Objetivo: detener a Belos (parte 1/2).

NARRADOR OMNISCIENTE.

Reino de los demonios.

-Muchos miembros del aquelarre de la chica mala fueron capturados-explicó Bump a Luz y su grupo-. Los que ven, los que hay aquí, somos los que quedamos. Los últimos que se oponen a Belos. Y no sé si seamos suficientes.

Y aunque Luz no se atrevía a decirlo, ella misma reconocía en su interior que si eso era lo que quedaba del aquelarre de la chica mala, tenían todo en contra si decidían pelear contra Belos y sus miles de tropas. Y ahí, en Hexside, eran apenas unas decenas de estudiantes.

-¿Y nuestras familias?-preguntó Boscha con preocupación, pero el anciano director sólo desvió la mirada.

-Lo siento-dijo de forma seca antes de volver a encerrarse en su despacho, dejando fría a Boscha.

-Boscha...-Skara trató de acercarse a su amiga, pero Boscha se alejó.

-Si me disculpan, necesito un momento a solas-dijo con voz algo quebrada antes de alejarse por un pasillo.

-Nunca pensé que diría esto-dijo Luz-, pero siento pena por Boscha.

-Igual nosotras-dijo Amelia-. Digo, Boscha y nosotras nunca fuimos muy cercanas, siempre fue más la líder y nosotras sus lacayas. Pero, ha cambiado para bien. Y nos da pena verla así.

-Supongo que todos estamos en el mismo barco-dijo Vee-. Todos estamos preocupados por nuestras familias y amigos. Pero desgraciadamente, preocuparnos no va a solucionar nada. Lo que necesitamos es pensar en como demonios vamos a detener a Belos antes de que él y su ejército tengan la oportunidad de poner un pie sobre la Tierra.

-¿Qué probabilidades tenemos de ganar?-preguntó Masha.

-¿Con los estudiantes que tenemos y teniendo en cuenta que Belos tiene unos cientos de miles de soldados y abomatones, que son casi invencibles?-dijo Camila-. Diría que menos de cero si tenemos suerte.

-Pero se puede arreglar-dijo Ducard-. Sólo hay que reunir a más gente. Habrá muchas que peleen si los convencemos, estoy seguro. Sólo necesitaríamos unos días.

-Pero tenemos menos que unos días-dijo Luz-. Tenemos horas. Tendremos que usar lo que tenemos.

-¿Qué hay de los prisioneros?-preguntó Skara.

-Cierto, también tenemos que encontrar una forma de sacarlos-Luz soltó un quejido y se dio unos golpes en la cabeza-. ¿En qué momento todo se puso tan mal? 

-Mija...

-No sé qué hacer, mamá-dijo Luz-. No soy una líder. Yo sólo sé lanzar glifos como loca y luego salir corriendo. No tengo idea de cómo liderar a estas personas. No me siento lista.

-Bueno, te lo dice un rey, nadie lo está-dijo Ducard-. Sólo puedes dar tu mejor esfuerzo y esperar que las cosas salgan bien. Y sí, no siempre saldrá como lo esperas, pero Luz, tú tienes lo que hace falta, lo creas o no. De hecho, piensas que no estás lista, que no eres digna de todo lo bueno que te ha pasado o te puede pasar, pero eso es justo lo que te hace digna. Y tú misma lo dijiste. Mientras nos tengas a nosotros, tu familia, y a la gente adecuada de tu lado, podrás lograr maravillas.

Luz sonrió.

-Gracias, papá-dijo mientras lo abrazaba-. Haré lo que pueda.

-Tranquila, niña-dijo Eda-. Te ayudaré a pensar en algo, aún tenemos una oportunidad.

Mientras tanto, Masha salió de la escuela y contempló a la distancia el paisaje que las Islas tenían para ofrecerle. Aunque no dudaba que debió haberse visto mejor tiempo atrás, las Islas pensó conservaban cierto encanto. No dudaba porque a Luz le encantó tanto el lugar desde que llegó y ahora estaba tan decidida a pelear por él.

-Ya sé-dijo Vee-. Debe parecerte horrible.

-Nah, de hecho es totalmente mi estilo-respondió Masha-. Seguro que cuando esto terminé y le hagamos unas remodelaciones, lo amaré aun más.

-Las Islas eran... son, un lugar hermoso y pacífico. He dedicado mi vida a estudiar y practicar muchas cosas, entre ellas la historia de este lugar. 

-¿Y qué has aprendido?

-Vivíamos en paz, éramos tranquilos y nunca incentivamos la guerra. O al menos, no a simple vista. Todos en la familia de mi padre antes de él, o al menos la mayoría, eran conquistadores. La sangre derramada por ellos, los pueblos que arrasaron para construir su poder y fortuna...

Vee se estremeció.

-Si me odias lo entendería-admitió Vee-. No fui la mejor persona de este o de cualquier otro mundo...

-Oye, no tienes que contarme la historia de tu vida o de tu familia para convencerme de lo que eres o no eres-dijo Masha para calmarla-. Estás aquí, luchando por tu familia y por estos chicos, por mi mundo también y por muchos otros. No importa lo que hayas hecho, o lo que yo haya hecho, importa lo que hagamos a partir de ahora.

