La esperanza vuelve a surgir en mí, al oír la voz de mi amado esposo que me guía hacia las afueras del pueblo. Mientras haya luz, estaré protegida.

¡Rayos! Se hace de noche y ya no puedo oírlo. Estoy perdida en medio del bosque y la única ayuda que tengo en el diario es: "Sigue la indicación hacia la mansión, no hacia el pueblo". En este momento es cuando empiezo a extrañarlo. Tanto silencio me aturde los oídos. ¡Oh! hay búhos. 

-Espero que no haya lobos -pienso.

Sin embargo, hay joyas que sumo a mi colección. No tengo nada para alumbrar y tanteo a oscuras, con el fin de orientarme y encontrar una respuesta. Lo único que sé es que ahora la oscuridad manda y yo me encuentro en territorio ajeno.