Capítulo Cincuenta
Capítulo Cincuenta
2 de octubre, 2013.
— ¿No te gusto ni un poco? —susurro para Jeff, él se mantiene succionando del biberón mientras parece observarme. Poco a poco está creciendo— Pues lo siento, pero resulta que soy tu mamá.
No puedo evitar bostezar mientras mis ojos irritados me dificultan la vista, puede que incluso esté viendo un poco borroso.
Creo que he estado manteniéndome fuerte, ni siquiera sé cómo lo he hecho, pero sé algo, sé que no quiero seguir haciéndolo. Siento que no puedo más.
Tengo uno de esos momentos de fortuna en el que parece que él no tiene ganas ni fuerzas para llorar y tras acabar con el biberón, sus ojos se cierran. Está dormido.
Lo ubico con su pequeña cabeza contra mi hombro mientras palmeo suavemente su espalda para liberar los posibles gases.
—Puede que tú no me quieras, pero yo si te amo, bebé —murmuro besando su cabeza donde cada vez aparecen más hebras claras.
Cuando ha liberado tres gases, camino hasta su habitación y lo dejo en la comodidad de su cuna; suspiro observándolo. Es un bebé precioso.
Tomo el monitor de bebés y salgo de la habitación, sé que lo primero que debo hacer es tomar un baño, Jeff no duerme mucho, por lo que debo apresurarme.
Me doy el mismo baño que he estado tomando: rápido, veloz y nada relajante. Seco mi cuerpo con una toalla y no puedo evitar apretar mis labios cuando veo en mi reflejo del espejo. Me desagrada todo lo que veo en este momento.
No me gusta ser la chica ojerosa de ojos irritados que me devuelve la mirada. Tanteo mi cuello y más abajo, se perciben mucho mis clavículas, sobresalen. Ahora estoy deseando tener más mejillas, tener sobrepeso, lo que sea. Pero la forma en la que luzco me enferma.
—Estoy horrible —murmuro sintiendo el familiar nudo en mi garganta.
Todos los que vienen a verme preguntan sí como y alegan que estoy muy delgada.
Deberían saber que no como, no duermo y apenas alcanzo a asearme. No quiero parecer despiadada o descorazonada, pero estoy odiando esta etapa de mi vida.
***
4 de octubre, 2013.
—Oh, mira cómo sonríe —murmura Doug desde el sofá con Jeff sobre sus piernas.
—Sí, apuesto que está sonriendo —murmuro en respuesta sin poder evitar la ironía.
Mantengo la vista en la laptop mientras llevo una cucharada de cereal a mi boca, con la presencia de Doug al menos puedo comer. No lo culpo por no estar las veinticuatro horas del día a mi lado, lastimosamente Jeff llegó en una etapa en donde BG.5 parece tener una agenda apretada de pequeñas presentaciones y entrevistas. Pero no puedo evitar sentir el pequeño desagrado hacia su ausencia, siento todo el peso sobre mis ahora huesudos hombros.
—Luces cansada, princesa.
—Luzco horrible. Estoy horrenda —digo y siento su mirada inmediatamente. Alzo la vista de la laptop para encontrarme con la suya. Él me observa bastante serio, no me intimida—. ¿Qué? Solo soy honesta conmigo misma.
—No creo que...
—Vale, soy la más hermosa.
— ¿Por qué estás tan cabreada?
— ¡Porque no quiero esto!—grito sobresaltándolo— ¡Mira lo que soy ahora! Tengo un hijo que me detesta, no soy feliz. Ni siquiera siento que quiero verte o que me veas.
— ¿No quieres esto? —pregunta con lentitud señalando a Jeff aún en sus piernas y a sí mismo. Puedo sentir mis labios temblar.
—Tú no lo entiendes —sostengo mi cabeza entre mis manos.
— Mira sé que estoy siendo un novio de mierda porque no estoy ayudándote lo suficiente, mi agenda es un lío y ustedes deberían ser mi prioridad, pero mierda, no puedo romper contratos porque afecta a los demás, si fuera solo a mí a quien afectara mandaría todo a la mierda.
