimos que no pueden ser ignorados, desechados ni mucho menos masacrados. Lamento tanto y me duele con todo mi corazón que la familia de Sherlock haya salido de esa manera, él no se merecía tanto dolor, tantas lágrimas. Me siento tan afortunada por estar con un padre y una madre que me aman, que me dan su cariño y comprensión. Amo a papá más de lo que podría amarme a mí misma, pero a veces los hijos podemos darle la lección más importante a los padres.
Prueba de ello, lo que pasó el primer día que fuimos a la casa hogar donde Cinthya y Sherlock debían quedarse.
—Aquí es—le dije a mi padre con muchos miedos, tenía una bolsa con unas cosas personales.
—Sí, oye espera un momento hija.
— ¿Qué pasa papá?
—Quiero que sepas que estoy muy orgulloso de ti. Mi pequeña Carolyn, tan valiente, tan decidida. Me has dado una lección muy importante.
—. ¿En serio? Pero si las lecciones y aprendizajes deben darlos los padres, no los hijos—dije en broma.
—Sí pero tú me enseñaste algo muy valioso. Me alegra que me hayas desobedecido cuando te dije que ya no te entrometieras en los asuntos familiares de Sherlock, me enseñaste a no dejar pasar las cosas de largo, a no ser egoísta y pensar en los demás. ¿Te imaginas si hubiera pasado algo peor? Definitivamente mi conciencia no me hubiera dejado dormir.
—Sí papá, pero afortunadamente intervinimos a tiempo, tú fuiste el motor que me ayudo a seguir adelante y no darme por vencida, así que esto es de ambos.
—Totalmente de acuerdo—se estacionó—, sí todas las personas apoyarán a su semejante de la manera correcta, el mundo sería un lugar mejor.
—Porque para cambiar al mundo, tenemos que cambiar nosotros primero.
—Está bien, anda ve con él—me dio un beso en la mejilla—, aquí te espero.
—No tardó—dije con una sonrisa.
Fui a centro de atención a invitados y me dijeron dónde podía hablar con ellos. Agregaron que los chicos se encontraban en horas libres, (o sea jugando y platicando), subí las escaleras al lugar en donde estaban. Me dio mucha alegría verlos a todos ahí, muy felices, contentos e intentando ocultar la tristeza de su corazón.
Encontré a unas chicas jugando en una para muñecas, fue mi alegría al ver a Cinthya ahí, por primera vez tenía amigas, siempre estuvo tan reservada y deprimida por su enfermedad. Me provoca una felicidad infinita al verla sonreír que no dudo en acercarme a ellas.
—Hola.
—Oh ¡Hola Carolyn!—me dio un gran abrazo.
—Hola ¿Cómo has estado? Por tu enorme sonrisa creo que de maravilla.
—Así es, he estado yendo a sesiones psicológicas y para tratar mejor mi ontogénesis, ya no he tenido ningún accidente, me dijeron que también era por el estrés al que estaba sometida antes, pero ahora sin duda las cosas van mucho mejor.
—No sabes cuánto gusto me da escuchar esas palabras, y veo que ya tienes nuevas amigas—sonreí.
—Oh sí ellas son mis nuevas amigas, me divierto mucho con ellas.
—Eso se nota—seguía sonriendo y evidentemente ella se dio cuenta que yo buscaba a alguien más, pero igual se lo dije— Oye y... ¿Dónde está tu hermano? No lo vi jugando con los hombres allá afuera.
—Oh no, él está allá—señaló un rincón del cuarto.
De inmediato, mi vista se había hecho única para él. En ese enorme pasillo estaban todos, niños jugando con sus figuras de acción, chicas a la cocinita y muñecas. Otros armaban rompecabezas, platicaban, leían libros pero fue mi sorpresa al ver que Sherlock no hacía ninguna de esas cosas, no estaba con nadie, de hecho se había aislado totalmente de las personas. Se sentó en un sillón blanco que estaba en pleno rincón del lugar, pero eso sí tenía una vista a la ventana sorprendente, camine rumbo a él, este parecía no tener conciencia de que alguien se acercaba, lo miré más de cerca, estaba en un especie de... ¿Trance? No lo sé, puesto que su cabeza miraba a la ventana y no a algún lado más, es cómo si no estuviera presente, no le molestaba al ruido, no hablaba, no pestañeaba y a simple vista parecía un maniquí.
Tuve que darle un golpe en el hombre para hacerlo reaccionar.
—Hola—reaccionó de inmediato.
—Oh—hizo una pequeña sonrisa—, hola amor—me dio un beso en la mejilla
—Al parecer no estás haciendo amigos...
