Capítulo 14: Lorean Spellman

POV'S LORI

—¡Lorean Spellman!

Todo el salón se encontraba son un bullicio horrible, y uno de mis compañeros lanzó un papel al aire para atinarselo a otro en la espalda. Habían llamado a mi nombre para hacer saber que estaba presente.

—¡Estoy presente!— Alcé mi mano haciéndome notar, pero sabía que los estudiantes estaban haciendo que el profesor Wayne llegara a su punto máximo.

El profesor siguió levantando la voz, tratando de pasar la asistencia sin que ninguno de mis compañeros le prestara atención.

Dorothy, mi amiga desde la secundaria, aquella que siempre mantenía sus rizos intactos y brillantes, comenzó a hablarme tratando de obtener mi atención, y eso obtuvo.

—Entonces no podía continuar haciendo esa parte de la tarea porque le tocaba a él, ¿Me entiendes? No puedo asumir sus responsabilidades— Dijo con preocupación e indignación— Si él hubiese hablado con más tiempo conmigo sobre su situación, creeme Lori, que lo hubiese entendido. Pero está fuera, ya no puedo más.

Era mentira, todo lo que decía era una vil farsa. Se suponía que era mi amiga de la pubertad y que muchas veces no me gustarían algunas de sus actitudes, pero ella no solía pensar en nadie más sino solo en ella misma. El pobre chico que está con ella en clase de Literatura no ha tenido tiempo de entregarle su parte porqué ella es una obsesiva-compulsiva con tener las tareas listas con anticipación, para no tener "inconvenientes", según ella.

Dorothy era bastante linda y amigable. Pero no era tan amable como desearía que lo fuera, algunas veces me convencía de que si era una buena compañía y que nunca nos dejaríamos de querer, pero era difícil ser yo misma junto a ellos.

Eran un tanto superficiales, y si tenías algún problema los de ellos eran tres mil veces peor. Entonces por ese motivo me cohibia de hablar con mis amigos.

—¿Crees que nos irá bien en la universidad? Sé que falta mucho pero es inexplicable la emoción que me da llegar a ser mayor de edad.

—Si, claro— Dije con ironía— Harás lo mismo que haces ahora solo que de manera legal— Solté, sin darme cuenta de la guerra que había causado.

Dorothy abrió sus ojos con una fuerza extraordinaria, tanta que pensé que saldrían de sus órbitas. Abrió la boca enojada por lo que había dicho y sabía que escogía sus palabras con exactitud para callarme.

—Te recuerdo que prefiero ser una chica experimentada, que ha vivido y conocido antes de llegar a la universidad. Mis primas siempre han dicho que los universitarios prefieren a las chicas seguras, y no mojigatas cómo tú— Me señaló con su odioso dedo índice.

Eso me hizo molestar. No tenía derecho a faltarme el respeto de esa forma, solo porque yo decidía no hacer las cosas que ella hacía.

—Y yo te recuerdo que vas a perder tu tiempo con chicos que solo quieren una cosa de tí.

—¿Quién dice que la que pierde el tiempo soy yo? Yo también solo quiero una cosa de ellos, y ya, Lorean.

Odiaba cuando me llamaban por mi nombre, y mucho más si era mi mejor amiga. Lori era más bonito y dulce, sonaba más tierno, y menos para llegar a ser un regaño. Odiaba que me llamaran así, incluso con mis padres y profesores, era un nombre fuerte, que no combinaba conmigo para nada. Yo no era tan fuerte como todos creían.

Luego de un par de clases más salimos al comedor. Teníamos una mesa para sentarnos todos los recesos, junto con todos nuestros otros amigos de otras clases o cursos distintos.

Nos conocíamos todos desde muy pequeños, ya que era una ciudad pequeña y todos deseaban estudiar en ese colegio. Muy irónico.

Me encontraba junto a todos los chicos y escuchábamos cómo Bryan hablaba sobre algún tipo de reunión de sus padres a la que había ido, y consiguió el número de una chica danesa muy bonita. Y era creíble, Bryan era un chico guapo, solo que muy idiota y estúpido. Nunca permanecía mucho más de dos semanas con una chica, porque sentía que era un desperdicio de su juventud.

Realmente yo no lo consideraba de esa forma. Mataría por conocer a un lindo chico, que se fije en mí y pretenda ser el mejor novio de todos.

Yo tenía un problema de enamoramiento con Gin. Él siempre fue mi amor platónico desde que teníamos catorce años y su familia visitaba a mis padres en las oficinas. Esperaba que él me viera con ojos de amor muchas veces, porque vamos, yo lo miraba de la forma más linda y pura que puede existir.

