Capítulo Cuarenta
Capítulo Cuarenta
—Hilary, mi amor, abre la puerta —dice la voz de Doug a través de la puerta—. ¡Mierda! Lamento de verdad mi reacción. Te prometo que ya estoy bien.
Miro con fijeza la puerta. Debo ser bastante extraña la verdad. La que hice al salir del consultorio fue tomar un taxi, prácticamente corrí. El taxi me llevó a la farmacia más cercana y ahí tomé todas las pruebas de embarazos caseras por haber.
Puede decirse que he hecho todo al revés. Un examen de laboratorio arrojó que estaba embarazada y mi primera reacción fue ir a una farmacia y comprar pruebas caseras para desmentirlo. Bueno, al menos yo no vomité, lo que me lleva a Doug, el hombre fuera de mi habitación que lleva al menos veinte minutos pidiéndome entrar.
—Vamos princesa, lamento que esa fuera mi reacción. No es como que eso...Quiero decir, el... Bebé me diera asco...
— ¿Qué bebé?—escucho la voz de Katherine, cierro mis ojos con fuerza. Algo tiene que estar mal.
Camino hasta la puerta de la habitación y la abro, Doug rápidamente se levanta del suelo. Lo observo buscando moretones o golpes.
— ¿No te golpearon?
—No, de hecho me enviaron aquí, a hablar contigo—dice entrando a mi habitación, Katherine me observa.
—Luego te digo—le murmuro antes de cerrar la puerta.
— ¡Joder! ¿Has asaltado a una farmacia?—cuestiona Doug viendo las diversas pruebas de embarazo sobre la cama.
—Pagué por todas ellas—indico antes de pasar mis manos por mis rostro—. Son quince, tres dieron negativo...
—Y doce positivo—completa Doug, asiento.
—No lo entiendo. Me siento bien, no tengo ningún malestar de embarazo, tuve mi última menstruación de forma regular, ni siquiera tengo kilos de más...
—De hecho si tienes un poco más de mejillas...
Llevo mis manos a mis mejillas y corro al espejo de cuerpo completo. Levanto mi camisa, quizás solo hay un poco más de piel, pero todo se ve igual. No me siento diferente.
—Hilary no vas a encontrar los cambios de un momento a otro...
—No lo entiendo, Doug, no hay cambios. Me siento bien, tuve mi menstruación. No puedo estar embarazada.
—Princesa, lo estás. Mi rayo fue lo suficiente rebelde para dejar una semilla en ti.
—Tengo veinte años—murmuro—; voy a graduarme, solo llevamos meses saliendo y estoy embarazada. Lo próximo seguramente será salir en MTV.
—Para ello tendrías que tener dieciséis y yo ser un idiota —comenta y no puedo evitar reír aun cuando siento mis ojos humedecerse, alzo mi vista hacia él.
Está un poco pálido y parece que ha pasado sus manos constantemente por su cabello. Resoplo recordando cómo vomitó ante la noticia. Paso por su lado y vuelvo a la habitación para sentarme en la cama rodeada de todas esas pruebas de embarazo.
— ¿Está mal no sentirme emocionada en este momento? Creo que aún no lo estoy creyendo, quizá el día que lo crea tendré un vientre de nueve meses...
—No le estás preguntando a la persona correcta. Soy el hombre que vomitó ante la noticia de ser papá —Le hago una mueca—. Sí, no ha sido la mejor reacción, pero en mi defensa fueron los nervios y sorpresa.
—Pobre bebé, tendrá que saber que su padre vomitó cuando supo de él.
—No tendríamos por qué decirle, podría ser un secreto entre padres y tíos.
— ¿Te das cuenta que ya estamos hablando del bebé? De un futuro. Eso lo hace lucir más real.
—Honestamente creo que están en shock, Hilary, pero es mi deber decirte que es real —Lleva sus manos tibias a mi vientre por debajo de la camisa—. Aquí está creciendo un bebé que no sé cómo se escapó del condón, ha de ser muy travieso. Pero está aquí y creciendo.
