Problemas en Mewni (Parte 2/3).
NARRADOR OMNISCIENTE.
Reino de Mewni.
Una vez que Eclipsa y su grupo llegaron al refugio, la reina ordenó que se cerraran las puertas mientras atendían a los heridos.
-¡Amity! ¡¿Dónde está Amity?!-preguntó Lilith luego de dejar a Globgor en una camilla para que le curaran la herida.
-¡Mamá, aquí estoy!
La peliverde y Lilith se abrazaron, felices de ver que la otra estaba bien.
-Amity, linda, que bueno que estés bien-dijo Lilith-. Aunque te ves muy mal.
-Sí, bueno, tú no te ves exactamente bien, anciana-bromeó Amity. Las dos estaban cubiertas de polvo y tenían algunos raspones.
Eclipsa también se reunió con su hija y las dos fueron a ver el estado en el que se encontraba Globgor. Star y Marco se abrazaron al ver que estaban bien y hasta Lilith estaba aliviada de ver que Hunter había salido más o menos ileso luego de su pequeña batalla.
-Esas cosas-dijo Star jadeando-. Amity y yo les dimos con todo lo que teníamos luego de que Willow y Gus huyeran junto a los civiles y no les pasó nada. No tuvimos más opción que escapar también.
-Me alegra que lo hicieran-dijo Lilith-. Nosotros tampoco pudimos hacer mucho. Eclipsa logró derribar a dos de ellos con un hechizo oscuro muy poderoso, pero que si seguimos usando podría acabar con lo que queda del reino.
-Esto es malo, esto es muy muy malo-dijo Willow angustiada-. Estamos atrapados en medio de una guerra que no podemos ganar y tenemos que volver a casa a evitar otra, ¿qué se supone que hagamos?
Pero antes de que pudieran responderle, un golpe fuera del refugio los puso en alerta.
-Nos encontraron-dijo Lilith poniéndose en guardia. Fueron a asomarse un poco. Mina Loveberry estaba afuera.
-Cielos, esa chica sí que se ve fuerte-dijo Gus nervioso.
-¿Adivinen qué, niños? Se les acabaron las opciones-dijo Mina en tono burlón.
-¡Mina!-gritó Star furiosa.
-Les daré tiempo hasta que este gallo cante para que me entreguen a Eclipsa y a su esposo monstruo-dijo Mina dejando un gallo afuera del refugio-. ¡Y ni piensen en usar uno de sus ridículos hechizos oscuros como el que le hicieron a mis solados!
-¡Mina, regresa aquí y pelea!-exigió Star-. ¡Voy a borrar esa ridícula sonrisa de tu cara a golpes!
-¿En serio crees que esa buena idea amenazar a esa masa de músculos parlante?-dijo Gus.
-La derroté antes-dijo Star-. Y lo haré de nuevo.
-Star, te lo dice alguien con experiencia en combate-dijo Lilith-. Tu espíritu es admirable y digno de respeto, pero en este momento tenemos que pensar en un mejor plan, porque es claro que ni combinando nuestros poderes podemos vencer a esos soldados.
-Entonces, ¿ese gallo va a cantar al amanecer o algo así?-preguntó Marco.
-No, es un ave normal, Marco-dijo Star-. Él canta cuando le place.
-Osea que puede ser en cualquier momento-dijo Hunter.
-Y cuando ese gallo cante...-dijo Willow.
-Tendremos que estar listos para Mina-concluyó Amity.
De pronto, un águila gigante apareció cerca del refugio y de ella descendieron dos personas, un hombre vestido como si fuera un oso y una mujer de cabello azul celeste largo amarrado en una trenza, con marcas en las mejillas parecidas a rombos, similares a las de Star y Eclipsa.
-¿Star?-preguntó la mujer al ver a la joven rubia.
-¿Mamá?-Star fue a abrazar a su madre, feliz de que estuviera bien en medio de todo el caos-. ¡Viniste!
-¿Usted es la mamá de Star?-preguntó Amity.
-Y yo soy su padre, River-dijo el hombre vestido de oso ofreciéndole la mano a Amity, quien al ver su aspecto pensó que estaba chiflado.
-Eh... un placer, señor y señora Moon-dijo Amity un poco nerviosa.
-River, cielo, todos ustedes pueden decirme River-aseguró el hombre.
-Y a mí pueden decirme Moon-aseguró la mujer-. ¿Qué ha pasado aquí?
-¿No lo ha visto?-dijo Hunter-. Esas armaduras gigantes andan por todo el reino destruyendo todo lo que encuentran. Pudimos vencer a dos, según me han dicho, pero nada más.
-Y nuestros recursos se agotan-dijo Star.
-Vine a ayudar-dijo Moon-. ¿Dónde está Eclipsa?
