Cap. 30
Cuando llevo parte del camino andado me doy cuenta de la velocidad de mi paso. Parece que estuviera huyendo de algo. Me detengo un momento y mi mano se coloca de forma instintiva sobre el pecho. Tengo la respiración acelerada y mi corazón va a mil por hora. Ahora que me he alejado de Andoni, cada una de sus frases vuelven a mí y por más que lo intento no soy capaz de organizar toda la información. Tengo la sensación de que ambos hemos hablado más de la cuenta y decido que, en cuanto llegue a casa, intentaré escribir toda la conversación. Algo me dice que la voy a querer analizar, palabra por palabra.
Retomo la marcha, ahora más calmada e intento disipar, las frases que se empeñan en regresar una y otra vez. Debo despejar la mente, pues corro el riesgo de comenzar a distorsionar lo dicho, algo bastante habitual, cuando se empieza a dar vueltas a lo ocurrido. Cuanto más se piensa en ello, en vez de clarificar, vamos modificando y adaptando lo que realmente ha pasado, hasta que el recuerdo final solo es una sombra de la realidad. No quiero que pase. No con esto.
Voy, tan ajena a todo, que cuando me sujetan del brazo, me aparto de un tirón.
—Ey, tranquila, soy yo.
Miro a Samir y es como si estuviera fuera de lugar. Lo que menos necesito ahora, es encontrarme con él. No, después de lo que me ha contado Andoni.
—Tengo prisa —digo, más seca de lo que pretendía. Miro alrededor y veo que estamos junto a casa. Si no me llega a detener, lo mismo me hubiera pasado de largo.
—¿Qué pasa? No tienes buena cara.
—No quiero hablar contigo, Samir.
Echo de nuevo a andar pero se coloca frente a mí, obligándome a parar.
—Me estás preocupando. ¿Ha pasado algo con estos? ¿Con Andoni?
Odio que insista cuando le estoy diciendo que no quiero hablar. Ahora mismo estoy enfadada con él y de ahí no va a salir nada bueno.
—¿Por qué me has mentido? —Lo suelto así, por las buenas y me doy cuenta de lo dolida que estoy.
La extrañeza en su rostro, hace que por un momento sienta pena por él, hasta recuerdo que me ha contado lo que le ha dado la gana. Y no soporto que me traten así.
—¿A qué te refieres?
Una pareja pasa a nuestro lado y nos mira extrañada, así que Samir me hace un gesto para que vayamos a sentarnos a uno de los bancos del parquecito. Le sigo a regañadientes pero ni siquiera me siento. Él sí lo hace y se queda esperando a que responda a su pregunta.
—Me mentiste respecto a lo que ocurrió entre vosotros. —Sigue sin captarme, así que se lo aclaro—. Andoni y tú.
—¿Has estado hablando con él? ¿Qué te ha contado?
Noto un leve temblor en su voz y eso me confirma lo que tanto temía.
—Ya lo sabes. Andoni no es muy dado a callarse los detalles. ¡Me dijiste que no habías participado! Y resulta que no solo eso era mentira, sino que encima se trataba de un niño. ¡Un niño! —Me doy cuenta de que estoy gritando más de lo que pretendía. No puedo evitarlo, solo con pensar en ello me hierve la sangre.
—Maite yo...
—¡No me pongas excusas! Eres lo peor, Samir. No te imaginas hasta qué punto me has decepcionado. Si me lo hubieras contado... pero no. Decidiste que una mentira a medias era mejor que la verdad. Nunca hay nada mejor que la verdad. Aunque cueste, aunque duela.
Se pone en pie y me sujeta de los brazos e intenta que le mire.
—Lo siento. Lo siento mucho. No me vi capaz de...
Me suelto y doy un paso atrás. Necesito marcar distancias con él. No quiero que me lleve a su terreno.
—No me vale. Te he contado todo de mí. ¡Hasta lo peor! Te conté lo de mi madre, por Dios. ¿Sabes lo difícil que es hablar de ello? Cada día me siento morir cuando despierto y veo que ella ya no está. ¡Y aun así te lo conté! ¿Crees que tu pequeño secreto era peor que eso? —Me paso el dorso de la mano por las mejillas para limpiar mis lágrimas. Me jode estar tan vulnerable en este momento, sin embargo esta soy yo—. Te hablé de mis miedos: A querer, a convertirme en un monstruo como mi padre. Y tú... pagas mi confianza de esta manera. Entenderás que me has fallado y que ahora mismo nada de lo que digas, me va a servir. Ni te imaginas lo que ha disfrutado Andoni contándomelo todo. Él te conoce mejor que yo. Sabía que no habías sido sincero conmigo y yo en cambio, te creí. Pensé que estábamos en igualdad de condiciones, sin embargo solo uno de nosotros se estaba abriendo de verdad al otro.
