Capítulo 49. Las palabras de un capitán

Advertencia: este capítulo contiene contenido sexual. Si no te gusta este tipo de contenido, no sigas leyendo, aunque eso implique que perderás información de la historia que será importante de cara a próximos capítulos.

¿Dónde estoy? Lo único que recuerdo es que Lust hizo algo para que me quedara dormida. No podía creer que esos dos eran los verdaderos enemigos. Todo era un plan para ser la futura Madre de Dragones y tener un ejército de Antiguos. Y yo confié en ellos. Hay una cosa que no me quedó claro. Los otros dos hermanos hablaron de un mundo distinto a este donde también existen demonios. ¿Había más?

La oscuridad desapareció, dejando ver un lugar bastante extraño. Estaba en una especie de sala con camillas de hospital. Ya esto era muy sospechoso. Miré a los lados buscando a alguien. Entonces sentí cierta incomodidad en mi cuerpo y agaché la mirada para ver lo que pasaba. ¡Tenía puesto un traje de enfermera! ¡¿Qué coño?!

—Enfermera Princess, no debería estar ahí quieta en los laureles.

Esa voz era la de Marco. Cuando giré mi cuerpo me sonrojé de golpe al ver al hombre vestido con una bata de médico. Le hacía ver sexy. Pero ¿qué mierda era esto? Él se acercó a mí viendo que no respondía. Espera, esto era un sueño creado por Lust y estaba segura que los dos teníamos cierta conexión, me refiero a que Marco estará dormido igual.

—¡Marco, hay que despertar! ¡Lust nos está manipulando!

—¿Quién es Lust?

Me quedé muda cuando dijo eso. Vale, creo que los dos no estábamos conectados de alguna manera. O tal vez sea una manipulación por parte de ese Antiguo. Todo era posible en ese sentido. Él seguía acercándose a mí para acariciar mi mejilla, pero me aparté un poco.

—Te estás portando muy mal hoy, Princess.

—No tengo tiempo para estos juegos, Marco —le aclaré—. Tengo que buscar la forma de despertarme.

Fui hacia la puerta porque era la opción que me quedaba para salir de este sueño, sin embargo, Marco agarró mi brazo impidiendo que yo siguiera y me acostó en una de las camillas. No estaba entendiendo este comportamiento. Me levanté y él me empujó de nuevo acorralándome con los brazos y su cuerpo.

—¡Marco! —le grité.

—¿También gritarás de esa manera cuando te esté follando? —me preguntó a lo cual me estremecí. Este no era él. Lust lo estaba manipulando para comportarse de esa manera.

—¡Marco, estoy hablando en serio!

—Qué enfermera tan mala tenemos aquí. Siempre me dejas en un estado muy malo —dijo, colocándose bien para notar el gran bulto de sus pantalones—. Te ves muy sexy con ese traje, Princess.

—¡D-Déjate de juegos y despierta! —lo iba empujando, pero siempre me pasaba lo mismo. Mis fuerzas fallaban cuando estaba en una situación erótica. ¿Era mi debilidad?

—Me encanta jugar —murmuró ya cerca de mi oído—. Déjame disfrutar de este momento. Lo pasaremos muy bien.

De pronto, noté su lengua lamer cada rincón de mi oreja y yo intentaba todo lo posible en esconder mi cabeza evitando que prosiguiera. Sus manos exploraban sin miedo mi cuerpo subiendo la falda de mi vestido para tener mayor acceso. Mierda, esto no pintaba bien. No ayudaba en nada. Un gemido se me escapó al notar sus dedos acariciar mi intimidad.

—Ah, veo que hay alguien que también quiere.

—D-Deja de decir estupideces.

—Te deseo tanto, Princess —continuó hablando. No es él. No es el verdadero Marco—. Ese Lust cumplió mi deseo. No sabes cuanto eché en falta esta necesidad.

—¿Qué Lust hizo qué?

No me dijo nada porque me besó con fogosidad y yo no podía continuar con el beso. Tuve que aferrarme a sus ropas, mientras él restregaba su figura con la mía sacándome más suspiros de lo normal. Yo estaba roja cual tomate maduro porque no podía creer que estaba sucediendo esto y era un sueño al que no había escapatoria. Él seguía tocando esa zona erógena por encima de mis bragas, pero los apartó para pellizcar mi clítoris y mis labios mayores.

