Querido Diario #5
Todavía no puedo asimilar las cosas tan malas que pasaron ayer, estuve tan cerca de sacar a Sherlock de su pesadilla, pero tuvieron que arruinarlo todo, Ian me golpeó de nuevo y papá pensó que habían sido los vagos. Le explique lo que pasó realmente.
—Inaudito—replicó juntando sus dos manos—, pero me las va a pagar.
—Al fin lo había hecho recapacitar—froté mis manos sobre mi frente—, y él echo todo a perder. Ahora Sherlock me odia.
—Ni modo—se encogió de hombros—. Sí él no te quiso creer, no es tu problema.
—Papá—no pude creer su grado de negligencia—, no puedo dejarlo así. Llamaré a la policía.
—Pero se llevaran a ambos a un orfanato y a él muy probablemente a un reclusorio juvenil.
—No podemos perder la esperanza—argumenté—, papá ¿Podrías darle asilo aquí? Solo hasta qué su situación se mejore.
—No, no, no—negó de inmediato—. Carolyn no podemos, sería una verdadera locura.
—Oh vamos papá—le rogaba sin parar—, sino tendré que buscarlo nuevamente en la casa donde viven esos delincuentes.
—Ya basta, jovencita—decía firmemente—, no puedes chantajearme, no te lo voy a permitir, así que mejor corrige tu comportamiento hacía ti y déjate de esas ideas absurdas ¡No! ¡Es mi última palabra!
Papá me había dejado ahí, sola y con mis esperanzas por los suelos. Tengo que pensar en una manera de sacar a Sherlock de ese lugar, piensa Carolyn.
Así que a la mañana siguiente, en vez de dirigirme a la escuela hice algo que nunca me creí capaz... desobedecer a mi padre.
Me pille de la escuela para ir a un exclusivo lugar, a esa casa de jóvenes delincuentes que habitaban ahí, me daba mucho miedo pero puedo aseverar que es el lugar donde Sherlock tiene su "sucia vida"
Tocaba la puerta con nerviosismo.
—Hola—me abrió uno de ellos, su apariencia era traumática.
—Eh... hola...—dije nerviosa— Quisiera...
—Eres demasiado joven para unirte—iba a cerrar la puerta, regresa cuando tengas 15.
—Tengo 16—impedí que hiciera su acción—, y no, no vengo para unirme. Quisiera hablar con uno de ustedes.
— ¿Con quién?—me miraba con sospechas.
—Sherlock Ravensdale.
—Niña nadie conoce aquí a las personas por sus nombres, así que dime su seudónimo.
—No lo sé—rascaba mi cabeza con miedo—, creo que era... ¿Curco?
—Ah ya—vaya, creo que le atiné—, sí ahora le digo que venga.
¿Por qué tienen esos apodos? Suena tan mal referirse a alguien por eso y no por su nombre real. Me parece bastante incomodo pero si es la única manera que tenía para hablarle, lo haría.
Finalmente había llegado, abrió la puerta, me miró inquisitivamente.
—No puedes traer a la policía aquí—encendió un cigarrillo—, porque los matan.
—Nadie está ofreciendo una recompensa por ti y si fuera así yo sería la última en entregarte—me defendí.
—Ay sí, claro cómo no.
—Es cierto—defendí mi posición—. Escucha Sherlock tal vez estés decepcionado, irritado y sumamente triste por la vida injusta que te ha tocado vivir, pero créeme que vivir aquí no es la solución para nada, ser un prófugo.
—No puedo hacer más, es lo que quiero, es lo que elegí vivir—noté que había apretado sus puños.
—Pero puedes cambiar digo ¡Mira esto!—extendía mis brazos alrededor— ¿Esta es la vida que quieres? ¿Siempre huyendo de la policía? Cuando tu juventud se acabe y a estos vástagos ya no les sirvas ¿Qué harás? ¿Cómo sobrevivirás? ¡Piensa en el pasado!
—Carolyn—decía a punto de llorar—, no me molestes. Déjame solo.
—No, no Sherlock, un día cuando estabas de mal humor te dije algo y ahora lo sostengo: Cuanto más quieras que te deje solo será más tiempo que estaré contigo.
—Ay—sus lágrimas salieron sin control—. Carolyn no sé que decir...
—Yo te puedo salvar de esto... ¿Recuerdas?—tomaba sus manos, tan rasposas, llenas de suciedad y costras sobre sus dedos, no me importó— Soy tu salvadora, tu eterna divina. SÍ yo soy tu ángel.
Me parece que es muy fácil de convencer, no sé si sea porque soy yo o simplemente porque tengo buenos argumentos. Creo que era la primera opción. Me siento tan feliz, vuelve a abrazarme con esa fuerza, magia y valentía con la que solía hacerlo.
—Sabía que nunca ibas a dejarme—comentó con una ligera sonrisa.
—Lamento lo que pasó el último día de la escuela—dije cabizbaja—, no debí dejarte solo, no debí abandonarte.
—Nunca lo has hecho ¿O sí?
—Desde este momento ya no.
