EL PRIMER CASO: ¿INFLUENCER O ASESINO?
7 de Septiembre de 2023
Han pasado exactamente 6 años desde el incidente del Góngora. Teide continuó teniendo sueños hasta que un día sin pedirlo se fueron y nunca volvieron, el tiempo hizo su trabajo.
Teide se levantó, se afeitó la barba y se recortó el bigote. Salió a correr por la playa unos segundos, acababa de recibir una carta importante y estaba debatiendo acerca de qué decidir. El joven curioso había perseguido su sueño y había decidido hacerse policía para alcanzar algún día el puesto de investigador en una Comisaría de prestigio. Hace dos meses que había recibido la notificación telemática de que había pasado las pruebas y los exámenes con una calificación superior a la media. Tras un esfuerzo importante, noches largas hincando los codos y preparándose físicamente en los descansos, finalmente lo había conseguido. Ahora estaba decidiendo qué hacer, porque tenía un plazo de tres meses para notificar la Comisaría en la que iba a hacer las prácticas. No había terminado de barajar opciones, cuando le llegó un correo de un viejo conocido:
rodrigolimonespolicia
Asunto: Prácticas Teide
Buenas tardes, Teide, hace mucho tiempo que no sé de ti, espero que te haya ido bien. Por la comisaría estamos como siempre, encargándonos de que las personas que son culpables acaben en donde se merecen. Estaba mirando la lista de jóvenes candidatos para realizar las prácticas, y me he encontrado con tu nombre. Está claro que no solo se te daba bien analizar los hechos, también eres un buen estudiante. Me imagino que habrás barajado ya las posibilidades, y quizás tengas una opción ya en mente, pero si aun no es tarde, me gustaría que consideraras trabajar como aprendiz en nuestra Comisaría. No hace falta que te diga el prestigio que tiene y lo que supondría, eres lo suficientemente listo como para saberlo de antemano. En fin, responde a este correo si decides aceptar mi proposición. Aunque tengo que advertirte, no voy a ser nada condescendiente contigo por el hecho de que nos conozcamos de antes.
Un cordial saludo,
Rodrigo Limones
Teide regresó de correr, se duchó, se puso la , negra y se echó en el sofá contemplando la pantalla del móvil con la oferta del policía del caso de su abuelo abierta. El chico la miraba de reojo, no estaba convencido del todo. ¿Cambiarse de ciudad de nuevo?
Decidió dejárselo a la noche, y al final se quedó dormido viendo una serie en la televisión. Al día siguiente, despertó convencido, sabía que la vida real no funcionaba como en las novelas detectivescas y él no era Sherlock Holmes ni cambiándose de apariencia, pero estaba decidido a aprender para poder resolver desde los casos más cotidianos a los casos más complicados. Así que en cuestión de segundos, abrió el portátil, respondió afirmativamente al correo del Inspector Limones y volvió a irse a correr para disfrutar de la última de las oportunidades que tendría esa semana de hacer deporte en la playa.
12 de Septiembre de 2023 Ave dirección Madrid
Teide se había dormido la mitad del camino, Rodrigo Limones le había pasado por Whatsapp una dirección de una C/Argollas nº27, escalera 3, piso 4. El chico se dirigía hacia el lugar, hizo una historia con su teléfono y la subió a sus redes sociales para que sus amigos pudieran ver el nuevo destino. Tras salir y caminar con las calles utilizando el GPS para llegar al sitio notificado, perdiéndose en el proceso de media dos o tres veces, finalmente Teide terminó llegando al lugar. El portero del edificio había sido informado de todo, y sin dificultades le había facilitado al chico las llaves de su nuevo apartamento y las del sótano que le había sido asignado.
Al llegar a la puerta, frente a ellos se encontraba el Inspector Rodrigo con su habitual sonrisa despreocupada y amistosa. El hombre aunque era de noche, aun no se había desprendido del uniforme de trabajo. En un gesto rápido, agarró las llaves, despidió al portero e introdujo al nuevo aprendiz de la Comisaría del distrito de Madrid.