Yo estaba temblando en mi sitio y buscaba la manera de parar esto, sin embargo, la excitación iba creciendo poco a poco no pudiendo hacer nada. Solo dejarme llevar por la sensación. Marco contento al ver que me puse completamente sumisa ante él, con la otra mano libre iba desabrochando los botones del traje exponiendo mis pechos. Joder, ya me hubiera gustado que Lust me hubiera puesto un sostén antes.

Sus besos descendieron por mi cuello tocando cada parte de esa zona, buscando puntos erógenos para volverme loca. Y creo que lo estaba haciendo porque yo continúaba gimiendo. Su barbilla cubierta de un poco de barba me hacía cosquillas por esa zona. Yo agarraba sus cabellos con forma de piña, una forma de invitarle a que prosiguiera.

En cambio, solté otro gemido cuando metió un dedo en mi cavidad vaginal. Lo iba metiendo y sacando una y otra vez, pero de una forma lenta y concisa. Él no tenía ninguna prisa. Noté su respiración caliente en uno de mis pechos e inició besos y lamidas en el izquierdo, ya que era un poco más grande que el derecho. Ser pequeña no era nada ventajoso. Marco estaba entretenido, torturando esas partes erógenas.

Otra segunda invasión sentí y él los movía en círculos tocando cada parte de mis paredes vaginales, incluso con su pulgar iba estimulando mi clítoris. Creo que no iba a durar mucho como siguiera así. Marco cambió de pecho para hacer lo mismo no perdiendo la concentración en ningún momento. Esto me estaba matando demasiado.

—Eres demasiado tierna, Princess —me dijo—. Me siento tan afortunado.

—M-Marco…

—Ya no te escondas más de mí —continúaba hablando, mientras desabrochaba el resto de botones para estar semidesnuda—. Eres preciosa. —Por cada comentario, él iba repartiendo besos por mi pequeña barriga e iba bajando lentamente hasta estar enfrente de mi feminidad—. Voy a disfrutar muchísimo.

Yo levanté un poco mi cuerpo para ver lo que iba a hacer. Una gran y larga lamida realizó por toda mi feminidad. Se entretuvo succionando con devoción mi clítoris que estaba más que hinchado. Volví a mi posición de antes para continuar gimiendo. Él me abría más las piernas para tener mayor acceso y no tener ningún problema. Esto es sumamente vergonzoso. Demasiado diría yo.

Mis oídos se agudizaron escuchando cierto movimiento por parte de Marco. Me supongo que se habrá bajado los pantalones para masturbar su hombría. Mierda, con solo imaginarlo me estaba mojando aún más. El pelirrubio rio por lo bajo. Estaba segregando mucho flujo vaginal, ¿verdad?

—Nunca imaginé que fueras tan pervertida, Princess. —Su voz ronca se me hizo muy sexy.

—C-Cállate.

—No puedo callarme sabiendo perfectamente que estás deseosa. —Se puso de pie agarrando mis caderas para acomodarse entre mis piernas. Al menos, su hombría no era monstruosa como la de Cracker o la de Katakuri. Entró sin titubeos en mí—. Mierda, estás muy apretada.

Él no dudó un segundo para empezar a moverse en mi interior robándome cada gemido. Con una mano libre tomó mi pecho izquierdo para masajear como era debido. No paraba de golpear con fuerza mi cérvix. Yo gritaba de placer que me aferré a las sábanas de la camilla. Maldita sea. Esto se sentía de maravilla. Quería más.

Marco inclinó un poco su cuerpo para estar cerca de mi rostro y volver a besarme. Ahí desató un poco mi lado salvaje y erótica abrazándolo con fuerza y besándolo con mucha pasión. Él reaccionó, moviéndose más rápido que antes. Esto se estaba descontrolando. Demasiado diría. Oh, por la Virgen del Pino. He pecado demasiado y quisiera que este sueño no acabase.

«Despierta».

Una voz escuché en mi mente, pero preferí ignorar porque estaba de maravilla. Marco me colocó de lado con las piernas cerradas para seguir profundizando más las embestidas. Yo estaba en el séptimo cielo.

«Despierta».

No quiero despertar. No quiero. Deseaba que siguiera así porque esto era excitante. Me estaba volviendo loca.

«¡Despierta, poupou!».

