La batalla final (parte 1/6).

NARRADOR OMNISCIENTE.

Los soldados seguían peleando con todo lo que tenían, por no decir lo que les quedaba. Tanques, aviones, helicópteros, barcos, todo el armamento y personal que tenían a su disposición estaba siendo utilizado contra las fuerzas invasoras en un intento desesperado de repeler el ataque, pero en vano. La tecnología de Andrias, los soldados indestructibles de Mina, el ejército de grandes habilidades mágicas de Belos, y el poder de un dios del caos como Bill Clave desde luego, no había forma de que los humanos lucharán contra algo así. Y de eso se regocijaban Belos y sus aliados viendo el desarrollo de la batalla a nivel mundial desde el castillo del emperador.

-El hemisferio sur del planeta ha caído-dijo Belos-. En dos horas, quizás menos, las demás fuerzas militares de esta pocilga de mundo caerán y lo que quede será de ustedes-dijo volteando a ver a Darsha-, como lo acordamos.

-Estamos ansiosos por empezar a minar los recursos de esta basura de mundo-dijo Darsha y le dio unas palmadas a Andrias-. Felicidades, grandote, por fin cumpliste nuestro sueño.

-Sí, es... todo lo que siempre quise-murmuró Andrias desganado. 

La verdad, era que Andrias no se sentía cómodo con nada de eso. Durante muchos años, pensó que alcanzar la gloria y el poder llenarían el vacío que Leif dejó en su corazón, pero no lo hizo, nada de lo que había hecho hasta ese momento lo había llenado. Bueno, quizás una cosa.

Miró un juguete que tenía en la mano, un regalo hecho por Marcy el día que se conocieron. Desde el momento en que la vio, Andrias pudo volver a sentir algo que creía haber olvidado, algo que le habían dicho que lo hacía débil y que después de Leif y Bruno él había aprendido a odiar: felicidad. La felicidad que irradiaba Marcy había sido contagiosa desde el primer día. Lo que le enseñó sobre el reino humano, los libros de la Buena Bruja Azura, todos y cada uno de los momentos que compartieron juntos lo habían ablandado considerablemente. Cuando vio a Marcy la primera vez, iba a aplastarla, porque sabía lo que las profecías decían sobre ella, pero al conocerla mejor decidió que sería mejor idea volverse su amigo, ganarse su confianza, manipularla, usarla como una herramienta para obtener lo que quería, y después extraer sus poderes sin necesidad de matarla. 

Y si era honesto, si era cien por ciento honesto consigo mismo, aquello no había sido más que una excusa para no herir a Marcy, al menos no físicamente, porque sabía que después de lo que había hecho la azabache no volvería a confiar en él nunca, como amiga la había perdido. Y si era todavía más honesto, una parte de ella sentía remordimiento por eso, por todo...

-¡¿Qué es eso?!-exclamó Mina viendo algo en una de las pantallas.

Al voltear, todos exclamaron sorprendidos, ya que no lo podían creer: la resistencia contra Andrias, el aquelarre de la chica mala, la Alta Comisión de Magia y la familia Pines estaban en las calles de Washington luchando contra sus tropas al lado del ejército estadounidense.

-¡¿SIGUEN VIVOS?!-exclamó Darsha furiosa.

-Tranquila, de una forma u otra su destino ya está decidido-dijo Belos-. Pero si llegan aquí, no creo que puedan contra todas nuestras fuerzas combinadas.

-¿Y por qué esperar a que lleguen?-dijo Mina montando su armadura solariana-. Si los perdedores todavía quieren jugar a la guerra, démosles lo que quieren.

Mientras los soldados humanos se mantenían a raya, Luz y el resto de sus aliados seguían avanzando. Los miembros que quedaban del aquelarre de la chica mala, aunque pocos, ahora eran apoyados por algunas de las familias de las Islas, lo cual les daba un poco de ventaja. Eda y Lilith atacaban desde el cielo en forma de arpía, Amity invocaba tantas abominaciones como le era posible siendo ayudada por Darius, Raine y los miembros de su aquelarre los mantenían a raya usando el silbido que les había enseñado Raine, Boscha y sus amigas ayudaban a los soldados a evacuar a los civiles que habían quedado atrapados en medio del conflicto, Willow, Gus y Hunter luchaban contra los abomatones y Luz junto a su familia, incluyendo a King, derribaban la artillería pesada de Belos.

-Esto se está volviendo cada vez más difícil-dijo Vee que había empezado a jadear-. A este paso, nos quedaremos sin energías para cuando lleguemos al castillo.

-Si es que llegamos-dijo Luz.

