Capítulo 45. ¿Qué te pasa, Smoker?
Advertencia: este capítulo contiene contenido sexual. Si no te gusta este tipo de contenido, no sigas leyendo, aunque eso implique que perderás información de la historia que será importante de cara a próximos capítulos.
—¡Ussop, baja de ahí!
—¡Déjame ver si encuentro a alguien!
—¡Es una pérdida de tiempo! ¡Ya has escuchado al Antiguo!
En el primer turno me tocó con Ussop que estaba subido a la copa de un árbol para ver si avistaba a uno de nuestros compañeros. Era inútil. Saita ya lo dijo. Una barrera impedirá acercarnos al resto y, si lo hacemos, explotará, provocando ciertos daños. No quisiera que eso pasase.
—¡Ussop! ¡Debemos encontrar a esos Antiguos y derrotarlos, sea como sea!
—Al menos te tengo a mi lado —dijo el chico de nariz larga, mientras bajaba del árbol cual mono.
—Hemos perdido diez minutos valiosos —añadí, liberando un suspiro—. Vale, si yo fuera un Antiguo, ¿dónde me escondería?
—Ni siquiera saberlo.
—Oh, vamos, tú eres el primero en esconderte. Aunque, últimamente, estás siendo muy valiente —le comenté para animarlo.
Ussop puso una pose típica de él diciéndose así mismo que él no tenía miedo para nada. Bien, al menos estaré tranquila por un buen rato. El bosque era frondoso y no estaba segura si nos íbamos a topar con algún demonio. Los dos mirábamos a nuestro alrededor por si encontrábamos indicios de sospecha. Ojalá pudiera utilizar el poder de Diena o de Licht, pero quisiera reservarlos para cuando llegara la ocasión.
De repente, la lluvia cayó en nosotros mojando nuestras ropas. Yo tuve que quitarme las gafas para que no se me mojaran y me di cuenta que no estaba teniendo ningún tipo de reacción. Tal vez solo llego a transformarme cuando estaba presente el sol o la luna, pero en este último no llegué a estar en ese estado gracias al poder del satélite, sino de mis emociones. Cada vez estaba entendiendo este nuevo poder.
Guardé mis gafas en mi pulover con bolsillos y seguí caminando con Ussop. Cada vez el suelo resbalaba a cada momento y habría que tener cuidado con el moho. Mis playeras no están acostumbrados a pisar este terreno peligroso. No sé cuánto tiempo nos queda, pero yo creo que estamos al límite. Alcé la mirada para ver si veía ese reloj de arena que invocó Saita. Todo estaba nublado. Esto no ayudaba para nada.
De repente, mi Vision se activó y tuve que agarrar con fuerza la muñeca de Ussop para atraerlo conmigo. Un árbol cayó delante de nuestras narices. Menos mal que no llegó a alcanzar al muchacho. Él se llevó la mano al corazón pensando que le iba a dar un paro cardíaco. Esto estaba yendo demasiado lejos.
—¡Quiero irme!
—Hay que aguantar, Ussop —lo animé.
—Estaba muy tranquilo pescando y pasa esto.
Yo tampoco quería esto, pero no nos quedaba de otra. Entonces mis oídos se agudizaron, escuchando un tic toc de un reloj. ¿Será el reloj de arena? ¿Significaba que el tiempo estaba a punto de acabarse?
—¡Se acabaron los treinta minutos! —anunció Saita comunicándose por medio de telepatía—. ¡Cambio de pareja!
Mi cuerpo empezó a sentirse extraño y miré a Ussop que lloraba para que no me marchara. Yo estiré mi brazo para alcanzarlo, pero fue en vano porque fui teletransportada. Todo mi cuerpo se zambulló en una especie de lago. Yo me preguntaba donde estaba metida. Miré a mi alrededor y a lo lejos divisé una figura musculada. Espera, ¿ese era Smoker? ¡Se estaba hundiendo!
Nadé lo más rápido que pude para coger su mano y saqué todas mis fuerzas para ir a la superficie. Una bocanada de aire reclamé, escupiendo agua a cada momento. Nadé hasta la orilla tirando con fuerza el cuerpo de Smoker y lo dejé ahí tirado. Mi respiración era agitada. Me acerqué a él para comprobar su estado. No respiraba. Mierda, ¿cómo era el rollo este? A ver, cálmate, recuerda las películas.
