Capítulo Veinticuatro
Capítulo veinticuatro
28 de noviembre, 2012.
Rio viendo a Jane meter las papas en el orificio de su nariz, al reír mientras ingiero gaseosa acabo escupiéndola de una manera muy grosera sobre la camisa de Frank. Llevo una mano a mi boca mientras Frank hace una mueca.
—Qué asco, Hilary, tengo tu baba en mi camisa —Se queja mientras Jane saca las papas de su nariz y las envuelven en una servilleta, evidentemente no va a comerlas.
—Lo siento, ella me hizo reír —Me defiendo intentando limpiarlo con una servilleta, él finge enfado quitando la servilleta de mi mano y limpiándose él mismo.
—Como sea, son unas niñas —Nos acusa y nosotras rodamos nuestros ojos.
Frank está haciendo su esfuerzo porque resulte normal y no incómodo estar juntos luego de mi rechazo, pero a veces logro percatarme de los vistazos que me da, no estoy sintiendo culpa pero si incomodidad, quiero seamos los mismos amigos que éramos antes de que decidiera exponer sus sentimientos hacia mí.
—¿En dónde está Katherine? —cuestiona Jane dando un mordisco a su hamburguesa.
—Fue a comer con alguien —Es lo que respondo, omitiendo que ese alguien es Ashton Bratter, si Katherine nunca les ha mencionado que conoce a Ashton es su decisión y no me involucro en ella.
—Últimamente no come con nosotros, igual que tú, Hilary —comenta Jane dándome una sonrisa insinuante—. ¿Tienen algún secreto?
Me remuevo un poco y abro mi boca, pero entonces la cierro viendo a Doug y Andrew caminando sin ninguna gorra o anteojos hacia mí. ¡Madre mía! Hay como más de veinte celulares capturando fotos de ellos mientras entran a la cafetería. No puedo salir de mi sorpresa.
—Pero ¿Qué rayos...? —cuestiono en voz baja antes de que ellos se detengan frente a mí.
—Buenos días —saluda Andrew con una sonrisa especialmente para Jane que hace que ella se haga papilla, lo hace adrede—. ¿Tengo algo en mi rostro que todos nos miran?
—Te diré lo que no tienes —digo cohibida ante las cámaras de celulares capturando fotos—: gafas, no traen gafas.
—Relájate, princesa —murmura Doug sentándose en el borde de la mesa y viendo con ojos entrecerrados a Frank sentando a mi lado.
—¿Están todas tus pertenencias en esa mochila, Hilary? —cuestiona Andrew—. ¿Incluso las llaves de tu auto?
—Sí, pero... ¡Oye!
Veo con incredulidad como Andrew revisa mi mochila hasta encontrar las llaves de mi auto, toma uno de los chicles que tengo y me guiña un ojo. Le arroja mi mochila a Doug, quien si ponerse de pie de la mesa, pasa una de las correas de esta por su hombro..
—Listo, ya podemos irnos —anuncia Andrew palmeando el hombro de Doug y jugando con las llaves de mi auto en sus manos.
—¿Pero qué mierda hacen? —pregunto desconcertada llegando hasta Andrew para tomar mis llaves, pero él las sostiene por encima de su cabeza y bueno, Andrew es muy alto y aun poniéndome de puntillas no alcanzo a llegar—. ¡Andrew!
Él incluso ríe mientras sostiene las llaves por encima de su cabeza, mido 1.66 lo cual no me hace una persona pequeña, pero aun así no puedo alcanzar a Andrew, ni siquiera a Doug.
—Frank toma las llaves por mí, por favor —pido, pero Frank ríe.
—Lo siento, Hilary, pero se ve como que ellos saben lo que hacen —responde, lo que se traduce a que de ninguna manera va intentar contradecir a Andrew.
Con incredulidad veo como Andrew y Doug proceden a retirarse como si nada de esto hubiese ocurrido. Los veos caminar hacia la salida siento fotografiados, están yéndose con mis pertenencias.
—¿Pero qué les pasa? —cuestiono poniéndome de pie—. Chicos, voy por mis cosas, nos vemos luego. Paguen la cuenta; les doy el dinero luego porque está en mi mochila que ha sido robada.
—Suerte con eso —bromea Jane antes de suspirar—; son tan calientes y atractivos.
—Mujeres —Escucho murmurar a Frank mientras camino a paso rápido hacia la salida, veo alrededor.
—¡Esperen! —Los llamo, pero ellos continúan caminando.
Lo que me gusta de la universidad es la política de que una vez pisas dentro de ella, así sea el estacionamiento, ya todo es académico y se respeta la privacidad, razón por la cual los fotógrafos no pueden entrar a obtener fotos, en todo caso Andrew y Doug tampoco deberían poder entrar, pero no dudo que usan sus encantos para hacerlo cada vez que quieren.
Ellos me ignoran hasta detenerse frente a mi auto, junto a este está el auto gris de Doug, al que ya estoy familiarizándome.