El apartamento no era vistoso ni estaba excesivamente decorado, tenía televisión, Internet, una cama, un frigorífico con provisiones de bienvenida y algún que otro detalle. Los colores de la habitación eran blancos, con pequeños matices en negro y suelos de madera. Había un sofá marrón en medio de la habitación, en las cercanías del balcón/terraza, fue allí donde ambos se sentaron.
Con una taza de té por delante de cada uno de ellos, fue el curtido Inspector, ahora con mucha más barba y con aspecto un poco más descuidado el que rompió el silencio entre los dos. Antes de comenzar a hablar, el hombre se desprendió de su chaqueta y la colocó a un lado del sofá:
-¿Así que quieres ser policía?-Rodrigo puso las piernas cruzadas y prestó toda su atención al muchacho.
-Quiero ayudar a las personas, pensé que como siempre he sido fan de las novelas de misterio, y pese a que nunca he tenido malas notas, no tenía claro que hacer con mi futuro, que podría estudiar para ser policía. Sacarme el oficio y luego mientras estaba de prácticas ir poco a poco hasta conseguir poder ser investigador.
-Es una buena razón, pero Teide, tienes que tener claro, que no va a ser fácil, no es igual leerlo en un libro que vivirlo-se atusó la barba recortada el Inspector.
-Soy consciente de todo, pero quiero ayudar, creo que si me esfuerzo puede que algún día llegue a ser tan buen policía como la persona que me salvó de morir a manos de mi abuelo-el silencio tras semejante declaración fue sepulcral, nada se movió en la habitación, no entraba ni el viento en ese momento.
-Si lo tienes claro, entonces adelante-concluyó Rodrigo, que estaba satisfecho-. Has hecho buenos amigos, has estudiado de forma responsable, lo has hecho bien, tienes una vida y quieres que sea prometedora, no le veo nada de malo. Pero ten claro, que el hecho de que esté ya en tu mente no quiere decir que se haga realidad, vas a sudar y a sangrar-el semblante del hombre que se encontraba delante de Teide estaba serio, se podía cortar la tensión con un cuchillo.
-Lo tengo decidido, y me pase lo que me pase, quiero ayudar al máximo de personas posible.
El Inspector, una vez finalizada su conversación para tener claras las intenciones del chico, se dispuso a recoger su chaqueta y tras un último y cariñoso saludo de despedida se marchó.
Pasó media hora, Teide decidió acomodarse en su nuevo apartamento, pero antes de que pudiera cerrar los ojos y despejar su cabeza, la puerta sonó. El chico se levantó, abrió la puerta y en menos de tres segundos estaba tirado en el suelo. Encima de él, había una chica castaña de ojos oscuros, le había saltado encima y lo había derrumbado, como si se tratara de un placaje de rugby.
-¿No dijiste que íbamos a ver una serie imbécil?-la chica era muy risueña y no dejaba de mirar a Teide a los ojos.
Se trataba de una de sus nuevas amigas que había conocido en el Instituto al que fue tras mudarse, Julia Magallanes, una alumna cuya familia vivía en Madrid, pero cuyos abuelos eran Valencianos. Al principio no congeniaron nada, Julia era la típica chica creída que no se relacionaba con nadie, parecía egoísta, caprichosa y nada simpática. Para ella Teide era el típico torpe que quería evitar a toda costa, porque su objetivo era ascender y ascender, tanto en las escalas sociales como en los estudios. Terminaron haciéndose amigos al conocer al tercer integrante inseparable de la nueva pandilla, Andrés del Pozo, un estudiante vago, perezoso, cuya familia quería que fuera abogado.
Los que más conectaron tras hablar y hacer amistad, fueron Teide y Julia. Ellos tenían ese tipo de amistad por la que podían estar en cualquier sitio o hacer cualquier actividad, no importaba de qué se tratara y lo pasaban genial el uno con el otro. Ambos eran fans de las series de misterio y suspense, ambos adoraban el deporte y ambos adoraban lo salado. Terminaron haciéndolo todo juntos sin querer, en una ocasión, hasta se habían visto desnudos, tenían esa confianza.