—Ay, Dios ¡Voy a tener un bebé!—Llevo mis manos a mi boca, Doug ríe de manera nerviosa.
—Vamos a tener un bebé.
— ¿Eso no va a impedirme graduarme verdad? —pregunto desesperada.
—No.
—Dar a luz parece doloroso, Doug, voy a pasar dolor.
—No sé qué decir sobre eso.
—Y mis pies van a hincharse.
—Hilary, calma —Lleva sus manos ahora a mi rostro—. Respira profundo, estás divagando.
—Tienes razón —respiro hondo.
Nos mantenemos en silencio solo observándonos mientras tomo respiraciones profundas. Un bebé.
No puedo evitar llevar mis manos a mi vientre. Alguien crece ahí, una sonrisa temblorosa aparece en mi rostro.
—Hemos creado a alguien —murmuro cómo si se tratase de un secreto—, podría tener a un mini Doug.
—O mini Hilary.
—Ni siquiera sé de cuánto tiempo estoy. Esto es tan loco —susurro—. Estoy embarazada. Dios mío.
Comienzo a derramar lágrimas que los pulgares e índices de Doug intentan limpiar. Quizás estoy atravesando una fase.
—Me siento terrible, porque lo único en lo que estoy pensando es en cuánto dolerá traerlo al mundo y pagar su matrícula universitaria, cuando quizá ni siquiera quiera ir a la universidad. Sé que estoy siendo irracional pero es en lo que puedo pensar.
Doug ríe y me abraza, permitiéndome recostar mi cabeza de su hombro mientras continúo llorando.
—No pienses desde ahora en dolor y no te preocupes, si quiere ir a la universidad entonces yo pagó su matrícula.
—Lamento que solo pueda pensar en eso, pero me cuesta creerlo, Doug.
—Lo sé, princesa, no estoy juzgándote. Todos tenemos nuestra manera de reaccionar ante una situación.
—Al menos no vomité.
— ¿Nunca vas a olvidar eso? —cuestiona.
—No, nunca.
Presiono con mis dedos mis ojos. No puede estar pasando esto.
— ¿Sabes que no puedes pasar nueve meses en negación, verdad? —cuestiona Doug.
—Quizás sea un error, debo hacer una cita para un eco o algo así, seguramente es un error.
Doug solo me observa, entrecierro mis ojos porque me da una mirada amable, cómo si yo estuviera enloqueciendo.
—No me mires de ese modo.
—Trece pruebas y un doctor, Hilary.
—Era un cardiólogo, su especialidad es el corazón, no embarazos.
—Pero estudió medicina, por supuesto que sabe leer exámenes. Pero si te sentirás mejor yendo a hacerte un eco, está bien. Pidamos una cita.
— ¿Por qué estás tan calmado?
—Porque mi primera reacción fue vomitar y no me siento orgulloso de ese hecho. Si tú vas enloquecer entonces me toca ser el cuerdo.
—Querías tener hijos a los treinta y cuatro años.
— ¿Qué son unos años menos?
Niego con mi cabeza, él solo está buscando de ser el sensato en esto, pero puedo ver que sigue visiblemente pálido. Está aterrado.
—Yo quería estar casada. Con una casa, trabajo y graduada. Solo de ese modo pensé en tener hijos. Esto es una falsa alarma.
—Pidamos esa cita, Hilary, realmente siento que necesitas ir a esa cita para que puedas pensar con claridad.
Miro alrededor las quince pruebas. Doce de ellas tuvieron que haberse equivocado, del mismo modo en el que seguramente se equivocó el cardiólogo.
***
22 de marzo, 2013.
—Deja de mover el pie, comienzas a marearme.
Dejo de hacerlo solo para llevar mi dedo a mi boca y mordisquear mi uña. Escucho a Doug respirar hondo antes de sentir sus dedos bajo mi barbilla y luego su boca presionándose en la mía. Estoy demasiado sorprendida de que incluso introduzca su lengua en mi boca, de que este besándome de manera tan profunda en una sala de espera de una clínica.