Mis ojos se abrieron de golpe y estaba respirando agitadamente. Joder, eso ha sido uno de los sueños eróticos que he tenido en mi vida, pero no quería que acabase. Iba mirando a mi alrededor con los ojos desorbitados intentando averiguar dónde estaba. Ya no estaba en esa sala médica. Ahora estaba en el lugar donde me tenían encerrada.

—¡Menos mal, poupou! Pensaba que no te despertarías, poupou.

Esa voz. Mis ojos mirarona al frente encontrándome a Poupou aletear con bastante fuerza.

—¡Poupou! ¿Cómo te escapaste de la jaula?

—Saita es un poco idiota, poupou —me iba hablando—. Tenía expuesta las llaves y, en un momento de distracción, pude conseguirlas sin que se diera cuenta, poupou.

—Menos mal —dije a modo de suspiro.

—Y tú no parabas de gemir el nombre de Marco, poupou.

—¡¿Y tú qué haces fisgoneando en mis sueños, papafrita de mierda?! —le grité.

—¡No sé qué palabra es esa, poupou!

—¡Cotillear!

—¡Al menos dame las gracias por haberte despertado, poupou!

Eso le daba la razón. No sé qué hubiera pasado si no hubiera llegado a tiempo porque creo que iba a tener un orgasmo o algo. Me iba tranquilizando un poco y solté un suspiro de nuevo.

—Gracias. Ese desgraciado de Lust se las verá conmigo.

—Yo ya te dije que no debemos fiarnos de los Antiguos, poupou —me riñó.

—No, y más aún cuando descubres su verdadero plan.

—¿Verdadero plan, poupou?

—Es una larga historia. ¿Puedes buscar alguna manera para soltarme? Siento que han debilitado mi fuerza bruta y no sé como —comenté, mientras movía mis brazos y piernas.

El libro-búho miró por todos lados y aleteó un poco hacia arriba porque sus ojos de rapaz visualizaron algo. Esperé un buen rato, pero alcé la mirada para ver lo que estaba haciendo. Vi una especie de mecanismo, una polea quizás. Poupou usaba su pico de búho buscando algún punto débil, sin embargo, no funcionaba. Luego volvió a echar una visualizada y escuché como el pájaro suspiró con pesadez.

Emprendió vuelo hacia al frente donde estaba la salida de este lugar. ¿Eso era una palanca? Las patas del ave se colocaron en ella e hizo fuera para que esta bajara. Costó, pero lo consiguió. Las esposas de mis muñecas y de mis tobillos se abrieron. Era libre. Me sobé un poco las zonas para calmar un poco el dolor. Poupou voló hacia mí para posar en mi hombro derecho y sentí otro peso en mi hombro izquierdo.

—Hattori.

La paloma blanca aletea las alas con suma felicidad.

—Está preocupado por su amigo, poupou —dijo, traduciendo lo que decía el ave—. Solo te encontramos a ti, poupou.

—Senku me dijo que estaban en una habitación apartada —mencioné, mientras me dirigía a la puerta y abría con mucho cuidado—. ¿No os vio nadie?

—Gracias a dios no, poupou. ¿Puedes decirnos que pasa, poupou?

—Todo fue una trampa. Me contraron la historia de los Antiguos y, por lo visto, estaban buscando a la futura Madre de Dragones que, en un principio, iba a ser Diena y Licht —iba explicando. Yo caminaba por el pasillo y me detenía por cada esquina que me encontraba—. Yo soy la persona que busca. Una futura emperatriz para tener descendencia.

—Pero no entiendo porque Senku te hizo entrenar, poupou.

—Para eliminar a la competencia. Y los únicos que estarán en pie son Senku y Lust.

—Pues habrá que derrotarlos, poupou.

Eso lo sé perfectamente, pero primero quiero encontrar a los chicos para asegurarme que estén bien. Y cuando tenga delante a Lust lo golpearé como si no hubiera un mañana. Cada vez que me encontraba una puerta abría con cuidado en caso de encontrarme con alguno de ellos. Tenía la suerte de que estuvieran vacías, pero esto me desmoronaba un poco.

—También Senku me dijo que estaba haciendo un ritual —proseguí—. Un ritual llamado “La Nada” que hace borrar los recuerdos de un Antiguo para manipularlo y convertirlo en algo más sombrío.