El grupo llevó a Moon con Eclipsa quien se hallaba en la enfermería donde Globgor y los demás que habían sido heridos por las espadas solarianas estaban siendo atendidos.
-Esto es malo-dijo Moon al ver la escena-. Esto es terriblemente malo.
-¿Qué clase de heridas son esas?-preguntó Willow ya que las heridas, lejos de cerrarse con los cuidados, crecían y parecían expandirse por los cuerpos de las víctimas.
-Las heridas que provocan los guerreros solarianos-explicó Eclipsa mostrándoles un libro-. Solaria usó magia muy poderosa e incluso prohibida para hacerlos indestructibles, pero irónicamente esa misma magia los volvió inestables, los hizo autodestruirse. A todos menos a una.
-Mina-dijo Star.
-Aquí-Eclipsa se detuvo en una página-. La espada solariana causa una herida en su enemigo que se expande por todo el cuerpo hasta que...
Todos abrieron los ojos como platos, horrorizados: la herida, de no ser curada, consumía a la víctima hasta desintegrarla, literalmente.
-Eso no luce nada bien-dijo Marco.
-Pero hay una solución-dijo Moon-. Debemos hallar una forma de llevar a los heridos al refugio de la magia.
-¿El refugio de qué?-preguntaron Amity y su grupo.
-Un lugar sagrado en nuestro reino-explicó Star-, lleno de agua reconstituyente mágica, supuestamente capaz de sanar cualquier herida.
-Esperemos que sea suficiente para restaurar a estos heridos-dijo Eclipsa.
-¿Pero cómo los sacamos de aquí sin que nos descubran?-preguntó Marco.
-Buena pregunta-dijo Moon pensativa-. ¿Dicen que vencieron a dos de ellos?
-Con un hechizo muy destructivo, pero sí-dijo Eclipsa-. Quizás, si usó ese hechizo en Mina, cause una reacción en cadena que le quite sus poderes a los demás guerreros.
-Suponiendo que funcione y no tengas que volver a usarlo contra los cientos de guerreros solarianos que quedan-dijo Lilith-, un sólo disparo de ese hechizo sería suficiente para destruir lo que queda de tu reino, no me parece la mejor idea.
-Sin contar que usarlo agota todas tus fuerzas-dijo Marco-. Ese hechizo podría matarte.
-Si estuviera en tu lugar-dijo Moon-, primero pondría a salvo a los heridos antes de enfrentarnos a Mina.
Eclipsa lo meditó un momento.
-Bien pensado-dijo finalmente-. Organizaremos a los heridos para sacarlos de aquí junto a las provisiones que necesitemos.
-¿Adónde los llevaremos?-preguntó Willow.
-Al refugio de la magia-dijo Moon-. Es el lugar más seguro por el momento.
-¿Cómo ayudamos?-preguntó Marco.
-Ya han hecho suficiente-dijo Eclipsa-. Descansen por ahora, necesitarán energías para después.
Los jóvenes dejaron a Moon y a Eclipsa conversando y fueron a una habitación.
-Tu madre parece una buena persona-dijo Amity a Star.
-Gracias-dijo Star sonriendo-. Nuestra relación siempre fue un poco complicada, ya sabes, me presionaba para ser perfecta y responsable.
-Mi madre era similar-dijo Amity-. Bueno, definitivamente Odalia es peor que tu madre. La mía es una psicópata en toda la extensión de la palabra, y más.
-Guau, sí que se oye como una mala persona-dijo Star-. La mía no tanto, pero tuvimos nuestras diferencias. Cuando descubrimos que no teníamos derecho real a gobernar, me costó mucho trabajo convencerla de dejar la corona, mucho más para que se la cediera a Eclipsa, pero lo arreglamos todo al final y desde entonces mi madre se ha dedicado a dirigir a los mewmanos que siguen contra Eclipsa pero al mismo tiempo le muestra apoyo al nuevo gobierno.
-Guau, ojalá Odalia fuera así. Pero bueno, ya no importa. Ahora tengo a Lilith-dijo Amity sonriendo-. Ella era mi maestra. Bueno, sigue siéndolo, pero me ha cuidado y querido más que Odalia y tengo intenciones de irme a vivir con ella cuando todo esto termine.
-Me alegro por ti.
Star se quedó viendo a Marco con ojos soñadores. El joven latino estaba conversando con Willow y Gus, muy interesado en saber más sobre su mundo y las aventuras que habían vivido en él.
-¿Qué miras?-preguntó Amity.
-¿Eh? Oh, nada...
Pero Amity reconocía esa mirada. Era la misma con la que ella veía a Luz.
-¿Te gusta Marco, Star?-preguntó Amity provocando que la rubia se sonrojara-. Star...
-N-No sé de qué...