»No soy idiota, estoy viendo cómo estás cerrándote a mí, ni siquiera puedes hablarme. Dime algo ¿Estás amándome aún?
—No eres mi persona favorita en este momento.
Toma a Jeff contra su pecho y se pone de pie. No me gusta esa mirada triste que proyecta, se supone este debería ser nuestro momento feliz, pero me siento tan triste y furiosa, cómo si no lo viera con los mismos ojos que lo veía antes.
— ¿No quieres estar conmigo, Hilary?
Lo miro con fijeza y no puedo evitar suspirar. En este momento parece que ni siquiera sé lo que quiero.
—Ya veo...—murmura besando la cabeza de Jeff— ¿Quieres...dejarlo?
—No sé lo que quiero.
—Hilary...
Jeff se queja antes de comenzar a llorar, Doug lo mece, hago una sonrisa triste.
—Eso es todo lo que escucho día y noche. En eso se ha convertido mi día a día.
***
6 de octubre, 2013.
—No sé cuál de las dos noticias me hiere más —murmuro sorbiendo mi nariz mientras mamá acaricia mi cabello. Jeff está durmiendo.
—No creas en todo lo que lees, y lo de Doug...
Niego con mi cabeza, siento mis mejillas pegajosas por las lágrimas. Esa mirada triste y preocupada de mamá me llega hondo, no sé lo que soy ahora.
—Todos tienen razón, estoy horrible, por eso Doug no me llevó con él a esa presentación, llevó a otra...
Comienzo a sollozar de nuevo. Una de las cosas más hirientes tiene que ser el hecho de enterarme que BG.5 estuvo en una importante presentación de premiación en donde Doug no me invitó, no me avisó, nada. En cambio estaba con una "candente rubia" cómo los medios llamaron a Milla.
Duele, duele mucho.
—Quiero devolver el tiempo, no quiero estar con él. No quiero entregarme, no quiero amarlo. Quiero ser solo una estudiante universitaria a vísperas de graduarse.
—No tendrías a Jeff Nicholas sí hicieras todo eso cariño.
—No quiero estar así. Me siento enferma de solo verme en un espejo, lloro todo el tiempo... No quiero esto más. Ni siquiera soy suficiente para mi hijo...
—No digas eso, cariño —Limpia mis lágrimas—. No voy a mentirte, tu papá y yo estamos preocupados por ti. Todos lo estamos. No estás bien y escucharte decir todas esas cosas... Me preocupas.
—Lo sé...
—Mi bebé, nunca te he visto tan triste —murmura acariciando mi cabello—. ¿En dónde está mi Hilary?
—Ni yo lo sé mamá. No quiero sentirme así.
—Todo va a estar bien, va a mejorar.
No le creo.
— ¿Por qué no llevamos al pequeño Jeff a visitar al abuelo Scott?
Hace meses no veo al abuelo, pero niego con la cabeza. En este momento no quiero nada.
***
—No puedo más —Es lo primero que le digo a Doug una vez ha acostado a Jeff—. No quiero y no puedo más.
— ¿A qué te refieres?
— ¿Por qué no me invitaste a ir contigo a las premiaciones? ¿Por qué no me dijiste?
Él pasa una mano por su cabello, ni siquiera me gusta la mirada de culpa que me da. Hemos llegado a este punto, cuando pensé que tenía una relación maravillosa.
—Pensé que necesitabas descansar...
—No, no querías ser visto con esto en lo que me he convertido en menos de un mes.
— ¡Por favor! ¿Crees que me importa una mierda como luzcas? ¡Para mí siempre serás la más hermosa!
— ¡No es cierto! ¿Crees que me siento hermosa? ¿Crees que no se ve cómo qué me ocultas?
— ¡Joder! ¿Pero qué mierda? —grita poniéndose de pie— ¡No te oculto! Solo no pensé...
— ¿Y de dónde se supone que sale Milla?
—No te engaño.
— ¡No es lo que he preguntado! —Alzo la voz también.
— ¿Qué mierda quieres de mí? —alza las manos exasperado y creo que eso me hace explotar.