A pesar de estar anonada puedo responder con algo de desconcierto su apasionado beso que hace que mi mente se vuelva líquido. Cuando ha terminado de besarme, tira de mi cuerpo más cerca del suyo, recuesto mi cabeza de su hombro intentando encontrar mi respiración.
— ¿Más relajada? —cuestiona, solo soy capaz de asentir con mi cabeza—. Creo que la calma de tus hermanos debería asustarme.
—Sí, quizá tienes que estar alerta. Aunque creo que Harry está siendo solidario porque él después de todo embarazó a la hermana de alguien. Pero desde luego yo no estoy embarazada.
Doug permanece en silencio, no es tan difícil que me dé la razón, pero no dice nada. Esto podría enloquecerme.
—Si dicen que estás embarazada ¿Cómo reaccionarás? —pregunta con cautela. Ni siquiera respondo.
Soy buena siendo una tía, cuidando a Adam, pero apuesto a que cómo madre a esta edad, sería un absoluto desastre.
No tengo casa propia, aun no estoy graduada y acabo de atravesar un mal momento en una relación en la que aún no tengo un año. Sin contar que estaré condenando a un bebé a una vida de escrutinio público y críticas por venir de una relación reciente que viene de un escándalo.
—¿Qué harías tú? —Es mi respuesta. Él ríe.
—¿Comprar ropa de una vez? No lo sé, quizás hablarle o hacerme la idea leyendo libros de qué se supone que debo hacer. Tal vez pedirle consejos a Harry para no dejarlo caer o hacer alguna mierda mal. Sobre todo, pedir consejos de cómo lidiar con una novia embarazada.
—Yo tendría que pedir consejos a Kaethennis sobre cómo no enloquecer —murmuro—, buscar niñeras, volver el apartamento seguro. No es tan sencillo.
—Pero no suena terrible.
Nos mantenemos en silencio hasta que se vuelve mi turno y nos indican que entremos.
Cuando estoy acostada con mi camisa alzada y el líquido frío sobre mi estómago y vientre, un suspiro escapa de mí. El doctor sonríe.
— ¿Nerviosa? —cuestiona el doctor. Doug se mantiene con la vista en la pantalla que aun ni siquiera refleja nada. Parece ansioso, solo espero que no vomite de nuevo.
—Muy nerviosa.
—Muy bien, salgamos de dudas.
Me mantengo en silencio mientras él toma cómo sea que se llame lo que use y comienza a pasarlo alrededor de mi abdomen y en la parte baja. Esa pantalla no me dice mucho, en realidad no me dice nada, pero de igual forma me concentro en encontrar algo o en todo caso, deseando no encontrar nada.
El doctor con su mano libre hace unas anotaciones en su libreta. Miro ansiosa a Doug que entrecierra sus ojos y ladea su cabeza hacia un lado.
—Joder —murmura Doug inclinándose incluso hacia adelante—. No debería verse así.
El doctor me observa con una sonrisa amable. Casi sé lo que va a decir. Si lo dice será real.
—No tienes a un bebé reciente en ti, de hecho tienes a un bebé algo avanzado —dice el doctor, recuesto mi cabeza de la almohada—. Podría decirse que casi cuatro meses. Incluso parece que los dedos de sus manos están muy bien formados.
—Y esa parece una nariz —murmura Doug, yo no veo la pantalla, solo veo el techo—. Está formado y Hilary está... flaca, bueno no tan delgada cómo antes.
—Suele pasar en algunos casos —explica el doctor—. ¿No habías tenido ningún síntoma?
—Ni uno, incluso mi menstruación no se atrasó ni un día —murmuro.
—A veces los métodos anticonceptivos fallan, cómo muy bien lo saben las probabilidades no son exactas. Al menos a diez de cada cien mujeres les falla sus métodos anticonceptivos.
— ¿Se supone que debo sentirme afortunada de ser de esas diez, doctor? —cuestiono sin poder evitar la ironía de mi voz, aun así el doctor ríe.
—Incluso puedo ver el sexo del bebé.
—Tienes que estar bromeando —digo incorporándome sobre mis codos y viendo la pantalla.
