Un reencuentro no muy grato.
NARRADOR OMNISCIENTE.
Gravity Falls, Oregón.
Era un día tranquilo en esa pequeña localidad de Oregón. Mientras los pueblerinos hacían sus actividades diarias, en un lugar conocido como la Cabaña del Misterio sus empleados se relajaban y disfrutaban de la mañana al no haber turistas a la vista. Stanley Pines leía su revista, Cadenas de oro para adultos mayores, en la sala mientras sus jóvenes sobrinos jugaban y platicaban con sus amigos de siempre, Soos y Wendy, junto a otras dos chicas que hacía poco que habían empezado a trabajar en el lugar.
-Entonces ¿es oficial Pacífica?-preguntó Dipper a la joven rubia-. Es decir, después de lo que pasó en la fiesta en la mansión de tus padres ellos me odian, ¿no crees que se pondrán como locos si se enteran que estás aquí y vendrán a buscarte?
-Lo dudo mucho-dijo Pacífica-. Además, no voy a regresar nunca a la mansión, me lo prometí a mi misma. Y pienso cumplir esa promesa o dejo de llamarme Pacífica Pines.
Dipper la miró sorprendido, mientras los demás ocultaban sus risitas.
-¡Noroeste, quise decir Noroeste!-rectificó Pacífica rápidamente sonriendo nerviosa, aunque Dipper todavía la miraba un poco confundido y sorprendido.
Por fortuna, Stan llegó corriendo a interrumpir el incómodo momento.
-¡Chicos, turistas a la vista!-gritó mientras los demás se asomaban y veían llegar una camioneta-. ¡Pacífica, Masha, limpien este cuchitril ahora!
Refunfuñando, Pacífica y su compañere de aspecto gótico, Masha, agarraron un par de escobas y empezaron a limpiar la entrada.
-¡Soos, Wendy, aumenten esos precios!
Ambos tomaron un marcador y le añadieron algunos ceros de más a los regalos de la tienda.
-¡Dipper, Mabel, quiero nuevas atracciones, rápido!
A Dipper seguía sin gustarle que ahora que su tío había aceptado que existía lo sobrenatural siguieran exponiendo cosas falsas, pero después de lo ocurrido con el Gremgnomo, decidió que las atracciones falsas no eran tan malas, así que con ayuda de Mabel empezó a pegar unas cabezas falsas de águila a algunos troncos de caballo. Stan se acomodó el traje y salió a recibir a los turistas.
-¡Pasen, pasen, y bienvenidos a la Cabaña del Misterio, un lugar lleno de enigmas, horror y...!
-Supongo que tú debes ser Stanley.
Stan se quedó sorprendido. Nadie más aparte de los que trabajaban en la Cabaña del Misterio conocían su verdadero nombre. Fue entonces que miró con más atención al pequeño grupo de personas que tenía enfrente: una mujer adulta de piel morena, una mujer un poco anciana que tenía una melena de cabello blanco vestida de rojo, unas chicas que se esforzaban en ocultar sus orejas y la de en medio también su frente, una chica asiática de pelo azabache vestida como si viniera de las Cruzadas, un hombre vestido con una túnica blanca con dorado corroída por el tiempo y el uso, una chica rubia con puntas azules y una chica de pelo castaño oscuro.
-Creo que se confunde, señora-dijo Stan más tranquilo al darse cuenta que no podían ser del gobierno, que era su principal preocupación-. Mi nombre es Stanford...
-Sé muy bien quién eres y a qué te dedicas, Stan. Ford me habló de ti en la universidad.
Stan se volvió a quedar de piedra al escuchar eso. Pero era obvio que no tenía caso seguir fingiendo.
-Supongo que vinieron a buscar a mi hermano.
-Es urgente, necesitamos su ayuda-dijo Camila-. No estoy exagerando que nuestro mundo está en peligro, igual que muchos otros si Ford no nos ayuda.
No era lo más raro que Stan había escuchado hasta ese momento, pero sí lo más preocupante.
-Pasen, pasen...
Entraron a la cabaña y empezaron a curiosear la tienda de regalos. Todo se veía interesante pero falso, no tardaron mucho en darse cuenta del fraude que era ese lugar. Vee se acercó a una estatuilla de un grifo.
-Ya sé-dijo Masha acercándose a Vee-. Es obvio que es falso. Vamos, ¿un grifo con cabeza de paloma? Todos saben que los grifos tienen cabeza de águila.
-De hecho, así son los grifos en realidad.
Vee se tapó la boca, lo había dicho sin pensar.
-¿Cómo estás tan segura de eso?-preguntó Masha.
-Bueno, yo, es que...
-¡Chicos, vengan!
Todos se acercaron adonde los adultos estaban. Aprovechando que no había turistas cerca, los empleados de la cabaña también se acercaron curiosos de descubrir quienes eran los visitantes, para quienes fue una gran sorpresa que Stan presionara algunos botones de una máquina expendedora y se abriera una puerta secreta.