-¡Concéntrense, mantengan el ritmo!-dijo Ducard abatiendo a dos soldados del emperador-. ¡No pierdan la concentración, saben hacer esto mucho mejor que todos sus antecesores, incluyéndome!

-¡Sería mucho más fácil si nos permitieran acabar con ellos!-dijo Boscha disparando una de sus pociones para dormir a dos soldados de Belos a una familia que estuvo a nada de ser calcinada-. ¡Permanentemente!

-¡No, nada de eso!-dijo Camila-. Sólo están siguiendo órdenes del hombre que los engañó, incluso en las guerras los soldados son víctimas.

-Vale, vale-dijo Boscha bufando.

En eso, más abomatones llegaron, pero estos eran mucho más poderosos. Ni siquiera Darius podía contra ellos en su forma abominable.

-¡Agh! ¡¿Qué es esto?!

-¡Odalia debió añadirles mejoras a sus monstruos!-dijo Amity-. ¡Deben tener algún punto débil!

-¡¿Sí?! ¡Pues me muero por descubrirlo!-dijo Willow bloqueando un ataque de esos abomatones con sus plantas.

Pero en eso, todos los abomatones se apagaron. Así de golpe, quedaron inservibles. Los soldados de Belos se distrajeron al ver eso, cosa que King aprovechó para mandarlos a volar con su grito hipersónico.

-¡Sí!-exclamó King-. ¡Sientan la ira del rey de los demonios!

-Y-añadió una voz que se les unió de pronto-, del poder de la ciencia.

Todos voltearon. Alador Blight sostenía el control que había apagado las máquinas de guerra de Belos.

-¡Papá!-exclamó Amity corriendo a abrazarlo.

-Espero no llegar muy tarde-dijo Alador. 

Sin embargo, Willow lo inmovilizó con una de sus lianas mientras Vee y Luz le apuntaban, una con un glifo de fuego y otra con su cuchillo.

-¡Luz! ¡¿Qué estás haciendo?!-exclamó Amity-. ¡Nos acaba de salvar!

-¡Trabajó todos estos años para Belos, Amity!-dijo Luz-. ¡No sabemos si está o no ayudándonos realmente!

-Y estamos en guerra, la regla es que todos los que no conocemos son enemigos hasta que se demuestre lo contrario-dijo Vee acercando su cuchillo al cuello de Alador-. Lo que es lo mismo, hasta que están muertos.

-Por favor-dijo Alador en tono suplicante-. Sé lo que Belos y mi esposa están haciendo, lo que el Día de la Unidad representa para nuestros mundos, y quiero ayudarlos a detenerlo antes de que sea muy tarde.

-¿Por qué deberíamos confiar en ti?-dijo Lilith descendiendo del cielo con sus garras en lo alto-. ¿No fuiste tú el que permitió todo esto en primer lugar? ¿El que fabricó todos los juguetes de Belos, con uno de los cuales fui su marioneta por cierto? ¡Nunca estuviste realmente engañado de lo que pasaba, y aún así seguiste adelante! ¡No eres más que su maldito sirviente!

Alador bajó la mirada avergonzado.

-Es cierto, es mi culpa, yo deje que todo esto pasara-dijo-. Pero por eso mismo soy su mejor opción. No puedo desactivar todas las creaciones de Industrias Blight, pero puedo decirles cuáles son sus puntos débiles, defectos de fábrica, todo lo que necesitan para derribarlos y llegar hasta el castillo. Por favor, escúchenme antes de que ya no sea posible.

Aunque dudosos, Willow finalmente lo liberó y las hermanas Noceda bajaron sus armas.

-Muy bien, señor Blight, no me gusta la idea de recibir su ayuda-dijo Luz-. Pero a decir verdad no tenemos muchas opciones y tenemos que llegar a ese castillo.

-Pero que sepas que no me importa que seas el suegro de mi hermana, Blight-dijo Vee con cierta rabia en su voz-. Si llego a sospechar que intentas traicionarnos, te cortaré el cuello.

Alador tembló un poco al escuchar esa amenaza, pero no creía ser digno de nada menos viniendo de la rebelión cuyas máquinas casi habían exterminado.

-Démonos prisa-dijo Alador-. Tenemos muy poco tiempo para llegar al castillo, nosotros apenas pudimos llegar hasta aquí.

-¿Nosotros?

En ese instante, un dirigible que había estado oculto entre las nubes bajó y de él bajaron los demás miembros del aquelarre de la chica mala, entre ellos Edric y Emira, que corrieron a abrazar a Amity, y alguien de aspecto gótico, Masha.

-¡Masha!-exclamó Vee-. ¡¿Qué demonios haces aquí?!