Era claro y evidente que nos iríamos juntos de ese infierno. Esa maldita casa me provocaba un miedo inexplicable, el olor a sustancias dañinas era tan asqueroso que apenas si podía soportarlo.
—Tengo que ir por algo antes de partir—dijo Sherlock con miedo.
—Oh no, no importa nada—susurré—, lo que yo quiero es irme de aquí de inmediato.
—No tardaré.
Tan solo se dio la vuelta, había una chica de cabello negro, una media coleta mal hecha, era una delincuente, podía notarlo al instante, su ropa estaba desgarrada y sucia, se nos quedó viendo tan terriblemente que me daba tan mala espina... pero no creí que lo que fuera a hacer sería tan horroroso...
—Sherlock—dijo la chica— ¿Qué pretendes?
—Nada, solo voy a pasear.
—Te escuche perfectamente—tenía algo detrás de sus manos— ¡Quieres escapar!
—Oh Mónica eso es mentira—se puso a un lado de mí—, claro que no ¡Está es mi familia!
Podía deducir que estaba mintiendo, eso era lo bueno, lo importante es salir de esta maldita casa en este instante...
—Mentiroso ¡Voy a matarte!—la chica saco un arma y me apuntó.
Había cerrado los ojos, sostuve mis puños uno al otro para esperar el fuerte impacto. El balazo resonó tan fuerte aturdió tan fuerte mis oídos, de una manera que no podía ser capaz de escuchar. Pero ¡No sentí nada! ¿Por qué? Dios ¿Qué ha pasado? Suena el disparo, cerré los ojos, no pude ver nada... pero finalmente cuando los abrí...
¡OH POR DIOS! ESA TIPA LE DISPARO A SHERLOCK.
No, no corrijo, me apuntó a mí... pero él se sacrificó por mí.
Cayo frente a mis pies, tenía sangre sobre su pecho y sus ojos a penas si podían sostenerse.
—No puede ser—dije totalmente alterada y sostuve su cabeza sobre mis rodillas— Sherlock ¡Reacciona! ¿Qué pasa? ¡Dime que estás bien!
—Carolyn...—salía sangre de su boca.
—Oh amor mío—recargue todo su cuerpo sobre mis brazos, necesitaba ver que estaba vivo—, reacciona cariño, llamaré a mi padre.
Sostuve mi celular cuando mis lágrimas comenzaron a disiparse por todo mi rostro, pero la mano débil y maltratada de Sherlock me detuvo, yo estaba histérica, al borde del colapso, no podía creerlo, mi amor estaba muriendo en mis brazos.
—Déjame llamar a la ambulancia—pedí y quería que me soltará.
—Quiero morir en tus brazos—dijo con sus pocas fuerzas.
—N-no, cariño...—estaba tan llorosa que no podía imaginarme nada más— Vas a estar bien mí amor, viviremos juntos por siempre.
—Déjalo así querida...—su mano izquierda rosó mi mejilla, mis lágrimas caían sobre su marginado rostro como si fueran gotas de lluvia— No hagas nada, solo quédate a mi lado.
— ¿¿QUIÉN ERA ELLA? Dime su nombre ¡Haré que pague!—quería arrastrarlo a fuera de la casa.
—No vale la pena—tosió, su mano derecha tomaba mi brazo con mucha suavidad—no llegaré ni siquiera vivo a la ambulancia, no uses tus hermosas manos para sacarme. Déjame morir.
— ¡NO PUEDO!—exclame con tanta tristeza— Sherlock ¡No te puedo dejar morir! ¡No lo permitiré!—seguí con mi labor de intentarlo sacar de la casa.
—Carolyn... te amo.
Nunca me había dicho eso, conforme sus palabras seguían su respiración se agitaba más y más, salía sangre a montones, intentaba controlar la hemorragia pero mis intentos eran inútiles, el color de las mejillas de Sherlock se perdió totalmente a un color grisáceo y su vista se nublaba sin pedir permiso. Daba largas bocazas de aire que le costaban más trabajo.
—No digas eso—mi mano derecha tocaba su cabello, quería hacerlo reaccionar, la otra mano ya estaba llena de sangre y mi rostro tenía un par de gotas de sangre—, vas a sobrevivir.
—No es así—negó con esfuerzo—, lo único que me pregunto es...
—No es tu momento Sherlock, le llamaré a la ambulancia.
—Lo que me cuestionó cada día desde que tengo memoria es...
—Dilo...—pedí sin remedio.
— ¿Por qué tuve que nacer, si nadie me había deseado?
Ese fue el peor golpe que podía recibir en mi corazón. No quería decirle que fue producto de una violación y por eso su padre lo detestaba, no había nadie más a nuestro lado. Sherlock simplemente cerró los ojos, salió el sol sobre nuestro ambiente y sus rayos llegaron directamente hacía los rostros de ambos, podía sentirlo cada vez más sobre mi nariz.
—Sherlock—le di varios golpes en su mejilla—, despierta... despierta...
Pero todos mis intentos fueron en vano, porque mi gran amor había muerto en mis brazos...
H(VX
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top