Querido Diario #7
Hoy fue uno de aquellos días donde no sabes ni que está bien o que está mal.
Todo empezó en la escuela. Sherlock no había llegado a la primera clase algo que se me hacía demasiado extraño, puesto que él no es de aquellos que les gusta faltar porque prefería estar en casa. Es todo lo contrario.
No asistió a matemáticas, lo cual era mucho más cuestionable, es un genio para dicha materia y no se la perdería por nada del mundo. Así que no pude hacer nada. Mi mañana se resumió en escapar de Ian para que no se atreviera a ponerme un dedo encima, lo único con lo que tenía que lidiar era con sus malditas miradas de pervertido sexual.
Historia: Una de mis clases favoritas, esperaba para que el profesor llegará, entonces mi vista se perdió en la calle fuera de la escuela, las casas y más que nada las nubes tan blancas que se aproximaban, era un día maravilloso.
Hasta que... la oscuridad llegó.
Sentía que alguien caminaba justo en mi dirección, no podía concentrarme en otra cosa más que en el ambiente tan pacifico que se observaba fuera de mi ventana, escuché risas y cuchicheos de mis compañeros, lo cual me había hecho pensar que estaba pasando algo gracioso, ya saben las típicas pavadas con las que se ríen los adolescentes de ahora y por más que quieras, no le notas lo divertido.
Finalmente voltee, lo que observe fue una imagen que jamás se me olvidará de la cabeza, espero que ustedes puedan comprender lo traumática que fue.
Sherlock caminaba hasta mí, tenía un pie cojo, usaba un bastón para darse impulso.
Oh dios mío, estaba como luchador profesional después de una pelea donde perdió.
¡No exagero! Tenía un yeso sobre su brazo derecho, un moretón gigante sobre su ojo del mismo lado que le cubría gran parte del alrededor, también otro sobre la esquina de sus labios y hasta se notaban hinchados.
Un gran rasguño sobre la mejilla izquierda se notaba y unos golpecillos sobre ese lado inferior, su único ojo visible se notaba tan cansado. Jamás lo había visto tan golpeado...
—Oh dios bendito—dije después de arrimarle una silla para que pudiera soltarse— ¿Qué te paso?
—Nada... tuve un accidente—respondió nervioso y con la respiración entrecortada.
—Accidente—golpee mi mano contra el pupitre, tanto tiempo y Sherlock seguía mintiéndome—. Claro, porque tu padre iba caminando con un sartén y por "accidente" te dio en la cara ¿No?
—Carolyn—tragó en seco—, no fue él.
—Sherlock no soy estúpida—lo miraba fijamente—, no puedes seguir mintiendo de esa manera. ¡Pudo haberte matado ahora sí!
— ¡ESO QUERÍA QUE HICIERA!—exclamaba tan fuerte que todos se nos quedaron viendo, no les tomé importancia.
—Claro, porque eres un envidioso—reproché todo—. Porque solo piensas en ti y no piensas en las personas que te necesitan como yo o tú hermana. ¡Eres un colmo! ¿Por qué te permitiste que te hiciera esto?
—Verás...—cerró los ojos, cuando los abrió contó su relato— Yo entre a la casa después de verte, él ya me esperaba ahí, entonces como podrás suponer... ya sabía que fui a dejarte a tu casa. Nos vio besándonos.
No puede ser, lo que me dijo me dio un tremendo dolor en la espina dorsal, pero lo que dijo después... me hizo irradiar rabia por todos lados:
—Él dijo...—le costaba trabajo hablar— "No vas a la escuela por estar con la perra de Carolyn McCarthy ¿Verdad?" Cómo me había dado el golpe en la nariz—señaló su bendita— le respondí mientras me sobaba "No ¡Claro que no! Déjame en paz". Lo había esquivado, seguía mi camino a mi habitación, pero él me jaló el cabello fuertemente diciéndome "¡Cállate! Ahora si te prohíbo que vuelvas a ir con esa zorra barata"
N-no... no, no, no ¿Dónde había escuchado eso? Creo que ya sé que pasó después... ¿Mi sueño era una realidad?
—Una de las cosas que siempre hago cuando me golpea—siguió explicando— es cerrar los ojos como siempre, pero ahora ya estaba extremadamente harto de la misma situación de siempre, golpes, insultos, ya estaba tan cansado de lo mismo—daba un largo suspiro—. Así que sin pensarlo dos veces, me solté, mire a mi padre de frente y le di un fuerte puñetazo que lo hizo sacar sangre de la boca.
Generalmente y sinos dejáramos guiar por la religión, lo que hizo fue un pecado. Pero en ninguna parte de la biblia prohíbe golpear a los hijos, por eso creo más en los derechos humanos que en los 10 mandamientos.
—Yo le dije—continúo— "¡Cállate! No permito que le vuelvas a decir zorra ni mucho menos barata a Carolyn ¡Ella es perfecta!" Pero creí que iba a morir en ese instante, me felicitó diciéndome que así debería golpear, pero no a él. Así que me dio la fuerte bofetada que me dejo esto—mostró otro de sus moretones, parecía colección—. Mi paciencia se agotó desde hace mucho tiempo, tú eres la única persona que me ayuda a sobrevivir a esta eterna tortura llamada "vida". Entonces dije lo que añoraba decir desde hace tiempo.