-¿Sabes algo? Me recuerdas a mí misma con mi novia-dijo Amity, quería que Star se identificara con ella para que se abriera y pudieran hablar de otra cosa que no fueran sus problemas-. Cuando conocí a Luz, al principio la detestaba, pero después comenzó a gustarme como amiga y después como... como otra cosa...
-Oh-dijo Star-. Entonces sabes lo que se siente...
-¿Sentir algo por una persona muy especial y que te da miedo decirlo porque te preocupa que no te corresponda? Sí, conozco eso perfectamente-dijo Amity-. ¿Hace cuánto se conocen tú y Marco?
-Casi dos años-dijo Star-. Primero yo me tuve que quedar en la Tierra durante mucho tiempo como un castigo de mis padres cuando aún pertenecíamos a la realeza por usar mi magia de forma imprudente. Vivimos un montón de aventuras en la Tierra y en otros mundos, luchando contra monstruos y otros seres malignos como Mina. Y luego él vino a Mewni como estudiante de intercambio representando a la Tierra.
-A la Tierra, ajá.
-¿Qué insinúas, Amity?-preguntó Star.
-¿Quién viaja de un universo a otro sólo para pasar tiempo al lado de otra persona?-razonó Amity-. Sólo se me ocurren dos tipos de personas que hacen eso: los idiotas y los enamorados, aunque a veces son prácticamente lo mismo.
-¿Dices que Marco...?
-¿Llegué hace poco y ya me di cuenta de que tu "amigo" está loco por ti antes que tú misma?-dijo Amity con tono algo burlón-. Y a Luz le decían Luz Nocedacuenta en las Islas.
Star estaba sorprendida y confundida. Marco era un amigo increíble, muy importante para ella. En más de una ocasión los dos estuvieron dispuestos a morir por salvar al otro, si uno de ellos sufría el otro sufría, si uno estaba feliz el otro igual, y así sucesivamente. ¿Así era el amor? Los dos habían tenido pareja en algún momento, se habían sentido atraídos por otras personas de sus respectivos mundos y hasta de otros. Pero lo que ella sentía por Marco, sólo lo había sentido, y seguía sintiendo, por él.
¿Él se sentiría igual?
-¿Le vas a decir?-preguntó Amity.
Star no dijo nada.
-¿Star, le vas a decir a Marco cómo te sientes?-volvió a preguntar Amity.
-No... lo sé-dijo Star-. Una vez las cosas entre él y yo se pusieron muy incómodas por este tema, y no quiero que eso vuelva a pasar.
-Bueno, ¿quieres mi consejo?-dijo Amity-. Ve y díselo cuando puedas. Mira, tu reino se está cayendo a pedazos y en cualquier momento esa loca musculosa nos va a querer aplastar y muy probablemente lo haga. Si murieras hoy, mañana o en cien años, ¿no preferirías morir siendo honesta con tus sentimientos y expresárselos a esa persona especial para ti?
Star meditó esas palabras. Decirle a Marco lo que sentía por él era arriesgado, eran casi como hermanos y si él no le correspondía...
Pero Amity tenía un punto válido. Mina estaba a nada de acabar con todos ellos. Si iba a morir, ¿no sería mejor morir luego de haber confesado tus sentimientos sin importar lo que pase?
-Lo... lo voy a pensar-dijo Star finalmente-. No es sencillo.
-Oh, créeme que lo sé-dijo Amity dándole un golpe en el brazo amistoso-. No por nada me decían Tomaty en las Islas.
Ambas rieron. Hablar de sus enamorados les hizo olvidar por unos momentos que estaban en peligro de morir.
Pero eso no duró mucho.
-¡Chicas, vengan a ver esto!-gritó Gus-. ¡Las puertas del refugio se están abriendo!
-¡¿Qué?!
Todos corrieron a la entrada del refugio al escuchar a Gus y vieron para su sorpresa que la puerta del refugio, su única defensa contra Mina, estaba abierta de par en par.
-¡¿Pero qué sucede aquí?!
Y eso no era todo. Eclipsa y Moon estaban intercambiando hechizos, y no de forma amistosa: estaban peleando.
-Mamá, ¿qué sucede aquí?-preguntó Star confundida.
-¿Y bien?-dijo Eclipsa enojada mientras empuñaba su paraguas y cubría a Meteora, quien estaba en su cangurera-. ¿Quieres decirle a tu hija lo que hiciste, Moon, o se lo digo yo?
-¿De qué está hablando?-preguntó Amity, aunque ya se olía lo que ocurría.
-Antes que nada-dijo Moon-. Esto no salió como lo había planeado...
-¿Planeado?-dijo Gus-. Díganme que no es cierto.
-Usted... ¿trabaja para Mina?-preguntó Willow.
Moon suspiró.
-No-dijo en tono frío y seco-. Mina trabaja para mí.
Y en ese momento, cantó el gallo.
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