—... Ese hechizo me suena mucho, poupou. —Poupou se convirtió en libro abriendo las solapas y mostrándome una página—. Mi antigua dueña buscó información sobre eso, pero pensábamos que era un rumor.

Leí detenidamente el contenido. Este hechizo de los Antiguos era poderoso y solo se podía usar con la futura Madre de Dragones, por si se negaba a colaborar y ser la nueva emperatriz de estas criaturas. La información cuenta que este poder borrar los recuerdos de la hembra y se vuelva más sombría y sádica, teniendo comportamientos de frialdad hacia los seres inferiores de este mundo. Le será complicado volver a tener recuerdos, incluso de sus seres más queridos.

¿No podrá recordar a mis amigos? Solo sería una cáscara sin sentimientos. Todo mi cuerpo temblaba temiendo que eso sucediera de verdad. No. No puedo permitirlo. No caeré en malas manos. Poupu volvió a su estado de libro-búho y yo continué caminando. De repente, escuché unos ruidos provenientes de una sala. Esa voz era Nami, que estaba gritando, pidiendo a que la sacaran de ahí. Corrí en dirección hacia su voz y abrí de golpe la puerta.

¡Ahí estaban todos metidos en una jaula grande!

—¡Laura! —gritó Nami con lágrimas en los ojos.

—¡Menos mal! ¡Estás viva! —Chopper también está llorando.

—Tranquilos, estoy aquí. Os sacaré de una pieza —dije, tomando con mis manos aquellos barrotes con intención de abrir o romper, pero algo estaba fallando.

—¿Ocurre algo, pequeña peleona? —me preguntó Franky.

—Es extraño. Esta jaula está hecha para no romperse.

—¿Piedra marina, quizá?

—Solo afecta a los usuarios de la Fruta del Diablo, Cracker —dijo Katakuri.

—Princess —me llamó Marco con las mejillas sonrojadas—, yo… lo siento.

Me sonrojé también sabiendo a lo que se refería.

—Ya hablamos de eso más tarde, ¿sí? Déjame buscar la manera de sacaros de aquí.

—O tal vez prefieras conversar teniendo sueños eróticos con él de nuevo.

Todo mi cuerpo se giró automáticamente viendo al chico de ojos rosas mirarme con deseo y con una sonrisa picarona. Chasqueé la lengua súper molesta. Tanto Poupou como Hattori decidieron volar porque ya estaban presintiendo cierto peligro en el ambiente.

—¡A ti te andaba buscando, babieca de mierda! —lo insulté.

—Oh, ¿te entregarás a mí antes que a mi hermano Senku? Que detalle por tu parte.

—¡No! ¡Para darte una hostia!

—Prefiero que seas sumisa ante mí, frutilla de melocotón.

Mi Vision se activó y yo me giré con la pierna alzada para golpear su rostro, sin embargo, Lust predijo mi movimiento. Detuvo mi pierna con su cola que se iba enrollando lentamente impidiendo moverme. Él se estaba divirtiendo mucho ante esta situación.

—Solo tienes que aceptar ser la futura emperatriz de los Antiguos, frutilla de melocotón —ronroneó Lust.

—Me niego.

—Es fácil. No quiero que Senku use ese hechizo contigo, aunque pensándolo bien sería ventajoso —rio—. Oh, tranquila, ellos están al tanto de la situación.

—Prefiero morirme antes de relacionarme con ustedes —aclaré—. Sois unos desalmados y unos mentirosos. Encima, unos engreídos que solo piensan en sí mismos.

La cola de Lust me alzó del suelo para luego empujarme hacia a un lado, pero yo reaccioné girando mi cuerpo y posando mis pies en el suelo antes de chocar con la pared. Tenía la certeza de que ese demonio iba a pelear conmigo.

—Solo lo hacemos para el bien de nuestra raza que quedará extinta —me iba hablando—. ¿Tú sabes lo que es ser hijo de un Antiguo y de una humana? ¡Solo somos medios Antiguos que viven mil años! No es nada divertido. No podré follar más y tener descendencia.

—¡¿Y a mí qué me importa?!

—Mucho porque eres la clave de todo.

Debo idear un plan, pero el problema era que Lust era capaz de leer mis pensamientos. Esto no pintaba nada bien, en realidad. Una gota de sudor resbalaba por mi sien intentando pensar. Este demonio debe tener alguna debilidad. Si tan solo pudiera tener algún elemento para transformarme en uno de los dos estados. Por cierto, aún conservaba mis gafas que estaban escondidas en mi púlover, pero no me hacía falta.

