Capítulo Diecinueve
Capítulo Diecinueve
—¿A dónde se suponen que van? —cuestiono a Ashton mientras como mi barra de chocolate.
—Vamos a cenar.
—Respuesta equivocada —Me burlo—, hace una hora y media comimos con mis hermanos y Doug...
—¿Con Doug, eh?
—¿Por qué lo dices en ese tono? —pregunto entrecerrando mis ojos hacia él.
—Por nada en particular.
—¡Katherine te lo dijo! —grito poniéndome en pie y comiendo el último bocado de mi barra. Ashton ríe bastante divertido.
—No fue precisamente Katherine quien me lo dijo...
—¿Entonces...?
—Resulta que parece Doug necesitaba desahogarse con alguien, así que lo sé, sé que ya no eres una mujer soltera —Eso no me lo esperaba y él lo nota—. Luces sorprendida, Doug y yo somos buenos amigos.
—Uh, no te ofendas, pero no se me cruzó por la cabeza que él pudiera decirte.
—No me ofendes —Me sonríe—; de igual forma no es como si fuera algo nuevo que tú le gustaras.
—¿Ah?
—Estoy lista —anuncia Katherine recogiendo su cabello y apremiando a Ashton a ponerse de pie.
—¿Llevas tus llaves?
—Sí...
—Vale, cuídense —Los veo salir y suspiro—. ¿A qué hora vendrá Doug?
La pregunta flota en el aire mientras medito que quizás al final no venga. Camino hacia mi habitación cambiándome por un pijama más cómodo, lo que consiste en un pantalón de algodón holgado blanco muy claro que realmente no hace nada por ocultar el hecho de que mi ropa interior es verde y una camisa de tirantes.
***.
El sonido del timbre del apartamento sonando me toma por sorpresa y a toda prisa acudo a la puerta con alguna idea de quién puede tratarse.
Con una sonrisa abro la puerta encontrándome exactamente con la sonrisa de Doug. Ha cambiado de camisa, ahora lleva una blanca y su cabello cubierto por el gorrito verde que tiene desde hace tantos años y que me encanta.
—Pensé que ya no vendrías.
—Siempre cumplo con lo que digo —murmura dando pasos hacia mí y enredando uno de sus brazos alrededor de mi cintura.
Me besa con lentitud, de una manera que me hace querer aferrarme a él. Me hace retroceder y cierra la puerta detrás de él, sin dejar de besarme.
Él baja su rostro hasta presionar sus labios sobre los míos, abrirlos y comenzar a moverlos con lentitud. Siento la humedad de su lengua dando presiones sobre mis labios antes de abrirse paso y volver el beso uno lento y húmedo. Cuando se aleja, nuestras respiraciones son un completo desastre.
—Este es la clase de saludo que quería darte cuando vine hace unas horas...
—Es el tipo de saludo que yo quiero recibir.
En respuesta él sonríe antes de presionar suavemente sus labios en los míos y poco a poco liberar su agarre en mi cintura, dando un paso hacia atrás.
Es un poco gracioso como de manera tentativa dejamos en claro el hecho de que Katherine, Ashton y Andrew saben de nosotros. Cada vez más personas son partes del secreto.
—Oye, princesa.
—¿Uh?
—Creo que me debes un tour por tu apartamento, ¿Recuerdas?
Ubico en mi memoria una serie de mensajes en los que él pidió un tour, riendo salgo de la comodidad de sus brazos a la vez que tomo una de sus manos y comienzo a guiarlo por el apartamento. Luego de mostrarle de manera breve, y desde afuera, la habitación de Katherine, lo insto a continuar.
—y este de aquí, es lo que te digo que convertimos nuestro lugar, pasa.
—Bueno, no debes pedirme que pase cuando tú ya me estás arrastrando.
Rio y lo llevo hacia la mesa larga donde solemos realizar muchos de nuestros bocetos o pinturas. Señalo hacia el lugar donde descansa la máscara tribal que en algún momento el dibujó sobre papel.
—Mierda, es increíble princesa —deja ir mi mano para acercarse y tomarla entre sus manos—. No pesa mucho, es grandiosa.
—¿Te gusta?
