Capítulo 33. El trato con el demonio

El clima en el océano era agradable, tanto que me pasaría la vida tumbada en la hamaca y con las gafas de sol puestas, pero no debía olvidarme que me quemaría. ¿Creéis que no me había olvidado lo que pasó con Mero? No. Yo aún necesitaba respuestas a mis preguntas. ¿Y sabéis lo más curioso de todo? Era que Cracker no me había molestado desde hace un par de días. A la única persona que le pregunté era a Mami. La peli-naranja me comentó lo sucedido y mi reacción fue de sorpresa. Nunca me imaginé a Cracker, un personaje conocido por ser engreído, que confesase tal cosa.

Mira que Zoro cuando estábamos a solas hizo lo mismo, pero yo estando consciente de ello. Y Lucci… Bueno, lo hizo a su manera. ¿Qué estaba pasando? Solo faltaba que el resto pues se abriera y me dijeran lo mismo. Yo no podría con seis hombres. Con uno me bastaba. Si me dijeran de escoger, estaría en una situación difícil porque todos ellos tenían algo que me gustaba. Ahora estaba en duda si hablar a solas con Cracker para aclarar ese asunto. Y todavía estaba evitando a Zoro porque deseaba hablar conmigo. ¡Ah! ¿Por qué tenía que ser la protagonista en este sueño? Ya quisiera despertar y no volver a soñar nunca más para no tener muchos líos.

Estaba tan distraída que no me di cuenta de alguien que estaba a mi lado y no era Poupou porque hubiera escuchado sus hojas revolotear. Mi cabeza se giró automáticamente encontrándome a Smoker. Dios, estando tumbada y él de pie me da una vista espectacular de sus pectorales. Ahí estaba, fumando como de costumbre. Mira que cuando lo vi me pareció un hombre interesante, pero después del salto temporal le dieron un cambio tremendo. Cualquier mujer fanática de One Piece hubiera tenido sueños eróticos con él.

—¿Estás bien? —me preguntó con esa voz ruda y tosca.

—¿Por qué? ¿Tengo la cara roja? —Al realizar esa pregunta me toqué las mejillas.

—No, no te preocupes por eso —me respondió.

Smoker se sentó al filo de la butaca y yo me acomodé para escuchar lo que me quería decir.

—Solo que, desde que sufriste esa transformación, te noto preocupada.

Cierto, eso no lo negaba.

—Simplemente quiero saber por qué yo —le dije—. Realmente quisiera comprender todo esto. Puede que todos ustedes me digáis que soy fuerte, pero no me considero como una heroína o alguien capaz de enfrentarse a esos individuos.

—Si te soy sincero, realmente eres capaz. Mira que he visto a muchas mujeres fuertes, pero tú eres un caso aparte. Incluso diría que te veías capacitada para estar en el marine.

—Hombre, gracias por el halago.

Intentaba animarme a su manera algo que agradecía muchísimo. Sí, él trabajo con bastantes mujeres, sobre todo con Tashigi o con Hina. Smoker era un hombre justo y que trataba a todos por igual, salvo los piratas. No obstante, con la tripulación de Luffy está siendo un caso aparte porque unimos fuerzas para encontrar a los Yonkos y Gorosei. Esta misión iba para largo y no será nada fácil. Aún tenemos que enfrentarnos a más Antiguos y cada vez eran más fuertes. Y yo espero encontrar la respuesta de esa transformación y si esa chica me concedió su poder.

Tantas preguntas hacían que me doliese la cabeza. Por lo que decidí echar mi cuerpo hacia atrás, mientras suspiraba casi rendida. Quiero tener la mente en blanco y no pensar en nada. Solo estar en un estado de tranquilidad absoluta y escuchar el sonido del agua. Era tan reconfortante que pasaría días así. El olor a comida llegaba a mis fosas nasales anunciándome que dentro de poco íbamos a comer. Que exquisitez por Dios. El sol dándome la cara casi quedándome dormida, pero eso se chafó cuando una sombra ocultó sus rayos.

Joder, ¡que se vaya! Me quejé por lo bajo porque me estaba congelando y abrí los ojos para maldecir a la nube responsable. Sin embargo, me encontré con la cara de alguien a quien no me esperaba para nada. Mi reacción fue gritar y caer de la hamaca alertando a todos los chicos, incluso Smoker, quien todavía estaba ahí, ni se dio cuenta de su presencia. ¡Odiaba que apareciesen de esa forma y que me asusten!