Tienen razón, puedo identificar dedos y lo que parece un rostro ¿En qué momento tuvo el tiempo de crecer dentro de mí sin que me diera cuenta?
—No, no bromeo. Puedo decirles el sexo.
Doug me observa con cautela, paso una mano por mi cabello volviendo a recostar mi cabeza de la almohada. Ten sexo seguro y no pasarás por embarazos o ETS.
Tuve sexo seguro cada momento y aun así estoy acostada escuchando a un doctor decir que puede ver el sexo de un bebé del que no tenía idea que crecía dentro de mí.
— ¿Tú quieres saber, Doug?
—Realmente estoy muy curioso, princesa.
—Muy bien doctor, puede soltar la bomba. Una sorpresa más el día de hoy no hará daño a nadie —Es todo lo que digo viendo fijamente el techo.
***
— ¿Cuándo comienzan los reproches, regaños y palabras de cuán decepcionados están? —cuestiono sentada en mi sofá al lado de Doug. Dexter y Harry solo me observan.
—Si yo digo algo al respecto, podría parecer que soy hipócrita. Sé que las cosas suceden a veces sin planearlas —dice Harry.
—Querrás decir los bebés. Los bebés a esta familia parecen llegar sin planearlos —murmuro viendo al frente.
— ¡Jesús! Pareces cómo un robot Hilary, creo que estás en un maldito shock o algo así —indica Dexter.
— ¿Tú crees? Resulta que hasta manos tiene —digo con voz aguda.
— ¿Qué? —cuestiona Harry pareciendo impresionado.
Doug saca su billetera para tomar esas imágenes del eco que guardó. Se las extiende a mis hermanos que comienzan a detallarla.
— ¿Cuánto tiempo tiene? Este no es un bebé reciente, claramente no es del tamaño de un grano —murmura Harry. Dexter no deja de ver las imágenes.
—Casi cuatro meses —respondo recostando mi cabeza de mis manos. Agradezco que al menos estén siendo civilizados, parece que aprendieron la lección de respetar mi vida.
—Embarazaste a mi hermana hace meses —indica Dexter de manera lenta hacia Doug—. ¿En dónde mierda estabas comprando condones? ¿En dónde los compraba Harry para que llegara Halle?
»Ponerse un condón no es difícil. No es que quiera hablar de la vida sexual de mi hermana. Pero no es difícil Doug, llevas años usando condón ¿Cómo es que esto está sucediendo? Incluso si el condón se rompió tenías que darte cuenta, es difícil no darse cuenta de un condón roto.
—Mira, sé ponerme un maldito condón. No hubo ningún condón roto. No sé qué ha pasado.
—Quizás puedas intentar con demandar a esa fábrica de condones y decirme cuáles usaste para quemar esa mierda —murmura Dexter tomando una de las imágenes—. Me quedaré una de estas. Él tío rojo tiene que tener la primera foto de bebé inesperado.
—Tienes que decirle a nuestros padres, Hilary —murmura Harry observándome, me estremezco—. Incluso dar un comunicado.
—Acabo de salir de un escándalo, no quiero entrar en otro.
—Y acabas de aprender que es mejor que las personas se enteren de ti de las decisiones que tomas a que lo hagan por terceros. Te conozco y sé lo que está pasando por tu mente. Pero creo que has visto cómo Kaethennis salió adelante, ella incluso no contaba con... Bueno, con la basura. Pero tu estas teniendo a Doug ¿Cierto?
—Cierto —asegura Doug guardando las imágenes de nuevo en su billetera.
—Entonces, vas a continuar tu vida. Vas a graduarte, tener un bebé y dedicar tu vida a construir tu felicidad. Eres una adulta, Hilary, no una adolescente descarriada sin familia.
»Puedes hacer esto y lo sabes. Es normal que estés asustada. Aunque hubiese querido que las cosas para ti fueran un poco más lentas, sé que vas a hacerlo bien. Tienes que creerlo, todos vamos a creer en ti, pero tú debes creer en ti misma y en que puedes hacerlo.
