Dios Ten Piedad

Hace diez años que vivimos en el reino del diablo. Si acabas de despertar en esta realidad, te parecerá una locura. "¿El reino del diablo? ¿Qué se fumó este individuo?", pensarás. Pero es tristemente verdad. Miras a tu alrededor y ves las señales de que Dios finalmente nos abandonó y nos dejó a nuestra suerte. Si yo fuera Él, no habría esperado tanto.

El principal cambio es que ahora todas las actividades que solíamos realizar por la mañana, como trabajar o relacionarnos con los demás, se llevan a cabo durante la noche, cuando nos sentimos más seguros. La oscuridad nos protege y oculta a los demonios que campan a sus anchas por las calles. Las tinieblas los tranquilizan, mientras que la luz los vuelve locos. Es entonces cuando pueden poseer a seres humanos o animales y desatar su furia contra nosotros. Pueden tomar el control de tu propio cuerpo y hacerte matar a todos los que amas, para después dejarte vivir con las consecuencias, o simplemente aparecer en las formas más monstruosas posibles y devorarte lentamente.

La noche tiene luces muy tenues, y nuestra vista ya se ha acostumbrado a las pobres condiciones lumínicas, por lo que el día nos hace doler la cabeza. Solo en ciertos lugares muy controlados la iluminación es mayor, como en hospitales para procedimientos muy complejos. Para casi todo lo demás, las sombras lo dominan todo.

No hace falta decir que todos aprendimos a leer en braille. Los medios de transporte son trenes, metros, tranvías o funiculares. Tener un vehículo propio implicaba iluminar el camino, lo que atraía a los demonios y provocaba accidentes. Un sistema de transporte automatizado era la mejor solución. Usamos señales sonoras de cierta frecuencia que nosotros podemos percibir, pero ellos no, para alertarnos cuando estos vehículos se mueven o están cerca.

Aunque parezca imposible, nos hemos acostumbrado a vivir así. Dicen que Dios estará ausente durante mil años. Ya han pasado muchos, y a pesar de las circunstancias, estamos sobreviviendo.

Todo estaba bien hasta que los informativos radiales anunciaron que se acercaba un cometa que iluminaría nuestro cielo y pasaría tan cerca de nosotros que podría borrar la noche, al menos por un día. Estaremos encerrados en la más consistente oscuridad, sin filtrar ni un rayo de luz. El mundo, o lo que queda de él, se parará durante ese tiempo.

La humanidad dejó las zonas más iluminadas del planeta en busca de regiones más equilibradas. Las zonas más australes y septentrionales no sirven. Las noches blancas son igual de peligrosas que las mañanas, y la migración constante no es una opción.

Se está desarrollando un submundo bajo las ciudades para que podamos desplazarnos durante el día en condiciones de poca luz. No sé si mencioné antes que no importa si es luz natural o artificial, los demonios son atraídos por ambas. ¿Quién habría pensado que la oscuridad sería nuestra salvación cuando la hemos temido durante toda nuestra vida?

Todas estas palabras tienen un propósito: en una hora comenzará el día que nunca termina y yo moriré.

Tuve la mala suerte de pedir prestado dinero a un usurero pensando que moriría en una guerra contra una banda rival más poderosa. Me frotaba las manos mientras gastaba el dinero que nunca devolvería. No conté con su astucia para deshacerse de su competidor haciendo explotar, mediante explosivos, el techo de su casa al mediodía. O la explosión o los demonios lo matarían. Además, para la fortuna de K.Face —como se hace llamar mi nuevo amigo— toda la jerarquía estaba reunida, así que mató dos pájaros de un tiro. Fue cuestión de tiempo que los miembros restantes de la banda rival se rindieran ante su nuevo líder y se unieran a él.

Y aquí me tienes: atada al único árbol en un radio de tres kilómetros, esperando las primeras luces del alba para convertirme en historia.

Debería haber sido más inteligente, haber sabido que hay fuerzas y poderes con los que no puedo jugar. Esta lección me va a salir cara. ¡Joder!

El cabrón de K.Face me encadenó mirando hacia el oeste, para que ni siquiera pueda ver el sol de mi último día. No sé qué tortura es peor: saber que los demonios pueden aparecer por cualquier lado o no ver el amanecer que me costará la vida.

Pasan los segundos y siento la claridad. Voces, rugidos, risas, cánticos ominosos y pasos en aumento. Mi corazón comienza a latir desbocado. Nunca he visto a un demonio. Nunca he visto a nadie morir por causa de uno de ellos. Ni siquiera los fotografiaron. Nadie que vio a una de estas bestias vivió para contarlo o mostrarlos.

¡Yo no seré diferente! ¿Qué tengo yo de especial para evitar este destino? ¡Nada! Soy solo una idiota que se creyó más lista que nadie. ¿Y para qué? Para comprar tonterías que no valían la pena. ¡Cómo pude ser tan gilipollas!

¡Maldición! ¿Qué hice para merecer esto? No hay nadie que venga a rescatarme. Ni siquiera Dios. Si es que existe. La oscuridad me rodea y los demonios acechan. Podría jurar que oigo sus gruñidos y siento sus garras afiladas rozando mi piel. Ya no hay esperanza. Ya no hay salvación.

Las lágrimas se mezclan con el sudor mientras el sol se asoma en el horizonte, anunciando mi inminente fin. Es irónico, ¿no? La luz que tanto anhelamos durante nuestras vidas, ahora se convierte en el portador de la muerte. De pronto, siento un frío intenso en la espalda. Un escalofrío que me recorre todo el cuerpo. Los monstruos están aquí.

Con los ojos cerrados, me aferro a la esperanza de un milagro. Pero no hay nada. Sólo el sonido de mi respiración agitada y el eco de los pasos que se acercan. Abro los ojos y lo veo. Es real. Es más feo de lo que imaginé. ¿Es un demonio? ¿Es Satanás en persona? Ya no importa.

—¿Dónde estás, Dios? —clamo en voz alta,sabiendo que no hay respuesta.


¡Vaya mundo que te he mostrado! Desolador y desesperanzador a partes iguales.

Nuestra prota Marena se encuentra en una terrible situación debido a su mala cabeza y, te tengo que ser sincero, la cosa no pinta bien.

¿Qué te parece este milenio del mal? ¿Piensas que algo así puede pasar? O incluso, ¿que lo estamos viviendo? 

Faltan dos partes más, que como relato, no me voy a extender mucho más. Así que sigue leyendo y descubre cómo termina esta... ¡infernal historia!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top