5 de Septiembre, 1942.
¡Hola! ¿Adivina qué? ¡Ya estamos a la mitad de llegar a nuestro nuevo hogar! Y mamá me ah regalado un juego de mesa que compró en el barco. A pesar de a verles contado la verdad ellos siguen igual que siempre, lo que no les conté fue sobre mi visión de Asiel, jamás lo haría y en el sueño omití una parte, en la que solo le digo a Asiel que lo quiero vivo y cuando trato de alcanzar mi mano.
Pero como, ellos me han escuchado entre sueños no dudo que lo sospechen.
- ¡Areli ya es hora de comer!- me llamó mamá, a lo que fui, lo que tiene el barco es que le dan comida a toda la gente, luego vas a una mesa al aire libre y comes con tu familia y amigos que haces allí, claro que nosotros no hemos hecho ningún amigo por estar tanto entre nosotros y no salir a ningún lado.
Lázano ya no me deja salir a ver el océano de noche desde el incidente, dice que es peligroso y sospecha enormemente que la mujer no fue quién se tiro. Yo creo que ella quedo impregnada por la belleza de la noche y las olas que te invitan a danzar con ellas, claro que se lo dije, pero me quedó mirando raro y me prohibió salir nuevamente.
- ¿Puedo sentarme?- escuché la voz de una chica, a lo cuál miré, era... y no podía creerlo, no podía imaginar que ella estuviera aquí, claro que la abrace y casi se desparrama su comida por el suelo, si no fuera porque Annie viendo mis intenciones se lo quito de las manos antes de que cumpliera con mi cometido.
- ¡¡Me alegro tanto de verte!!- sonreí, realmente era como un sueño y no podía creerlo. Claro que me hice a un lado y la deje sentar en la mesa.
- A mi también me alegra.- me sonrió.
- ¿Dónde están tus padres?- preguntó mamá.
- Bueno...- notaba como se ponía nerviosa.- Los hombres los agarraron antes de pasar, papá me tiro hacía el barco rápidamente y fui la única que pude sobrevivir. Al principio me sentía extraviada pero luego, encontré a un par de personas y me fui guiando de ellos mientras los escuchaba hablar entre ellos.
- Entonces ¿Estás sola?- preguntó Lázano, mientras comía una papa.
- Si...- respondió únicamente.
- ¡No te preocupes! ¡Trae tus cosas que puedes dormir conmigo! ¿Esta bien?- sonreí, mientras mi familia asentía.
- Bien, gracias Areli.
Ya luego de comer acompañe a mi amiga, Naima, a agarrar sus cosas en la habitación que compartía con otras personas, claro que me sentí un poco incómoda ya que esa era la primera habitación a la que había entrado que no fuera la mía.
- ¿Te vas, Naima?- Preguntó una chica con pelo esponjoso, llevaba una cola alta pareciendo una palmera. Nai no respondió y a pesar de que no entendía lo que sucedía intervine al ver como se sentía intimidada.
- Si, ella se va a mi habitación.- La miré con cierta rudeza en mis ojos, como desafiándola a que dijera algo.- Con mi familia.
- ¿Qué te crees enana?- preguntó uno de los chicos despegando su rostro del celular, entonces me di cuenta de que eran Alemanes. Se empezaron a reír de mi.
- Hipócritas.- le contesté y ellos, a pesar de quedarse en silencio sentía como les importaba muy poco.
- Bay.- me comentó uno echándome de la habitación.
- Si te molestó, te vas tú.
Entonces si, sus expresiones cambiaron y los sentía como salvajes, los mismos rostros que esos soldados, llenos de rencor y odio, como si estuvieran a punto de cazar una presa y lo disfrutarán.
- Saliste muy respondona ¿no te parece?- Uno de ellos salto de la cama y quedo mirándome al frente mío.
- ¿A mi qué me importa?- La verdad es que empezaba a temblar como una hoja adentro mío, ya no sabía que hacer, pero no iba a temer por segunda vez, no lo haría.
