Cap. 50
Miren mira a su alrededor aterrorizada. Tanto su mochila como la chaqueta están tiradas en el suelo y la chica no pierde de vista a sus atacantes. Tiene la mejilla enrojecida y el pelo revuelto, lo que me hace suponer que ya ha recibido algún que otro golpe. Frente a ella, Julen permanece de brazos cruzados con una mezcla de desprecio y decepción dibujados en su rostro. Pero no estoy sorprendida por él, sino porque la persona que está a su lado atacando a Miren, es Mei.
—¿De qué coño va esto? —Samir no se lo puede creer. Y yo tampoco.
La gente a nuestro alrededor sigue profiriendo insultos y me doy cuenta de lo fácil que es que todos se dejen arrastrar y entren al juego. Si tuvieran piedras, estoy segura de que seríamos espectadores de una lapidación. El peligro de las masas...
—No sé, pero pinta mal.
—Voy a buscar al director antes de que se les vaya de las manos. No intervengas.
Asiento para que se vaya conforme y vuelvo a prestar atención a la escena.
—Yo no he hecho nada —solloza mientras escruta su alrededor, esperando el siguiente ataque.
Julen da un paso hacia delante y ella retrocede varios, pero en cuanto su espalda choca con algunos compañeros, estos la empujan hacia delante, no vaya a ser que piense que podrá escapar de ahí.
—Tu padre es un asesino —le recuerda Julen—. Ha matado a mi hermano.
Miren niega.
—¿Y qué tiene eso que ver conmigo? Yo no soy él...
Este se acerca y le sujeta la cara, para que no se aparte.
—No me creo que no supieras nada. Me vas a decir que tu padre torturó durante días a mi hermano, lo asesinó y tú ¿no te enteraste de nada?
Intenta negar, pero Julen le sujeta de la barbilla con tanta fuerza que le resulta imposible.
—Julen —balbucea—, te lo juro... yo no sabía nada...
La empuja hacia atrás con tanto ímpetu que Miren cae al suelo con un golpe seco. En vez de levantarse, permanece acurrucada a sabiendas de que en cualquier momento puede recibir otro golpe.
Mei se acerca y se agacha a su lado.
—Tu padre ha matado a mi amiga. Puede que tú no seas responsable, pero si te hacemos daño, seguro que tu padre sufrirá y ahora mismo es lo único que quiero: que tu padre sufra. Así que ponte en pie y déjanos darte tu merecido.
Sus palabras me espantan hasta el punto de sentir la náusea subir por mi garganta. ¿De verdad habla en serio? Y como siempre, antes de sopesar si es una buena idea o no, salgo de entre el montón de gente.
—¡Ya basta Mei!
Esta se gira al reconocer mi voz y la expresión de su rostro me asusta.
—No te metas Maite. Esto no tiene que ver contigo.
Julen me mira asqueado.
—¿Siempre tienes que aparecer para salvar a los demás? Me estoy cansando de tu sentido de la justicia...
Miro al resto de compañeros, los insultos han cesado y todos permanecen atentos a lo que ocurre.
—Es que me cuesta creer lo que estáis haciendo. La habéis tomado con Miren cuando ni siquiera sabemos a ciencia cierta si su padre es culpable. Pero aquí estáis, actuando como verdugos. Castigando seguramente a quien menos se lo merece. ¿En serio Mei? ¿Me vas a decir que esto es lo que querría Naroa? ¿Que te convirtieras en la macarra de turno empeñada en vengar su muerte? ¿Y tú, Julen? ¿Le gustaría a Arkaitz verte así? Sois mejores que todo esto.
Mei agacha la cabeza y da dos pasos atrás, separándose de Miren, sin embargo la actitud de Julen es muy diferente. Se acerca a ella y cogiéndola de los pelos, la obliga a levantarse.
—Me dan igual tus discursos de mierda, ¡va a pagar por lo que ha hecho!
Miren grita de dolor, lo que hace que me abalance sobre Julen.
—¡Suéltala de una vez!
—¡Yo no soy como Markel! A mi no me vas a pillar desprevenido —grita enloquecido mientras intenta zafarse de mí.
Noto de refilón cómo le alcanza un puñetazo en plena cara y en ese momento él afloja su agarre. Miren cae al suelo y yo me aparto dispuesta a ver quién ha intervenido. Ane nos echa un rápido vistazo antes de centrarse en su antiguo amigo.
—Hay que ver tío, cada día eres más gilipollas.
De pronto la gente se dispersa y veo llegar a Samir con el director y un par de profesores. Rafael Aramburu nos lanza una mirada de "ya estáis liándola otra vez" y sé que me tocará una nueva charla por su parte.
—Todos vosotros, a mi despacho —indica con un tono autoritario que no da lugar a réplica.
Ayudo a Miren a levantarse y esta comienza a caminar hacia la entrada con la cabeza gacha. Ane se acerca y me da una palmada en el hombro.
—¿Estás bien?
Aún me sigo sorprendiendo de que me hable como una persona y no soltando sapos y culebras. No, si al final la voy a tener que considerar una amiga...
—Sí, gracias por intervenir. Ese derechazo nos ha venido de perlas.
—Se estaba poniendo demasiado intenso —suelta con un suspiro—. Cuando se comporta así, hay que darle duro.
Me guiña un ojo y se adelanta, dejándonos a Samir y a mí los últimos.
—Te dije que no te metieras —protesta Samir.
—Lo sé, pero...
Toma mi mano y entrelaza sus dedos con los míos.
—Pero no pudiste quedarte al margen. Y lo entiendo, eres así, no seré yo quien te cambie. Solo me alegro de que por una vez, no te hayas llevado ningún golpe.
No le hablo del codazo que Julen me ha metido en las costillas cuando estaba intentando zafarse de mí y cruzo los dedos para que en ningún momento vea el moratón que me va a salir.
Lanzo una mirada hacia atrás pero no hay nadie. No sé qué relación une a Miren y Andoni. Pensé que eran amigos o quizás incluso algo más. Pero durante todo el incidente, ha permanecido en lo alto de la escalera, apoyado en una columna, viendo el espectáculo como si la cosa no fuera con él. Si alguien podía detener a Julen con unas pocas palabras, ese era Andoni y en vez de eso, ha permanecido inmóvil, sin dignarse a intervenir. Casi diría que en el fondo, estaba disfrutando...
¡Menos mal que tenemos a Ane para que suelte un guantazo cuando hace falta! Jajajaja. Nunca hubiera pensado cuando comencé esta novela que diría una frase como esa de Ane. ¡La vida da muchas vueltas! Quizás algunos villanos no lo son tanto y otros que van de santos son verdaderos demonios. Y lo digo por Mei. ¿Os sorprende su reacción? Vale que su amiga está muerta, pero ¿creéis que está actuando bien? Sobre todo porque Miren no es culpable de lo que su padre hay hecho...
Y por último... ¡cómo no! O sea que Andoni lo ha visto todo y ha pasado de intervenir ¿por qué será que no me extraña? Ya os digo yo que estaba disfrutando de la escena...
Si os está gustando, dejadme votos y comentarios. ¡Quiero saber vuestra opinión! Pronto más. Besitossss.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top