—Voy a aceptarlo. Solo estoy asimilándolo —murmuro—. Nos hizo escuchar el latido de su corazón ¿Cómo es que tuvo tiempo de formar su corazón sin que nos diéramos cuenta de que existía?
—Ahora es importante que recuerdes si has estado tomando licor o haciendo algo que pueda ser perjudicial —pide Harry, pareciendo un experto en bebés.
—No, no he estado haciendo nada de eso.
—No puedo creer que tengo mi vida dedicada a ser tío. Todos ustedes reproduciéndose —murmura Dexter, luego sonríe—. Joder, otro bebé a la lista para robar. Deberían darme una maldita medalla por no estar enloqueciendo y golpeando a Doug condones inservibles.
— ¿Se supone que debo darte las gracias? —cuestiona Doug.
—Y Joder, no grabe la graciosa escena nada romántica en la que vomitabas en medio de la noticia.
—Gracias, Dexter.
—Quizá todo BG.5 tiene algo con el semen. Semen poderoso —murmura Dexter, luego hace una mueca—. Olvida ese comentario, acabo de recordar que a quién embarazaste es a mi hermana y eso no hace al chiste divertido. Lo hace de mal gusto.
— ¿Nos estarás asfixiando a ese bebé Hilary? —intenta bromear Harry señalando a mi abdomen.
Solo me pongo de pie y camino a mi habitación acostándome en mi cama. No puedo creer que incluso sé el sexo.
— ¿Así que positivo? —escucho la voz de Katherine antes de sentir la cama hundirse.
—Quiero demandar a esa compañía de condones.
—Eso sería un buen escandalo —dice riendo, yo también lo hago.
—Apuesto que incluso más grande que yo estando embarazada.
—Así que ya eres capaz de decir tu nombre junto a la palabra embarazada.
—Es lo que es. Estoy embarazada.
—Apuesto a que será impresionante.
—Solo tengo seis meses para hacerme a la idea de que tendré que pujar hasta el cansancio para que alguien nazca.
—No puedes quejarte, no estás teniendo nauseas, mareos o migrañas —Me volteo para observarla—. Además, si le ves el lado bueno, esa menstruación de la que tanto te quejabas, estará ausente por un tiempo.
—Eso es bueno —digo sonriendo. Ella también sonríe.
Doug aparece por la puerta y ella aprieta mi hombro antes de salir de la habitación y dejarme con Doug, quien cierra la puerta tras de él y se acuesta a mi lado.
—Ya se fueron tus hermanos. No puedo creer que no tenga ni un solo golpe sobre mí.
—No cantes victoria antes de tiempo. Te falta Carter Jefferson.
—Mierda.
Roo viéndolo, él sonríe mientras retira mi cabello de mi rostro y besa mi nariz.
— ¿Ya lo estás aceptando?
—Ya he aceptado que estoy embarazada. Tengo a un bebé sorpresa bastante inteligente para mantenerse oculto durante cuatro meses.
—Pensándolo de ese modo, entonces parece que está escondiéndose desde... diciembre.
—Eso parece.
—Voy a intentar eso de hablarle.
Sonrío viéndolo bajar su cabeza hasta mi vientre y alzar la camisa. Ahora que sé que hay alguien ahí, parece que soy capaz de notar la diferencia leve.
—Uh... hola, mucho gusto —murmura—, soy quien te puso ahí, bueno, teóricamente quien te puso ahí fue mi rayo, pero no tienes edad suficiente para saber del sexo. La cosa es que según el mundo tradicional y los hechos, soy a quien vas a llamar papá. Oh, mierda Hilary, alguien va a llamarme papá —me dice.
—Si, al menos que solo te diga Doug.
—No, no. Me gusta la idea de papá —dice antes de volver su atención a mi vientre—. Hasta ahora parece que has sido un bebé amable que no da malestares a quien será tu mami, así que sigue portándote de ese modo y cuando tengas dieciséis te regalaré el auto que desees, solo si prometes también no heredar las habilidades de conducir de tu mami, porque créeme, entonces no estaré tan seguro de comprarte un auto.
—Oye —me quejo. Él ríe.