Mis manos quedaron apoyadas en su caja torácica e hice compresión unas cinco veces. Luego, tapé su nariz y besé sus labios para transmitirle oxígeno. Hice el mismo procedimiento tres veces más ya preocupándome demasiado, pero en el último momento Smoker empezó a escupir agua por todos lados. Yo me alivié completamente.
—¿Estás bien? —pregunté con la mano apoyada en su espalda para que respirara con normalidad.
—Joder, en el puto peor momento —se quejó.
—¿Qué hacías en el agua?
—Estaba con ese estúpido de Roronoa y estábamos al otro lado de la cueva —dijo, fijándome que tenía una cuerda atada en su cintura—. Él propuso nadar para salir de aquí. Y en ese momento, el tiempo terminó donde la cuerda se rompió.
—Menos mal que llegué a tiempo —solté un suspiro aliviada—. ¿Una cueva? -cuestioné, mirando a mi alrededor.
Efectivamente. Me encontraba en una cueva extraña con un pequeño lago que era mortal para cualquier usuario de Fruta del Diablo. No eran idiotas los Antiguos. Estaba claro que querían eliminar uno a uno. No lo iba a permitir.
—¿Con quién tuviste de compañero?
—A Ussop, el chico de nariz larga.
—¿Uno de los cobardes?
—¡Oye! Es un buen chico —lo regañé—. ¿Estás bien para levantarte?
Él asintió débilmente. Yo le ayudé a incorporarse poco a poco. Ahora nuestro objetivo era irnos de aquí cuanto antes y encontrar a uno de esos demonios. No sé cuantos minutos habrán pasado, pero debemos darnos prisa. Sin embargo, Smoke me detuvo, agarrando mi brazo y yo le miré intentando averiguar qué quería. Y un sonrojo se apoderó de mí cuando el vicealmirante me besó. Yo lo empujé.
—¡¿Qué demonios haces?! ¡No estamos para estas cosas!
Pero él me ignoró completamente porque tomó con fuerza mis hombros para besarme de nuevo. Yo estaba sorprendida porque nunca había visto a Smoker ponerse de esta manera. Su lengua invadió por completo mi boca dejándome inmóvil. Yo estaba temblando en mi sitio e intenté todo lo posible para detenerlo o empujarlo, pero por una extraña razón, él multiplicaba su fuerza.
No estaba entendiendo nada. Solo me limité a seguirle la corriente. ¿Esto será cosa de Lust? Entonces, Smoker agarró con fuerza mi cabello para echarlo hacia atrás y dedicar besos húmedos por la zona de mi cuello. Smoker se estaba comportando de una manera no común en él. Él caminaba hacia adelante provocando que yo me tropezara unas cuantas veces hasta estamparme en una pared lisa y amoldable. Sus manos se colocaron en mi trasero para alzarme y que mis piernas se quedaran enganchadas en su cintura.
No paraba de morder mi cuello con cierta desesperación, como si deseara marcarme de por vida. Sus manos se colaban entre mis ropas para llegar a mis pechos. Mierda. Mataré a Nami por tirarme todos los sujetadores existentes. Atrapó ambos senos para amasarlos con gusto, mientras restregaba su cuerpo con el mío. Me sonrojé abruptamente al sentir su hombría chocar en mi vientre. Estaba embriagada de placer. Torturaba mis pezones a más no poder, como si le fuera la vida en ello.
No tuvo reparos en levantar mi abrigo y mi camisa para devorar mis pechos con cierta urgencia. Gemidos salían de mi boca y yo agarré con fuerza su cabeza, una manera de que parase, pero él me ignoraba completamente porque quería centrarse en su labor. Entonces con sus manos me iba bajando los pantalones junto con mis bragas y lo sentí. Su hombría se adentra con fuerza mis entrañas casi dejándome sin respiración.
Las embestidas de Smoker eran rápidas y concisas y me sacaba más de un gemido. No me estaba doliendo. Ya estaba acostumbrada a este tipo de tratos. Yo me imaginaba a Smoker cariñoso con estas cosas, pero era todo lo contrario. Sus manos sujetaban con fuerza mi trasero para acomodarme en el sitio, mientras él seguía cogiéndome y devorando mis pechos.
—¡S-Smoker! —lo llamé como una forma de que me escuchase.
