Cap. 25
Olor a humedad y tierra. Risas lejanas y conversaciones que no llego a entender. Todo desaparece cuando siento el punzante dolor en mi cabeza. Alguien me ha golpeado, de eso no hay duda. Muevo ligeramente los dedos y siento la tierra bajo ellos. Mi mente aún está abotargada, sin embargo estoy convencida de que me han traído a otro lugar, puede que al bosque.
Me remuevo con cuidado e intento abrir los ojos. El dolor es terrible, me cuesta enfocar y solo deseo no tener una conmoción grave.
—Ey, mirad. Se está despertando.
Alguien se sienta a horcajadas sobre mí y acerca su rostro al mío.
—De acuerdo Maite —Andoni pasa sus dedos por mi rostro, apartando mi pelo—. Esto es lo que pasa cuando alguien se enfrenta a mí.
Me revuelvo bajo su cuerpo, como si tuviera alguna posibilidad de escapar de ahí.
—¿Qué vas a hacerme?
Un coro de risas se suman a la de Andoni.
—¿Yo? Nada. Serán ellos, pero no te preocupes, mis chicos no van a matarte. Solo jugarán un rato contigo.
Se pone en pié y agradezco dejar de notar la presión de su cuerpo contra mis costillas. Sin ningún miramiento, me levanta y yo me tambaleo ligeramente. Parpadeo varias veces para conseguir fijar la vista pero la luz es escasa y apenas distingo a las personas que hay a mi alrededor.
—Bien, ya sabéis en lo que hemos quedado. Dadle un poco de margen, no vayáis a por ella sin más. Eso sí, que no sufra daños evidentes, no queremos a la Ertzaintza haciendo preguntas. Aquí os la dejo. Yo tengo cosas que hacer. Diviértete.
Me suelta y desaparece. Me quedo allí, en medio de un bosque que no conozco con esa última palabra resonando en mi cabeza: diviértete. Como si se tratara de una fiesta y yo fuera la reina del baile. Casi.
La luz de un par de móviles me alumbra y entonces me doy cuenta de que me están grabando. ¿De qué va todo esto? ¿En verdad van a jugar al cazador y la presa conmigo? Algunos cuchichean y de pronto, todos se alejan en distintas direcciones dejándome sola. Pasan los minutos y permanezco en la oscuridad, escuchando los sonidos a mi alrededor. Por un momento, me planteo la posibilidad de no moverme. Acurrucarme junto a un árbol y esperar a que se haga de día. Sin embargo esa no es una opción, pues estoy segura de que alguno de ellos me estará vigilando y si pasa el tiempo y no me muevo, volverán a por mí.
Saco el móvil y busco mi ubicación. Por suerte, no estamos muy lejos del pueblo, por lo que si consigo mantener la ruta, en línea recta llegaré a uno de los barrios en apenas diez minutos. Mantengo el móvil en la mano, pero decido no conectar la linterna. Mis ojos ya se han acostumbrado a la oscuridad y sé que llevar la luz encendida sería como ir con una diana luminosa. Al menos, que no cuenten con esa ventaja.
Intento moverme rápido pero noto la cabeza zumbada y comienzo a escuchar un pitido en mi oído izquierdo. Mierda, eso reduce mis opciones. Será más complicado saber si se acercan.
Cuando escucho las primeras carcajadas, me doy cuenta de lo equivocada que estoy. Ellos no tienen por qué ser cuidadosos, soy yo la que estoy huyendo, la que tiene que ser silenciosa.
—¡Venga Maite! —grita una voz a mi derecha— ¡No nos hagas esperar!
—Estamos deseando darte tu merecido, zorra —amenaza alguien a mi espalda.
Juraría que esa voz es la de Julen y saber que está a poca distancia me hace apretar el paso. Después de la paliza que le dió Samir y mi posterior amenaza, estoy segura de que está deseando hacérmelo pagar.
Escuchar las risas cada vez más cerca, hace que eche a correr. Tengo miedo de tropezar con una rama o alguna piedra, sin embargo, lo considero un mal menor. Noto cómo algo me roza la cara pero no me detengo, lo único que quiero es encontrar las casas y saber que estoy a salvo.
Alguien me derriba y caigo de lado contra la dura tierra. Un punzante dolor en el hombro me sacude pero no tengo tiempo de pensar en ello. Me pongo de pié, desorientada y antes de poder ver a mi atacante, recibo una fuerte bofetada. Pierdo el equilibrio y quedo de rodillas frente a él. Siento sangre en la boca y paso la lengua por mi labio partido. Está claro que esto va a ser difícil de disimular mañana.
—Venga, levanta. No me lo pongas tan fácil.
No hace falta que se quite la máscara para que sepa que se trata de Markel. Está visto que tenemos aquí al club completo y todos me tienen ganas de sobra. Me levanto sin poder evitar tambalearme e intento ponerme erguida, aunque solo sea por dignidad.
