Capítulo 4. El puño de la victoria

¡En mi puñetera vida me había puesto tan nerviosa! Intentaba recuperar aire mediante una bolsa, la cual ni sé cómo coño lo conseguí, porque me había dado un ataque de pánico, algo que nunca me había pasado en la vida. Estaba sudando a mares porque nunca creí encontrarme a Rob Lucci en esa situación. Desde que lo vi por primera vez en la televisión, me pareció muy apuesto y curioso de que no hablara. Su mirada era tan felina a causa de su fruta del diablo. Cualquiera diría que era cruel, frío y despiadado, pero en el fondo era todo un caballero cuando se trataba de débiles. Bueno, casi todos.

Sólo quería recuperar el aliento, solo eso. No obstante, unos brazos rodearon mi pequeño cuerpo y una leve respiración escuché muy cerca de mi oído que mis pelos se pusieron de punta. Me alejé dramáticamente de ese hombre chocando mi espalda contra la fría pared, mirando con horror lo que había pasado. El condenado solo se estaba riendo ante mi reacción.

—¡No tiene puta gracia! —¡Y no lo era porque esto no era normal en él!

—Me encanta esas dulces reacciones cuando te toco —habló de los más natural del mundo. Lucci comenzó a aproximarse hacia a mí, acorralándome en la pared—. Es una gran oportunidad de tomarte ahora mismo y…

—¡Quieto ahí, gato estúpido! —Alcé mi pierna a modo de reacción ante un pervertido que golpeé sus partes íntimas. Él ni siquiera ha mostrado signos de dolor. Parecía ser que utilizó esa habilidad única en el CP0.

—Siempre precavido —dijo. Se incorporó de su sitio, mientras se arreglaba la corbata.

Mira que deseaba acostarme con este hombre felino, ¡pero no así! Un momento, si él estaba aquí, a lo mejor sabía la existencia de Kuro y de su tripulación con el tema de las frutas del diablo. Quería entender que era así. Me separé de la pared para arreglar mis ropas para luego mirar muy molesta con él. ¡Él todavía seguía sonriendo! Tenía el descaro de ponerme nerviosa. Aún no entendía del porqué ese comportamiento conmigo; es decir, como dije anteriormente, era un hombre frío y sin sentimientos. Que se comportase así de coqueto no era propio de él. ¡Ni siquiera conmigo!

—¿Puedo saber qué haces aquí? —le pregunté, queriendo volver a la normalidad.

—Iba a preguntarte lo mismo, pero me supongo que la respuesta sería: buscar aventuras —respondió. ¿Qué pasa? ¿Ahora todo el mundo estaba desarrollando su Haki de observación?—. Yo estoy aquí porque se nos ha informado de una infiltración de unos piratas que habían estado buscando las frutas del diablo que consiguió el Gobierno Mundial —explicó. Lo curioso era que tenía toda la confianza del mundo en contármelo.

—No pensarás que fuimos nosotros, ¿verdad?

—No porque ustedes habéis llegado más tarde —dice—. Y sabes de sobra que si os arrestamos pues serías la única en no ser encarcelada en Impel Down.

—¿Por qué? —Grave error en preguntar porque Lucci tomó mi barbilla con sus dedos para alzarla.

—Porque prefería que estuvieses conmigo y te lo haría disfrutar a lo grande.

—¡Deja de ser un estúpido felino y céntrate en capturar a esos piratas!

Me alejé nuevamente porque no quería que la cosa empeorase. Yo no estaba preparada. Ni siquiera sé cómo demonios le pude gustarle. No obstante, él insistía en agarrarme de todas las maneras posibles para tenerme cerca hasta que escuché un leve aleteo alrededor. Era Robin que había vuelto. ¡Mi salvación! Corrí como una perra en celo hacia ella para esconderme detrás suya, no queriendo la cercanía de Lucci porque me daba miedo, literalmente. Ambos se miraron fijamente. Tenía la impresión de que estaban recordando esos momentos en Enies Lobby. La pobre había sufrido mucho a causa de las torturas de Spandam. Por cierto, ¿él estará por aquí?

¡Oh, me acordé!

—¿Pudiste contactar con los chicos? —pregunté.

—Sí, la tripulación de Kuro están embarcando unas cajas. Tengo la sospecha de que se irán de la isla. Los chicos están allí.

—¡Hay que detenerlo! —grité, mientras sujeté el brazo de Robin para tirarla—. Tenemos que ayudarles.

—Iré con vosotras. —Escuché decir a Lucci.

No objeté en decirle que no porque era su labor de capturar a esos piratas. Miré a Robin y ella entendió la situación, aunque no le gustaba la idea. A mí tampoco porque presentí que en cualquier momento él pudiera tocar mis partes más eróticas. Puto Lucci. ¿Por qué eras tan condenadamente atractivo? Corrimos en dirección a la orilla. Robin utilizó su habilidad para crear unas alas, mientras que el otro utilizó Geppo para llegar más rápido allá. La morena me tenía cogida, no me fiaba aún de Lucci. Minutos habían tardado en llegar y ahí estaban todos, enfrentándose a la tripulación de Kuro.