— ¡¿Qué que mierda quiero de ti?! ¡Pues ya no quiero nada de ti! ¡Nada! ¡Absolutamente nada! Tú no sabes lo que es no dormir, no comer ¡No sabes lo que es cuidar veinticuatro horas a un niño que no hace más que llorar porque no te quiere! Tú estas siguiendo con tu vida, tú no te marchitas. No estás en internet con miles criticando tu mal aspecto ¡Diciendo incluso que soy una maldita anoréxica!
» ¿Puedes ver estos huesos? —Toco con fuerza mis clavículas— Estoy muriéndome de tristeza. Entonces veo las malditas noticias y tú estás en unos premios ¡Unos malditos premios con la zorra de Milla!
— ¡No te engaño! ¡No fui con ella! Fue casualidad.
—Pues muy bien puedes meterte tu casualidad por donde mejor te quede.
Me sobresalto cuando realmente da un grito, su cuello se pone carmesí y una de sus venas se marca en su frente.
— ¿Qué jodidos...? ¡A la mierda todo! ¡No quieres esto! ¡No quieres ser madre!
— ¡No, no quiero serlo si lo estoy siendo sola! ¡Si ese bebé no me quiere! ¡Si soy la sombra de lo que era! ¡No quiero serlo!
Comienzo a llorar porque no me gusta lo que he dicho, porque no me gusta cómo me siento y no me gusta esta situación.
— ¿No soy lo suficiente para ti?
— ¡No, en este momento malditamente no lo eres!
Aprieta sus labios pareciendo ponerse más furioso, aprieta sus manos en puños y cierra sus ojos con fuerza.
—Se terminó, se acabó. No quiero estar contigo —digo sorbiendo mi nariz—, no quiero estarlo.
—De acuerdo, se acabó. Tienes razón, esto no va a ningún lado.
Nos quedamos en silencio, su celular suena y él grita. Realmente nunca he visto a Doug de este modo.
—Te amo y no sé que hacer.
—Esto no está bien, nuestra relación no funciona, no me hace bien —murmuro abrazándome a mí misma.
— ¿Qué pasa con nuestro bebé? No somos solo tú y yo...
—No estoy diciendo que voy a odiarte, Doug, que vamos a pelear. Él va a estar bien...
La puerta del apartamento se abre, Katherine y Ashton vienen riendo, pero se detienen cuando notan el ambiente tenso. Limpio mis lágrimas.
—Creo que ya es hora de que te vayas... BG.5 te espera...
—Voy a pasar temprano a ver a Jeff— murmura caminando hasta la puerta, me encojo de hombros.
—Eh... te llamo en cuanto llegue a mi apartamento —murmura Ashton besando rápidamente a Katherine y saliendo detrás de Doug.
Katherine tiene los ojos muy abiertos mientras observa de la puerta a mí.
— ¿Qué fue todo eso, Hil?
—Eso fue el fin de Dilary. Terminamos.
***
10 de octubre, 2013.
—Ya, ya. No llores —murmuro terminando de cambiar el pañal de Jeff. Rio cuando parece que suspira y se cansa de llorar.
— ¿Qué le pasa? —pregunta mi sobrino tomando la mano de Halle que ya camina.
—No le gusta que le limpie la colita —respondo. Suspiro cuando Jeff retoma su llanto.
Harry llega hasta la habitación y sin pedirlo realmente lo toma, por supuesto que él se queda tranquilo. Estoy acostumbrada a que sea amor con todos y no conmigo.
— ¿Segura que no quieres venir con nosotros? —pregunta Harry.
— ¡Halle! —Se escucha el grito de Dexter, Halle ríe y a paso lento va, supongo que buscando a Dexter.
Guardo un poco más de pañales en el bolso de Jeff, siento la mirada de Harry mientras lo sostiene.
— ¿Estás bien, Hil?
—Sí...
—Pues no te creo, si Doug está en la sala siendo ese hombre triste, entonces tú tampoco estás bien.
—A veces las relaciones no funcionan, Harry.
—Tienen un hijo.
—Lo sé.
—No tiene ni un mes —Busca mi mirada.
—Guardé dos baberos, espero y sea suficiente, aún no soy buena armando su pañalera...
— ¿Eres feliz, Hilary?
