Capítulo 1. El comienzo de una nueva aventura
A las 9:30 a.m. estaba en planta para desayunar y recoger la casa. Mi madre se encargaba de fregar los platos, mientras yo hacía tanto la cama mía como la de ella. Arreglar también el sillón que tenía una manta encima para no manchado, ya que mi padre solía sentarse ahí para cenar y ver algún que otro partido de fútbol. Era su costumbre. Luego de ello, me pasaba la mañana estudiando o haciendo recados a mi madre de ir a comprar lo que hacía falta de la casa; es decir, la comida porque aquí habían unos cuantos golosos. Yo menos mal que no lo era porque ya me vería como una gorda de verdad.
Laura por aquí, Laura por allá. Me marean la perdiz y yo nerviosa por saber ya las notas a ver si solamente tengo que ir a un examen solo o no. Y si es así, tendría todo el segundo cuatrimestre libre y centrarme en el proyecto final o buscar trabajo o meterme en el paro para hacer cursos. Recibía mensajes de mis amigas que eran de otros países, aunque una de ellas vivía en España, pero vivimos en diferentes municipios. Yo provengo de las islas Canarias, era canariona de cien por cien. ¿Qué hora era? ¡Ños*! ¡¿Las 12:30 p.m. ya?! ¡Tenía que ir a comprar al bazar! Era una gandula* en quitarme el pulóver y la camisa por lo que me lo subía hasta el cuello, quitándome las mangas obviamente, y ponerme el sujetador.
¡Hacía un pelete*, mi niño! Yo no entendía porqué las chicas jóvenes llevaban faldas cortas sin tener frío. Yo era una friolera de narices. Bien, realicé la compra del pan y me dispuse a quitarme el sujetador. ¡Libertad! Mi madre me decía que no me lo quitase porque mis pechos se van a caer. ¡Era al revés! Se me pondrán bobos si me lo tenía puesto todo el día y también me jodería la espalda. Tenía escoliosis y un poco grave. Mensajes de WhatsApp recibía de mis amigos y de las chicas que conocí hará unos meses que eran escritoras o lectoras de Wattpad. Captain, a quien la llamábamos así porque era la líder, me bautizó como Macuki.
Era un nombre bonito, no me disgustaba para nada. Luego estaban Makiki, Michan, Lizz y Kiki. Eran graciosas y teníamos conversaciones interesantes en relación con One Piece o con otra cosa. ¡Oh! Me acordé de que me llegó una notificación de Pixiv, una aplicación de imágenes o fanarts que hacían los artistas. Y os seré sincera, algunas eran bien pornosas y no me quejaba para nada. Veamos, así podré compartirla con ellas. ¡No! ¡¿Pero qué manía tenía la gente de convertir a Katakuri en mujer y que tuviera relaciones sexuales con Cracker?!
Estos japoneses. Mira que yo deseaba ir allá, pero se estaban pasando. Katakuri era bello y era un hombretón guapísimo. Ojalá que existiera en la vida real. Bueno también Cracker estaba buenísimo, y Smoker, Paulie, Lucci… Me estaba poniendo colorada con solo pensarlo. Las 14:30 p.m. y era hora de almorzar. Mi hermano pequeño llegó de la universidad con mi padre que era taxista. Él aprovechaba en recogerlo, así mi hermano Alejandro no cogiera la guagua* porque tenía que coger dos.
—Laura hoy vamos a caminar.
¡Ya empezamos! Mi padre se volvía un pesado de que hiciera ejercicio al igual que mi madre. Ellos lo decían porque, como tenía escoliosis, tenía que ejercitar mi espalda o hacer ejercicio. No era por nada, pero no era una modelo. Medía 1’59 metros, era una curvy woman, pechos un poco más grandes y una chicha de por medio en mi barriga. Yo me veía bien, no me veía gorda. Era verdad que ocultaba mi cuerpo con ropas holgadas porque no me gustaba que ningún hombre me mirase. Era desagradable y machista por su parte porque te comían con la mirada.
Las violaciones que ha habido últimamente preocupan a la humanidad. Yo estaba perdiendo la esperanza de que el ser humano cambiase. Al terminar de almorzar me dispuse a encender el portátil y ver videos de “Caso cerrado”. Me estaba enviciando a este programa de mierda. Mientras escuchaba, escribía el siguiente capítulo de “Seducción Vampírica” porque la cosa se ponía buena. Me encantaba los comentarios randoms de mis lectores, me hacían reír o hacían especulaciones de esto va a ocurrir. Escribir me tranquilizaba, me relajaba y mi imaginación fluía demasiado. Siempre le decía a estas niñas —no en referencia a que eran niñas de edad, sino de afecto cómo hacemos los canarios— que me surgían ideas así al azar y me era imposible descansar.