—Oh, vamos, ¿tan feo soy?

Pronunció esas palabras el sujeto que menos quería encontrarme en esta faz de la tierra. Un Antiguo, el demonio de la lujuria.

—¡Lust!

—¡Oh! Cuanto tiempo —vociferó el demonio sentándose en la hamaca—. No tuve noticias desde que estabais llegando al territorio de Zorn.

—¡Eh! ¡Raro! —gritó Luffy con molestia—. ¿Has venido a pelear? —Yo no sé quién era peor: si Goku o él.

—Ya he dicho que no soy un amante de la pelea. Las aborrezco profundamente, querido.

—… ¿Has venido para comer?

—Si hay pollas o vaginas de por medio, sí.

Yo estuve a punto de darle un puñetazo por ese comentario, pero Nami se me adelantó invocando a Zeus y que este lanzara un rayo. Lust lo recibió y su cuerpo quedó chamuscado, pero no pareció reaccionar. La peli-naranja estaba muy roja.

—¡Eres la criatura más pervertida que he visto en mi vida! —exclamó.

—Oh, gracias —alardeó, mientras se sacudía sus ropas. O, bueno, su malla casi homosexual.

—Tu presencia nunca es buena, poupou. —El libro-búho se colocó en mi hombro cuando me levanté.

La verdad es que era cierto. Ese demonio me ponía los pelos de punta. No le gustaba pelear, solo quería llamar la atención y escupir palabras obscenas en esa boca sucia. Lust terminó de sacudirse y estiró los brazos y soltar un suspiro. De un momento a otro, me congelé de inmediato porque no lo vi venir. Él estaba enfrente de mí con el ceño fruncido, signo de molestia alguna. ¿Ahora qué? Escuché como Zoro o Cracker sacaban sus espadas para pelear con él si hacía falta. Poupou voló por miedo porque no estaba seguro lo que iba a pasar.

—Eres muy cruel por tu parte.

—¿Perdón? —pregunté con un tono de confusión en la voz.

—A la única persona que podía entablar conversaciones profundas en cuanto al amor y al sexo me lo matas. ¡Eres cruel!

Esa confesión me sorprendió demasiado. ¿Lust estaba enfadado conmigo por haber matado a Mero? Observé que el demonio sacó de su malla una foto de él junto con su hermano y empezó a llorar, como un verdadero rey del drama. Vaya, empecé a sentirme mal, pero es que ese maldito se iba a casar conmigo sin mi consentimiento y encima estaba haciendo daño a mis amigos, incluso matarlos. No sé qué hacer. Disculparme o no. Llevé mi mano hacia la nuca intentando pensar con claridad que hasta miré a los chicos. La gran mayoría de ellos me decía que no. Normal, casi mueren y no podemos fiarnos de un Antiguo, sin embargo, estábamos hablando de Lust que no le interesaba matarnos.

Tendrá algo de bondad, ¿no? Como lo acaba de demostrar. Dejó su lado orgullo para encarar a la asesina de su hermano. Vale, está bien. Me tendré que disculpar. Espero no arrepentirme.

—Lo… siento.

—No importa. Era una puta de todos modos. —Y el drama desapareció así sin más volviendo a su estado normal y rompió la foto—. Además, estaba un poco chiflado pensando que encontrará al amor de su vida y bla bla bla.

¿Sabéis esa impotencia de golpearlo hasta matarlo? ¡El pollaboba de mierda se burló de mí desde el principio! Mi cuerpo reaccionó para lanzarme y mandarlo al quinto pino, pero Katakuri me detuvo estirando su brazo hecho de mochi y yo pataleando como una loca. ¡Que alguien le aseste un puñetazo de mi parte!

—¿A qué has venido, raro? —preguntó Zoro—. ¿A avisarnos del próximo enemigo?

—Yo aun no entiendo porque nos ayudas. —Esa misma pregunta me la hago siempre, Brook.

—Porque simplemente quiero gobernar todo Blue Line —confesó su mayor deseo—. Imaginad un mundo sin violencia. Solo amor y mucha lujuria. Y todos vosotros me estáis ayudando a conseguirlo, pero a quién debo aplaudir es a ti, bella flor de melocotón.

