Capítulo 5

❝ Estar sin ti es como vivir en una eterna noche sin estrellas.❞

–Sylvain Reynard (El infierno de Garbiel).

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No se que era mas vergonzoso si el hecho de que un hombre me acompañara a comprar ropa, en especial si ese hombre era Adrien Agreste, o que todas las mujeres de las tiendas digan "Tu hermanita es adorable" mientras reían como babosas.

Gracias al cielo me dejó sola cuando pasamos al área de ropa interior ya que no se como podría haber elegido algo con él parado a mi lado...eso hubiera sido traumático para ambos. Al final del dia me encontraba con tanta ropa que podía llenar dos armarios y medio, Adrien no se había detenido con nada, me obligó a comprar todo tipo de ropa desde formal hasta batas de baño.

Cuando nos encontrábamos regresando a su casa el sol ya se había ocultado y, díganme loca, pero parecía que el auto iba demasiado rápido. Tan así era que cuando se detuvo, si no hubiera sido por el cinturón, habría salido disparada de mi asiento.

—No salgas, no llames a nadie, no hables con nadie, cuando vayas a la cama traba la puerta con el seguro y sobre todo, si escuchas algo no me llames hasta que yo te busque —Apenas me había bajado del coche junto con todas las bolsas cuando dijo eso.

—Un momento —Me di la vuelta y lo mire confundida —A donde se supone que vas? Que son todas esas reglas?

Me dio una sonrisa algo tenebrosa mientras se estiraba para cerrar la puerta de copiloto y me miro desde la ventanilla.

—A trabajar —Fue lo único que respondió antes de que su auto saliera disparado nuevamente en dirección de la ciudad.

Quedé completamente sola en una casa que siquiera conocía, tuve que caminar casi veinte metros desde las rejas de la estancia hasta el gran umbral para llegar a la puerta, los cincuenta metros mas aterradores de mi vida debería de decir ya que no había mas luz que la que irradiaba el umbral, las supuestas reglas de Adrien me daban vueltas en la cabeza como una advertencia. El camino era ancho pero aun así estaba rodeada de arboles y arbustos que se sacudían ya sea con el viento, los animales o algún asesino serial prófugo a la espera de alguna ingenua vestida de payaso.

En cuanto estuve dentro el miedo tampoco se borró ya que todas las luces estaban apagadas y, no es que le tuviera miedo a la oscuridad pero cuando estas en un lugar tan grande y sola, que lo único que escuchas son tus latidos junto con tu respiracion, es imposible no sentir un tris de miedo.

—Ay Tikki, si solo estuvieras aquí para decirme que no sea una miedosa —Murmuré en la oscuridad tanteando las paredes hasta que hallé el interruptor de la luz y todo se iluminó a la vez que dejaba escapar un suspiro.

La historia fue la misma cuando tuve que llegar a la planta alta, fui encendiendo todas las luces de mi camino hasta que llegué a la habitación de antes. Dejé caer las bolsas y yo me arrojé a la gran cama con cansancio, encendí el televisor de la pared para que el sonido inundara la habitación mientras me arrastraba hasta el baño y abría la llave de la bañera. Entre todo el apuro de antes no había disfrutado ni un poco el baño pero ahora que me encontraba sola lo haría como nunca, y así fue. 

Me puse mi bata rosadas nueva y comencé a revisar entre todos los paquetes en busca de ropa...a fin de cuentas me sentía un poco emocionada de tener tantas prendas nuevas y diferentes a las que solía usar.

En medio de la búsqueda el hambre sacudió mis entrañas y luego de debatirlo unos cuantos minutos, decidí salir e ir directo a la cocina en la planta inferior y revisar el refrigerador. Preparé un sandwich y comencé a caminar por el recibidor, subí nuevamente por las escaleras mirando lo alto que llegaba a estar el techo y pasé por la habitación en la que me había encerrado cuando llegué. Decidí no echar un vistazo y regrese a la cálida habitación donde rebusqué entre las bolsas algo de ropa interior y una camiseta larga y holgada de color lila junto con unos pantalones largos de color blanco para poder acurrucarme en la cama luego de cerrar con llave la puerta, como Adrien había pedido.

La oscuridad me comenzó a asfixiar antes de que lograra llegar hasta la cama de tal manera que en mi desesperación por encontrar el interruptor de la pequeña lampara acabé lanzándome en la mesa de noche y golpeando todo hasta que lo encontré y la luz inundó la habitación.

Que es lo que me pasaba? En que momento había comenzado a temerle a la oscuridad?

Traté de relajarme mientras me envolvía en las mantas azules hasta quedar bien cubierta y me hice un ovillo. Fue allí cuando todas las preguntas comenzaron a brotar en mi mente sin dejarme poder siquiera cerrar los ojos.

   

Oí una puerta cerrarse lo suficientemente fuerte para despertarme que me hizo abrir los ojos con pereza. El sol apenas comenzaba a salir en el cielo y la habitación se veía un poco oscura aun pero de todas formas noté la figura masculina que llevaba el pecho descubierto y tomaba una camisa del armario con cuidado de no hacer ruido. Traté de no ser tan obvia y no moverme para que no se diera cuenta de que estaba despierta, con la intención de apreciar un poco mas la ancha espalda del rubio, hasta que me tomo por sorpresa.