Imaginaos cuando cumpla los cuarenta años, mi cerebro ya no será igual y no podré más. También me ponía a jugar “Cooking fever” y “One Piece Treasure Cruise”. ¡A ver si consigo a Smoker o a Katakuri! Me estaba peleando una barbaridad con la aplicación. Se me antojaba comer galletas de avena con chocolate. Eran un vicio tremendo. Me comía el paquete entero hasta tener un emboste* que flipas. Llegó mi hermana mayor del trabajo y volvió a salir con el novio. Ahora tenía ese atributo. Y yo aquí metida mandando memes a mis amigos y a las niñas imágenes de Law porque eran unas fanáticas. Yo también lo era hasta conocer a Katakuri.
Pudiera decirse que tenía una obsesión enorme con este hombre. He tenido pocos sueños con él y no eran nada eróticos. El único fue con Lucci que me desperté agitada no, lo siguiente. Dios, si tuviera a ese muchacho en mi cama no me dejaría ir. Pero ¿para que engañarnos, Laura? ¿Quién se fijaría en una gandula y en una babieca* como yo? Y encima con este cuerpo. Esos personajes de One Piece, los hombres, eran dioses griegos, eran yogurines. Estaba llorando internamente. Bueno, ya estaba recién bañado y cenada, y ya estaré terminando de escribir el capítulo. ¡Listo! ¿Ves? Cuando estaba inspirada, terminaba antes.
Makiki ha estado mencionando que ya estaba ansiosa de publicar el capítulo en donde salimos nosotros. ¡Yo estaba emocionada! Cada una tenía a su respectiva pareja, obviamente. ¿Dónde había dejado mis gafas? Sí, las necesitaba porque era miope, no tan exagerado, pero los necesitaba urgentemente. Cuando cogía el coche, me las ponía para ver mejor la carretera y no tener algún accidente. A veces, solía ser despistada y torpe con mis pasos; sin embargo, era una bruta cuando me hacían enfadar que incluso rompía cosas. Mi madre me gritaba por cada acto o “matanza” que le hacía a los muebles o a los objetos.
No era bipolar que conste, solo que me sacaban de quicio cada dos por tres y tenía que explicarles cómo, por ejemplo, iniciar un partido de fútbol desde el principio. ¡Sí era lo más sencillo del mundo! En fin, ¿qué le íbamos hacer? Recibí un mensaje de un amigo mío diciendo que estaba en el Frikibar por si queríamos pasar por ahí. Había una cosa que no me gustaba para nada: no me gustaba que me digan de quedar en el último momento porque estaba en pijama o no tenía ganas. Prefería que me lo dijesen dos días antes. Tenía otro amigo homosexual que me decía de presentarme un amigo suyo por si había algo entre nosotros. He sufrido en cuanto al amor, era mejor estar soltera que mal acompañada.
Prefería soñar con mis hombretones que no existían en la vida real, aunque había personas que se disfrazaban de ellos. Yo los secuestraría sin dudarlo y que me hicieran de todo. Aunque me veáis reservada y tímida, cuando me conozcáis mejor, sería todo lo contrario. Hiperactiva, risueña y pervertida. Malditas imágenes que te podías encontrar en lo más profundo de internet.
—Laura ve apagando el portátil —dice mi hermana mayor, acostándose en la cama.
Sí, compartía habitación con mi hermano y eso era lo peor. Imaginaos compartir armario con tu hermano, era horrible porque parecía que no te cabía más ropa. Yo con veinticuatro años compartiendo con ella que tenía treinta y un años. Ya debería independizarse ella porque tenía un trabajo estable. En fin, apagué el portátil ya viendo un último capítulo y me acosté también, no sin antes publicar el capítulo de hoy y así por la mañana levantarme con nuevos comentarios. Yo tenía la manía de buscar una posición adecuada para mi espalda; es decir, me movía de un lado para otro hasta buscar la posición adecuada. Boca abajo no podía porque sentía que mi columna se iba a resquebrajar.
Al fin encontré la posición adecuada y en cuestión de segundos me quedé dormida. No estaba muy segura si iba a recordar el sueño o que, pero al menos podré dormir felizmente.
Voces escuchaba en mi cabeza no sabiendo perfectamente quien me estaba hablando. Abrí lentamente mis ojos fijándome que no me encontraba en mi habitación. ¡¿Qué leches?! Me senté con rapidez para mirar de un lado para otro. Parecía que estaba en una especie de cueva extraña o algo así. Me di cuenta que no tenía mi pijama de osos, sino mi pulóver color azul, unos pantalones vaqueros y mis playeras negras que eran súper cómodas. Las Skechers han salvado la vida de mis pies. Ah, y tenía mis gafas por supuesto. Hacía un pelete que pela ahí por lo que me abracé y me levanté seguidamente. No estaba muy segura en donde estaba y mi única opción era seguir por ese camino oscuro.
Todavía seguía escuchando esas voces. Era como si me llamasen de alguna forma, invitándome a seguir caminando. Menos mal que no tenía claustrofobia porque ya me daría algo aquí mismo y no habría nadie para rescatarme. Me quedaría en mi sitio sin dudarlos y gritaría a todo pulmón. De repente, el aire del entorno cambió a uno más cálido. Y visualizaba una luz al fondo. No corrí por temor a tropezarme con alguna piedra y caerme, y no me gustaría romper mis gafas. Os digo que estás lentes se han caído unas cuantas y no se han roto de milagro. Cómo esto sea una broma, pegaré a cualquiera que se interponga en mi camino. Llegué a la salida y mi grata sorpresa fue grande.
