C A P I T U L O 10

Aquel día se sentía relajado, la brisa era fría y el sol empezaba a brillar como nunca ¿Razón? Era sábado. Amy, con una gran sonrisa, se levantó de su cama muy energética, estaba decidida al máximo para invitarlo a pesar un tiempo juntos, pues la forma de ser tan agradable y aspecto tan lindo que aquel chico poseía la cautivo, en verdad lo quería mucho, aunque esa palabra sonaba pequeña para lo que sentía, según ella. Con ánimos grandes, entro al cuarto de baño y se aseo de prisa, pues había visto la hora y había perdido algo de tiempo, ya el reloj marcaba las 10:00 am. Continuamente, se vistió con una de sus prendas favoritas que consistía en un jean de campana, una camisa manga larga a cuadre morada, que bajo de esta tenía una camisa te tirantes blanca, y sus converse blancos que le combinaban con todo su guardarropa, después de todo, para un momento especial, tenía que ir especial.

Cuando estuvo lista, decidió preparar unas galletas, aparte de la comida que ya había preparado, para tener un pequeño postre, además que tenía la cocina para ella misma, pues su madre estaba lejos de despertar y Emili estaba más lejos que el carrizo para eso. Al pasar una hora, las galletas se encontraban en estado terminado, por lo que Amy las guardo, junto con la otra comida, en la cesta y partió a su objetivo. Tardo unos 10 minutos a pie debido a que no vivía tan lejos, pues, cuando lo conoció, él le menciono sobre el paradero de su casa y obviamente no fue capaz de olvidar lo que dijo, por lo que no se le dificulto. ¿Estaba nerviosa? Vaya que si, pero, aun con eso, toco el timbre de aquella casa, siendo la puerta abierta por quien ella esperaba.

— ¿Amy? Hola, ¿Qué sucede? — Pregunto confundido al ver a su amiga frente a su casa, con una vestimenta algo formal para un sábado por la mañana y con una sospechosa cesta.

— Hola, Sonic. — Fue lo único que salió de sus labios en ese momento, es decir, el chico que le atraía estaba sin camisa y en shorts deportivos, ¿Cómo no iba a estar más nerviosa? Dios, si tan solo me apareciera Makoto así me moriría, aunque creo que si estuviera en paños sería mejor, pues verlo en shorts no es nada después de verlo en traje de baño, pero bueno, no es el punto.

— ¿Por que traes esa cesta?

— ¿ah? Mm. — Apretó un poco el agarre de la cesta, empezaba a colorarse y no sabía bien como empezar. — ¿Quieres... hacer un picnic? — tartamudeaba mientras tenía la mirada en el piso apenada.

— Si ¿por que no? déjame avisarle a mi mamá y vestirme, espera aquí, ¿sí? — Informo entrando nuevamente a su casa, dejando a la chica afuera en frente de la puerta. Que prro.

Amy suspiro aliviada al ver que Sonic ya no se encontraba cerca, vaya que su corazón estaba como loco cuando le pregunto, pero debía calmarse, después de todo estaría con él durante varias horas. Con paciencia espero por unos minutos hasta que vio como el erizo azulado abría la puerta, en ese momento se pudo escuchar una voz femenina.

— ¡Adiós, cielo!

— ¡Adiós, Ma'! — Respondió el chico; acto continuo cerró la puerta y se acercó a la pelirrosa. — ¿Vamos?

— Si, vamos. — Contesto dando una leve sonrisa mientras cerraba los ojos, así ambos empezando a caminar. — Yes. — Susurro en voz baja cuando estaba un poco lejos del contrario.

— ¿Que dijiste? — Pregunto el mayor volteando a ver a Amy, pues había creído escuchar algo.

— No nada. — Respondió con una pequeña sonrisa en sus labios.