—Al menos, podrías quitarte esa máscara de mierda, Markel.
—Vaya, qué chica lista... —Se descubre el rostro muy despacio, como si se tratara de un acto ceremonial—. Tienes razón, mejor así, cara a cara.
Bajo la vista hacia mi móvil y deslizo la pantalla sin que se dé cuenta. Cuando levanto el brazo de golpe y el haz de la linterna le da de lleno en los ojos, se aparta mientras intenta cubrirse el rostro y yo aprovecho ese momento para echar a correr de nuevo.
—¡Serás zorra! —grita a mi espalda.
Corro, como si todo el infierno me persiguiera, sin embargo no llego muy lejos.
—Ya te tengo.
Por segunda vez, Markel me derriba y se sube a mi espalda a horcajadas. Intento arrastrarme pero es demasiado pesado. Aun así forcejeo y lo continúo haciendo, incluso cuando noto cómo me tira del pelo para que me detenga.
—¿Vas a parar quieta de una vez? Eres peor que una lagartija.
—¡No dejes que se te escape esta vez, Markel! —canturrea la voz de Ane en la lejanía.
Se mueve lo justo para dejarme algo de espacio y de un meneo me pone boca arriba. Acerca su rostro al mío y me enfoca con su móvil, una tenue luz nos inunda cuando comienza a grabar.
—Venga, vamos a dejar esto para la posteridad. No sabes lo divertido que resulta ver estas cosas pasado un tiempo. Es...
No espero a que termine la frase y le golpeo con todas mis fuerzas con la piedra que tengo en la mano. Eso es lo que pasa cuando te crees superior a los demás, que no piensas que tu víctima tenga un plan b.
Markel afloja al momento su agarre y un hilo de sangre se desliza por su sien goteando directamente en mi cara. En ese momento giro y hago que se cambien las tornas. Ahora soy yo la que está sobre él y aprovecho que está atontado para golpearle sin miramientos. El primer puñetazo me duele a mí casi tanto como a él, pero con el segundo, mi mano se atonta y ya no siento nada. Tampoco con el tercero, ni con el cuarto. Cuando siento la sangre en mi puño, señal inequívoca de que esto se me ha ido de las manos, me levanto asustada. ¿Qué acabo de hacer?
El cuerpo de Markel permanece inmóvil y por un momento pienso que le he matado. No tengo tiempo de comprobarlo, pues si me entretengo, el resto llegarán hasta mí. Miro hacia el frente y distingo a lo lejos las luces del barrio. Apenas son unos metros...
Echo de nuevo a correr y no tardo en escuchar voces a mi espada.
—¡Markel! Joder, cuanta sangre. ¡Apenas respira!
—Pero que... ¡esa maldita zorra!
—¡Está loca! ¡Ha intentado matarlo!
Por suerte, cada vez las voces se escuchan más lejos y sé que la persecución ha finalizado. Ya no corren tras de mí, bastante tienen con ocuparse de su amigo.
Cuando llego a la carretera y siento que por fin se ha acabado, comienzo a llorar de forma descontrolada. Nunca me había visto tan cerca de morir. Miro mis manos manchadas de sangre, en la izquierda aún sostengo mi móvil, y me pregunto cómo con tanto jaleo, no lo he soltado en ningún momento.
Sigo andando y enfilo por la primera calle en la que no hay ni un alma. A esas horas todo Leaza duerme...
De pronto comienzo a sentirme intranquila. ¿Y si envían a alguno de ellos a por mí? Nadie se enteraría y después de lo que le he hecho a Markel, me puedo esperar lo peor. El miedo me hace mirar varias veces hacia atrás y al final, decido esconderme en uno de los portales que quedan fuera de la vista. Después, hago lo único que se me ocurre: enviarle un mensaje a Samir.
"¿Puedes venir a buscarme?".
Le envío mi ubicación y espero su respuesta.
"Claro, pero ¿qué haces ahí?".
"Ven cuanto antes, por favor".
"Tranquila. Ya estoy de camino".
Los ojos se me cierran durante un instante, sin embargo sé que no me puedo permitir descansar ahora. No aquí. Aún no estoy a salvo.
¡Lo prometido es deuda! Espero que hayáis disfrutado el capítulo y no os hayáis estresado mucho.
Eso sí, ¿esperabais que Maite reaccionara así? Creo que hasta que nos encontramos en una situación al límite como esa, no sabemos de qué seríamos capaces...
Y bueno, ¿qué pensáis de Andoni? Vaya pieza el tipo. Solo por lo ocurrido en la lonja, decide darle un "escarmiento" a Maite. Pero encima les deja el trabajo sucio a los demás...
Si os ha gustado el capítulo, dejad vuestros votos y comentarios ¡son de gran ayuda!
Pronto más. Besitosss
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