—Sabes que puedo verte por el espejo, verdad? —Tragué pesadamente y arrastré mis ojos hasta el espejo donde los suyos me miraban con diversión pero rápidamente desvié mi visión a algo que estaba del infarto, tuve una vista completa de su pecho exageradamente musculoso.

No sabia si eran mis estúpidas hormonas adolescentes  o si solo me ponía así por que se trataba de Adrien pero cuando se dio la vuelta todo fue peor, la vergüenza trepo rápidamente a mi rostro probablemente tornándolo de un color escarlata y cuando traté de cubrir mis mejillas él soltó una risa ahogada. 

—Qu...Qué haces aquí? —Pregunté mirando en dirección opuesta.

—Me vestía, después de todo esta es mi habitación —Sentí como la cama se hundió demasiado cerca de mi y me cubrí aun mas el rostro tratando de que no viera mi sonrojo —La verdadera pregunta es por qué tu dormiste aquí?

Me di la vuelta confundida, no había pensado hasta ahora que esta era su habitación.

—Yo...no se donde se supone que debería dormir —Apretujé las sábanas mas cerca de mi cuerpo mientras oía su risa suave.

—En cualquiera de las otras cuatro que hay disponibles en toda la casa, tal vez —Levanté la vista para notar que ya se había colocado la camisa y un chaleco.

—Y yo como iba a saber que tienes un hotel? —Me quejé enderezándome —Ayer solo te fuiste y con suerte logre llegar hasta aquí.

—Entonces no vagaste por la casa? —Se sorprendió cuando lo negué con total sinceridad —Vaya, eres la primera mujer a la que traigo y no husmea por toda la casa como un sabueso.

—La primera? —Sus palabras me golpearon un poco fuerte al oírlas, cuantas mujeres había traído? Cuantas antes que yo habían dormido en estas sabanas? —Creo que me moveré a cualquiera, no me gustaría arruinarte la noche si traes alguna amiga.

Me levanté asqueada y me encaminé hacia el baño sin mirar al rubio.

—Me tengo que ir al trabajo —Dijo ignorando totalmente mi reacción —Evita hablar con alguien y en caso de emergencias mi teléfono esta en el marcado rápido, si?

Antes de siquiera cerrar la puerta del baño él ya se había esfumado dejándome un poco decepcionada por el poco interés en mi reacción. Me lavé y fui en busca de la que seria mi habitación durante la estadía aquí.

—Yo iría a la planta inferior —Murmuró una vocecita detrás de mi haciendo que casi se me escapara el corazón por la boca.

—Ay! Santo Jesús, casi me matas del susto...qué haces aquí? —Le pregunte al kwami negro que flotaba cerca mio —No deberías estar con Adrien en caso de una emergencia?

—Ya no funciona así —Respondió —Ahora él deja que las cosas sucedan y se encarga de ellas al anochecer. Durante el día solo se preocupa por ser Adrien, el tipo que esta en el mismo sitio todo momento hasta que se va a casa.

—Eso es estúpido —Recriminé cruzando mis brazos —Que tal si alguien muere? Como puede arreglarlo mas tarde?

—Niña, a mi portador ya no le interesa la vida de nadie —Voló hasta mi hombro donde se dejó caer con una confianza inexistente —Él odia a la ciudad, pero sabe que debe protegerla o todo será peor.

—Vaya... Y recordar que, para mi, Chat hace tan solo una semana estaba diciendo que teníamos suerte de proteger a la ciudad mas hermosa —Pasé por delante de la horrible habitación en la que me había metido, ni me moleste en mirar la puerta.

—Las personas cambian —Respondió serio —Esa! Es, en mi opinión, la mejor de toda la casa —Señaló una puerta al final del pasillo la cual abrí con curiosidad.

Se encontraba cubierta por mantas blancas pero sin una sola telaraña o polvo, tenia dos ventanas que llegaban hasta el techo alto a cada lado de la cama, había una puerta entreabierta que dejaba ver el baño, un armario de pared enorme y una puerta francesa que guiaba al balcón. No era tan espaciosa como la de Adrien pero era mas que suficiente para mi.

—No estabas del todo equivocado —Dije mientras caminaba mirando el techo —Pero yo me conformaría con cualquier cosa, después de todo solo estaré unos días aquí.

Murmuró algo por lo bajo que no llegué a oír, pero tampoco le di mucha importancia y puse manos a la obra en quitar las mantas blancas.

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Holis, perdonen que tardara tanto en actualizar pero no tuve internet en todo el dia y ya comenzaba a entrar en pánico pensando que mañana iba a tener que actualizar esta y "Una Mulan Moderna" a la vez (cosa que odio) y si es que volvía el internet para mañana sino ya me imaginaba actualizando las tres historias juntas el Lunes y ahí moría moridamente ya que tengo que releer los caps antes de publicarlos  y te lleva su rato corregir algunas cosas, y era tiempo que no tendría ya que es mi cumpleaños :v  

Peeeero gracias a Yisus el internet volvió y ya hay paz. Wueno, nos leemos en otro momentito y espero que disfruten esta nueva parte :).

Shaito.

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