El camino fue rápido y entretenido con la conversación que mantenían ambos, claro que no era nada del otro mundo, sino de cosas triviales. Cuando llegaron a su destino: El Parque "The Garden", cuál es su nombre, avanzaron por el camino de cemento que había, admirando la naturaleza que los rodeaba decorada con bellos colores llamativos, sin duda era un bello lugar y con mayor razón era muy visitado. Deambularon por el lugar hasta que encontraron una zona con sombra y un poco alejada de la entrada, desde ahí hasta se podría decir que se era capaz de ver el atardecer, algo que emociono a Amy, aunque era muy temprano la paciencia que poseía era algo que sobraba. Con tranquilidad coloco la manta, que había guardador en la cesta, en el césped, donde ambos se sentaron, sin embargo, un detalle que la desilusiono fue el hecho de que Sonic estaba algo lejos, como si intentara no sobrepasar el límite de espacio personal. Señores, un perro hecho y derecho.

— ¿Y que preparaste? — Pregunto ansioso el chico, pues desde que vio la cesta lo primero que paso por su mente fue Comida e, inmediatamente, le llego el apetito.

— Preparé unos sándwiches, Jugo de Naranja, galletas y traje un pie de limón que quedo. — Explico mientras sacaba la comida y la dejaba en el medio, haciendo que baba escurriera por los labios del contrario y es que la comida se veía tan deliciosa que hasta las moscas no soportarían pegarse a ellas, pero esto es un fanfic, por lo que esos animales no aparecerán, son muy fastidiosos.

— Se ve de-li-cio-so. — Comento, separando la última palabra en silabas, dando a entender de que le había encantado la presentación que había hecho Amy y se moría por probar el sabor. — ¿Puedo? — Pregunto mirando a Amy mientras apuntaba con su dedo la comida, tampoco podía ser descortés.

— Claro, agarra lo que quieras. — Contestó mientras agarraba una galleta y le daba una mordida, siendo imitada por el chico, aunque, lamentablemente, este estaba más pendiente de la comida.

— Que delicia. — Alago el azulado mientras se limpiaba una lagrima y le daba otro mordisco al sándwich, en serio que les estaba encantando todo.

Así continuaron con el resto de la comida y bebida. Cada vez que Sonic podía, pues tenía la boca llena, lanzaba un elogio al aire y, con cada elogio, el corazón de la chica palpitaba más rápido y sus mejillas enrojecían, incluso llegaron a subirle los ánimos y, con ellos, las ilusiones.

— ¡Dios! Esto fue genial. — Exclamó tocando su barriga al sentir que estaba completamente lleno. — Eres grandiosa cocinando. Muchas gracias por invitarme.

— Gracias y de nada, jeje. — En serio, que alguien la ayude, porque sus mejillas ya le ganaron a los tomates.

— Bueno ¿quieres caminar? — Volteo a verla esperando una respuesta, después de todo, ya no tenían nada que hacer estando ahí sentados, además que el no aguanta tanto tiempo sin mover las piernas e igualmente quería aprovechar la belleza del parque junto con la contraria.

— ¡Claro! — Exclamo regalando una cálida sonrisa donde mostraba su cuidada dentadura. Una bella sonrisa que causo un extraño retumbar en el corazón del mayor.

— Bien, vamos. — Tartamudeo algo nervioso por aquello tan extraño que sintió, guardando los platos, donde anteriormente estaba la comida, rápidamente en la cesta junto con el termo donde quedaba un poco de jugo, para luego levantarse.

— Okey, déjame doblar la manta. — Avisó mientras se levantaba y hacia lo mismo que mencionó, guardándolo en la cesta, colocándolo delicadamente encima de los otros objetos.