Gin Lawrence era guapo, un joven tranquilo y con planes a futuro. Me gustaba su personalidad, y lo poco que lo conocía. Era un chico fantástico, y quería conocer más sobre él. Sus padres se llevaban bien con los míos y su madre tenía cierto aprecio por mí.

Él no estudiaba en el instituto de Gashfield, sino en uno privado no muy lejos del nuestro. Tenía las mejores calificaciones de su año y no era un chico altanero y mujeriego como tanto le gustan a las chicas.

Todos hablaban a mi alrededor y yo solo pensaba en lo lindo que sería tener una relación con Gin. A mis padres les encantaría la idea, y estarían cómodos con que él fuera mi primer novio oficial.

Yo no era tan mojigata, solo que era un poco más reservada que mis amigas. Sí había tenido algún que otro novio, pero nada oficial ni tampoco nada de otro mundo. Si había besado a dos chicos en mi vida, y no fue como esperaba. Quizás no eran tan buenos, o solo era que yo no sabía cómo hacerlo. También cabe aclarar que nunca intenté tener sexo con algún chico. No me atraía el hecho de ser así, quizás era por mi forma de ser, y que también esperaba a la persona indicada para hacerlo y en el momento indicado.

Entre la multitud de personas que se encontraban en la cafetería, estaba Maya Shirley observandome de reojo con cara de pocos amigos. No era una chica como Moira, se sabía que ésta primera era problemática igual que mi hermana pero era algo misteriosa. Nunca sabíamos mucho sobre Maya Shirley y su vida, aunque si tenía un grupo amplio de amigos parecidos a ella.

Mantuve mi mirada en alto y ella desvió la suya al darse cuenta de que yo sostenía la mirada en ella. Sabía que Maya me espiaba desde hace meses, pero pensé que en algún punto dejaría de hacerlo.

Luego de eso, todos mis amigos y yo continuamos a las clases con normalidad, fingiendo ser los mejores estudiantes del instituto y de los más populares del quinto año.

...

—¡Vamos, Lori! ¡Tu puedes!

Todos en el gimnasio gritaban mi nombre y los de las demás chicas del equipo de voleibol. Estábamos en una práctica, pero era importante siempre dar lo mejor.

Entre rotaciones, remates y salidas del balón pasaba el juego con los minutos en marcha. Era cuestión de tiempo para que ganaramos.

Habían muchas chicas en las gradas, y justo también mi grupo de amigos de siempre. Ellos siempre nos apoyaban, incluso Dorothy, que odiaba el olor a gimnasio y sudor. Todos aplaudían y gritaban con emoción.

Yo estaba más que emocionada y extasiada por el juego. Aunque fuese una práctica cualquiera me gusta ser competitiva y ganar. Sobre todo ganar.

Y así fue. Mi equipo y yo celebramos que habíamos ganado contra las chicas de un grupo distinto al nuestro. Todos corrieron a celebrar junto a Sidney y yo que habíamos jugado un partidazo, y que, éramos las chicas con más puntos acumulados en el marcador.

—Eres increíble, pequeña— Le dijo Josh Mason a Sidney Cooper en un abrazo fuerte.

—Esa es mi amiga— Dijo Dorothy corriendo hacía mi.

Sabía que ella odiaba estás muestras de afecto, y que a pesar de todo lo intentaba. Así que, con un poco de asco y emoción a la vez ella me abrazo para felicitarme por la gran práctica de hoy.

Todos los chicos hicieron lo mismo con Sydney y conmigo.

Después de tener un momento gracioso y épico junto a mis amistades, Sydney y yo caminamos hacia las duchas con entusiasmo para quitarnos el sudor y podernos poner ropa cómoda, ya que los chicos nos habían invitado a comer pizza.

Estuve bajo la regadera unos buenos minutos. La sensación del agua corriendo por mi cuerpo se sentía magnífica. Ducharme era uno de mis mejores métodos para el estrés, y también arreglarme. Me encantaba ser pulcra, y aunque no odiaba mi propio sudor algunas veces solía ser molesto estar empapada en flujos mientras juegas.

Salí un rato después de sentirme ya algo refrescada, y para mí sorpresa ya no quedaban muchas chicas en las duchas. Caminé hasta mi casillero, donde siempre guardaba una muda de ropa cómoda para cuando termino con los entrenamientos.