Vee sonrió aliviada.

-Es agotador no tener con quien hablar de esto, y mi familia ya tiene demasiadas cosas en que pensar así que no quiero atormentarlos con mis problemas personales también. Gracias por escuchar, Masha.

-Soy genial para escuchar-dijo Masha-. Y para algunas cosas más.

Antes de que Vee pudiera hacer nada, Masha le hizo un barrido giratorio y la retuvo contra el piso.

-¡¿Qué diablos?!

-No me querías aquí porque pensabas que no me podía defender, ¿no?-dijo Masha-. Le tengo noticias, Alteza, yo también sé pelear. Debería agradecerle a los idiotas de mi escuela.

Le ofreció la mano para que se levantara.

-Okey, pero no olvides... 

Vee la sujetó rápidamente del cuello por la espalda.

-Que los enemigos nunca juegan limpio.

Masha le dio un codazo en las costillas y luego la derribó de una patada antes de quedar en el suelo, encima de ella.

-Gracias por el consejo, linda, deberías usarlo.

Ambas se rieron. Era una de esas pocas veces en las que Vee estaba feliz no sólo en esos días sino a lo largo de su vida en general. Y quizás si no hubiera conocido a Luz, su vida seguiría siendo muy miserable al ya no tener a Amber a su lado. No podía dejar de estar agradecida con el Titán por darle una oportunidad que ella creía no merecer. 

Y no la iba a desperdiciar.

Luego se quedaron en silencio. Aunque ya se habían conocido hace unos días y habían paseado en varias ocasiones, no habían estado tan cerca entre sí en todo ese tiempo. Y no... no se sentía nada mal. 

Masha se inclinó sobre Vee, sus rostros se estaban acercando demasiado, en especial los labios...

-¿Vee, Masha? ¿Dónde...?

-¡NO ESTÁBAMOS HACIENDO NADA! 

Al escuchar a Luz, se levantaron a toda prisa del suelo y se sacudieron el polvo, sonriendo de forma nerviosa, mientras Luz observaba confundida.

-¿Okey...? Necesito que vengan, creo que tengo una idea-dijo Luz para romper el silencio incómodo, cosa que tanto Vee como Masha agradecieron.

Una vez dentro de la escuela, todos se reunieron en el gimnasio para escuchar a Luz.

-¿Y bien?-preguntó el director Bump-. Supongo que usted, señorita Noceda, está a cargo ahora. ¿Qué sugiere?

-Bueno, lo estuve pensando y es obvio que no tenemos oportunidad de atacar a Belos de frente y ganar-dijo Luz-. Así que se me ocurrió una idea extraña: no lo haremos.

-¿Cómo?-preguntaron los estudiantes confundidos.

-Entre nosotros hay muchos estudiantes más que habilidosos en el arte de crear ilusiones-explicó Luz-. Y se me ocurre como darle un buen uso a sus habilidades.

-¿Y de qué se trata?

Todos voltearon y se encontraron a Boscha vestida de forma rara. Traía una capa azul con un broche dorado y cargaba una ballesta y una bandolera con dardos que contenían pociones.

-Guau, Boscha-dijo Skara-. Te ves bien.

-Menos cumplidos y más acción-dijo Boscha-. Si la princesa perdedora tiene un plan, quiero escucharlo. 

Castillo de Belos.

Desde el palco del palacio, Belos contemplaba con satisfacción como las tropas se reunían y esperaban órdenes. Los abomatones que faltaban habían sido entregados finalmente por lo que se podía considerar que ya estaban listos para pelear. O mejor dicho, según él, para exterminar.

-Hijos de las Islas Hirvientes-dijo Belos a la multitud-. Éste es el día en que finalmente alcanzaremos nuestro destino. Hemos sufrido bajas, pérdidas y retrasos debido al grupo terrorista conocido como el aquelarre de la chica mala. Pero me complace anunciarles que finalmente hemos puesto fin a la rebelión y ya podemos comenzar con nuestros verdaderos planes. Porque hoy, iniciamos la expansión no a uno, sino a todos los mundos. No les mentiré, muchos morirán seguramente, pero es la voluntad de nuestro señor Titán que reclamemos los mundos que son nuestros por derecho. Hoy, hijos míos, ¡comienza el Día de la Unidad!

La multitud estalló en aplausos y vítores hacia su emperador, el hombre que les prometía fortuna y gloria eterna, sin sospechar nada sobre las mentiras que contaba.

Pero en ese momento, un cuerno se hizo escuchar por todo el castillo a modo de alarma. 

-¡Estamos bajo ataque!-gritó uno de los guardias-. ¡Un ejército se acerca a nuestra posición y es enorme!

Desde donde estaba, Belos pudo ver a través de su máscara como una enorme nube de polvo se alzaba en dirección a su castillo. No tenía idea de cómo los rebeldes habían conseguido tantos reclutas estando ellos al borde de ser aniquilados por su mano, pero no le importaba. De hecho, la idea de una última batalla antes de empezar su conquista le dibujaba una sonrisa en el rostro.

-Bueno, bueno, tengamos una última fiesta antes de irnos, pequeños brujos...

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