Mis amigos estaban viendo el enfrentamiento. Ellos no podían hacer nada porque esa jaula era indestructible. Bien, atacaré hasta que se me ocurra algo. Mis piernas se movieron con mucha rapidez dispuesta a darle un puñetazo en su rostro, pero él los esquivaba sin ningún problema. Yo seguí atacando no perdiendo el ritmo. Lust huía o usaba su cola para dar un latigazo en mis manos. Eso dolía mucho, pero no me rendiría tan fácilmente.

De pronto, Lust colocó su mano cerrada entre nuestros rostros y la abrió para luego soplar liberando una especie de polvo. Yo no paraba de estornudar. Me picaban los ojos. ¿Qué truco tan rastrero era ese? Noté una mano agarrar mi muñeco y obligarme a estar en el suelo, con el cuerpo boca arriba. El Antiguo se colocó encima de mí impidiendo que me moviera. Mierda, estaba atrapada.

—Frutilla de melocotón, debes rendirte y aceptar tu destino.

—Nunca.

Su mano estaba presionando mi cuello y obstruyendo mi tráquea. Se me estaba dificultando a la hora de respirar.

—Solo te estoy facilitando las cosas. Ser Madre de Dragones no es nada malo. No solamente tendrás relaciones sexuales con nosotros, sino con cualquier hombre. Tendrás esa gran suerte.

¿Qué hago? No podía permitir que me derrote este Antiguo. Solo necesito una oportunidad. Alcé el brazo para darle un puñetazo, pero él me detuvo y estaba haciéndome daño. Joder, no podía ser. Yo tengo que derrotarlo. Debo hacerlo.

—¡Ella no se unirá!

El grito de Luffy llamó mi atención. Mis ojos miraron hacia la jaula. El chico estaba echando chispas de rabia.

—¡Ella es mi nakama! ¡Nuestra nakama! ¡No permitiré que unos tipos la manipulen! ¡Los sentimientos son importantes porque uno crece con ellos! ¡Ella ha vivido muchas aventuras con nosotros! ¡No sé qué habrá experimentado Laura a lo largo de esta aventura porque ese tema que tú hablas no lo controlo! ¡Pero sé que ella es feliz estando con nosotros! ¡Ella es la chica más fuerte que he conocido! ¡Ella peleará hasta el final! ¡Los sentimientos de ella no se borrarán nunca! ¡Así que levántate y dale una paliza! ¡Muestra tu poder como Princess Laura!

Las palabras de mi capitán resonaron por mi cabeza. Unas cuantas lágrimas resbalaron por mi rostro porque él, al igual que el resto, confiaban en mí. Si, los sentimientos y los recuerdos son de suma importancia. Notaba mi corazón latir con un poco más de fuerza. Si me rendía ahora, todo sería el fin. De la nada, emplee más fuerza en mi brazos sorprendiendo un poco a Lust y tomé su cuello haciendo lo mismo. Una fuerza extraña estaba creciendo en mí y el siguiente movimiento fue levantarme y morder la zona de su yugular. Lust empezó a gritar con mucha fuerza y se alejó de mí. Estaba tocando la herida.

—Frutilla de melocotón, eres una bruta.

Yo no respondí. Me iba levantando lentamente notando un aura oscura en mí. Estaba entrando en el "Estado Nocturno", pero no estaba completa. Era parcial. Nada cambiaba en mi cuerpo salvo mis ojos que cambiaron de color a uno oscuro y miraba con rabia al Antiguo.

—Vaya, eso es nuevo.

—Da hasta miedo estando así, poupou.

—¡Derrotalo, Laura! —ordenó Luffy—. ¡Demuestra que prefieres estar con nosotros que con ellos!

—Oh, pero qué niño tan inocente —comentó Lust.

—El amor que siento en mis amigos es mucho más grande que el deseo de convertirme en emperatriz —hablé por fin. Está claro que mi personalidad también cambió un poco—. ¡No permitiré que toques a ninguno de ellos! ¡Ni siquiera a mis hombres! ¡Te demostraré quién de nosotros es el más apasionado aquí y ahora!