No entiendo cómo lo hace, pero Doug tiene la capacidad de hacerme ver las cosas de una manera más colorida. Me ha transmitido su nueva alegría, me siento incluso entusiasmada escuchándolo hablar.
Alguien va a decirme mamá.
—De cualquier forma, lo que te estoy pidiendo de una manera amable, es que sigas portándote bien y no des malestares a tu mami, que la pobre ya está enloqueciendo. Y pues, ahora que sabemos que existes, puedes crecer a tu antojo, no hay necesidad de esconderse, tienes que expandir a Hilary para que estés cómodo.
»Por cierto, debes entusiasmarte a dar unas patadas dentro de poco, procura que sea cuando yo esté cerca... O cuando Ethan lo este, sería divertido que lo tomes desprevenido, solo digo, no es que te esté ordenando hacer pasar un susto a Ethan, pero eso sería genial.
—Va marearse, quieres que haga muchas cosas para ti —digo riendo con una mano en mi vientre.
—Cierto, supongo que puedes descansar, Rayito.
— ¿Cómo has llamado a bebé?
—Rayito, por ahora será rayito porque salió del rayo.
—Oh Dios, no puedo creer que estés dándole ese apodo.
—Rayito suena bien.
—Estás totalmente loco, solo tú podrías hacer que le digamos Rayito.
Él ríe y deja un beso en mi abdomen antes de subir de nuevo y acostarse a mi lado abrazándome.
— ¿Sabes que esto no cambia nada entre nosotros, verdad?
— ¿Cómo podría cambiar esto algo entre nosotros? —cuestiono.
—Haciéndote creer que la única razón por la que permaneceré junto a ti será por Rayito y no porque te amo.
—Ahora deberé compartirte.
—Lo mismo digo. Tendremos que aprender a compartir.
—Te amo, aun cuando has dado un apodo con doble sentido al ser que crece.
—También te amo. Y ya también amo a Rayito.
***
24 de marzo, 2013.
—El almuerzo estará listo dentro de poco —anuncia mamá sentándose al lado de papá que lee su periódico. De ese modo, parecen un anuncio publicitario de una pareja casada y feliz.
— ¿Estás tomando tu medicamento? —le cuestiono a mamá.
—No te vuelvas pesada cómo tus hermanos, no soy una niña. Por supuesto que estoy tomando mis medicamentos.
—Pero que sensible, Hannah.
—Doug no llama a su mamá Emma —dice mamá—, deberías aprender de él.
—Eres todo un encanto, Hannah —dice Doug y yo empujo su rodilla con la mía.
—Lame botas.
—Me alegro de que hayan arreglado los asuntos con Harry y Dexter. Sabía que ellos entrarían en razón. Tardaron, pero lo hicieron que es lo importante.
Doug une sus manos sobre su rodilla y observa a mis padres con fijeza. La manera en la que mordisquea su labio continuamente es un indicio de cuán nervioso está. Papá lo nota y cierra el periódico ubicando toda su atención en Doug con la mano bajo su barbilla.
—Tu expresión me dice que estas nervioso, Doug ¿Algo para decir?
—Carter, creo que hay mucho para decir —dice Doug aclarando su garganta.
—Bueno, será interesante escuchar, hijo.
Doug limpia sus manos de su pantalón y me da una mirada, respiro hondo. Luego vuelve la vista a mis padres.
—Hilary tiene un rayito.
— ¿Un rayito? —cuestiona mamá y no puedo evitar reír.
—Sí, un rayito —repite Doug.
—No te entiendo —murmura papá frunciendo el ceño y golpeando continuamente su índice contra su barbilla.
—Estoy muy apenado de esto, de hecho estoy asustado de lo que van a decir. Pero... no tengo excusas para decir. Excepto que estoy aquí y no huyendo —informa Doug, aclara su garganta y saca su billetera, toma las imágenes y las observa, luego vuelve la vista a papá—. Hablo de este rayito.
Papá estira la mano para tomar las dos imágenes, solían ser tres, pero hay que recordar que Dexter se quedó con una.
Papá sostiene la imagen y la acerca a sus ojos, parece verla con fijeza, mamá se estira un poco para poder observar.