Luffy, Zoro y Sanji no tenían ningún problema en derrotarlos porque eran fuertes en comparación con esos hombres. Podía ver cómo Franky intentaba todo lo posible para detenerlos disparos pequeños láseres y Brook más de lo mismo, aunque con su espada. En cambio, Nami y Chopper no se interponían. Espera, ¿dónde estaba Usopp? Mis dudas se desvanecieron cuando le vi enfrentarse por su cuenta a Kuro. Un viejo enemigo que quería matar antiguamente a su amiga Kaya y no le iba a perdonar por nada en el mundo. El tirador se encontraba en el suelo ensangrentado, mientras su rival esbozaba una sonrisa triunfante mostrando esos guantes con espadas incrustadas.

Lo iba a matar y Usopp no estaba en condiciones para seguir peleando. Aunque se haya entrenado durante esos dos últimos años, aún seguía siendo débil, pero con un corazón noble y sensato. Cuando Robin me soltó, corrí lo más rápido que pude para salvarle la vida. Sí yo era un miembro más de su tripulación, si realmente la morena tenía razón de lo que yo era capaz, podría salvarle la vida. Él no podía morir ante ese asesino. No lo iba a permitir. Todo iba a cámara lenta ante mis ojos. Kuro alzaba su brazo a modo de asestar el último golpe que será catastrófico para el gran mentiroso. No debía permitirlo.

Mi cuerpo no tenía la condición suficiente, como para correr más rápido; no obstante, no sé cómo, llegué. Protegí su cuerpo con el mío, iba a recibir esas cuchillas afiladas que eran capaces de perforar la carne humana. Estaba lista para afrontar ese destino. Sólo suplicaba que todo esto parase. De repente, escuché un ruido de metal chocar contra metal. Al tener los ojos cerrados no podía destacar lo que estaba ocurriendo; así que, decidí abrirlos y encontrarme una grata sorpresa. Tanto Zoro como Lucci detuvieron las garras de Kuro; uno con las espadas y otro con el Haki de armadura. Esto molestó mucho al asesino que se echó para atrás para mirar a sus contrincantes de haberles arrebatado a sus dos presas.
Me salvaron la vida. Nos salvaron. Me esperaba de Zoro, pero ¿de Lucci? No estaba entendiendo nada.

—No te metas, Roronoa —habló Lucci con voz de arrogancia.

—No pedí tu ayuda. —¿Por qué tenía la sensación de que esos dos se estaban echando rayos láseres a través de sus ojos?

—¿Estás bien, Usopp? —pregunté al malherido.

—No… tenías que haber arriesgado… tu vida. —Le costaba hablar por las heridas causadas de ese depredador.

—Eres mi nakama. No iba a permitir que murieras así sin más. —¡Guau! Me quedé impresionada ante esas palabras.

No obstante, escuché un grito desgarrador proveniente de Kuro. Sus ojos estaban ensangrentados de sangre y su cuerpo se estaba transformando. Espera, ¿no me digas que este tipo tan peligroso se comió una fruta del diablo? Efectivamente, ese pirata, quién deseaba la paz del mundo, se había transformado en un hombre-pantera. Una Neko Neko no Mi: modelo pantera negra. ¡Sí tenía miedo de Lucci cuando se transformaba, ahora imaginad el miedo que sentí al ver a Kuro así!

—Sois tan idiotas en enfrentaros a mí —habló, mientras se colocaba las gafas—. Unos meros principiantes que han atravesado el Nuevo Mundo y el CP0 de por medio.

—Principiantes no seríamos porque tenemos recompensas altas —recalcó Zoro.

—Aún así sois un estorbo. —Los ojos de Kuro se desgarraron, como un gato furioso con ganas de matar y lo mostraba con esos colmillos—. ¡No os perdonaré por aquel suceso!

Él se movió a una velocidad increíble para derrotarlos; no obstante, entre Zoro y Lucci detenían los golpes de ese gato felino. Bueno, se me olvidaba comentar que el moreno también se transformó para estar igualado. Yo aún no me creía que ese hombre colaborase. Oí a Chopper gritar: «¡Un médico!». El pobre, estaba traumado por lo que le pasó a Usopp. Robin lo calmó y el pequeño reno socorrió a su buen amigo. Luffy y Sanji aún seguían derribando a los secuaces de Kuro derrotándolos a todos. ¡Y yo los estaba viendo en primera persona! Era como ver una película en 3D, ¡estaba flipándolo!