Julia se sentó en el sofá y escogió serie.
-¿Estás nervioso?-pellizcó a su amigo que no estaba para nada concentrado en descubrir culpables como siempre hacía.
-Un poco, es algo importante, tengo que estar muy concentrado si quiero cumplir lo que le he dicho al Inspector.
-Te vas a salir Tay, todo va a ir guay, eres un geniecillo de los misterios-le quitó hierro al asunto la chica-. ¿Se lo has dicho a Andy?-la chica no se despegaba del brazo de su amigo.
-Se lo dije por Whatsapp, a la misma vez que te escribí, pero sigue enfadado-Teide se rascó la nuca inquieto.
-Quien iba a decir que después de todo lo vago que era, tendría esa faceta tan competitiva-Julia hizo números imaginarios con los dedos tratando de hacer cálculos-. ¿0,2 fue?
-0,31, por eso no consiguió superarme-Teide estaba triste, no quería pelearse con su amigo.
-No te preocupes, ya se le pasará a ese cabezota-le empujó su amiga con cariño-. Céntrate en darlo todo cada día.
Pasaron las diez de la noche y terminó la serie que se habían puesto. El bol de palomitas estaba frío y sin palomitas. Teide acompañó a su amiga a la puerta y se despidieron:
-Suerte mañana-la chica le dio un beso en la mejilla.
Teide se encontraba cansado, y al día siguiente se tenía que levantar a las siete de la mañana, así que no le dio más vueltas y cerró los ojos, ni apagó la tele, ni llegó a la cama, le vencieron las fuerzas.
7:05, la alarma del móvil sonó. El chico abrió los ojos a duras penas, se duchó, se preparó, con una sudadera verde agua y unos vaqueros azules, con unos botines blancos de zapatos. Salió de su casa a los 15 minutos, con unas galletas de chocolate entre los dientes y corriendo para coger el metro que se encontraba a unas manzanas de su calle. Se había mirado para aprenderse de memoria todo el itinerario de calles y todos los accesos posibles a su trabajo. Una vez en el metro. el chico se puso unos cascos, se colocó la capucha en la cabeza para taparse el cuello por el que le entraba el frío y se sentó en uno de los laterales.
Teide llegó a la Comisaría de Policía ilusionado, se preguntaba con plenitud cuál sería el problema que tendría que resolver hoy, ¿asesinos?¿Ladrones?¿Violadores?
La duda se le despejó nada más entrar por la puerta, una palabra, papeleo, Rodrigo le esperaba en su mesa con una pila de carpetas, de casos que tenía que archivar o organizar. Y así se pasó toda la mañana. Haciendo fotocopias conoció a Alicia, la ojito derecho de Rodrigo y una de las grandes policías de la región. Alicia era rubia, de ojos azules, se notaba que le gustaba su trabajo. Tenía además un par de pecas en la zona de debajo de los ojos. Terminando el papeleo, llegó la hora de comer, Teide sacó el recipiente que contenía las albóndigas con arroz y zanahorias que le había preparado su amiga Julia, y luego se dispuso a conocer a más compañeros. Alicia le presentó a Alberto, el compañero de promoción de la policía, encargado de trabajar codo con codo junto a Rodrigo en los casos principales. En la esquina de la mesa se sentó un chico de pelo negro, Jesús, que al parecer era el informático, era poco hablador, pero participaba en las conversaciones de forma jovial.
Tras la comida, las puertas de la Comisaría se abrieron de par en par. Rodrigo Limones traía esposado a un chico de unos 19 años, llevaba una sudadera Gucci y unas Air Jordan. De repente, una vez que el chico fue llevado a la sala de interrogatorios, el Inspector llamó a Alicia y a Teide. Los dos acudieron calmados, pero sabían que había llegado el problema que iba a animar el día.