A continuación, solo se dedicaron a pasearse por los diversos y extensos caminos que había en aquella floresta*. Hacían bromas con y a los usuarios que igual recorrían el lugar; conversaban, a veces de cosas sin sentido, otras sobre cosas personales —Como ¿De dónde vienes? ¿Dónde naciste? ¿Qué te gusta hacer? Etc.— y otras sobre trivialidades, siendo absurdas o no; incluso llegaron a jugar con una pelota que encontraron escondida en unos arbustos, de igual manera competían y en ocasiones escalaban los arboles cuando no sabían dónde estaban. Fue una de las tardes más divertidas que tuvo Amy y Sonic debía admitir que le ocurría lo mismo. En un momento, la pelirrosa miro la hora en su teléfono y fue algo que le sorprendió, pues ya eran las cinco de la tarde y no podía creer que la hora haya pasado tan rápido que ni cuenta se dio, eso le pasa por distraída.

— Sonic, ya es tarde, yo... — Comenzó a decir algo desesperada; por suerte, había dejado una nota antes de irse y su tiempo límite para llegar a casa era a las ocho, aunque de igual a ella le gustaba nunca llegar a una hora cerca de las ocho, sino que más temprano ¿Por qué? No lo sabía, solo era un impulso.

— Jeje, tranquila, hay una cosa que falta para que este día termine perfecto. Ven, sígueme. — Dijo mientras empezaba a caminar al lado contrario hacia la salida. Al principio, dudo, pero ¿Qué perdería?

— Si.

Algo que más la preocupo y que la hizo arrepentirse (Es que Sonic la estaba violando, okno xD), es que cada vez que daban un paso, la hora aumentaba y el sol se empezaba a ir, pero Sonic al darse cuenta, rápidamente, cargo a Amy y empezó a correr utilizando la velocidad que poseía y heredaba, escalando una de los arboles más altos del parque, donde, impresionantemente, se encontraba una majestuosa vista del atardecer, una mucho mejor de la que se imagine Amy cuando estaban en el lugar donde montaron el picnic. Con admiración y sorpresa, la chica observaba esa escena que ocurría diariamente, pero que era difícil de ver como se debía. De verdad era una pinshi afortunada.

— ¡Es Hermoso! — Exclamo con emoción sin apartar la vista, mientras, mantenía una sonrisa en sus labios, algo que por algún motivo alegro al erizo azulado. (¿entienden? azu-lado jajajahbahbjabh Xd)

— ¿Es la primera vez que ves esto?

— Si y debo decir que es lo más bello que he visto, me encanta la combinación de colores que crea. — Comento respondiendo la pregunta, aunque al decir eso su corazón raramente se estrujo, lo que causo que bajara la vista de repente, dejando de ver el atardecer. — ¿Qué fue eso? — Se pregunto mentalmente.

— ¿Amy? ¿Sucede algo? — Pregunto esta vez preocupado, le había extrañado mucho la acción que cometió su compañera, quien solo negó con la cabeza, suspiro y, sin más, siguió contemplando lo que la naturaleza le estaba ofreciendo, pero esta vez con una duda en la cabeza...

¿En serio es la primera vez que veo un atardecer?

— Amy. — Llamo el chico, haciendo que la mencionada lo volteara a ver, así encontrándose con una bella Amarilis.

— ¡Una Hippeastrum Vittatum*! ¿Dónde la conseguiste? Las he estado buscando desde que llegue aquí. Se que son originadas de Perú y tenía la esperanza de al menos encontrarla aquí. Oh dios mío. — Hablo emocionada viendo a detalle la hermosa flor que sostenía Sonic en sus manos.

— ¿Sabes sobre plantas?

— Bueno, jeje, me gusta mucho la botánica, principalmente si se trata de flores. — Contesto orgullosa mientras sonreía con ternura y veía la delicada flor con un brillo inexplicable en la mirada, algo que hizo sonreír al chico.

— Ten, es para ti. — Dijo colocándole la flor en su cabello, aguantándolo un poco con la coleta que llevaba la contraria.

— ¿Qué? Pero es tuya y con escaza que es esta flor en este país, a lo mejor y...

— Tranquila, no es para tanto.

— ¿Cómo que no...! — Iba a exclamar enojada, pero con el beso que sorpresivamente recibió en el cachete de parte de él, se calló.

