Capítulo 5
Me cuesta respirar, estoy caminando demasiado deprisa para lo que estoy acostumbrada. Aunque no sé ni cómo he llegado a donde quiera que sea que estoy. Voy parando el ritmo hasta que ni cerebro vuelve a funcionar. El pueblo no es muy grande pero tampoco es que tenga cuatro casas. Miro con calma a mi alrededor y me doy cuenta de que me suena este camino, he dejado atrás la casa de María y me encuentro de frente con el camino que me enseñó Aurelia, donde al final me espera Dorotea.
La zona hoy me parece diferente, el aire huele a lluvia aunque el cielo esta despejado. Me abrazo porque la fría brisa no para de soplar. Voy a mirar mi móvil y me doy cuenta de que me lo he dejado en casa, seguro que sobre la mesa de la cocina. Quería saber que hora era por que la intuición me dice que son sobre las cinco de la tarde, no quiero estar fuera cuando se haga de noche. No porque tenga miedo o frio, sino porque no me siento segura al caminar y no me quiero caer.
Aunque estoy lejos del lugar donde vi a aquella enorme vaca por primera vez escucho un mugido. Doy varias vueltas sobre mi misma a ver si veo de donde procede el sonido. Cada vez es más y más cercano, puedo notar las pisadas retumbando en el suelo, hasta que lo veo. Es Fili, ese tremendo animal que a diferencia de la dulce Dorotea, transmite miedo allá por donde pisa. Cierto es que he visto vacas mas grandes, pero este tiene algo en particular que me hace temblar, quizá sean los cuernos, o puede que el color negro de su pelaje. No lo se con exactitud pero esta desagradable sensación no me abandona.
Fili, me observa desde los árboles que se encuentran a unos nueve metros de donde estoy. Lentamente para que no se asuste y salga corriendo, me alejo un poco más y me siento sobre un muro que hay cerca. Durante el tiempo que compartimos puedo analizarlo bien. Apoyaba su peso sobre las patas pero cuando se cansaba las va levantando de una en una, pocas veces está sin rumiar algo, su hocico se mueve grácilmente mientras las briznas de hierba desaparecen en su boca. La cola se sacude impetuosamente para poder quitarse las moscas de encima. Cuanto más lo miraba más bonito me parece, su pelo negro y algo ondulado, la gracia con la que se rasca con los cuernos. Todo eso me transmite tranquilidad.
Dorotea muge a lo lejos y Fili sale a paso ligero a su encuentro. No me dedica ni una mirada al marcharse, y yo sonrío por ello.
En el camino de vuelta he de ir agarrándome a cualquier pared que tenga cerca, pero esta vez vuelvo sonriendo recordando como aquella vaca tonta se limpiaba el morro con la lengua.
Ya en casa voy a la cocina para coger el teléfono, reviso si ha entrado alguna notificación pero por no tener, no tengo ni una del correo electrónico. Es más no tengo ni publicidad, pero lo que sí hay es un sonoro golpe a la puerta de entrada que me hace dar un brinco enorme y dejar caer el móvil sobre la mesa. Me resulta muy extraño que alguien se haya decidido a venir a verme a estas horas, en este pueblo las ocho de la tarde ya es hora de estar en casa.
- Clara- Me saluda María- ¿Dónde has estado? Vine hace un rato.
Esta chica siempre saluda con un beso y un abrazo, a lo que aun no le cojo el tranquillo. A su pregunta solo le puedo responder con evasivas. No me interesa que más nadie conozca mis secretos más íntimo, pero no me puedo negar a pasar tiempo con ella. No es porque le deba algo, sino que en verdad me apetece escucharla, quiero saber que tal le ha ido el día. Hace tiempo que no me siento con otra persona a charlar y hoy, no se si ha sido por Fili y su compañía, me apetece un poquito.
Sentadas en el sofá con unos tés calentitos en la mano, María me enseña un pendrive.
- ¿Sabes qué es lo que tengo aquí?, no respondas porque no lo vas a averiguar. Tráeme un portátil o quizás tu tele tiene para poner uno de esto.
- Puedes ponérselo a la televisión, pero más te vale que no sea ninguna peli subida de tono.
- ¿Qué edad tienes? Ya si quieres pelis para adultos tienes internet, no seas antigua. Esto por el contrario es un regalo para la vista- Dijo mientras encendía la tele y puso el vídeo que había traído.
- Ay María, si no te contrata una compañía enorme es que están ciegos. Pero qué reportaje, no es el típico sensacionalista o de peli de medio día. Lo has hecho de una forma que lo convierte en arte.