-Alicia y Teide-el Inspector agarró con confianza a los dos por el hombro y los pegó-. Ya que os habéis conocido, encargaros vosotros de este caso, que he recibido una llamada de un caso principal y la tengo que atender. El chico se llama Daniel Verde, es un influencer que hace vídeos en Internet, su novia la también influencer y bailarina María Magallanes, ha sido encontrada muerta en una alcantarilla cercana a la discoteca Kapital. Los posibles sospechosos que se encontraban en la escena, eran él y dos amigas de la chica que estuvieron bailando con ella hasta que se separaron en medio de lo que ellas denominan "rotondas", que consiste en darse una vuelta por la discoteca para ver con quién acabas la noche. Los argumentos de todos coincidían con sus coartadas, pero Daniel no me terminó de convencer del todo, parece más inteligente de lo que quiere admitir.
-¿Algo más que añadir?-dijo Alicia que ya estaba haciendo cálculos y barajando posibilidades.
-Pensad rápido, no podemos retenerle sin una causa probable-dijo Rodrigo antes de marcharse.
Teide, tras echarle un rápido vistazo al informe, se metió en las redes sociales y analizó al sospechoso en cuestión. Daniel Verde Benjamín, era un tiktoker con 1,2 millones de seguidores, actualmente en Instagram tenía 500 mil seguidores, no había estudiado nada, pero tenía la inteligencia de la calle. María y él eran novios, habían tenido algún percance en otra discoteca y alguna pelea subida de tono. Lo bueno de los influencers es que les cuesta más esconder los hechos. El chico revisó toda la información que pudo retener y se lanzó a acompañar a Alicia. Quería haber podido analizar una foto en profundidad, pero el tiempo se le echó encima y se limitó a guardarla en el bolsillo para emplearla como último recurso. Él y su compañera Alicia se sentaron, iba a comenzar el interrogatorio. Alicia dijo que iba a guiarlo, pero le indicó a Teide que si tenía algún argumento que la interrumpiera sin problemas.
Alicia miró el expediente y dijo:
-Eres, ¿Daniel Verde?-miró al chico a los ojos con el semblante tranquilo.
-Daniel Verde Benjamín, lo pone en mi DNI-el chico no miraba demasiado a los ojos.
-Cuéntanos Daniel, ¿qué pasó ayer por la noche?-la aprendiz favorita de Rodrigo tenía experiencia, se le notaba, abrió las manos ante el chico para mostrar que estaba abierta a escucharle y que así bajara la guardia
El chico tosió un par de veces al aire y dijo con pequeñas vibraciones en el tono de voz:
-Llegamos a la discoteca a las 12 de la noche, no había mucho ambiente, así que entramos en el reservado que nos habían dado y esperamos bailando las canciones repetidas. Sofía e Irene, las amigas de María, comentaban algo con ella, pero no me enteré muy bien. Bailamos toda la noche. Salí a fumar y me encontré con unas seguidoras. Me hice un par de fotos y volví a entrar. Seguimos bailando. La acompañé a su casa, sus amigas se fueron con unos que conocieron en la discoteca, por lo que no se podía volver en el coche que había venido. Tras dejarla en su casa, me fui a la mía, subí un par de historias y luego me acosté. Esta mañana me he enterado de que había muerto, pero yo la quería, estoy deseando que encuentren al que la ha matado-dijo Daniel calmado a la vez que preocupado, con sudores en las manos y pestañeando más de lo normal-Necesito que encuentren al culpable, es lo único que les pido-las lágrimas le salieron sin necesidad de llamarlas.
-¿Confirma usted que las amigas de su novia se fueron del escenario del crimen?-Alicia se cercioró, era raro que el principal sospechoso quitara a otros posibles culpables de la escena.
-Las amigas de mi novia estuvieron con nosotros todo el tiempo, no puedo decir que sí ni que no, podrían haberla matado sin que yo me diera cuenta-la corrigió Daniel.
Antes de que pudieran continuar con las preguntas, los interrumpieron para decirles, que la autopsia había revelado que la causa de la muerte era la asfixia, aunque no habían encontrado huellas. También había generado un alto contenido de hormonas sexuales. La hora estimada de la muerte fue las 3:30 de la mañana.