Cuando estaba por llegar, entre la fila de casilleros rojos, me topé nuevamente con la mirada azul eléctrica de Maya. Me observaba expectante, con un asombro fantástico y los ojos muy abiertos. Sentí que mi cuerpo se congeló nuevamente al verla ahí parada, solo con una toalla tapando su diminuto cuerpo.

Balbuceé algo, atenta a su mirada. Solía observar muchas veces a Maya q escondidas, pero ésta vez, mirar como caen las gotas de agua por su pecho me provocaba algo en el estómago, y unas ganas inconmensurables de vomitar se acercaban a mí. Maya Shirley se aproximaba a mí cuál gata en celo, tenía su mirada puesta en mí sin que algo la distrajera.

Yo, por mi parte, no podía apartar la mirada de ella y como se acercaba mucho a mí. Maya se posicionó frente a frente, con la respiración acelerada y un baho a nuestro alrededor que por las duchas estaba presente. Nuestros pechos se habían tocado por inercia, y yo no puse resistencia en que no ocurriera aquello que estaba pasando.

Sentía como mi espalda se erguía, y los nerviosismos querían acabar conmigo. Mis labios se abrieron, dejando salir un suspiro de mi boca.

—Eres preciosa— Pronunció Maya, con una voz totalmente ronca.

De nuevo un suspiro prematuro escapó de mis labios, y ella en respuesta a eso. Acercó sus labios a los míos y me besó suavemente, haciendo como si yo fuese alguna muñeca de porcelana, no queriendo dañarme.

Mis labios no pudieron moverse. Sólo sentían la suavidad y comodidad de los suyos, con un sabor a chicle de fresa.

Por un instante me sentí como una gelatina entre aquel beso, pero también me sentí equivocada y muy confundida.

Pero algo tuvo que arruinar aquel momento tan subido de tono.

—¡Lori!

Esa voz pertenecía a Dorothy, quién me buscaba en las duchas para apresurarme seguramente.

Empujé a Maya con fuerza, y me aproximé hasta mi casillero lo más rápido posible. Maya solo se quedó parada en el mismo sitio donde la empujé, y no dijo nada al respecto, ni siquiera volteó a mirarme.

—¡Te estamos esperan... — Dorothy paró de hablar al ver la cara fúnebre y molesta de Maya. Sabía que era así porque hasta yo lo estaría— Ughh, tu también estás aquí— Le dijo Dorothy a Maya con desprecio.

Maya Shirley se fue dando fuertes zancadas hasta otro lado de los casilleros, mientras que Dorothy caminaba hasta mi dirección.

—¿Estás bien?— Inquirió mi amiga al verme tan sonrojada y sofocada por lo que había pasado a sus espaldas.

Me despisté por un momento, y volví al ver la cara preocupada de la chica que me veía con ojos extraños. El beso de Maya me había descontrolado totalmente. No sabía que había pasado conmigo, ni por qué razón dejé que una chica me besara, pero me sentía ahora mucho más confundida.

—Si, estoy bien.

Me vestí con rapidez, y salí junto a Dorothy con algo de incomodidad por lo que había hecho.

...

—¡Y le dije que dejara todo como estaba! Ya que mis padres estaban tocando en mi puerta, y mi madre es algo celosa conmigo— Habló Jess, uno de nuestros amigos.

Todos compartíamos las pizzas que habían comprado los chicos en honor al equipo femenino de vóleibol, y conversamos sobre muchos temas, aunque justo ahora Jess relataba una aventura amorosa que se había lanzado. Mejor dicho, solo hablaba él y los chicos se reían, porque yo estaba como en una especie de trance, tratando de descifrar lo que me había ocurrido.

Me gustaba Gin. Si me gustaba, pero me costaba creer que yo pudiera ser lesbiana o bisexual. Nunca me había pasado esto con alguna chica, solo Maya derrumbado un muro en mí que no sabía que podía derrumbar.

Quizás yo solo era hetero curiosa, como muchos lo dicen y no una chica que se sentía atraía por otra. Y no me mal entiendan, no soy homofóbica, ni nada por el estilo. Solo me costaba creer que yo pudiera serlo, porque nunca en mi vida esto me había ocurrido. Quizás era un error, y solo me dejé llevar por el momento. Porque, vamos, hay chicas que hacen esas cosas todo el tiempo y no por ello son lesbianas.

No quiero saber que harían mis amigos si se enteran sobre lo que ocurrió, pero fuese lo que fuese, yo escondería la verdad con lo que cueste, porque Lorean Spellman no podía darse el lujo de sentir y arruinar su futuro y/o círculo social.

Los amigos eran de por vida. Las novias y los novios no.

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Capitulo corto, pero soltando verdades.

Los amoooooo

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