—¿Sabes acerca de la historia de Diena?

Robin y su curiosidad por la historia de Blue Line. Lust miró a la morena con un toque de seriedad y picardía ante sus ojos. Caminó rumbo hacia la proa pasando al lado de los chicos y uno de ellos, Chopper, se tuvo que esconder detrás de Franky por miedo absoluto. Espera, caí en la cuenta que era hijo del Demonio del Mar. Él seguramente sabrá quién era esa chica y por qué yo tenía ese extraño poder. El peli-turquesa se sentó en el borde del Thousand Sunny cruzando las piernas a modo de provocar a cualquier. Claro, lo que quería es que se llevara una golpiza.

—Diena. Susurrar su nombre es música para mis oídos. Elegancia y belleza. Esas son las palabras adecuadas para una mujer peligrosa. —Se puso poético este muchacho.

—Entonces sabes quién es —recalcó Marco.

—¿Y Princess es descendiente directa de esa mujer? —cuestionó Lucci.

—Oh, veo que tenéis muchas preguntas, sobre todo tú, ¿verdad? —me señaló—. Es normal. Solo te digo una cosa: esa transformación no es para nada sexy.

—Estoy de acuerdo contigo —afirmó Cracker.

—Yo no la he visto. ¿Es genial?

—¡Claro que es genial! —exclamó con emoción Luffy que sus ojos brillaron como estrellas

—¡Sí! ¡Era ver a una heroína de verdad! —Ahora era Usopp quién lo estaba.

—¡Jo, yo quería verla!

Bueno, agradecía que los chicos me halagasen de esa manera. Poco a poco estaba recordando esa metamorfosis que sufrí. Mucha gente lo consideraría “bello”, incluso Mero pensó igual.

—¡Casi te quería secuestrar para hacerte de todo porque ardías como el mismo fuego, baby! —Ya me parecía raro que hubiera dicho lo anterior.

—Pudieras responder a la pregunta que te hizo Lucci, gracias —le supliqué amablemente.

—Ya que me lo pides así —regocijó—. No. Ella no es descendiente de Diena.

—Entonces, ¿cómo se explica todo lo que le sucedió?

—Responde a la pregunta de Charlotte sino quieres recibir un golpe de mi Jitte.

—No pienso responder más por ser agresivo, aunque eso me excita de alguna manera.

Así que en realidad no lo era. Yo me lo sospechaba, no obstante, aún tenía muchas preguntas y era el único que sabría responderlas. Muchas dudas que hacer. No deberíamos fiarnos de este Antiguo. ¿Qué hago? Incertidumbre sentía en mi ser y me mordí el labio con frustración. Una idea se me surgió y sé que a la gran mayoría no le iba a gustar para nada.

—Luffy —lo llamé recibiendo su atención—, sé que eres el capitán, pero quiero hablar con Lust para proponerle una cosa.

El joven pirata tenía una mirada perdida analizando mis palabras. Él asintió la cabeza dándome la oportunidad de poder hablar con el Antiguo por su nombre. Sé que los chicos me estaban mirando con miedo y con incertidumbre. Tomé el valor de aproximarme al peli-turquesa, mientras este jugaba con su cola de demonio y desvió sus ojos hacia a mí. Por un momento pensé que esos ojos rojos iban a desnudarme. Qué mal rollo me estaba dando este sujeto. Bien, aquí voy.

—Te propongo algo, Lust. No estás interesado en matarnos porque no eres un demonio conflictivo como tus hermanos. Solo quieres ser el único de tu familia en gobernar Blue Line y que haya “paz”. Has visto como hemos progresado y hemos captado tu atención. Y creo que, si te ayudamos, tú podrás contarme el motivo de ese poder de Diena en mí. ¿Te parece bien la idea?

Mi propuesta llamó la atención al demonio porque sus ojos rojos se clavaron en mí. No negaba que mi cuerpo estaba tenso por la mirada que me estaba dedicando. Una criatura de la lujuria que no tendrá reparos en hacer lo que quisiese conmigo. Y me estaba poniendo nerviosa esa cola inquieta. Juraba que me daban ganas de cortárselo y se estuviese quieto por un buen rato. Yo sé que alguno de los chicos no estaba de acuerdo, pero esto era una forma de quitarnos de encima a un Antiguo, aliarnos y luego eliminarlo sin que lo sospeche.