— Solo guárdala.

De ahí, no hubo palabra entre los dos, todo fue un silencio cómodo, por suerte. Amy ya no podía seguir viendo el atardecer, que aún seguía su curso, debido al recuerdo, que se repetía una y otra vez en su cabeza, de ese beso, claro que no le importo el hecho de que fue en la mejilla, si fue un beso, pues fue un beso.

Cuando el sol ya no se encontraba y la luna gobernaba en el cielo, ellos decidieron ya regresar a casa, claro que no fue un problema con el poder que el chico tenia, pues con ello lograron salir rápido y fácil del parque, ya el resto del camino fue tranquilo donde se la pasaron hablando, claro que el poseer varios temas de conversación, principalmente Sonic, no repetían lo que decían en antiguas conversaciones, algo que agradaba al ambiente. Sin notarlo, ya estaban a unos pasos de la casa de Amy, deteniéndose en frente de esta.

— Te veré el lunes. — Prometió el mayor alejándose un poco. — Gracias por invitarme ¡Adiós!

— No hay de que ¡Adiós! — Se despidió mientras veía como el avanzaba a paso de trote, alejándose. Ella suspiro. — El mejor día. — Murmuro.

Se dio la vuelta y sin nada que hacer afuera entro a la casa, donde se encontró con su mama bajando las escaleras.

— ¿Cómo te fue? — Pregunto acercándose a su hija, repartiendo una agradable sonrisa.

— ¡Fue muy divertido! — Exclamo con tanta felicidad que abrazo a su madre con tanto cariño.

— Jeje, ya me contaras lo que paso, por ahora, iré a preparar la cena. — Aviso, acto seguido beso la frente de su hija, separándose del abrazo.

— Okey, me voy a cambiar y luego te ayudare.

— jeje, no te preocupes, está bien.

En el instante en que Amelia entro a la cocina, Amy corrió a su cuarto con la emoción recorriendo por todo su cuerpo, estaba a punto de pegar un salto cuando entrara a su cuarto, pero se encontró a Emili sentada en frente de la ventana, observando, al parecer, la casa de la familia azabache.

— ¿Que haces? — Pregunto la mayor de las presentes caminando hasta sentarse al lado de su hermana, observando la luna acompañada de estrellas.

— Mas bien ¿Qué hacías con Sonic? — Esta vez pregunto la eriza morada, poseía una mirada maliciosa hacia su hermana mientras esperaba una respuesta.

— ¡No me mires así, jajaja! — Dijo colocando su mano derecha en la cara de Emili, evitando ver esa mirada y evitando que su hermana la hiciera.

— Está bien, pero cuéntame. — Rogó, colocando una carita de perrito que sabía a la perfección que su hermana no podía evitar.

— ¡Ay! Okey. — Resignándose empezó a contar si día, diciéndolo con todo lujo y detalle, riéndose en ocasiones y sonrojándose, haciendo que su hermana imaginara todo con la imaginación tan grande que tenía. Así pasaron varios minutos.

— ¡Aaah! ¡Dios, que tierno fue! Mira, que tienes que atesorar esa flor, eh. — Opino mientras apuntaba la amarilis que se encontraba en el cabello rosado.

— Lo sé, je. — Dijo agarrando con delicadeza la flor y sacándosela de la coleta, para así acariciarla un poco. Suspiro y miro a su hermana otra vez. — ¿y tú? ¿Qué hiciste?