— ¿Qué es?—escuchaba atentamente.
—Sé que estuvo mal... pero fue "Muy bien, tienes razón, es una zorra barata. Pero ¡¡No es de esas hijas de puta, que asesinan a sus hijos!" Era una referencia a mi madre...
Oh no, Sherlock casi nunca me hablaba de su madre o de lo que le había pasado, era un tema que siempre se reservaba y yo nunca cuestionaba por temor.
—Obviamente papá se enfureció—miraba al suelo—. Me aventó al piso, hizo que su pesado cuerpo, robusto y gordo cayera sobre mí, sujetaba con firmeza mis muñecas, casi no podía respirar. Se acercó a mi oído y susurro: "¡mira! Tu madre hizo muchas cosas por ti y no puedes responderle así. "
No puedo juzgar eso o darle la razón a él, no conozco absolutamente nada de su madre.
—Luego...—Sherlock empezó a llorar—, papá iniciaba a...
— ¿A?—pregunté con terror.
—Amarrarme ambos pies y manos—se me hizo un nudo en la garganta.
—No puedo escuchar más—me levante de la silla—, no quiero ni imaginarme que pasó.
—Le pegaba a Cinthya, eso nunca lo había hecho—seguía hablando, pero en un tono muy bajo, aprovechando que nuestros compañeros hacían desastre en el salón—, tuve que intervenir, su ontogénesis imperfecta podría regresar... entonces.
—Basta—decía sin poder contener mis lágrimas.
—Me dijo que me veía desnutrido—sonaba sumamente traumado—, entonces con un poco de "leche" me haría sentir... mejor...
Las palabras que Sherlock el delincuente me habían dicho en mi sueño, resonaron en ese momento:
"Además decidí dejar a mi padre porque él me obligó a hacerle una felación."
Podría ser una vidente o algo parecido.
—Él te obligo a... ¿Masturbarlo? —pregunte con los nervios sobre mi garganta.
—Sí—asintió, cubrió su cara para que no pudiera ver su llanto—, lo hizo... Luego en la noche quería huir, irme con los vagos de la ciudad... pero...
¿Pero?
¡Oh, quería que dijera ese bendito pero!
— ¿Qué te detuvo?—lo mire impresionada.
—Me acorde... de ti, no podía dejarte, si sacrificaba toda mi vida por ser un delincuente ¿Qué vida le voy a dar a mi futura esposa?
¿Qué? ¿F-futura esposa?
—Un día—tomaba mis manos con firmeza—, no muy lejano... me casaré contigo.
—No puedes pensar en eso ahora—lo solté—, primero tienes que arreglar todos tus problemas, los de aquí—señale su frente—y los de aquí—toque su pecho, una señal clara de su corazón.
—Sí y los de mi cuerpo—hacía una pequeña risa—, intente huir por la ventana. Pero fui tan tonto que termine cayéndome, sobre mi brazo y mi pie se lastimo.
—Oh ¿Y quiénes te ayudaron?
—Los vecinos alertaron a mi padre. Este salió en seguida, ya sabes cuándo hay personas de por medio, de pura casualidad a tus padres les da por ser los mejores del mundo. Pero me dijo que debía dejar la escuela para ponerme a trabajar porque nada salió barato.
—Te entiendo—decía con pesadez—, pero no puedes abandonar la escuela ¿De qué vas a trabajar?
—Ya está decidido—cerraba sus ojos—, el lunes no vendré, seré asistente de un mecánico. Es la manera en la que puedo llevar dinero a casa, serán dos trabajos, ese será en la mañana y lavaré coches por las tardes.
—No puedes, eres menor de edad—defendí.
—No, no puedo hacer nada... es mi destino.
Nuestra conversación se vio fuertemente interrumpida cuando llegó el sujeto de todas mis pesadillas: Ian Busher. Tenía un palo de escoba con el que imitaba era bastón solo para burlarse de Sherlock por verlo caminar tan discapacitado.
—Oh mírenme—fingía su voz—, soy un maldito anciano. Jajaja, duelo de palazos ¿Te unes o sales?
—Déjame en paz—dijo Sherlock dándole la espalda.
—Voltéame a ver, hijo de puta.
Era lo que debía hacer ahora. Sí Sherlock permitió que su padre le diera la golpiza de su vida solamente por defender su honor, lo mínimo que yo podía hacer era defenderlo está vez. Pero no se me ocurría una forma de contra atacar a Ian, nuestro tormento por excelencia. Así que debía improvisar.
Me pare frente a Ian y protegí la espalda de Sherlock, pobrecito si sigue con tantos golpes, le saldrá una joroba.
—Escucha Ian...
—Cállate, perra asquerosa.
Tuve que hacer un esfuerzo para no estallar.
—Puedes romper mi alma, tomar mi vida lejos, golpearme, herirme, matarme... pero por el amor de dios... no lo toques... a él...
Ian me miró con comprensión, al parecer logre hacer algo correcto y decente ¡Por primera vez! ¡Que emoción! Pude cambiar el pensamiento de un imbécil...
O por lo menos, eso creí.
—De acuerdo—tomó el palo de escoba y me dio un golpe fuertísimo que me hizo perder la conciencia durante unos minutos.
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