Teide tras recibir la información, se acordó de unos datos que había leído y decidió intervenir:
-¿Estuvo usted en el baño de mujeres?-el informe decía que Sofía una de las amiga le había visto ir al servicio de mujeres esa noche.
-María y yo estuvimos a la 1 y media, he querido omitir el detalle de nuestras relaciones personales íntimas-se sonrojó el chico.
-¿María le estaba engañando?-había leído también que Irene había comentado que la conversación privada era sobre un supuesto amante que María tenía, es decir, que si por algún casual se enteró, tendría motivos para querer matarla.
-Si lo hacía yo no sabía nada, me he enterado cuando Irene lo ha dicho.
La conversación no se alargó, ambos se tomaron un tiempo de descanso de media hora. El tiempo necesario para beberse un café y poner nuevos argumentos sobre la mesa, ya que Daniel tenía probabilidades bastante altas de ser el asesino. Porque primero, era el principal sospechoso, y segundo, nadie habla de esa forma cuando se le ha muerto su novia, estaba claro que estaba actuando.
Teide lo tenía, pero le faltaba lo más importante, evidencias de que Daniel era el culpable. Jesús se acercó a la máquina de café, viendo al chico achinando los ojos y dándose en la frente mientras daba vueltas sobre su eje. Tras verlo tan pensativo, dijo:
-Daniel, el influencer que hemos esposado, su novia ha muerto en una discoteca cercana a la discoteca Kapital y él es el principal sospechoso, porque no solo estuvo con ella, mantuvieron relaciones sexuales en el baño de la discoteca, dos horas antes de que el crimen sucediera-el chico en un acto de desesperación pegó la frente en la máquina de café y se quedó pensando mientras miraba al suelo desanimado.
-¿Y no los grabaron las cámaras del baño?-Jesús puso su cara reflexiva también-. Este año las han implementado en todos los baños de las discotecas para tratar de evitar violaciones o agresiones físicas.
-¿Cámaras?¿Hay cámaras en los baños?-Teide no tenía ni idea.
-Al menos en Madrid, sí.
Rápidamente antes de continuar, llamó a la discoteca y pidió que miraran los vídeos de las cámaras de los baños. La respuesta de Óscar el chico que revisó las grabaciones, le dio el caso a Teide.
Cuando regresó, se encontró con una escena extraña, se llevaban al chico detenido, y Alicia no se encontraba en la sala de interrogatorios, porque no era ella quien lo había resuelto. En la sala se encontraba el compañero de redadas de Rodrigo, Alberto Caminos, él lo había resuelto. El hombre se cruzó con Teide, sonrió y soltó:
-Es por pura experiencia, hemos tenido varias denuncias de violaciones y algún que otro crimen en discotecas, por lo que sabía que había cámaras-respondió ante la "no pregunta" que el muchacho le había hecho con la mirada.
Terminado el caso, con la correspondiente aprobación de todos sus compañeros, Teide y Alicia fueron felicitados. Cuando el chico se dirigía a salir de la Comisaría, se acordó de algo.
-¿Magallanes?-rápidamente cogió el teléfono.
En poco tiempo se enteró, María era la prima pequeña de Julia. Al preguntar por ella la familia le había dicho que ahora mismo no estaba disponible, que había salido de casa para despejarse.
Cuando Teide llegó al apartamento, la encontró ahí, llorando a moco tendido, le temblaba todo el cuerpo.
-¿Puedo dormir hoy en tu casa?-su amiga le miró casi suplicando.
-Entra-Teide la abrazó y estuvo cuidando de su amiga toda la noche.
Al día siguiente, el Inspector Rodrigo no solo felicitó a su nuevo becario, sino que le dijo una frase que no quería que olvidara: "Todos los días muere gente, terminan sus vidas y las personas nos dicen el cuándo, el dónde, el cómo o el porqué, pero nunca el quién".
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