- Jss.- rió.
- Déjala ya, Christian, o vendrán sus familiares a armar un alboroto.- Y no dijo ninguna otra palabra, adentrándose en su celular. Naima agarró sus cosas y me tiró del brazo hacía afuera de la habitación, ya estaba oscureciendo.
- Gracias, fue muy valiente lo que hiciste...- Me sonrió.
- No te preocupes, eso es lo que hacen los amigos.
Y riendo nos fuimos hacía nuestra habitación donde toda mi familia nos esperaba ya prontos para dormir, me gustaba dormir temprano porque el día pasaba rápido.
- ¿Por qué han demorado tanto?- Preguntó mi hermano sentándose en mi cama.
- Han molestado a Nai.- Cuando respondí los tres me quedaron mirando.
- ¿cómo que la han molestado?- Preguntó mamá saltando de su lugar.
- Si, pero Areli me a salvado.
Mamá me miro con cierto reproche.
- ¿Qué es lo que has hecho?
- Nada, mamá, solo eh intercambiado palabras con ellos.
- ¿Te has disculpado?- me preguntó Annie, ella siempre que peleaba o discutía con alguien terminaba pidiéndole disculpas, era como algo tan fácil para ella, yo cuando peleo con alguien jamás doy marcha atrás con lo terca que soy...
- Que va.- Lázano suspiro cruzando los brazos.- Con lo cabeza dura que es seguramente habrá seguido el juego.
- Lo hizo, pero los que dieron marcha atrás fueron ellos.- comentó honesta Naima.
- ¡Areli! ¡¡Siempre estás causando problemas!!- Estallo mamá, siendo la vista de todos, hasta de extraños.
- ¡Siempre me reprochas cuando me defiendo! ¿Prefieres que me calle cuando me molestan?
- ¿¡Por qué no puedes ser diferente!?
- ¡¡Es que así soy yo, mamá!! ¡Y tendrías que aceptarme como sea!
- ¡También debería de corregir tus rebeldías!
- ¡Pero esto no es un acto rebelde, es como soy, y no puedes cambiarlo!
- ¡¡Por eso es que tenías tan pocos amigos, Areli!! ¡Y producto de que ningún amigo de tu padre y mio fuera a casa por un tiempo, tú los avergonzabas con tu forma de pensar!
Entonces todo se silencio, y me puse a pensar, era cierto, llego un tiempo en que nadie iba a casa, y la verdad es que no se me hizo extraño, pensaba que era producto de una pelea entre amigos o que tenían muchas preocupaciones. Papá nunca me dijo nada al respecto y la verdad es que siempre le creía, lo único que tenía por seguro era que mi familia me apoyaba, que mi familia me entendía, pero estaba completamente equivocada ¿Cuántas veces me habrán escuchado pensar o expresarme con total lucidez mientras ellos pensaban que era rara? Y no puedo dejar de pensar que para ellos era indiferente, que era incomprendida no solo en el colegio, también por mi propia familia, la que decía que me apoyaba.
- Areli... sabes que no quise decir eso...- me habló despacio mamá tratando de acercarse a mi, el daño ya estaba hecho.
- Me iré a dormir, buenas noches.
Ya no sé quién soy, que es lo que me distingue, quién realmente me quiere, quién me comprende... Ya no tengo un lugar en este mundo, y aún así papá esté aquí con nosotros, tampoco tendría un lugar, porque al final no sé quién soy... soy una incomprendida, y a pesar de ser difícil jamás dejaré de pensar de esta manera.
Así que, querido Diario, lamento contarte mis penas, pero la verdad es que desde que la desgracia de Hitler esta pasando, ya nadie es feliz, ni siquiera yo aún teniendo a Naima.
Sé que la gente cuando se enoja dice cosas que no quieren, pero aún así, esas pequeñas cosas llenas de dolor son verdades ocultas en si mismo, y cuando te lo dice sale a flote, y cuando eso sucede empiezas a dudar y ya no sabes quién eres.
Te quiere, Areli.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top