Lust se levantó de su sitio demostrándome lo alto que era. Me sentía pequeña ante ese demonio flaco, pero con corpulencia. Vi como él estiró el brazo y con la palma de su mano abierta, eso significaba que iba a aceptarlo. Bien. Alcé la mía para juntarla e hicimos un trato, pero el próximo movimiento no me lo esperé porque me tiró y cogió mi otra mano. El Antiguo empezó a dar vueltas conmigo y, por alguna razón, estaba escuchando una música. ¿Estaba bailando? ¿Qué le pasaba a este pervertido?

—¡Acepto encantado! —exaltó e hizo que diese una vuelta de 360º y caerme, pero él me sujetó a tiempo—. A cambio de estar con vosotros en el barco.

—¡¿Qué?! —gritamos todos al unísono.

—Tendré que apuntar en mi lista de deseos sexuales que tengo que limpiaros a todos el cerumen de vuestras orejas.

—¡No vas a limpiar nada con la lengua!

—¡Puaj! Por favor, tengo dignidad, bella flor de melocotón.

—¡Laura, no quiero que él esté en el barco, poupou! —vociferó Poupou con mucho temor.

—Imaginad tener un aliado poderoso como yo enfrentarse a mis hermanos —habló el demonio, ya dejando de bailar. Me estaba mareando—. ¡Tú y yo seremos imparables! —Cogió mis manos y juré ver emoción en sus ojos—. ¡Tu fuerza y tu poder son descomunales! ¡Serías capaz de hace todo e incluso tener tu propia orgía de hombres desesperados hacia a ti! ¡Y yo seré el organizador de todo eso!

Sus palabras hacían eco por todo el océano, como si quisiera alertar a todos sus hermanos de lo que estaba a punto de pasar. Este idiota quiere matarnos. Y lo otro que dijo me negaba rotundamente. ¿Qué se creía que era? A veces, me daban ganas de estar en ese estado, pero no sé cómo activarlo. Tal vez debería rendirme.

—Sería divertido tenerlo —dijo Luffy con una sonrisa de oreja a orejas y riéndose.

—¡¿Te volviste loco?! —Nami le dio una buena tunda en la cabeza creándole un buen chichón.

—¡Ya decidió vuestro capitán! —exclamó Lust.

Las palabras de Luffy eran como dagas por cada tontería que decía y aceptaba la condición. ¿Os acordáis esa escena con Foxy? Hizo una segunda jugada y que mal lo pasé, pensaba que iba a ser el final de los Mugiwara por las estupideces de este muchacho.

—Pues si vas a estar en este barco, te sugiero que no nos acoses mientras dormimos —le aconsejé—. Capaz te veo en mi cuarto haciéndome cosas raras.

—Tú estás reservada, bella flor de melocotón. O, bueno, querré decir marcada por dos hombres. Un tigre y un leopardo —susurró bajito para que nadie escuchase, aunque sé que alguno tenía los oídos bien abiertos.

Estaba muy segura de que me iba a arrepentir de todo esto. Solo esperaba que este sueño acabase pronto y poder despertarme de una maldita vez. Volver a mi vida normal. Escribir más historias y estar perdida en mi mundo. ¿Era mucho pedir? Lust empezó a merodear por el barco a molestar a cualquier víctima o presa fácil. Unos claros ejemplos eran Sanji y Brook. Mira que caer en la tentación de ese demonio. Yo volví a sentarme en mi apreciada butaca para seguir disfrutando un poco de sol antes de que oscurezca.

🦋🦋🦋🦋

No podía dormir. Y creo que ya sé el motivo. La presencia del Antiguo no me dejaba dormir tranquila. Un ojo abierto mantenía por si ese desgraciado hiciera acto de aparición. Y Poupou ahí durmiendo con mucha tranquilidad. ¿Es que no le inquietaba? O seré yo que me estaré volviendo loca. Un suspiro largo salió de mis entrañas y decidí levantarme de la cama para estirar las piernas y caminar por la borda. Así, a lo mejor, volvería a coger el sueño. Lust no tenía una pizca de vergüenza en preguntar: cuál era tu posición favorita, si te gustaría hacer un trío con dos mujeres o con dos hombres, si eres más de utilizar juguetes sexuales...