De un movimiento rápido me lancé hacia él y Listo estuvo a punto de esquivarlo, sin embargo, ni le di tiempo a reaccionar porque una patada fuerte realicé golpeando su rostro. El Antiguo estaba sorprendido. Yo también lo estaba. En esta forma parcial era capaz de predecir sus siguientes movimientos. Lust iba a golpearme con su cola y yo lo mordí con mucha fuerza. Él chilló. Se sobó esa zona afectada y yo aproveché para arañar su cara. Poco a poco vi el rostro de Lust cambiar a uno sádico y perturbador. Debo andar con mucho cuidado.

—¡Qué empiece la fiesta, entonces!

El Antiguo ya no era el mismo de antes porque sus movimientos se volvieron más rápidos cual rayo de luz. Algunos ataques podía bloquear, pero otros eran difíciles de predecir. Este idiota me estaba sacando de quicio. Apreté los dientes con rabia y abrí la mano ya cabreada. Mi Vision pudo ver con claridad el punto exacto para atraparlo. ¡Ahora! Agarré sus cabellos con fuerza y lo estampé en el suelo. No iba a permitir que un hijo de puta esté jugando conmigo. Volví a morder su cola. Esa parte es peligrosa, así que no tuve más remedio que arrancarlo de cuajo. Lust grito de dolor, pero no de placer. Esto era una forma de advertirle de que estaba en serio.

Noté en mi frente unas protuberancias al salir. Serán los cuernos del demonio de Licht. Eso significa que me estaba transformando poco a poco por cada minuto que pasaba. Lust se levantó del sitio y guio sus manos al trasero intentando averiguar lo ocurrido. Sus ojos eran de puro terror y me miró. Yo simplemente aún lo miraba con odio y con rabia.

—¡Frutilla de melocotón! ¡Eso no se hace! ¡Esa cola era muy preciada para mí!

—Te jodes, tonto del culo —lo aborrecí.

—¿Te das cuenta que no te quiero matar? —me preguntó—. Solo quiero que te quedes sumisa y cumplas nuestro destino.

—¡¿Y follar con seres inferiores?! ¡¿Follar con unas criaturas que no son MIS hombres?! ¡Jamás!

Entonces le di una patada tremenda en su barbilla mandándolo hacia arriba, rompiendo el techo. El Antiguo estaba en el exterior. De mi espalda salieron unas alas de demonio para emprender vuelo para seguir atacando desde el cielo. Lust exhaló aire para escupir una especie de nube que no estaba segura si era tóxica, pero si lo toco era probable que pasara algo malo. Con mis alas di una ráfaga de viento retirando esa nube de polvo. Lust apareció de la nada y atrapó mi cuerpo con sus piernas y brazos.

—Vamos, es algo fácil.

—¡Suéltame, escoria!

—Yo te puedo dar el placer suficiente que esos débiles humanos —comentó con una sonrisa picarona—. Puede que en este estado representas el amor y el placer, pero ellos no sabrán complacerte.

—¡Tú no lo sabes porque no lo has vivido!

—Cierto, pero yo lo he visto todo. Acéptalo, Princess. Es nuestro destino estar juntos.

¡Nunca! Con mi cabeza golpeo con mucha fuerza el suyo para que me soltara, pero él era persistente de no hacerlo. Mis cabellos se alzaron y mi figura cambió. Me estaba enfadando de verdad. Ahora con mis dientes puntiagudos mordí con salvajismo su yugular escuchando un grito por su parte. Sé que él me soltó, pero yo no quería porque deseaba demostrar que conmigo no se jugaba.

Clavé mis uñas en su cuerpo para desgarrar su carne dejando que la sangre corriera. Parece que esto no le gustaba demasiado al Antiguo porque intentaba todo lo posible alejarse de mí. Pues yo lo solté para cumplir ese propósito. Basta de juegos. Era hora de acabar con este tipo. Me daba igual si era el segundo más fuerte de estas tierras. ¡Yo no dejaré que cumpla con su deseo!

Estuve a punto de lanzar un ataque mortal, pero unas nubes negras aparecieron de la nada y un rayo negro golpeó todo mi cuerpo. No pude resistir mucho e iba cayendo lentamente hasta que mis pies tocaron el techo. Cuando alcé la mirada vi la jaula donde estaban atrapados los chicos y también estaba Senku que portaba en su mano una especie de cubo que desprendía una energía que no me gustaba mucho.

—Es hora de cumplir tu propósito, Princess.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top