—¡Me encanta! Está mucho mejor que mi boceto —La lleva a sus ojos y ve a través de ella—. Tú eres increíble, es increíble lo que puedes hacer.
—Pues es tuya, siempre supe que una vez fuera evaluada iba a regalártela —Me encojo de hombros ante su mirada—; la profesora del seminario quería quedárselo, pero casi peleé con ella para obtenerla, es tuya.
—¡Vaya! Gracias, princesa, por supuesto que la quiero —La deja sobre la mesa—, pero la tomaré cuando me vaya.
Mira todo a su alrededor, se detiene frente a un pequeño lienzo, ve de la imagen a mí, repite el movimiento al menos tres veces.
—¿Eres tú?
—Sí, Katherine está intentando capturarme para su proyecto en retrato humano.
—Pues esta increíble... ¿Y este árbol seco lo hiciste tú verdad?
—¿Cómo lo supiste?
—No sé, simplemente lo sé.
Camina hasta mí y toma mi mano, nos guía hacia la salida de lo que Katherine y yo llamamos cuarto de arte.
—Sigamos con el tour —dice con una sonrisa—; por cierto, Andrew mañana vuelve a su apartamento.
—Eso es algo bueno, quiere decir que Isla ya está totalmente en el pasado.
—Sí, parece que Andrew ya ha terminado su rehabilitación de "olvidando a Isla".
Estoy de acuerdo con lo que dice y me alegro ante la idea de que Andrew es auténtico y está bien con el mundo y con su ruptura, y es un hecho que a todos nos gusta más el Andrew autentico que el controlado.
Me detengo frente a mi habitación abriendo la puerta, él enarca una de sus cejas con picardía.
—Esta es mi habitación —informo con una pequeña sonrisa.
—Uhm... Creo que debemos ver tu habitación de cerca, ¿No crees, princesa?
Dejo que me empuje dentro de mi habitación, me detengo en la puerta dejando que él indague y observe la amplia habitación, parece curioso de ver cada cosa que lo complementa.
Se acerca a una de las paredes notando la existencia de varias frases escritas con marcadores de diversos colores. Me acerco a él, cruzo mis brazos y suspiro.
—Son frases de libros que me han gustado o palabras que rondan mi cabeza y decido escribir, me quedan muchas paredes, supongo que con el tiempo se llenará más, Katherine dejó unas cuantas.
—¿Podemos tus visitantes dejar una frase?
—Depende de quién sea el visitante.
—Bueno, reformulo mi pregunta —Sonríe—. ¿Puedo yo dejar frases?
Asiento y sin perder el tiempo toma un marcador que se encuentra encima de mi peinadora, mantiene la tapa de éste entre sus labios mientras plasma su idea en la pared. Me acerco cuando ha terminado y sonrío.
"Nunca dejes que la luz de otro opaque la tuya , brillas como el sol... más que las estrellas."
—Vaya... eso es... ya entiendo cómo es que escribes canciones.
—Y mira, he hecho una firma cliché.
Me acerco más para encontrar que su firma es una DNM dentro de un corazón, las iniciales de sus nombres y apellido.
—Eres tonto.
Lo veo dejar el marcador donde lo encontró antes de enfocar toda su atención en mí, mete sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón y se balancea en sus pies, como si decidiera que hacer a continuación. Cuando me ve bostezar deja en claro que si tenía sueño solo debía decirle, pero soy muy honesta cuando digo que quería este momento con él, por lo que es una discusión tonta y nada grave antes de que acabemos acostados en mi cama, lado a lado.
—Necesitas tener más horas de sueño—murmura en voz muy baja.
—Tú también Doug.
—Con este tipo de trabajo, asuntos y queriendo abrir una tienda de tatuajes es evidente que tengo pocas horas para ello princesa, pero no me quejo, puedo funcionar bien porque llevo años en esto, pero tú no te has adaptado aun.
—Bueno, en eso tienes razón.
—¿Sabes que he estado notando que tu sujetador tiene lunares rojos?
No puedo evitar reír mientras con descaro él tira del borde superior de mi camisa para asomarse y verlo, besa la cima de mis senos y libera el agarre sobre el borde, no puedo evitar que una ola de deseo haga su camino por mi cuerpo, sin embargo lucho contra otro bostezo que no logro reprimir del todo.