-¿Tienen su propia habitación secreta?-preguntó Vee sorprendida.
-Y no has visto lo que esa habitación esconde-respondió Masha.
Bajaron las escaleras hacia el sótano con Camila liderándolos. Por alguna razón, la mujer se veía bastante incómoda, aunque no era de extrañarse. No con lo que iba a tener que hacer, un golpe muy duro a su orgullo.
Llegaron al sótano donde los visitantes se sorprendieron de ver una habitación llena de máquinas y tecnología antigua. Frente a ellos, había además un panel de control y un hombre que les daba la espalda mientras parecía trabajar en algo.
-Hey, Ford, tienes visitas-dijo Stan acercándose a su gemelo, quien levantó la vista y se sorprendió de ver a Camila.
-Camila-dijo Ford quitándose las gafas para soldar-. Que bueno verte. Ha pasado un tiempo.
-Verte nunca es un placer, Pines-dijo Camila molesta. Volteó hacia los jóvenes-. Chicos, les presento a Stanford Pines, alias el idiota que se cree la persona más lista del mundo.
-Oye, no puedes negar que lo soy-dijo Ford acercándose a Camila y dándole un codazo amistoso-. ¿Te recuerdo que obtuve mi doctorado en Filosofía tres años antes de lo usual?
-¿Te recuerdo que yo me gradúe en Medicina y Mecánica Cuántica el mismo año?
-¿Te recuerdo que mi tesis fue reconocida a nivel nacional?
-¿Te recuerdo que la mía fue reconocida a nivel internacional?
-¿Te recuerdo que me dieron una enorme beca por mi propia investigación?
Camila gruñó. Aunque no lo pareciera para los demás, ella conocía muy bien el lado arrogante y presumido de Stanford Pines.
-Eh, disculpen-dijo Mabel-. Creo que me perdí de algo. Tío Ford, ¿quién es ella?
-Ah, cierto. Niños, les presento a Camila Noceda, una vieja amiga de la universidad.
-¿Eran amigos en la universidad?-preguntó Luz-. Nunca me contaste de él.
-Tampoco nos contaste de ella, tío Ford-dijo Dipper.
-Sí, es que no éramos amigos exactamente, como podrán ver-dijo Camila algo fastidiada-. Digamos que éramos rivales. ¿Quiénes son estos niños?
-Camila, te presento a mis sobrinos, Dipper y Mabel.
-Oh, bueno, mucho gusto, niños. Lamento que no tengamos mucho tiempo para presentaciones, Ford. Lo único que tienes que saber es que por mucho que odie tener que hacer esto, vine a pedirte ayuda.
Camila volteó hacia Boscha y asintió. Boscha y sus amigas se quitaron los gorros, revelando sus orejas y el tercer ojo de Boscha. Ford miró sorprendido a Camila.
-¿Recuerdas lo que te dije sobre que existía otro mundo?-dijo Camila-. Bueno, descubrí que de hecho sonn varios mundos, y ellas vienen de uno de ellos.
-¿Quieres enviarlas de vuelta a su mundo?
-Entre otras cosas. Necesito que me ayudes, Ford, o si no, nuestro mundo no sobrevivirá a lo que viene.
Necesitaron alrededor de una hora y media para explicarle a los Pines y sus amigos lo que habían vivido en las últimas semanas y lo que estaban a punto de vivir.
-Sé que suena muy difícil de creer...-dijo Luz pero fue interrumpida por un grito de terror de los oyentes.
-¡¿Qué Belos y Andrias hicieron un trato con Bill?!-gritó Dipper.
-¡¿Y nos pueden invadir en cualquier momento?!-gritó Mabel.
-¡Oh dios mío!-Masha se llevó una mano al pecho. Era de las pocas veces que se asustaba, pero la idea de que algo tan terrible pudiera pasar era para morirse de miedo.
Soos y Wendy no decían nada, estaban muy ocupados dándole varias bolsas de papel a Pacífica para que respirara. Los únicos que habían logrado mantener la calma eran Stan y Ford, éste último analizando todo lo que Camila le acababa de decir.
-¿Ustedes ya conocían a Bill?-preguntó Eda.
-Podría decirse-dijo Ford. Volteó hacia Camila-. ¿Cuánto tiempo tenemos?
-Días, una semana si tenemos suerte, no sabemos en realidad. Ahora que Andrias tiene la caja de música, pueden ir adonde quieran, y cuando quieran.
-Y van a liberar a Bill-dijo Dipper-. Si eso ocurre, estamos perdidos.
-¿Qué necesitas, Camila?
-Lo último que supe de ti es que estabas tratando de abrir un portal hacia otro mundo, un universo paralelo al nuestro. El multiverso.
-Sí, lo hice, pero...
-Necesitamos esa máquina. Encenderla, regresar a la Islas de inmediato y enviar a Marcy a Amphibia. Si tenemos suerte, podremos rescatar la caja e impedir la invasión así como detener a Belos de una vez por todas.
Ford suspiró.