- No te estás pasando un poco Clara- ríe nerviosa, pero puedo ver como le brillan los ojos- Yo soy un poco exagerada y tengo que venderlo bien pero tu puedes ser honesta.
- Se que este proyecto te va a traer cosas maravillosas, céeeme. Nos has retratado a todos con mucho cariño y respeto y la forma en la que muestras este pueblo es admirable. Di tu que no pegue un bombazo y de repente no solo seamos once los que acabamos aquí, sino que no paren de llegar turistas y personas que se quieran quedar a vivir. Que gracias a ti este pueblo vuelva a ser como fue antes.
Los ojos de María se rayan tanto que las lágrima se le saltan y me abraza con la fuerza de un oso.
Hablamos un poco más sobre los últimos arreglos que le quiere hacer al video, tiene el objetivo de realizar una segunda parte en un año, para mostrar la evolución del pueblo y a mí, me parece una idea muy buena.
- ¿Tú cómo te ves dentro de un año Clara?
- No se ni como me voy a ver dentro de cuatro horas, así que no te se responder.
- No has pensado qué quieres hacer aquí en el pueblo. A ver no me malinterpretes, me refiero a que por ejemplo; Marcos va a montar una consulta, no se si sabes que es psicólogo.
- Si, algo me ha llegado.
- Pues he pensado contar con él para que haga de asesor con el resto de recién llegados, aunque aquí también necesitamos un poco de su experiencia. A mi madre no le vendría mal, ella va al pueblo de al lado cada dos semanas pero si puede evitar el desplazamiento pues mejor.
No tengo que abrir la boca para que María me lea como un libro.
- Desde lo de mi padre no consigue dormir y no se siente ella misma.
- Lo siento.
- Gracias.
Se ha enrarecido tanto el ambiente que comienzo a sentirme bastante incómoda, pero María sabe cómo conducir la conversación.
- Mmm- deja el té que se estaba bebiendo a un lado- Fiorella y Rocío van ha abrir una consulta médica, ¿Lo sabías?
- No, no lo sabía pero la verdad que me alegra, pero ¿la gente del pueblo pagaran por ir?
- Creo que harán un convenio con la pública para que no tengan que cobrar.
- Pues me alegro mucho- me levanto para ir a la cocina a buscar el té para tomarnos una segunda taza cuando María entra en un terreno que no me gusta.
- Clara, espero que no te moleste que te pregunte, pero ¿Tu tienes algún plan?
Ahí está, la pregunta que lleva más de un año rondándome por la cabeza, y ha tenido que llegar esta chica tan ladina para de golpe hacerme enfrentar una realidad que evitaba ferozmente. Donde la respuesta era solo una.
- No.
Siento como mis manos comienzan a dormirse, no puedo dejar de mirarlas, me está costando que el aire entre o salga. Los oídos me han empezado a pitar tanto que me duelen. El té que hace unos segundos me calentaba ahora quiere salir y adornar el suelo. No soy capaz de moverme, quiero irme, no deseo que María me vea así. Saber que sus ojos azules están clavados en mí hace que mi pecho duela más. El ruido arrasa mi cabeza como un tsunami, arrastrando la poca cordura que hay para dejar solo miedo irracional. La voces me gritan cada vez más alto: inútil, rota, despojo, fea, no sirves, no vales, no los vas a engañar y te van a ver tal como eres. Inútil, rota, despojo, fea, no sirves, no vales, no los vas a engañar y te van a descubrir ya que eres una farsante. Inútil, rota, despojo, fea, no sirves, no vales, no los vas a engañar no te mereces estar aquí.
Había comenzado a enumerar en voz alta cada una de las palabras, seguidas de una reacción:
Inútil. Lágrimas.
Rota. Llanto.
Despojo. Mocos
Fea. Lágrimas
No sirves. Llanto.
No vales. Mocos.
No los vas a engañar. Me clavaba más las uñas.
No se cuanto tiempo estuve así, pero si supe cuando acabó. Al sentir los brazos de María sujetándome y susurrandome todo lo contrario a lo que yo decía.
Inútil. Fuerte.
Rota. Mejorada.
Despojo. Luchadora.
Fea. Maravillosa.
No sirves. Valiosa
No vales. Si vales.
No los vas a engañar. Te veo como eres y te quiero.
Con suavidad separó mis manos del brazo para evitar que siguiera haciéndome daño. Durante un instante la miré a los ojos y dejé que me viera tal como soy, y ella solo me abrazó y consoló.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top