¡Por la Virgen del Pino! Que un rayo me parta en dos por ofrecerle ese trato y que él a cambio estuviese aquí. Los chicos ya me dedicaban miradas de desaprobación en la cena. Y todo por querer escuchar información sobre Diena. Y el desgraciado no dijo nada al respecto. Como se notaba que le gustaba jugar. Al salir de mi cuarto el silencio reinaba en el barco, salvo las olas chocar en la cubierta. No hacía el más mínimo ruido para no despertar a nadie y, de pronto, me detuve en seco. A mi lado izquierdo se encontraba una puerta y ahí dentro estaba Cracker.

Aún no tuve agallas en enfrentarme a él por lo sucedido con Mero y de su extraño comportamiento hacia a mí. Nami no me quería dar explicaciones porque quien debe dármelas era él. Y tenía toda la razón del mundo. A veces, solía ser indecisa ante mis acciones. Y tampoco sé si él estaba dormido. Fijé mi vista hacia el suelo y en el hueco había luz tenue. ¿Qué hace a estas horas despierto? Solo suplicaba que no estuviera Lust con él. Para estar muy segura apoyé un poco mi cuerpo para pegar la oreja a la puerta. No escuchaba nada. Silencio absoluto.

Vamos, Laura. Abre la puerta y habla con él. Seguramente que Cracker querrá decirte algunas palabras. Pero seguramente que sacará su lado pervertido y me molestará. Todo esto tiene sus pros y sus contras. ¡Joder! Llamé a la puerta con los nudillos suavemente y esperé a que obtuviera alguna respuesta. Solo quince segundos debo contar para irme y pensar que no querrá hablar, pero mi maldita suerte me la jugó porque el chico de cabellos largos abrió la puerta y sus ojos se agrandaron al verme por aquí. Estaba lista para lo que me iba a decir.

—¿Tú por aquí? Me sorprende que estés despierta a estas tantas de la noche.

—No puedo dormir —confesé—. Tengo miedo que Lust entre en mi cuarto.

—Ya, no eres la única. No me fío de ese demonio.

—¿Puedo pasar?

Esa pregunta lo desconcertó demasiado. Sus ojos rosas analizaban todo de mí, incluso dudaba de dejarme entrar. No obstante, Cracker se hizo a un lado a modo de yo pasar sin ningún obstáculo de por medio. Mis pies se movieron por sí solos adentrándome en lo que sería la cueva del lobo. La puerta se cerró tras de mí y el hombre de tres metros caminó hacia su cama para sentarse con las piernas abiertas y apoyando los codos sobre ellos.

—Es raro de ti venir aquí —comentó con el ceño fruncido.

—¿No puedo al menos hacerlo, tolete? —lo insulté de forma cariñosa.

—Más bien estarías en el cuarto de ese espadachín o incluso de ese mocoso.

A ese último se refería a Lucci. Celos estaba mostrando porque Lust no era muy callado que digamos cuando se trataba de sexo. Eché un vistazo el cuarto. Era muy amplia, perfecta para un hombre como él. Normal, medía el triple que yo a causa de su madre que era muy grande. Ahora que me di cuenta no tenía el pelo recogido. Sus cabellos tocaban sus hombros y su pecho, casi llegando a la cintura. Verlo así, daba pensar que este hombre era demasiado atractivo a ojos de cualquier mujer. Muy bien, debería dar el paso para hablar con él. Vamos allá.

—Cracker, quisiera hablar contigo sobre algo.

—Si es para que deje de molestarte, no lo haré. —Se comportaba como un niño chico.

—No. Es por lo ocurrido con Mero cuando me secuestró.

Y su cuerpo se tensó demasiado que hasta sus ojos se agrandaron. ¿Eran cosas mías o se estaba poniendo nervioso? O tal vez porque pronuncié el nombre de mi secuestrador enfermizo. Me atreví a aproximarme aún más teniendo la mirada de Cracker puesta en mí. No le tenía. Yo sé que él no me haría daño.

—¿De verdad que fuiste tú quien interrumpió el proceso de casamiento?

