11
Narrador
El portero y la joven aun seguían mirándose bueno uno de ellos, el otro corrió la mirada evitando mirarla.
Akiyama: y bien – dijo levantando una ceja – sigo esperando
Wakashimazu: eh... - no sabía que decir y la mirada de la otra no ayudaba mucho – es un tema que no puedo decirte
Akiyama: lo hubieras dicho desde el principio – respondió soltando un suspiro de cansancio – me hiciste esperar tanto tiempo para decir eso
Wakashimazu: no quiero ofenderte, pero me pusiste muy nervioso, tu mirada es muy intimidante ahora
Akiyama: bien, si me disculpas tengo que irme, ya perdí mucho tiempo estando aquí – dijo sin emociones y se dio vuelta para irse –
Wakashimazu: oye espera – dijo animándose hablarle y tampoco quería que se fuera aun –
Akiyama: ¿y ahora qué?
Wakashimazu: no, nada disculpa – se arrepintió muy rápido no por la actitud nueva de la otra sino por vergüenza –
Con eso la otra salió de los vestidores una vez lejos los que espiaban entraron asustando al portero karateca ya que se dio vuelta para tomar su remera ya que no se cambiaba aun la parte de arriba, pero no se esperaba más compañía.
Wakashimazu: chicos, me metieron un buen susto ¿pensé que ya se habían ido? – dijo mirándolos y se tranquilizó - ¿Qué?
Hyuga: a ti te gusta Akiyama – soltó de repente –
Wakashimazu: ¿Qué? – es lo único que soltó después de haberse puesto por completo su remera –
Hyuga: no te hagas el imbécil conmigo ken, es demasiado evidente que te gusta
Wakashimazu: para nada – respondió nervioso por dentro -
Hyuga: te voy a golpear, última oportunidad – dijo para tomarlo del cuello de su remera y preparaba su puño para el golpe – 3,2.....
Wakashimazu: está bien!!! Me gusta!! Contento!! – le grito más que nervioso por la presión y sobre todo porque su amigo golpea con demasiada fuerza capaz de dejarte una semana entera o más con mucho dolor –
Sawada: wou – dijo nomas por lo dicho por su amigo portero –
Mientras Akiyama se encontraba saliendo de su trabajo ya que salió por un encargo y volvía, por suerte su patrona no la regaño ya que ni cuanta se dio que se tardó algo beneficioso para ella pero solo sería por esta vez ya que la próxima no correría con la misma suerte.
Akiyama: a dulce y solitario hogar – dijo entrando y cerrando con seguro –
Dejo sus cosas en su habitación y busco supiyama que no era suyo sino de su madre ya que técnicamente toda su ropa lequedaba extremadamente pequeña luego cuando tuviera un poco más de dinero secompraría ropa para ella acorde a su edad aunque su madre tenía justos juvenilesasí que no tenía problema por ahora, mientras que la ropa de su padre seguíaguardada con mucho cuidado y muy segura para evitar que se estropeara.
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