—¿No combinas tu ropa interior? Porque el día que estuvimos juntos no era un conjunto, pero hacía juego los dos colores.
—¡Doug!
—¿Qué? Solo hago una pregunta curiosa —Esboza una sonrisa que pretende ser inocente pero que no acaba de ocultar el rastro de picardía que desborda.
—¿Es una manera de pedir que combine mi ropa interior?
—Para nada, me encanta la ropa interior que usas, resulta que es muy sexy. Aún tengo el recuerdo de esas bragas de bordes de encajes y lacitos alrededor, que caliente recuerdo.
Sí, yo también lo recuerdo, me remuevo un poco y él ríe. Se acomoda en una mejor posición y ladea su cabeza hacia mí, le devuelvo la sonrisa que me regala mientras con una mano acaricio su barbilla.
—Quiero volver a hacerlo...
—Yo también —susurro de vuelta.
—Pero no ahora que parece como que en cualquier momento vas a caer rendida por el sueño.
Cuando intento retirar mi mano de su barbilla sus dedos juegan con ella manteniéndola en el aire y sin dejar de mirarme.
—¿Fui... buena? —pregunto sin poder evitar sentirme un poco avergonzada hacia la pregunta.
— ¿En qué? —La mínima sonrisa ladeada que esboza me hace saber que sabe de qué hablo, pero quiere incomodarme haciéndome decirlo en voz alta.
—En... ya sabes, aquella noche...
— ¿Esta eso preocupándote?
—Algo, digo, no quiero resultar un desastre...
—Princesa, no tienes si quiera que preguntar, mira donde me tienes, cautivado y deseando más de eso, recordándolo e imaginando nuevos escenarios para nosotros —Besa los dedos de la mano con la que juega—; tú borras cualquier recuerdo.
— ¿Entonces... fue tan bueno para ti como lo fue para mí?
—Fue todo y más —murmura, no puedo evitar sonreír.
Cuando Doug tiene sus momentos dulces es impresionante, porque es un hombre atento y detallista, él es romántico a su manera, de forma especial y única que va con su personalidad. Como ahora, momento en el que me deja saber que de haber sabido que era mi primera vez, él hubiese hecho algo simbólico y especial como rosas blancas, pero el solo hecho de haber compartido el momento con él, ya lo hizo perfecto, lo cual me encargo de hacérselo saber.
—No necesitaba rosas blancas para hacer de mi primera vez especial Doug, de la manera en la que sucedió ya lo considero así, ¿Crees que voy a olvidarlo?
—No creo que yo vaya olvidarlo alguna vez, créeme.
—De eso hablo, un recuerdo que por sí mismo se hace imborrable y especial sin necesidad de adornos.
—Eres sabia y eso te hace más caliente —Se inclina solo un poco para dejar un beso en mi boca y vuelve a recostar su cabeza de la almohada—. Ahora duerme.
—¿No vas a irte en cuanto me duerma, verdad?
—¿Es tu manera de pedirme que me quede?
—Sí, quiero que te quedes.
***
13 de noviembre, 2012.
—Mamá eso definitivamente no se ve como en la receta —informo viendo la imagen del libro de cocina y lo que está en la sartén.
—Eso es porque cada quien le da su toque —replica no muy segura.
—Vale, pero... no se ve muy bien mamá.
—Bueno, Hilary Antonella, ¿Ahora vas a decirme como debo cocinar? Te recuerdo que no es la primera vez que lo hago, niña —Ubica las manos en sus caderas, sabe que detesto cuando me llama por mi segundo nombre—, mejor háblame acerca de cómo va esa tesis de grado.
Feliz le digo sobre cómo mi tutor aprobó lo que llevó y la emociona saber que según los pronósticos, me gradúo para la fecha que estimé desde un principio.
—Ustedes crecen y se vuelven respondones —murmura picando vegetales—. ¿Puedes creer que Dex me llamó vieja?
—Se me hace difícil concebir si quiera que Dex tenga el valor de llamarte vieja, ¿De verdad te lo dijo? —cuestiono divertida comiendo un dulce durazno.
—No lo dijo directamente, pero dijo que he de ser la mujer más hermosa con tres hijos y una vida hecha.