— Bueno ¿Cómo resumirlo? — Se quedo un momento pensando un poco, para luego empezar a soltar palabras continuas de otras. — Fui a el centro comercial a comprar prendas de ropa, pues los pantalones y camisas me están dejando de quedar. Ahí me encontré con Mephiles. Pase la mayoría de la tarde con el ¿Puedes creer que él me compro una malteada de Nutella? ¡la más cara! Lo peor es que me dijo que no tenía problema el muy perro, dios, a mi iba a dar el ataque cuando pago, pero valió la pena aprovecharse un poco ya que sabía exquisito. Lo demás fue normal, entre charla y charla, risas y risas, burlas y burlas, anécdotas y anécdotas, y así. Nada del otro mundo. Cuando volvimos eran... — Se detuvo intentando recordar la hora. — Como a las seis, por ahí. Debo admitir que fue muy divertido jeje.

— Al parecer las dos tuvimos el mejor día.

— Creo que si.

Desde ahí, las dos empezaron a reír y a seguir hablando sobre sus días, aunque tanto se habían perdido entre habla y habla, que no pensaron en ayudar a su madre en la cena, aunque cuando se dieron cuenta ya era tarde, porque el poder de una madre permitió que todo ya estuviera listó. Con pena se disculparon, pero eso no le importo mucho a su madre, con tal de que sus hijas estén unidas para ella era suficiente. Así que, iniciaron la cena, donde ambas volvían a contar lo que pasaron, solo que esta vez a Amelia, quien con una sonrisa escuchaba atenta a todo lo que decían sus hijas, emocionándose y riendo con ellas. De esta manera, siguió y acabo la comida, por lo que, la mayor de las tres, mando la orden de ir a acomodarse para dormir.

Amy no tuvo problema en obedecer, tanta caminata la tenía hasta el borde, hasta podría jurar que dormiría igual que su hermana, teniendo como más de 21 sueños, aunque nadie rompía ese récord de la menor de la familia Rose. Cuando estuvo lista, se acostó en su cama, pero en ese momento, observo la Amirilis posada bajo la luz de la luna mientras se mantenía en la mesita de noche. Justo ahí algo vino a su mente.

— Es hermoso. — Murmuró Amy esta vez viendo como ya empezaba a salir la luna.

— Si. — Afirmo el mayor, para luego mirar a su compañera. — Al igual que tu. — Murmuro algo apenado, ambos se sonrojaron de sobremanera, para él, era la primera vez que lo decía, para ella, era la primera vez que alguien le halagaba así.

— ¿En serio? — Pregunto ella dudosa, estaba sorprendida.

— ¿Alguna vez te mentido? — Pregunto.

— No. — Contesto. Volvió a ver a su amigo con un nuevo sonrojo en su rostro. — ¿entonces, me quieres?

— Si. — Respondió sincero y seguro, volteando su rostro en dirección opuesta a Amy, estaba muy sonrojado, no quería que lo vieran así.

Amy volvió la vista hacia el cielo y noto que todo ya estaba oscuro.

— Ya nos tenemos que ir. — Comentó ------ levantándose y poniéndose de pie. — Vamos. — extendió su mano hacia Amy, quien la acepto, para luego ayudarla a levantarse, así iniciar rumbo de regreso con sus madres y dejando atrás ese hermoso y fascinante lugar.

Confundida volvió en sí y se sentó de sopetón en la cama, sudaba y jadeaba como jamás lo había hecho ¿Qué fue eso? ¿De quién era esa voz? Desde hace dos años que había dejado de tener ese sueño y ahora volvía a aparecer ¿Qué le estaba pasando? Con calma inhaló y exhaló, tomó grandes bocanadas de aire hasta que su corazón comenzaba a actuar con normalidad.

— Ya... Después pienso en eso. — Murmuró tartamudeando y solo se acostó para seguir durmiendo, lo en seguida ocurrió, pero había algo curioso...

Aquella gota empezó a deslizarse por la mejilla de la chica dormida, desapareciendo por la tela de la almohada.

CONTINUARÁ...


(*) Floresta: Pequeña extensión poblada de árboles diversos, igualmente dónde cosas varias que se consideran agradables o de buen gusto se reúnen.

(*) Amarilis (Hippeastrum Vittatum):

(Información, por si la curiosidad, en internet)

Reescrito el 05/07/2017

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