-Vine a ayudar, obvio-dijo Masha-. Parece que necesitan tantas manos como les sea posible reunir.

-Es muy...

-No me salgas con que es peligroso, Alteza, porque te tengo noticias, no sigo tus órdenes ni las de nadie-dijo Masha y sacó una hoja de papel-. Además, he tenido tiempo para practicar un par de cosas.

Lanzó un glifo de hielo, que neutralizó a tres guardias de Belos que estaban tratando de atacarlos por la espalda.

-¿Cómo?-dijo Vee sorprendida.

-Aprendo rápido-dijo Masha sonriendo.

Aunque a Vee no le gustaba la idea de que Masha las acompañara, ya no le quedaban opciones, y si podía pelear necesitarían a alguien como ella de su lado.

-Bueno, vamos-dijo Luz-. El tiempo apremia. Cerramos ese portal y acabamos con Belos, o enfrentamos la extinción.

En otra parte de la ciudad, la resistencia de Amphibia liderados por Anne y Marcy luchaban contra los ranabots de Andrias. Sprig disparaba con su resortera, Mugre los aplastaba con su maza, Juvina los rebanaba con sus garras y Lady Olivia junto a Abu Hop y Polly ayudaban a los civiles a esconderse. Anne y Marcy luchaban contra la artillería aérea de Andrias, intentando no gastar completamente su energía de la Calamidad. La necesitarían si querían llegar hasta el castillo de Andrias.

-No tenemos mucho tiempo-dijo Anne-. Si no entramos a ese castillo ahora, no lo haremos nunca.

-La cuestión es, ¿quién entrará?-preguntó Sprig-. Les recuerdo que hay un pequeño detalle adentro de ese castillo, llamado Darsha, Sasha o lo que sea.

-El niño tiene un punto-dijo Mugre-. No podemos vencerla, es demasiado fuerte.

-Por muy fuerte que pueda ser, no es invencible-dijo Marcy-. Tiene que haber alguna forma de vencerla, sin lastimar a Sasha claro. También deberíamos poder recuperarla.

-Eso espero-dijo Anne-. ¿Quién irá?

Hubo un momento de silencio. El que la misma Anne no se ofreciera no le molestaba a nadie, porque nadie quería ir realmente, de algún modo a todos les daba miedo enfrentar a alguien como Sasha, o lo que fuera ahora. Después de mucho pensarlo, Marcy dio un paso al frente.

-Iré yo-dijo-. Soy torpe, lo admito, pero también soy la más inteligente. Si no puedo vencer a Sasha, al menos puedo desactivar los escudos y darle una oportunidad a la Fuerza Aérea de hacer pedazos esa cosa.

-Y le damos a los humanos la oportunidad de atacar desde el aire-dijo Abu Hop.

-No seas tonta, niña-dijo Mugre-. Sasha ya era toda una guerrera mucho antes de que la entrenara, te partirá en dos.

-Tiene razón-dijo Anne mirando a Marcy con preocupación-. No quiero hacerte sentir mal, pero ni siquiera Juvina podría vencerla y lo sabes. Es un suicidio.

Marcy la tomó de las manos.

-Si no detenemos esta pesadilla, de todas formas moriremos todos-dijo Marcy sonriendo con tristeza-. No quiero morir, pero tampoco quiero ver morir mi hogar y a las personas que me importan con él. Todos morimos, cierto, pero algunos nos vamos antes. 

Ambas chicas, mirándose con ojos cristalinos, se separaron.

-Así que si no vuelvo, tómense su tiempo antes de seguirme-dijo forzando una risa-. No hay porqué apresurarse.

Lanzó un chiflido y del cielo bajó Joe Sparrow. Pero antes de subir, los demás la detuvieron una última vez.

-Iremos contigo, maestra Marcy-dijo Lady Olivia señalando a Juvina-. Quizás entre las tres, tengamos más oportunidad de volver en una pieza o al menos parte de.

Marcy asintió. No quería que nadie más se arriesgara, pero menos quería discutir.

-Nosotros nos encargaremos de defender en tierra-dijo Anne antes de darle un beso en la mejilla a Marcy-. Ten cuidado, ¿sí? No tardé tanto en declararme sólo para perderte en un día.

Marcy sonrió levemente y se subió.

-¡Andando!-jaló las riendas de Joe Sparrow y se elevaron, mientras los demás las veían.

-Ten mucho cuidado, Mar-Mar-pensó Anne viéndola alejarse.