Pero mis ojos se volvieron a centrar en esos dos. Su modo de lucha era perfecto, casi diría que combinaban y trabajaban bien juntos. Era curioso todo esto. Kuro no podía enfrentarse ante la fuerza bruta de Zoro y ante el instinto asesino de Lucci. Mi vista veía una batalla de felinos: una pantera negra contra un tigre de bengala y un leopardo. ¿Quién ganaría la batalla? Lo más lógico ellos dos. Cómo pierdan, estaremos condenados a morir. Me daban de golpear a ese desgraciado, pero desconocía mi límite; es decir, ni siquiera sé si era lo bastante fuerte, como para dejar k.o. a cualquier enemigo. Robin me contó que yo era temida por todos. ¿Y si era una forma de halagarme?

No. Esa recompensa que vi en ese periódico demostraba todo lo que podía hacer. Aunque no recordaba nada de mis sueños anteriores, sé que podía hacerlo. Apreté los puños con mucha rabia sin despegar la vista en Kuro. No debía permitir que se saliera con la suya. Entonces decidí correr en dirección hacia él escuchando un gran grito por parte de Nami pidiéndome que no hiciera ninguna locura, pero ya era demasiado tarde. Tuve la sensación de que Zoro me vio de reojo y se apartó poco a poco. Ahora todo fue a cámara lenta. Mis ojos visualizaban como Kuro quería atravesar sus cuchillas hacia a mí y yo alzaba mi puño con toda la rabia del mundo.

Espadas y puño. Mis nudillos tocaron la punta de esas garras afiladas temiendo en que las atravesara; sin embargo, fue todo lo contrario. Fui yo quien las rompió de cuajo utilizando toda mi determinación hacia él. Podía ver cómo Kuro cambiaba de expresión ante una grata sorpresa. Y le di un golpe tremendo en todo su rostro para luego, minutos después, él chocase contra una gran roca que se rompió sin remordimiento. ¿Lo dejé k.o.? No parecía responder. ¡Había roto esas espadas con solo un puñetazo! ¿Me debería dar miedo? Miré mis manos muy asombrada en no creerme lo que había ocurrido.

—¡Bien hecho, Laura! —exclamó Luffy muy emocionado.

—Laura-san es muy fuerte —dijo Brook.

—¡Sabía que lo lograrías! —Al darme la vuelta, Nami me abrazó con todas sus fuerzas. ¡Mi cara estaba entre sus pechos voluminosos! Cómo odiaba en estos momentos ser la segunda miembro más pequeña.

Mi vista descansó en Zoro que guardó sus katanas con una sencilla sonrisa. ¿Él sabía que lo iba a derrotar? Al principio me defendió de ese ataque que casi mataba a Usopp. ¿Será porque aún no estaba acostumbrada a esto? Eché un vistazo nuevamente al cuerpo inerte de Kuro y Lucci ya se encontraba enfrente suyo. Estuve a punto de decirle algo, sin embargo, aparecieron los marines y el resto del CP0 a rodearnos. ¡Ya coño! Me temía lo peor. Esos hombres nos apuntaban con armas, aunque era inútil, ya que Luffy los podía amortiguar con su cuerpo de goma. Necesitaba entender si se iban a llevar a la tripulación de Kuro o nos iban a capturar.

—¡Jefe! —gritó cierta persona a quién, seguramente, mis lectores le echarían libros y le escupirían la cara por haber tratado mal a Robin. Spandam caminaba en dirección a Lucci—. ¡Hemos recuperado las cajas!

—Bien, ¿hay un barco listo para llevarlos junto con la tripulación de Kuro?

—¡Sí! —El peli-violeta se giró para mirarnos—. ¿Qué hacemos con la tripulación de Mugiwara? —Tú quieres castigarles por todo lo que te habían hecho, admítelo.

—¡Los tenemos a tiro, señor! —gritó uno de los soldados—. Podemos capturarlos y llevarlos a Impel Down.

—¡Seguro que ellos sabrán donde están los Gōrosei!

¡¿Qué?! Ni siquiera Luffy tenía una mente maravillosa como para raptarlos. Tenía que ser una persona maravillosa con unas ideas claras. Lucci nos miraba a cada uno de nosotros, pero, sobre todo, a mí. Esos ojos negros, como la noche misma, me estaban devorando con la mirada. ¡Ah, recordé lo que me dijo hace media hora! Sí nos capturaban, era posible que me convertiría en su esclava sexual. ¡No iba a consentir eso porque no estaba preparada!

—¡Tiempo muerto! —Junté mis manos a modo de súplica.

—¿Qué haces, Laura? —Nami me detuvo antes de que hiciera una locura.

—Déjala, sabe cómo remediar la situación —dijo Robin. Tuve la sensación de que la mujer estaba sonriendo, ya que le daba la espalda, como si sabía lo que estaba pasando entre Lucci y yo. ¡Cómo la odio y la amo al mismo tiempo!