Un árbol que de sus ramas desprendía llamas violáceas y que estaba debajo de un cráter grande. La luna llena lo iluminaba con todo esplendor. Y de ese árbol había un fruto pequeño, como una manzana dulce y apetecible. Me aproximé con lentitud sin apartar mis ojos pardos en ese árbol que media lo mismo que yo. Las voces seguían resonando y poco a poco eran un poco más claras, pero confusas. No parecía que se quemaba, sino que lo mantenía vivo al igual que el fruto. El calor que desprendía era agradable incluso me daban ganas de tocarlo, pero dudé mucho porque sabemos que el fuego era peligroso porque arrasaba con todo a su paso.
Alcé un poco mi brazo para acercarlo y sentirlo con mi propia mano. No sentí quemaduras ni sentía nada malo. Al apartarlo, la llama seguía viva en mi palma hasta desvanecerse poco a poco. Que sensación más extraña realmente. ¿Era Yggdrasil? Ya sabéis, el arbusto famoso nórdico de que todos hablan que era el árbol de la vida. No estaba muy segura de ello. Quería seguir, sentir ese fuego que nunca experimentaré en la vida, pero mis ojos se posan en el fruto que estaba ahí. Tenía ganas de darle un bocado y no lo hice porque era chocante para mí está situación.
«Cómetela».
Me di la vuelta bruscamente porque pensé que alguien estaba detrás de mí, susurrando mi oído y no era así. Aquí no había nadie, salvo yo. ¿Por qué esa voz me pedía que me la comiese? Ni que fuera una Fruta del Diablo. ¿Y si lo fuera? ¡Joder, como se notaba que era una dudosa! Las voces no se callaban y ya me estaba desesperando por lo que tomé la pieza de fruta. Me cuestioné una y otra vez sí hacerlo, pero estaba en mis manos. Bien Laura, dale una mordida rápida y te lo tragas enseguida. Hinqué el diente arrancando un trozo de ella y empezó a masticarlo para luego tragarlo. No noté sabor ninguno. De repente, la fruta desapareció en mi manos.
¿Qué pasó aquí? No entendía nada, estaba muy confusa en todo esto. Tuve un mal presentimiento por lo que me alejé lentamente del árbol. No obstante, las llamas se expandieron con violencia provocando que me cayese y llevando mis manos a la cabeza por temor a ser quemada. Pensé que era la ira del árbol por haberme comido la fruta. ¡¿Por qué tenía que meterme en líos?! En cuestión de segundos, paró por lo que suspiré muy aliviada. Volví a sentir sentimiento cuanto toqué el árbol. Al abrir mis ojos, descubrí que las llamas me rodearon y me elevaban al cielo. ¿Iba a morir? No, porque la luna llena se transformó en la estrella iluminante que brillaba por el día y daba calor con sus rayos solares.
Mis ojos no dejaron de mirar esa luz intensa, como si me estuviera transmitiendo su fuerza. No sabía que estaba pasando, me quedé embobada por unos momentos. Al cabo de unos minutos, las llamas me dejaron en el suelo y toda esa adrenalina de mi cuerpo se desvaneció por completo. Noté como la sangre corría por mis venas y me sentí con mucha energía, como si quisiera hacer cualquier cosa. Ya no era de noche, sino de día y el árbol ya no desprendía esas llamas, sino que han crecido flores. Curioso y mágico al mismo tiempo. Me fijé que detrás se realizó un camino de rosas que a lo mejor me guiarían a la salida.
No dudé en seguir ese camino porque tenía que averiguar dónde estaba. Poco a poco la salida de volvía más pequeña y espero poder salir porque tenía barriga y no quería quedarme encerrada ahí. ¡Ahí, una luz! Esta vez sí que corrí con mucha fuerza porque, de verdad, sentía ganas de averiguar qué era lo que estaba pasando. La luz del sol me cegó completamente, llevando mi mano a mi rostro. Poco a poco me acostumbré a ello y me fijé que estaba en una especie de isla que no era la mía. Ahí abajo había un pueblo y más al fondo un puerto con varios barcos. Y cuando me di la vuelta, la cueva de dónde salí, desapareció. Volví a girarme para mantener mi mirada en el océano queriendo averiguar si esto era un sueño o no.
—¿Dónde carajos estoy?
Esto sólo era el comienzo de una gran aventura.
___________________
Léxico canario.
1. Ños: Exclamación típica de canaria que muestra sorpresa.
2. Gandula: Que la persona es vaga.
¡Hace un pelete!: ¡Hace un frío!
3. Guagua: Autobús.
4. Emboste: Estás lleno, ya no te cabe más en la barriga.
5. Babieca: Bobo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top