Cerca de la Casa Blanca, los equipos de Star y los Pines coordinaban sus esfuerzos en conjunto para tener más oportunidad. Pero incluso con la Alta Comisión de Magia, los seres mágicos más poderosos de su lado, era casi imposible defenderse y mucho menos podían atacar. No importaba qué tan fuertes fueran los cristales en los que Rhombulus encerrara a los soldados solarianos ni que tan calientes fueran las llamas que Hekapoo les lanzara, esos soldados no caían. Pero a ellos sólo les importaba sobrevivir el tiempo suficiente hasta llamar la atención de Mina y que ella bajara a enfrentarlos. Si para entonces no habían muerto y podían acabar con Mina, se acababa el juego para los demás guerreros solarianos. Pero los fenómenos que Bill les enviaba, entre los que había unos ojos murciélago que convertían en piedra a las personas, no les facilitaba la labor, aún cuando los Pines trataban de derribarlos con las armas que Ford les había dado.

-¡Son demasiados!-exclamó Star derribando más murciélagos-. ¡Golpe narval! ¡No vamos a durar mucho aquí!

-¡Hay que retroceder!-dijo Marco y señaló un edificio abandonado y casi en ruinas-. ¡Desde ahí tendremos una mejor vista!

Todos corrieron hacia allá, pero Mabel seguía peleando contra los soldados y los monstruos. La harían pedazos en segundos si no huía.

-¡Mabel, hay que entrar!-gritó Dipper intentando atraerla.

-¡Déjame, puedo con esto!-exclamó Mabel mientras seguía peleando.

-¡No, no puedes!-exclamó Dipper-. ¡Ninguno de nosotros, entra ya!

-¡Suéltame!

Mabel lo empujó al piso y siguió disparando, pero Dipper no se iba a dar por vencido. Viendo que no tenían tiempo para huir junto a los demás, agarró a Mabel con fuerza y corrió hacia una alcantarilla destapada, aunque prácticamente tuvo que arrastrarla para que pudieran esconderse.

-Esto servirá por ahora-dijo Dipper y volteó hacia Mabel-. ¡¿Se puede saber qué te pasa?!

-Nada-dijo Mabel sin voltear a verlo-. Creo que deberíamos buscar como salir de aquí.

-No, vamos a hablar-dijo Dipper-. No sé si ya te diste cuenta, pero lo que está pasando allá afuera es mucho más grande que todo lo que hemos enfrentado hasta ahora, más grande que lo que cualquiera haya enfrentado jamás seguramente. ¡Y si hoy fuera el día en que todo terminara, me gustaría saber qué te pasa esta vez!

-Tú lo sabes-dijo Mabel-. ¿Acaso no fui clara en ese parque? Tú ya lo... sabes.

Hubo un momento de silencio.

-Hablas... ¿de la oferta que me hizo Ford?

Mabel volteó a verlo, con ojos cristalinos.

-¡¿Y de qué otra cosa voy a estar hablando?!-gritó con voz quebrado-. ¡Ignorando todo lo que vivimos antes de venir a Gravity Falls, todas las veces que te defendí y tú a mí, nuestras travesuras, nuestro trabajo en equipo, todo!-hizo una pausa para secarse las lágrimas con la manga del suéter-. Creí que yo, sería la última persona a la que abandonarías.

Al escuchar eso, Dipper sintió la sangre hervirle.

-¡¿Abandonarte, yo?!-exclamó-. ¡¿Quién fue el que pasó todo su verano sacrificándose por ti, por apoyar cada una de tus locas fantasías, por cada uno de tus amores imposibles?! ¡Si alguien no te ha abandonado, ese ha sido yo!

-¡¿Me vas a hablar tú a mí de fantasías locas y amores imposibles?! ¡¿Tú, el que se pasó la mitad del verano enfocado en sus tontos misterios y la otra mitad obsesionado con Wendy?!

-¡Eso no tiene nada que ver!

-¡Tiene todo que ver!-Mabel golpeó la pared furiosa-. Empiezo a ver lo parecidos que son tú y Ford. A los dos les importan más sus conspiraciones y misterios que su propia familia.

-Y yo veo lo parecidos que son tú y Stan-dijo Dipper-. Ninguno de los dos se toma nada en serio, y sólo piensan en si mismos, ¡como si nada ni nadie más importara!

-¡Demonios, Dipper, míranos!-exclamó Mabel-. ¡¿Crees que no entiendo nada de lo que está pasando?! ¡Entiendo todo, entiendo que podría ser nuestro último día juntos, que mucha gente va a morir si fallamos, incluyendo nuestra familia! ¡ENTIENDO TODO! ¡Y...! Y me siento la peor persona del mundo porque una parte de mí desea que esta locura no acabe. Porque si no lo hace, así al menos estaría contigo un día más, antes de que todo... cambie.