—¿Tú crees que este alcahuete sería capaz de raptar a los Gōrosei? —le cuestioné—. Lo dudo mucho porque es demasiado tolete como para hacerlo. Te hemos ayudado en derrotar a Kuro porque estabas interesado en que no se llevara las cajas, ya que son valiosas para el Gobierno Mundial. —Con todos los ovarios del mundo, me acerqué a él para enfrentarlo—. Así que vamos hacer algo al respecto. —Alcé el dedo a modo de acusación hacia él—. Cómo deseas tanto estar conmigo porque se te nota en la mirada y en tus comentarios casi sexuales, ¿por qué no te vienes con nosotros con los demás marines?

—¡¿Qué?! —Todos gritaron con cara de expectación ante mi propuesta. Él, en cambio, amplió los ojos mostrando un brillo natural en ellos. ¿Felicidad podría ser?

—Todos queremos averiguar qué les pasó a los Gōrosei y a los Yōnko porque no es normal que hayan desaparecido así sin más. Te estoy ofreciendo una alianza muy importante; así que, la tomas o lo dejas.

Todos se callaron ante mi pregunta. Yo quería saber si este hombre iba a dejar de lado su deber de capturar a los piratas o asesinarlos bajo el nombre de la justicia. ¡Oh, vamos, Laura! Era Rob Lucci. Primero nos mataría antes de hacer una alianza con unos piratas como nosotros. Dudaba mucho que él decidiera tomar esa decisión por mí. Eso había sonado gracioso en mi cabeza. No obstante, él agarró mi barbilla con sus dedos para que lo mirase directamente a los ojos y dijo unas palabras que me dejaron helada:

—He esperado mucho tiempo a que me dijeras eso.

¿Sabéis cuál fue mi reacción? ¡Correr para atrás en busca de protección porque en cualquier momento me devoraría! Y al primero que encontré fue a Zoro, quién no dudó en ayudarme porque ni se alejó. ¡Puto Lucci de mierda! ¡Él y sus palabras casi comprometidas! ¿Y podéis creer que el bobomierda estaba sonriendo con satisfacción? ¡Os juro que me daban ganas de golpearlo a muerte y me daba igual si iba a utilizar el Tekkai de las narices! ¡Lo reventaría hasta dejarlo k.o., como lo hice con Kuro!

—¿Alianza? —cuestionó Luffy. Sus ojos se iluminaron al momento—. ¡A mí me gusta!

—¡Luffy, no seas idiota! —Usopp le advirtió—. ¿Y si nos traicionan?

—¡Pues que los reventaré a puñetazos! —exalté ante esa pregunta. Curioso, todos los marines soltaron sus armas. ¿En realidad les daba miedo?

—Si recibo eso, entonces jugaremos al macho alfa y a la gatita sumisa. —La voz de Lucci fue demasiado cerca. Me giré y me sobresalté porque estaba detrás de mí. Estuvo a punto de tocarme, pero una espada se lo impidió.

—Te lo advierto. Un solo toque y estás muerto —le advirtió Zoro.

Estaba en medio de dos grandes felinos que defendían a una pobre gatita. Tigre contra leopardo que se echaban miradas. ¿Por qué tenía la sensación de que estos dos eran rivales? Prefería que Kaku sea enemigo de Zoro y Lucci con Luffy. Esto era incluso peor cuando Sanji te acosaba para intentar llamar tú atención, o, incluso, Brook en pedirte que le mostraras sus bragas. Prefería mil veces a Katakuri porque sé que no me acosaría sexualmente. Como diría AuronPlay: ¡tengo miedo!

La cosa se decidió así. Ellos trajeron dos barcos y uno de ellos embargó en dirección a Impel Down para encarcelar a la tripulación de Kuro, mientras que el otro nos iba a acompañar. Habían poquitos marines que incluía a Spandam y a Lucci. No me imaginaba a ese tolete pelear. Prefería mandar a Funkfreed para que pelee. Yo, obviamente, me subí al Thousand Sunny porque ni de coña iría al barco del moreno. No quería que se atreviese a acosarme ante la atenta mirada de sus compañeros. Bueno, yo no sé si llamarlos así, ya que él no simpatizaba con nadie. Comenzamos a alejarnos de la isla para emprender una nueva aventura. Luffy gritaba de emoción porque no creía que tuviéramos a nuestro lado al CP0 con nosotros. Ni yo tampoco.

¿Era posible que en este sueño nos encontraríamos con viejos enemigos, más fuertes que antes? ¿Y si no era así? Miré mis manos nuevamente recordando ese momento cuando asesté un golpe a Kuro. Un puñetazo destructivo que podía matar a cualquiera si se empleaba bien. Apreté los nudillos con fuerza muy decidida en confiar en mí misma.

La aventura nos esperaba.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top