Tomo la pañalera y me giro hacia mi hermano mayor, sus ojos no me pierden de vista. A Harry le sientan bien los bebés.
—No, no lo soy —respondo saliendo de la habitación.
Llego hasta la sala, Dexter está haciendo reír a Halle con cosquillas, mi sobrino parece estar haciéndole preguntas a Doug, le extiendo la pañalera. Él la toma dándome una breve mirada, es tan incómodo.
—Ahí está todo, creo que es suficiente para una tarde —indico.
— ¿Realmente no vas a venir? —pregunta Dexter sentando a Halle sobre sus hombros, ella tira de su cabello y recuesta su mejilla de la cabeza de Dexter.
—Tengo ropita de bebé que lavar, además mi habitación es un desastre —Hago una mueca—. Ustedes diviértanse.
Los veo irse y suspiro. Camino hasta mi habitación y tomo la pequeña cesta con ropa de bebé esperando por mí.
***
17 de octubre, 2013.
—Lamento no poder estar ahí, pero no me siento muy bien —murmuro para Dexter con el celular contra mi oreja—, incluso ya estaba lista para salir y había preparado a Jeff, pero prefiero quedarme en casa.
— ¿Quieres que vayamos?
—No seas tonto, es tu cumpleaños. Espero y te la pases de maravilla, te amo mucho, hombre grande. Agradezco mucho que estés cumpliendo sano y a salvo tus veintisiete años.
—Gracias hermosa, también estoy feliz de tener un año más —apuesto a que está sonriendo.
— ¿Vas a guardarme pastel, verdad?
—Trataré de hacerlo, si te sientes muy mal no dudes en avisarme.
—De acuerdo, dale saludos a todos y diviértete cumpleañero.
—Te amo, cuídate.
—También te amo, diviértete.
Doy por finalizada la llamada, Jeff está en mi cama durmiendo, lo observo durante unos minutos antes de decidir que debo cambiarme la ropa. Masajeo mis sienes con los dedos, la jaqueca es molesta, además del sofocante vapor que siento en mi cuerpo, cómo una oleada de calor.
No me siento bien.
***
Hay tanto frío, hay un molesto sonido que me aturde. Todo parece un borrón de colores. Tanto frío.
—Calor... —Creo que es mi voz murmurando.
Se siente cómo un vacío que quiere absorberme. Lo que está bajo mis pies es frío, pero cerca de mis manos está caliente, cálido, muy caliente.
Quiero esa calidez en mi rostro. Mis dedos siguen el rastro de calor y arde. Sacudo mi mano y hay un ruido estruendoso.
Estoy segura de que mis ojos están abiertos, pero todo parece gris y borroso. Ahora hay demasiado calor, pero mi cuerpo se siente frío y el piso se mueve bajo de mí.
Mi garganta pica y toso, puedo escuchar un llanto, se escucha cerca.
— ¿Jeff? —pregunto tosiendo.
Quizá estoy tosiendo demasiado. No entiendo lo que sucede, pero mi corazón late realmente rápido mientras escucho el llanto incesable de mi bebé. Estoy tan desorientada.
No puedo ver nada, creo que recargo mi espalda de una pared, el calor se extiende, todo se ve gris y nubloso. Mi garganta pica más y entonces siento que me voy desvaneciendo, pero no dejo de escuchar el llanto de Jeff.
***
18 de octubre, 2013.
Cuando abro los ojos estoy muy desorientada y soy consciente del ardor de mi pecho.
—Joder, Hilary, esos son los ojos que quería ver —murmura Dexter, Harry parece llamar a alguien.
Veo a mí alrededor desorientada, mi mano esta vendada hasta la altura de mi codo. No entiendo nada.
Un doctor entra y entonces me doy cuenta que estoy en una clínica.
—Que bueno que ya despertaste —murmura el doctor antes de revisarme y hablar. Me aturde, no soy capaz de entender.
— ¿Qué hago... aquí? —cuestiono y me sorprende escuchar mi voz tan increíblemente ronca y que duela tanto hablar.
—El apartamento sufrió un incendio, Hilary —responde Harry con cautela.
Observo mi mano, no entiendo lo que ha dicho. Un incendio.
Oh, Dios.