—Oh, Dios...—murmura mamá con sus ojos muy abiertos. Papá se mantiene viendo la imagen.
— ¿Rayito?
—La manera en la que estamos llamando a bebé inesperado —murmura Doug con voz baja.
—Mi hija tiene un "rayito" en ella ¿Realmente? ¿Estás diciendo que mi bebé está embarazada? ¡¿Estás diciéndome eso, Doug Nicholas?!
—Sí... Es decir...
Papá se pone de pie, Doug también lo hace.
—Siéntate, Doug —ordena papá—; iré al jardín a gritar un poco porque no creo en la violencia y no quiero por primera vez golpearte hijo —señala—. Así que gritaré allá un rato y luego vuelvo para que tengamos una seria conversación. Y contigo también, Hilary Antonella, ese "rayito" no solo lo puso Doug ahí.
Dicho eso, vemos a papá ir al jardín. Vuelvo mi atención a mamá que nos observa.
— ¿No he sido buena en eso de explicarle a mis hijos cómo se evitan los embarazos? ¿Qué pasa con la protección?
—Fue una falla de la protección, Hannah.
Se escucha los gritos de papá y no puedo evitar reír, porque resulta un poco gracioso, mamá me da una mala mirada.
—No te rías, tu pobre padre podría tener un colapso. Si aún le sorprende que Harry sea padre imagínate el shock de que su bebé tenga un bebé.
—Lo sé, mamá.
— ¿Cómo te estás sintiendo, cariño?
—No lo sé, es extraño. Hasta que lo supe me sentía igual, no notaba nada diferente, ahora... alguien está creciendo y no era esperado.
— ¿Sabes que un bebé es una bendición, verdad?
—Lo sé, me cuesta asimilarlo, pero no estoy odiándolo. Solo estoy aprendiendo a enamorarme de la idea.
—Eso está bien. Estoy enojada sobre que esto esté sucediendo tan pronto, pero hacer una rabieta y regañarte no va a hacer que las cosas sean distintas, Hilary. Eres adulta y ahora tendrás una responsabilidad, una persona que dependerá de ustedes —mira Doug—. Nunca he dudado del gran corazón que posees, Doug, pero si tan solo haces un movimiento en falso con mi bebé o rayito, entonces voy a estar muy enojada contigo ¿Y no quieres que esté enojada contigo, verdad?
— ¡Cristo, no! Tú enojada eres peligrosa —dice Doug riendo incómodamente viendo a papá regresar.
Papá estira su camisa con sus manos y toma asiento de nuevo. Enderezo mi espalda.
— ¿De cuánto tiempo? —cuestiona, parece que estamos tomando una prueba.
Él tira de una de las imágenes y le devuelve solo una a Doug mientras guarda la otra en su bolsillo, esa tiene que ser una buena señal.
—Casi cuatro meses —murmuro y él respira muy hondo, luego observa mi estómago.
— ¿Y cómo es que sigues tan delgada?
— ¿Magia? —cuestiono y parece que por un momento quiere sonreír.
—Tienes veinte años. No te has graduado. Tu relación es reciente y estás embarazada —enumera—. ¿Cómo hay que sentirse al respecto, Hilary?
—Lo siento, no lo planeamos. Puedo decirte que fuimos... cuidadosos. No sé qué sucedió.
—No quiero tocar este tema, pero creo que sabes muy bien cómo se hace un bebé, Hilary Antonella.
—Papá...
—Doug, has tenido novias. Hijo, sabes cómo funciona la cosa de cuidarse. Estoy tratando de entender aquí que eres mi hijo y no quiero enojarme contigo.
—De verdad no tengo ninguna explicación coherente para dar, Carter. Lamento si estoy decepcionándote.
—No me estás decepcionado, solo que es muy pronto. Pero lo hecho, hecho está. Soy bueno siendo abuelo, así que bienvenido sea rayito ¿Por qué lo estamos llamando Rayito?
—Confía en mí, Carter, tú no querrás saberlo —Le advierte Doug con una pequeña sonrisa.
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