Sueño

Oscuridad y silencio, es que lo invadía la mente del espantapájaros; del otro lado sólo se escuchaban los graznidos de cuervos que parecían gritarle en el oído. El espantapájaros levantó la mirada y vio aquel lugar que se le hacía familiar de algún modo; con decenas de cuervos surcando el cielo y un anciano espantándolos afanosamente con palos en la mano; y él, en medio de la escena, entre los cultivos, colgado de un palo que decoraba el verde de la hierba, mirando siempre al mismo lugar; inconsciente de lo que ocurría a su alrededor. Sentía haber estado ahí toda su vida, como si nunca hubiera ocurrido nada nuevo en su rutina de ser un espantapájaros; hasta que de un momento a otro el verde de la hierba dejo de ser verde, y ahora eran las hojas secas las que se colaban entre sus ramas; ya no escuchaba la voz del granjero, porque ya no estaba, pero aún permanecían los graznidos de cuervos que ahora parecían ser más que antes, muchos más. «¿Dónde estoy?» Se preguntó el espantapájaros mientras veía sus pies a unos metros sobre el suelo, intentó moverse, pero no pudo, miró a su alrededor y lo reconocía perfectamente, como si lo hubiera visto toda su vida, era la granja, donde siempre había estado, y el único lugar que conocía, no podía girar, pero estaba seguro que la casa del granjero estaba a su espalda, y seguramente los cuervos también estaban ahí.

«¿He... vuelto?» Se preguntó el espantapájaros, bajó la mirada y notó que su cuerpo estaba intacto, sin el nido que el cuervo se había hecho, y el palo que le hacía de brazo estaba en el mismo lugar, todo estaba en su lugar, y no solo sus ramas, también el ambiente, los árboles, la hierba e incluso los cuervos y el atardecer, eran el hogar del espantapájaros; el sol brillaba mientras se ocultaba en la lejanía, pintando el cielo de un color naranja y amarillo. Un sentimiento lo invadió, alegría, la sintió como si ya la hubiera sentido antes, y recordó lo que le había provocado, pero no recordaba lo que había despertado esa sensación, ¿Lo había sentido alguna vez? Lo olvidó por un momento, sólo detuvo sus pensamientos y miró al horizonte, donde siempre miraba, y disfrutó de los últimos rayos de luz que se ocultaban, hasta quedar en el silencio de la noche.

Bajó la mirada y una sombra se proyectó frente a él, su sombra a la luz de la luna, se le hizo familiar esa escena y entonces... creyó recordar algo, ¿Se le había olvidado algo? Tal vez... su vida, o lo que había ocurrido con ella; en ese momento escuchó los graznidos de varios cuervos, miró a su alrededor y no vio nada, pero los graznidos se hacían más fuertes y él espantapájaros no alcanzaba a distinguir de dónde venían; hasta que sintió el pico de uno de ellos sobre su cabeza, giro un poco para ver a su agresor y entonces el palo que lo sujetaba cayó al suelo con él, el espantapájaros era libre en medio de la noche, estaba solo pero aun escuchaba las voces de los cuervos que para cualquiera serían graznidos, corrió sin saber por qué, y a cada paso los graznidos se hacían más fuertes y ocasionalmente alguno le picoteaba el cuerpo y le robaba una rama, pero sin importar que el espantapájaros girara para ver quien había sido no miraba a nadie, el solamente corría sin saber a dónde, solo a la luz de la luna.

El viento sopla acompañado de algunas gotas que caen sin prisa desde cielo, son pocas, y el ambiente es muy fresco, el cielo está nublado; se oyen graznidos de varios cuervos en el cielo, vuelan en círculos mirando al suelo; mirando a un espantapájaros que yace a la orilla de un río con la mirada perdida en el infinito, como si pudiera ver mucho más lejos de aquellas nubes grises. Se le ve bastante demacrado y si tuviera color supongo que sería, pálido. Uno de los cuervos desciende y se posa a un lado del cuerpo del espantapájaros, lo mira de perfil con sus ojos oscuros, pasa un par de minutos y el cuervo no se mueve, los demás también descienden y rodean al espantapájaros, son cuatro cuervos, lo miran unos segundos más, hasta que uno de ellos comienza a picotear las ramas del espantapájaros, pero este no reacciona, otro lo acompaña y de un momento a otro los cuatro cuervos están picoteando al espantapájaros hasta que uno de ellos logra sacarle una ramita de su cuerpo y sale volando con ella, como si fuera su botín.

Pero entonces, el espantapájaros reaccionó súbitamente hasta quedar sentado, los cuervos salieron volando aterrados con graznidos que seguramente para ellos eran gritos o algo parecido.

El espantapájaros miró a su alrededor, era un paisaje bastante plano, con escasas hierbas y un montón de charcos por todas partes, a la lejanía se podían distinguir algunos árboles, era otro día nublado y probablemente llovería en la tarde. El espantapájaros se levantó, se sintió algo confundido al ver ese lugar tan diferente al que acababa de estar. «La granja estará cerca» pensó mientras empezó a caminar, probablemente también ignoraba que por primera vez había logrado soñar, y no precisamente con encontrar sus sueños, sino que su mente había sido capaz de llevarlo a una realidad diferente que inconscientemente el espantapájaros anhelaba, volver a la granja y disfrutar de los mismos atardeceres, y así poder ver a su querida luz del cielo a la que tanto buscaba.

Pero no se olvidó del cuervo, sólo, que evadía la realidad, no podía o por lo menos no quería entender que su amigo de plumas oscuras había sido capturado, que ya no estaba junto a él, el espantapájaros esperaba que de un momento a otro apareciera a su lado, como siempre lo hacía; así que simplemente dejó de pensar en ello y continúo avanzando entre los charcos.

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