No obtuve respuesta, pero Cracker desvió la mirada hacia otro lado como muestra de vergüenza. Así que Nami me dijo la verdad, pero ¿por qué lo hizo? Con decisión apoyé mis manos en las suyas llamando su atención. Se notaba que necesitaba respuestas de lo sucedido. El peli-violeta dio un suspiro rindiéndose definitivamente.

—No iba a permitir que ese desgraciado se casara contigo porque yo fui el primero en pedírtelo.

¿Eh? Ya me perdí.

—¿Cómo que tú me lo pediste?

—¿De verdad que no te acuerdas?

—Tengo un problema de memoria —mentí.

—Yo me estaba enfrentando a Mugiwara junto con esa mujer hasta que apareciste tú —me iba comentando. Estaba claro que estaba hablando sobre la pelea en Whole Cake—. De un puñetazo destruiste mis soldados algo que ninguna persona hizo, salvo ese capitán idiota que tienes.

—No lo insultes porque quien se comerá mi puño serás tú —lo amenacé.

—Entonces las chispas de mis coletas se avivaron porque nunca había visto a una mujer tan fuerte como tú. Encima con agallas. Ese era el prototipo de esposa que yo buscaba y no una princesa mimada. En vez de centrarme en Mugiwara, me centré en ti. Hasta me atreví a pedirte el matrimonio y besarte, aunque fue muy temprano por mi parte porque ni siquiera no nos conocíamos.

—Y éramos enemigos. —Mi cara tenía que estar roja como un verdadero tomate.

—¿Y qué recibí a cambio? Un golpe tuyo en mi mejilla que me mandaste a volar hasta chocar con el castillo de mamá. —Espera, ¿no fue Luffy en su estado Gear 4? Lo que me estaba enterando—. Y al despertarme, mis hermanos me dijeron que tú y la tripulación os marchasteis, y yo perdí la oportunidad. Pero volver a verte, una alegría sentí en todo mi ser.

—Y te volviste un pervertido enfermizo.

—No tengo culpa de que seas bonita.

—¿A esto lo llamas bonito? —pregunté muy mosqueada al subir un poco la camisa para mostrar mis chichas—. ¿Y que también tenga gafas también lo consideras bonito?

—Mujer, ¿siempre fuiste cruel contigo misma?

—Solo lo hago para que entréis en razón. Sois hombres atractivos y con unos músculos de escándalo, y yo soy todo lo contrario.

—Pues a mí me gustas tal y como eres —confesó—. Ya estoy aburrido de ver lo mismo.

Estos hombres eran un dolor de muela. Cada confesión era un balde de agua fría para mí o estacas que deseaban clavarse en mi pecho. Y yo, como mujer que era, no me estaba dando cuenta de ello. Ya era el tercer hombre que me confesaba lo que sentía.

—Esto no lo haces para acostarte conmigo, ¿verdad?

—Te seré sincero: siempre he tenido ganas de apresarte en la cama y hacerte de todo. Pero no puedo ignorar lo que siento. Cuando te vi postrada en el altar con ese traje de novia, me imaginé ese momento contigo. Casarnos. Compartir mi vida contigo.

¡Joder! ¡Es que era absolutamente adorable! No podía enfadarme con él por nada en el mundo. Esa acción lo hizo para protegerme. Un acto de amor hacia mi persona. Y pensar que solamente quería acostarse conmigo. Cracker tomó mis manos con suavidad para acariciarlos con sutileza. Eran grandes en comparación con las mías. Esto se estaba convirtiendo en una escena de película romántica. ¿Dónde estaban los pañuelos para llorar? Al alzar la mirada me encontré con sus ojos rosas que buscaban un momento íntimo.

Me iba a arrepentir de lo que iba a hacer, pero era una forma de agradecérselo. Me puse de puntillas para chocar mis labios con los suyos. Sí, lo estaba besando. Yo sé que era lo que más deseaba. Al separarme, vi a un Cracker con los ojos abiertos y con la cara roja, como si no lo estuviera creyendo. Que lindo se veía. Bueno, era mejor retirarme y dormir tranquila. Iba a girarme, pero un tirón hizo que me acostase en la cama y Cracker se colocó encima de mí. Oh, no. Esto me sonaba de algo.

—¡Cracker!

—Princess —me llamó, empleando un tono suave y que daba repelús—, quiero tener una oportunidad contigo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top