-Camila, entiendo perfectamente la gravedad de la situación, pero... me temo que no puedo ayudarte.
-¿Qué?
Ford descorrió una cortina, dejando ver los restos de su portal, totalmente destruido.
-Me di cuenta de lo peligrosa que era una puerta interdimensional, para nuestro mundo y todos los demás. Además-Ford sacó una esfera de cristal donde una masa extraña se movía-, la inestabilidad de la máquina creó esto. Una ruptura interdimensional. Está contenida por el momento, pero es increíblemente peligrosa.
-Ya veo-dijo Stan-. Es decir, no entiendo todavía tus cosas de nerd, pero te enojaste conmigo cuando lo usé por esto, ¿no?
Ford iba a responder, pero Camila lo agarró por la camisa y lo empujó contra el panel de control.
-¿Qué demo...?
-¡¿ME ESTÁS TOMANDO EL PELO FORD?!-gritó Camila furiosa-. ¡ES LA PRIMERA VEZ EN LA VIDA QUE NECESITO PEDIRTE UN FAVOR, Y ME SALES CON ESTO!
Ford no decía nada. Después de todo lo que había visto, pensó que ya nada lo asustaría. Hasta que conoció la versión enojada de Camila Noceda. Ducard y Vee los separaron como pudieron, pero Camila insistía en lanzarse contra Ford.
-¡Suéltenme! ¡Suéltenme ya, que lo voy a matar a golpes!
-¡Camila, cálmate cariño!
-¡No me voy a calmar! ¡Todos sabemos lo que está en juego, y justo cuando necesito la ayuda de este cuatro ojos idiota resulta que no nos la puede dar!
-¡Ya sé, mamá, es frustrante!-dijo Vee jalando a Camila-. ¡Pero no ganaremos nada con enojarnos! ¡Tiene que haber otra manera y tal vez él nos la pueda dar!
Les costó mucho lograr que Camila se calmara y finalmente dejara de intentar asesinar a Ford, quien ya estaba siendo custodiado por sus sobrinos.
-Bien, pero si Belos y sus amiguitos logran invadir la Tierra, te doy mi palabra de que el nacho volador será el menor de tus problemas, ¿te quedó claro, Pines?
Ford tragó saliva.
-C-Claro.
-Ahora dime, ¿hay alguna otra forma de abrir una puerta al multiverso sin poner en peligro la estabilidad del espacio-tiempo?
-Tal vez la haya-dijo Ford-. Necesitaría consultar mis apuntes para eso, y no me vendría mal tu ayuda. Sé que estás enojada conmigo y siendo honesto te he dado varias razones en el pasado para estarlo, pero dos cabeza funcionan mejor que una, ¿no? Más si se trata de dos de las mentes más brillantes del mundo.
Ford le tendió su mano. Camila lo miró de brazos cruzados por unos minutos más antes de devolverle el gesto, todavía con cara molesta.
-La mente más brillante y el cerebrito de seis dedos, querrás decir.
-Acéptalo ya, soy más inteligente que tú y lo sabes.
-Ya quisieras, seis dedos.
Mientras Ford buscaba sus apuntes, Camila volteó hacia sus acompañantes.
-¿Qué?-dijo al ver sus caras de sorpresa-. Opción nuclear, ¿recuerdan?
-Oigan, la habitación del ático es lo bastante amplia para todos-dijo Stan-. ¿Por qué no van y se acomodan? Me da la impresión de que estarán aquí por un tiempo.
-Gracias, señor Pines-dijo Luz.
-Por favor, sólo Stan, señor me hace sentir viejo.
-Está viejo, señor Pines, acéptelo-dijo Wendy.
-Ustedes vuelvan a trabajar antes de que los despida-ordenó Stan. Una vez que se fueron, regresó su atención a Camila-. Así que mi hermano nerd y tú se conocían. ¿Qué más te contó de mí?
-Bueno, muchas cosas, unas buenas, otras malas. Y me queda claro que tú eras el divertido de la familia.
-Dime más.
Mientras tanto...
El grupo de Amity empezó a caminar hacia el castillo que se veía a la distancia. No tenían la menor idea de en qué mundo se encontraban, ni si era buena idea dirigirse hacia aquel reino. Pero era mejor que quedarse quietos y arriesgarse a ser atacados por lo que fuera que habitara en ese mundo.
-Este mundo se parece al nuestro, pero un poco más... rosa-dijo Gus.
-¿Creen que Luz esté bien?-preguntó Willow-. Con la explosión. ¿Y si...?
-Claro que no, están bien-la interrumpió Amity-, o al menos eso espero.
De pronto, vieron una nube de polvo acercarse a ellos.
-¿Qué es eso?-preguntó King subiéndose en Willow, preocupado.
-Quédense atrás de mí-ordenó Lilith mientras ella y Hunter se ponían en guardia.
Pronto se vieron rodeados de varios soldados que les apuntaban con sus espadas, mientras Lilith resguardaba a Amity a sus espaldas, temerosa de que las cosas pudieran ponerse feas.
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