Siempre me preocupo la asocialidad de Sherlock, él permanecía distante de los demás, mientras menos personas hablarán con él sería mucho mejor. Eso antes podía justificarse por la violencia que vivía pero ya han pasado varios días desde que ese sufrimiento acabó ¿No debería mejorar?
—Oh no, no quiero hacer amigos o personas con quién hablar. Me siento mejor solo conmigo mismo.
—No digas eso, no puedes estar solo todo el tiempo. Imagínate ¿Me hubieras hablado si yo no lo hubiera hecho?
—No, lo siento pero soy tímido... es eso o tal vez pienso que me van a lastimar, que se burlarán de mí, no puedo explicarlo, es un miedo terrible.
—Ya nadie puede lastimarte—toque sus mejillas—, mejor dime ¿Cómo ha ido todo?
—Oh muy bien—le costó trabajo emular otra sonrisa—, estoy teniendo sesiones con un psicólogo que cómo decía Liane—suspiró, hablaba lento— podríamos hacer que sanaran las heridas internas, creo que más o menos lo estoy logrando.
—Todo lo que me dices me da felicidad—tome su mano— ¿Ya viste? Todo tiene solución, también la muerte.
—Emm me detectaron trastorno depresivo mayor y...—lo notaba nervioso, movía sus piernas constantemente— estoy tomando anti depresivos. Me querían hacer una terapia electro convulsiva pero preferí una foto terapia además de mis sesiones regulares.
—Oh no puede ser—le di un abrazo y lloré suavemente—, pudimos haberlo evitado, pude haberte ayudado antes, nunca me perdonaré por esto.
Ese era el peor sentimiento del mundo. Es como cuando ves un perro atropellado por alguna razón nuestra mente nos retacha con culpas de "pudiste haberlo salvado". Nos culpamos por cosas que queramos o no, no fueron nuestra culpa.
—Carolyn ya tranquila—me miró cariñosamente—, no tienes por qué culparte de nada. Yo estoy bien, los tratamientos hacen un buen efecto en mí, estoy haciendo ejercicio y si sigues viniendo por supuesto que lograré ser sano y feliz otra vez.
—Me da tanto gusto que—pase mi pulgar sobre mis lágrimas— hables de esa manera, tan alegre, tan vivo y capaz... en verdad estoy segura que podrás deslumbrar una sonrisa verdadera.
Me estuvo platicando un rato más sobre lo que le había sucedido cuando llegó. Me contó que no tienen habitaciones propias (era lo más obvio), que observaba con envidia que otros niños fueran a jugar. Quién era su psicólogo era un buen hombre (me hubiera dado un tiro si me enteraba que era Nyarai Vasilescu), que lo apoyó desde el principio, su hermana asiste también pero ella no tiene ninguna enfermedad o algo por el estilo, ella se encuentra sana y cada vez más hermosa. Yo también le hable sobre cómo iban las cosas en mi casa.
—Perdón sí parece que no te tomo atención—dijo un poco apenado—, pero tengo mucho sueño. Mi insomnio va en aumento porque he tenido—tartamudeo— varios... trastornos psicóticos.
—Descuida, no hay problema. Lo que recordaré es nuestro tiempo juntos—me recargue sobre él.
Vimos como el atardecer caía sobre nuestra ventana. Había un montón de ruido alrededor, niños jugando, olor de dulce pegajoso y no era el mejor escenario romántico, pero sin duda era lo que más quería, que Sherlock estuviera a mí lado.
—Señorita lamento decirle esto—la trabajadora social intervino—, pero las horas de visita han terminado.
—Oh claro, por supuesto—me talle los ojos, no me había dado cuenta que Sherlock se había dormido sobre mi hombro—querido, mi amor...
Él despertó a la mala, sus ojitos se veían tan casados.
—Tengo que irme—especifique—.
—Mañana vendrás ¿Cierto?—reaccionó— N-no... no... ¿No me vas a abandonar aquí?
—Por supuesto que no, mañana vendré sin falta—le di un beso en la frente—, solo recuerda que nunca... nunca voy a abandonarte.
Me levante del sillón, di unos pequeños pasos hasta la salida y podía sentir la mirada pesada de Sherlock por todo mi ser. Amo a mi padre, me estuvo esperando todo ese tiempo, me siento a penada pero él es tan comprensivo que entendió porque me tarde tanto.
Y no era una promesa lo anterior, pero sin duda nunca lo dejaré solo, era un juramento para mí misma que nunca iba a romper.
t}L]
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top