No puedo evitar emitir una carcajada mientras mamá me da una mirada de "no te rías" pero no puedo evitar continuar en ello.
—Mamá, Dex no te llamó vieja, de hecho te dijo algo muy dulce.
—Sí, me llamó vieja y punto, ahora cree que trayéndome rosas y diciendo cosas lindas me hará olvidar que me llamó de ese modo.
—Que dramática eres, Hannah.
—Se dice mamá, Hilary, no olvides cariño, se dice mamá, no Hannah.
Rio y la abrazo y me encargo de decirle que la amo, palabras dulces que ella me devuelve. Luego de tomar un profundo respiro me preparo para hablar, siempre he confiado en mamá, somos ese tipo de madre e hija.
—Tengo un novio.
—Bueno, es agradable escuchar que solo es un novio y no dos —bromea acariciando mi mejilla—. ¿Y ese novio es...?
—¿De verdad quieres saberlo?
—Por supuesto, siempre y cuando si tú quieres decirlo.
Muerdo mi labio antes de esbozar una sonrisa y sentir mis mejillas calentarse.
—Es Doug...—digo en un murmuro muy bajo.
Mamá me ve durante largos segundos antes de comenzar a reír y dar unas cuantas palmaditas.
—¡Lo sabía! Yo le dije a Carter que en algún momento de esta vida Doug y tú se confesarían, oh, Dios, he estado esperando presenciar esto en años, lo veía venir, pero tu papá dijo que habló contigo y tú dijiste que no había nada...
—Es porque es reciente...Uhm creo que debes sentarte para lo próximo que voy a decir.
Ella se sienta en una de las sillas, me causa gracia verla tan entusiasmada, esto resulta más difícil de expresar, pero es mi mamá y creo que es la persona a la que más confianza le tengo en el mundo.
—Está es la cosa, es difícil y un poco incómodo de decir—comienzo—. No voy a decirte cuándo, ni dónde fue, pero...
—¿Pero?
—Ya no soy virgen— digo con rapidez, mamá lleva una mano a su boca.
Cubro mi rostro con las manos y la veo a través de mis dedos.
—¿Te arrepientes, cariño?
—No, ni un poco, siempre me ha gustado Doug, lo quiero porque he sabido tomarle cariño a lo largo de los años y me gusta la idea de nosotros teniendo la oportunidad de ser algo más que conocidos o amigos —Le doy una sonrisa tímida—, yo pensé que él siempre sería un platónico.
—No entiendo por qué lo creías, eres absolutamente hermosa, y no lo digo porque sea tu madre —Le doy una mirada—. De acuerdo, el que sea tu madre influye un poco, pero sabes que eres hermosa, inteligente y con un gran futuro. No veo como el pequeño de BG.5 no iba a caer.
—Espero y funcione.
—¿Qué dijeron tus hermanos al respecto?
—Doug y yo queremos esperar un par de meses a ver cómo nos va...
—¿Fue esa una idea de Doug? —Me cuestiona frunciendo el ceño.
—No, fue de hecho mi idea.
—¿Por qué quieres ocultar a Doug?
—No quiero ocultarlo.
—Para mí luce como si quisieras hacerlo, ¿Sabes que si tus hermanos se enteran por otra fuente la responsabilidad ellos la harán caer en Doug?
—Vamos a decírselo en su momento, y fue mi idea.
—Sí, Hilary, pero si esto explota ellos podrán enojarse contigo, pero toda su ira se dirigirá a Doug. Cariño, tienes que ser consciente que Doug es una figura pública y en cierta forma, tú también lo eres, mantener una relación en secreto en estas circunstancia es difícil.
—Pero no imposible.
—Solo ten cuidado, ¿De acuerdo?
—Lo tendremos.
—Ustedes... ¿Usaron protección?
—Desde luego —respondo sonrojándome.
—No debes avergonzarte de hablar sobre esto, prefiero tener esta charla contigo o aclarar tus dudas a que calles todas las incomodidades que puedas sentir.
—¿Puedo decirle a Carter sobre ti y Doug?
—Puedes, pero desde luego omites la parte de yo perdiendo mi virginidad.
—Sí, créeme, no olvidaré omitir esa parte.
Ambas reímos y ella besa mi frente antes de darme un reconfortante abrazo.
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