Tenía cierta sospecha de que me estaba ignorando completamente y solo escuchaba a su instinto depredador. Su miembro estaba golpeando con fuerza mi cervix casi rompiendo en dos. Era delicioso. No quería que parase. Lágrimas de placer resbalaban por mi rostro. Y en un momento a otro se corrió dentro de mí y yo llegué al clímax completamente.
No paraba de jadear exhausta por lo sucedido. Smoker, que mantuvo su cabeza cabizbaja, la alzó y en su mirada mostró cierta confusión. Parpadeó unas cuantas veces y miró a su alrededor preguntándose qué fue lo que pasó. Espera, ¿no era consciente de lo que estaba haciendo?
—¿Por qué tengo la sensación de que he follado como nunca?
—¡Porque acabas de hacerlo, tolete! —lo grité con furia y golpeé su frente con la mía para que se alejara de mí. Empezó a quejarse de dolor.
—¡No recuerdo haber hecho tal cosa!
—¡¿Y por qué tienes los pantalones bajados y yo casi media desnuda?!
Sus ojos de color miel me analizaban detalladamente con cierto descaro. Esos cabellos revueltos le sentaban de maravilla, ¡pero no era momento para pensar lo guapo que era! Smoker se rascó la nuca un tanto confuso, pero luego se rio para sí mismo.
—Ya me hubiera gustado acordarme de lo sucedido.
—¡Eres una babieca estúpida! —volví a gritar, mientras me estaba vistiendo todo lo posible.
—No, de verdad. No recuerdo nada. Solo sé que me salvaste y toda mi mente se volvió en blanco.
¿Debería creerlo? ¡Acabo de tener sexo con él! Sin embargo, mi sexto sentido me indicaba que algo le pasó porque no emitió un sonido ni nada. Me preocupé demasiado. Esto será gran cosa de algún Antiguo que estaba cerca de nuestra posición. ¡Claro! Eso debía explicarse.
—Vale, te creo, ¡pero súbete los pantalones!
—¿No quieres que vuelva a repetir?
—¡Smoker, estamos en una misión importante, joder!
Como les gustaba a estos idiotas ponerme de los nervios. Ya perdí la cuenta de la noción y no sé cuántos minutos nos quedaban, pero estaba segura que el demonio estaba por aquí. O a lo mejor tenía la capacidad de que sus poderes sean a distancia. Joder, la cosa se estaba complicando demasiado.
Ya vestidos, yo fui corriendo hacia la salida de la cueva siendo seguido por Smoker. Todo estaba oscuro, pero al menos las piedras que había en el túnel pues daban ese brillo. Me estaba dando cuenta que el lugar no tenía fin, como si nos hubiera atrapado completamente. Chacho, me estaba frustrando demasiado. ¿Y si rompo la pared? ¿Nos vendría abajo todas las rocas posibles?
Estuve a punto de hacerlo, pero Smoker me lo impidió, agarrando mi muñeca con fuerza. Yo le iba a reprochar, pero me callé al escuchar un sonido de alguien roncar. Ños, pues si que ronca. Miré a Smoker para que se quedara callado y él asintió. Decidimos aproximarnos lentamente al lugar. Los ronquidos se volvían más inminentes. Dos caminos se presentaron y yo me guié por el sonido. A la izquierda. Solo caminamos dos minutos hasta encontrarnos con... ¿un bebé?
¡Era el bebé más adorable que haya visto en mi vida! Pero ¿qué hacía aquí solo? Encima roncaba que no veas. Espera, uno de los Antiguos representaba la pereza. ¿Acaso ese pequeño bebé era uno de ellos? No, no podía ser.
—Smoker...
—Tsk, ¿esto es una broma? —chasqueó la lengua, muy molesto.
—No puedo golpear a un bebé —susurré bajito para que no nos escuchase.
—Y yo menos. Soy un marine y no sería capaz de pegar a un niño.
Algo se nos tenía que ocurrir en esta situación. Una gota de sudor resbalaba por mi sien. ¿Cuántos minutos faltaban? El poder de uno de los Antiguos hizo que nos atrasaramos demasiado. Maldita sea. Con fuerza apreté mi puño y corrí hacia el pequeño bebé importándome poco si pudiera hacerle daño. Era la única forma.
—¡Hard Punch!