Miro a mí alrededor, puedo recordar la ola de calor, pero no entiendo. Un llanto, abro mis ojos y llevo mi mano no vendada a mi boca.
—Jeff ¿Dónde está? ¿Dónde está mi bebé?
Harry le da una rápida mirada a Dexter y eso es suficiente para hacer mi preocupación aumentar.
— ¡¿Jeff?!... no, no, no inyecte nada —grito a la enfermera pero puedo sentir como me voy adormilando sin saber de mi bebé.
***
23 de octubre, 2013.
—Depresión postparto —repito, él asiente.
—Suele ocurrir en muchas mujeres tras dar a luz.
—Eso no explica que quemara mi apartamento —Me abrazo a mí misma. Mi Jeff.
—Sufrías además de agotamiento físico y emocional. Estabas en una fase de delirio, no eras consciente de tus acciones.
—Entonces, decidí quemar mi apartamento con mi hijo y yo adentro...
—Dijiste que tenías frío y buscabas calor, no ha sido intencional...
—Encendí una hornilla, lleve mis manos al fuego, extendí el fuego. No es normal.
El psicólogo me observa con fijeza antes de suspirar. Es abominable pensar en cómo causé un incendio, cómo lo hice en medio de alucinaciones.
Mi bebé, llevo mi mano aun vendada a mi pecho sintiéndome vacía.
—No es tu culpa, cómo te he dicho, muchas mujeres pasan por depresión postparto.
—Ninguna de ellas queman su apartamento —toso sintiendo aún el ardor al hablar.
—Para eso estoy aquí, para ayudarte a superarlo. Puedes salir de ello si te lo propones. Ahora estás viéndote cómo la culpable de lo sucedido, tú no eres tu enemigo, Hilary.
Miro el consultorio. Me siento una prisionera siendo obligada a acudir a un psicólogo, no los culpo realmente, quemar tu apartamento en medio de alucinaciones ocasionadas por el cansancio y depresión debe ser la señal correcta para indicar que tocas fondo. Más si ni siquiera fuiste capaz de acudir al llanto de tu bebé.
Se instala el nudo en mi garganta.
Jeff estaba viviendo con alguien con quien no estaba seguro y tarde nos dimos cuenta.
Me estaba perdiendo.
— ¿Qué te duele más de todo esto?
—No poder ver a mi bebé —murmuro aceptando el pañuelo que me extiende cuando las lagrimas caen—. Saber que ni siquiera era capaz de protegerlo de mí, de lo que sea que estaba sucediendo conmigo.
— ¿Cómo te sientes sobre no verlo?
—Siento un vacío, dije que quería mi vida, que no quería ser madre. Pero es mentira, mi vida se redujo el último mes a él. Jeff y yo, aún si no me quería.
— ¿Qué te hace pensar que no te quería?
—Cada vez que lo cargaba lloraba, solo conmigo.
—Los bebés son perceptivos, quizás sentía tu inseguridad, tus miedos y no se sentía cómodo. No se trata de falta de afecto ¿El papá de Jeff no te está permitiendo verlo?
—No, soy quien no me estoy permitiendo verlo. Quiero estar bien, sana, sin ninguna depresión, no volveré a ponerlo en peligro jamás. Ahora soy un peligro, por alguna razón loca en medio de mis alucinaciones lo saqué de la casa y lo dejé afuera del ascensor ¿Qué pasa si lo hubiesen raptado?
—Lo salvaste de haber estado en el incendio...
—Eso no lo hace mejor. Lo amo, quiero su bienestar, por ahora estar con su papá es lo correcto, debo aprender a lidiar con este problema de todo lo que siento. Ser mejor para él.
Él asiente y proseguimos.
Necesito volver a ser la misma Hilary antes de todo el caos emocional que me ha golpeado, jamás debí dejar que mis sentimientos confusos y negativos llegaran tan lejos. Me expuse al peligro, lo que es peor, expuse a Jeff.
No puedo permanecer encerrada en un apartamento que ahora tiene las consecuencias de un incendio. Necesito reencontrarme, recuperarme y volver.
Volver lo más pronto posible para vivir y obtener la felicidad que quiero creer que merezco.
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