La expresión contrariada que refleja su rostro, retuerce un poco más mi corazón y el dolor que siento en el pecho, se multiplica. No es suficiente. Realmente quiero que sufra, pues es la única forma de que entienda su error. Me voy sin esperar su respuesta, después de lo que he dicho sé que no se atreverá a añadir nada más.
Cuando entro en casa, aún deshecha en lágrimas, Sandra se acerca y me abraza.
—¿Qué pasa, maitia? Has discutido con Samir, ¿verdad?
—¿Cómo lo sabes? —Tampoco creo que sea tan evidente.
Me acompaña hasta el sofá y hace que me siente junto a ella. Toma un par de pañuelos de papel y me los pasa.
—Os he visto hablando. No parecía una conversación muy amistosa.
Vaya con la ertzaina... haciendo labores de vigilancia. Me sueno la nariz haciendo un tremendo ruido y después termino de secar mis lágrimas.
—Me ha fallado. Nada más. En el fondo estoy acostumbrada a que la gente me falle.
—Oye, yo no, ¡ni pienso hacerlo! Y respecto a Samir... no voy a justificarle pero le conozco y estoy segura de que tendría sus motivos. De todas formas, tú tendrás que ser la que valore si se merece que le perdones o no.
Ahora mismo lo tengo claro.
—De momento le va a tocar sufrir —sentencio.
—¿Sabes? En ese ramalazo te pareces a mí. Yo también soy así. No olvido fácilmente.
Su comentario me hace sonreír. Nunca pensé que tuviéramos rasgos en común.
—Voy a mi cuarto. Aún tengo algo de tarea que hacer.
Y cuando digo tarea, se trata de reproducir palabra por palabra lo que me ha contado Andoni.
—Entonces ¿estás bien?
—Sí, tía. Gracias.
Dejo la mochila sobre la cama y hago lo mismo con la chaqueta. Saco el portátil y comienzo a teclear todo lo rápido que me permiten mis dedos y mis habilidades mecanográficas, que no son muchas. Por un rato, me olvido de Samir y solo pienso en Andoni y en lo que me ha contado. Una vez termino, lo leo de nuevo y creo que he sido bastante concienzuda. El resultado es una conversación casi literal y ahora puedo analizar lo que hay más allá. Lo dicho entre líneas. Al final, llego a la conclusión de que, por algún motivo, se ha mostrado tal y como es. Sé que quería sonsacarme, sin embargo, lo ha hecho hablando también de sus impulsos. Es como si pensara que nos parecemos y ha querido buscar un punto de conexión entre ambos. Y el detonante de todo esto ha sido mi reacción en el bosque. Si me hubiera convertido en una simple víctima, para él carecería de interés. Sin embargo, mi comportamiento ha llamado su atención. Puede que eso sea bueno y tenga que aprovechar esta oportunidad. Quizás se trate de seguirle la corriente después de todo...
Mi móvil vibra y me encuentro con un mensaje de Samir:
"Soy un mierda. Lo sé. No hace falta que me lo digas tú, ya me lo digo yo cada día. Lo que ocurrió con ese niño, fue horrible por muchas razones. La más importante, que me dejé influenciar y cuando fui consciente de lo que estábamos haciendo, ya tenía motivos de sobra para arrepentirme. Ni te imaginas cómo me avergüenzo de aquello. Tanto que por eso corté mi amistad con Andoni de raíz. Y sí, fui un cobarde al no contártelo, más aún después de lo sincera que tú habías sido en todo momento. No tengo justificación alguna, es solo que no quería que vieras en mí un monstruo que no soy y me apartaras de tu vida. Desde que ocurrió lo de mi hermana, eres lo único bueno que me ha pasado. Espero que llegues a perdonarme. Estoy dispuesto a ganarme tu confianza de nuevo. Tú decides cómo".
Por un momento me planteo no contestar, pero mi nivel de crueldad no llega a tanto. Aun así sé que mi respuesta no es la que desea.
"Necesito tiempo. No soy de las que olvida fácilmente y ahora mismo estoy demasiado dolida. La mejor forma de no tener que recuperar mi confianza, es no perderla".
Y después de enviar el mensaje, regreso la vista a la pantalla del ordenador mientras comienzo a pensar de qué manera me puedo acercar a Andoni sin levantar sospechas.
¡Vaya metedura de pata la de Samir! Y esto gente, es un ejemplo de por qué no hay que omitir las cosas importantes... No me extraña que Maite se haya enfadado. Ya no es solo el engaño, la falta de confianza que ha demostrado, sino el que Andoni disfrutara contándoselo él a sabiendas de que Samir no lo había hecho ¡eso es lo peor! En fin. Lección aprendida. Por otro lado, entiendo que a Samir le costara contar algo así, pero se ha colado con la decisión. ¿Qué opináis? ¿Debería Maite perdonarle o hacerle sufrir un poco al menos?
Bueno, no os voy a adelantar nada del próximo capítulo pero os diré que es muy típico de novela juvenil (ya entenderéis a qué me refiero).
Dejadme votos y comentarios, please. Gracias y besitossss
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