Mi puño chocó con él creando un gran agujero en el suelo. Polvo se levantó del lugar y yo me preguntaba si le di. Los escombros se disiparon para ver con claridad lo ocurrido. Pero mi Vision se activó, girando todo mi cuerpo para ver al bebé estar detrás de Smoker. El marine se dio cuenta de ello y sacó su Jitte listo para atacar. El bebé, a quien yo consideraba que era Vaag, tenía una sonrisa serena, como si hubiera predecido mis movimientos.
—Está claro que está alerta —dijo Smoker.
—Tic, tac. Tic, tac. —La voz de Saita resonó en mi cabeza—. Os faltan diez minutos para encontrar a los Antiguos.
—Maldición. No creo que en diez minutos acabe con él porque es rápido.
—Intentaré capturarlo con mi habilidad —sugirió, ya liberando el humo de su cuerpo.
—No creo que eso sirva, pero podemos intentarlo.
Entonces, Vaag al ver nuestras intenciones su cuerpo pequeño empezó a crecer dando una forma monstruosa. Un dragón bípedo, casi un demonio dispuesto a acabar con nosotros. Este no era un buen lugar para pelear, pero parecía que al Antiguo no le importó demasiado. De su boca salió una bola de llama y yo empujé a Smoker para que lo esquivase completamente. Ese ataque abrió otra cueva, una más amplia que ésta.
Así que corrimos ahí para tener mayor ventaja a la hora de pelear. Vaag estaba furioso. No paraba de balbucear palabras como «dormir» o «cansado». Estaba claro que cuando alguien lo despierta, libera esa monstruosidad con cuernos y esclerótica roja. Daba bastante mal rollo. Smoker usó su habilidad para capturar al demonio que se quedó quieto cual estatua, así que aproveché la ocasión para acercarme lo más rápido posible para golpearlo. Sin embargo, la bestia dio un rugido tremendo provocando que yo echara a volar. Smoker me pudo coger a tiempo.
En mi cabeza estaba contando los minutos. Ocho minutos nos quedaban para derrotarlo. Esto de correr no era bueno. Vaag estaba dispuesto a pelear si hiciera falta o ganar más tiempo de lo debido. Y yo no puedo transformarme. Yo no sé en qué condiciones debo estar para alcanzar ese estado. Vamos, Laura, piensa. Esto no tenía que ser difícil. ¡Joder! Esto de pensar tanto me frustraba demasiado. Vaag volvió a atacar con su bola de fuego y los dos lo pudimos esquivar perfectamente, pero mi Vision me alertó de que ese ataque era un boomerang y golpeará de lleno a Smoker. Tuve que dar un salto tremendo para empujarlo con todas mis fuerzas y recibir el impacto.
—¡Princess!
Vaag reía porque su cometido se cumplió. Quemaba demasiado. Sin embargo, algo estaba cambiando en mí. Mi cuerpo estaba absorbiendo ese gran poder haciéndolo mío. Una transformación en todo mi ser. ¡Ja! Ese ataque de ese imbécil no funciona en mí porque soy invencible. Espera, ¿acabo de decir eso? Cuando abrí los ojos y la nube de impacto desapareció, me di cuenta que me transformé en Diena. Este estado podría llamarse "Estado Diurno".
—Idiota. Yo represento el fuego y nunca recibiré daño alguno ante ese elemento —aclaré con orgullo hacia el Antiguo.
Vaag tenía la boca abierta sorprendido, no creyendo que podía transformarme. Yo tampoco. Cinco minutos para acabar con él. Eran suficientes. De un movimiento rápido me puse delante para asestar un puñetazo, sin embargo, él esquivó con creces y se estaba riendo de mi cara. Y su mayor sorpresa era que, aunque no le había dado, transmití a través de mi puño aire caliente provocando un corte en su mejilla. Patético.
El demonio estaba listo para atacarme con su zarpa, pero Smoker llegó a tiempo deteniéndolo, usando su habilidad de Fruta del Diablo. No durará mucho tiempo. Debía apresurarme. En mi mano empecé a crear energía, una bola inmensa de calor que representa el mismo sol. Los ojos de Vaag mostraron miedo e hizo todo lo posible para deshacerse del agarre. Pero ya era demasiado tarde.