Mabel se sentó en el suelo, recargando la cabeza contra la pared.

-¿Crees que no sé que soy una persona egoísta, que te he usado más de una vez para conseguir lo que deseo?-dijo-. Lo sé, y sé que debes odiarme, porque si no lo hicieras serías un idiota. Yo... yo no merezco tener un hermano como tú.

Dipper, con un nudo en el estómago, se sentó a su lado.

-¿Sabes? No eres la única persona horrible-dijo y Mabel lo vio sorprendido-. He tenido mucho tiempo para pensar sobre mi tío Ford y sobre Pacífica. Desde que la conocí, ella no hizo otra cosa que atormentarnos, humillarnos, en especial a ti, y una parte de mí aprendió a odiarla por lo que era. Pero ahora...

Suspiró.

-Ahora todo es diferente. Ella se ha vuelto una persona diferente, no la mejor pero al menos ahora piensa un poco más en los demás, y yo no-dijo Dipper y soltó una risa-. Ni siquiera sé en qué momento me empezó a gustar, pero pienso en todo lo malo que ella y su familia nos hicieron a nosotros y al pueblo, y me siento igual que tú, la peor persona del mundo... porque no me importa.

La sorpresa de Mabel aumentó.

-¿Qué?

-Lo que oíste, sé que lo que los Noroeste le han hecho a Gravity Falls por años es horrible, y no me importa-dijo-. Y tampoco me importa que Ford sea el culpable de que Bill haya podido entrar a nuestro mundo, ni que también es el causante indirecto de todo lo que está pasando, igual quiero seguir con él y ser parte de su vida.

Dipper volteó a ver a su hermana.

-¿No ves que somos iguales?-dijo-. Toda mi vida, siempre fui un marginado. Y por eso, cada vez que se me presente algo bueno, voy a usar a la gente, traicionarla, explotarla, y cuando ya no me sirvan, desecharlos, porque ya obtuve lo que quiero. No me importa si lo que quiero le ha hecho algún mal a los demás o no, estoy tan poco acostumbrado a la victoria que igual lucharé por conseguirlo, caiga quien caiga. Y si tuviera que elegir entre salvar el multiverso o a ti, dejaría que cada átomo de cada universo se destruya sólo para salvarte, porque al fin y al cabo, siempre voy a poner a mi familia antes que a todos los demás, incluso antes que Pacífica, como sé que tú lo harías.

Mabel sonrió un poco y le acercó la mano.

-Si tuviera que destrozar el multiverso para salvarte, aún si se perdieran miles de millones de vidas-dijo-, no lo dudaría ni un segundo.

Dipper acercó su mano y sonrieron.

-Los dos hemos sido egoístas-dijo-. Pero todos en algún momento lo somos, porque el egoísmo es parte de que seamos humanos. Y eso no siempre es necesariamente malo, porque nos hace imperfectos. Y la belleza de que seamos humanos no radica en que podamos aspirar a la perfección que nunca alcanzaremos, sino que tan lejos somos capaces de llegar siendo imperfectos.

Mabel sonrió mientras sea acercaba a Dipper.

-Sólo quiero decir... que creo que tú y Pacífica se verían muy bien juntos-dijo-. Y si quieres quedarte con el tío Ford en Gravity Falls, no me voy a interponer.

Dipper sonrió.

-Si sobrevivimos el día de hoy, deberíamos preguntarle a mamá y papá si podrías quedarte en Gravity Falls con nosotros-dijo-. Siempre habrá lugar para alguien más. Y de una forma o de otra, quiero que sigamos estando juntos como hermanos.

Se levantaron y se sacudieron la suciedad.

-¿Ganaremos la pelea?-preguntó Mabel.

-Eso espero-dijo Dipper-. Hay que salir ya de esta alcantarilla.

Recorrieron unos cuentos metros hasta que encontraron otra salida y subieron por unas escaleras para llegar a la calle. Afuera, los esperaba el desolador panorama de la ciudad de Washington casi en ruinas. Y a la distancia, un ejército de los fenómenos de Bill se acercaba.

-No se ve muy prometedor para nosotros-dijo Mabel.

-¿Tú y yo contra muchos?-dijo Dipper-. Suena justo.

Sonriendo, los dos empuñaron con fuerza sus armas y se prepararon para la batalla.

Mientras los defensores de la Tierra y del multiverso avanzaban por distintos frentes, Belos observaba todo dese su castillo, centrando su atención en el grupo liderado por Luz.

-Te espero aquí, Luzura-dijo sonriendo con malicia-. Sin importar lo que pase, esto se termina hoy.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top