—¡Sunball! —grité con todas mis fuerzas y golpeé de lleno su vientre, dejando que esa bola de fuego cual sol atravesara todo su cuerpo quemándolo definitivamente.
Vaag, el demonio de la pereza, se desvaneció completamente delante de nuestras narices. Bien, uno menos. Me alivié demasiado de que esto haya acabado rápido, así no hubiera sufrido demasiado. Vi a Smoker jadear, impresionado ante la naturaleza salvaje del Antiguo, pero luego me miró enrabietado.
—¡¿Te volviste loca?! ¡No vuelvas a hacer eso!
—Mi cuerpo reaccionó por sí solo, Smoker —hablé con suma tranquilidad—. Era como si fuera consciente de que no me pasaría nada. —Miré mis manos para apretarlos con fuerza—. No puedo llegar a este estado sin el sol, pero ahora me doy cuenta que si, absorbes de alguna manera los elementos que representa Diena, podría transformarme.
—El fuego es uno de ellos, ¿no?
—Sí, y también la tierra, las plantas... El "Estado Diurno" representa la vida, mientras que el otro representa la muerte.
—¿"Estado Diurno"?
—¿No te agrada el nombre?
—Es estúpido, pero es lo que es. Y tampoco sabes su duración, ¿verdad? —Negué con la cabeza—. Entonces, movámonos antes de que...
—¡Los treinta minutos se acabaron! —anunció Saita—. Oh, veo que la reencarnación de nuestra hermanita ya ha asesinado a Vaag. Que cruel por tu parte. No has sentido compasión con un bebé.
—Estoy aliviada de matar a un demonio —escupí cruelmente.
—Eres muy despiadada —insultó de forma agradable—. ¿Podrás encontrar al resto? ¡Intercambio de parejas!
—Smoker —lo llamé porque estaba segura que me iban a intercambiar—, si ves a uno de ellos, mantente lejos. No arriesgues tu vida.
—Y tú no hagas locuras, Princess.
Asentí. Todo mi cuerpo fue teletransportado a otra zona distinta. Entonces sentí en mi ser algo distinto. Un momento, no estaba en mi "Estado Diurno". ¿Cómo era eso posible?
—Mi poder de teletransportación es capaz de anular ese estado, reencarnación —resonó la voz de Saita—. Así que no podrás recuperarte durante los próximos treinta minutos.
—¡¿Cómo?!
—Yo represento la avaricia. Cuando quiero algo, lo consigo.
—¡Serás cerdo! ¡Da la cara, desgraciado!
No lo volví a escuchar. Maldición. Esto tenía que ser una broma de mal gusto. Mi Vision me alarmó de que alguien iba a abrazarme con total bestialidad. Esquivé esos brazos capaces de estirarse todo lo posible. Miré al responsable. Luffy me estaba sonriendo felizmente.
—¡Laura!
—¡Luffy! —me acerqué a él. Esta vez sí que le dejé abrazarme porque él no era un peligro.
—¡Has acabado con uno! —exclamó, riéndose.
—No fue para nada fácil —me sinceré—. Por cierto, ¿dónde estamos?
Observé mi entorno dándome cuenta que estábamos en una especie de desierto con ciertos paisajes con palmeras y un lago, a escasos metros de una de otras. Uno no se moriría de sed ni de hambre. Eso estaba claro.
—Nami me guiaba por el viento —dijo. Cierto, Nami al tener ciertas habilidades de navegante hubiera ayudado mucho—. Ahora no sé donde está el norte.
—Yo tampoco. Y este tiempo no ayuda mucho al parecer —confesé porque aún seguía lloviendo.
—¡Pero creo que es por ahí! —exclamó de nuevo y corrió apresuradamente hacia aquella dirección—. ¡Vamos, Laura! ¡Hay que acabar con esos tipos raros!
—¡Sí, capitán!
Con Luffy estaba segura porque era uno de los miembros más fuertes de la tripulación. A veces, era un poco idiota, pero era un buen tipo que nunca haría daño a sus compañeros. Un bonachón. Una persona noble que se convertirá en el próximo Rey de los Piratas. Yo estaba segura de que conseguiría ese sueño. Pero, primero, debemos acabar con los Antiguos para rescatar a nuestros amigos, a los Yonkou y a los Gorosei.
Esta vez dominaré el poder de Diena y Licht en esta batalla campal.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top