Ellos se voltean a verme, Doug aun lleva mi mochila y Andrew desactiva la alarma de mi auto, veo con incredulidad como Andrew sube al puesto de piloto y enciende el motor. Él incluso baja la ventanilla de mi auto mientras enciende la radio.
—Bueno, ya está listo, Doug, fue un placer ayudarte —Luego me observa a mí—. Cuidaré de tu auto, Hilary, que disfruten de su tarde.
Dicho esto veo como Andrew pone en marcha mi auto llevándoselo, salgo de mi sorpresa mientras doy un grito.
—¡Mi auto! ¡Andrew se ha robado mi auto!
—El término correcto es que se lo llevó prestado —señala Doug recordándome su presencia.
—¡¿Qué es lo que está sucediendo?!
—Vine a raptarte.
—¿Perdón?
—En dos días se supone que vamos a ver a la reina, así que pensé que podríamos pasar un poco de tiempo juntos antes de ir Westminster.
—Tengo clases —indico cruzándome de brazos.
—Y no ibas entrar a esa clase, tenías planeado ir al ensayo de la banda para verme —dice con una sonrisa coqueta.
—No es cierto.
—Sí que lo es, Katherine me comentó de tus planes cuando le dije lo que quería hacer.
Ahora estoy más sorprendida, pero admito que estoy demasiado entusiasmada con la idea de Doug, solo debo pretender estar enfadada durante unos instantes.
—Pues estoy enojada, Andrew se llevó mi auto como un delincuente...
—De hecho, él se fue tranquilamente porque tú solo te quedaste aquí parada sin hacer nada para detenerlo —Me interrumpe.
—Como sea, dame mi mochila.
—Si te la doy, ¿Cómo vas a irte a tu apartamento?
—Puedo decirle a Frank que me lleve, él no tiene clases.
Doug entrecierra sus ojos hacia mi antes de abrir la puerta trasera de su auto y arrojar mi mochila, nuevamente me observa.
—¿Intentas ponerme celoso? —cuestiona abriendo la puerta de copiloto para mí—. Porque si es así, lo estás logrando, mira que me agrada Frank no quisiera verlo con diferentes ojos por estar celoso.
—¿Te pone celoso la idea de Frank llevándome a mi apartamento?
—Locamente.
Asiento complacida con la respuesta y subo al auto, él lo rodea y sube a su puesto, introduce la llave y lo enciende.
—¿Cuál se supone que es el plan?
—Pasamos a tu apartamento por tu ropa, te haces a la idea de ir conmigo a una posada a las afuera de Londres, donde pasaremos tres días y luego vamos a Westminster a pasar el fin de semana con la reina.
—Voy a perder dos días de clases —murmuro, él frunce el ceño.
—¡Ja! Sé que mañana solo tienes asesoría de tu trabajo de grado y como ya tenías listas las correcciones, le entregaste ayer tu trabajo al asesor para que te corrigiera de nuevo y los viernes tú nunca tienes clases.
—¡Lo sabes todo!
—Me gusta saber los detalles de ti —Es su respuesta, quiere hacer más pequeño el hecho de que realmente le importo.
***
Cuando abro la puerta del apartamento, rio y me giro para presionar mi frente del pecho de Doug puesto que Ashton está prácticamente sobre Katherine en el sofá mientras sus manos son amistosas y se besan.
—¡Ups! Lamentamos interrumpir, pero solo venimos por unas cuantas cosas —murmuro, siento a Doug reír besando mi cabeza. Me atrevo a ver hacia el sofá donde Katherine nos observa con las mejillas sonrojadas y los labios inflamados.
Ashton aclara su garganta y pasa una mano por su cabello, claramente esta incómodo, él tiene un lado tímido en ciertos aspectos.
—¿Qué tal todo Ashton? Bueno, veo que todo bien —asegura Doug con diversión caminando hacia él y sentándose en el medio de ambos, por supuesto que va a aprovechar esta ocasión para incomodarlos.
—No tardaré mucho, tomaré una ducha y haré mi equipaje rápido ¿De acuerdo? —pregunto.
—Está bien, princesa.
Entro a mi habitación y saco todos mis cuadernos y apuntes de mi mochila para comenzar a guardar mi ropa.
Tomo varias camisas, shorts y pantalón, veo dos vestidos que quizás pueda usar, igual no usaré toda esas prendas, pero siempre es bueno llevar de más por si algo se presenta.
Cuando guardo la ropa interior si me demoro un poco más mientras sonrío como tonta, admito que llevo mi ropa interior más costosa, delicada, femenina y algunas atrevidas con la idea de que Doug puede llegar a verlas puesta en mi... o quitarlas. Una vez termino de guardar un par de zapatillas y unas sandalias me doy cuenta que Katherine entra a la habitación.
—¿Así que te escapas con el bello Doug?
—No es una escapada, le avise a mamá que iba a pasar el fin de semana en la casa de Emma.
—Pero no le dijiste que primero ibas a pasar un par de días en una posada con Doug ¿Cierto?
Me encojo de hombros, si le decía eso a mamá entonces ella iba actuar toda rara y exigiría hablar por teléfono con Doug y luego se lo diría a papá, quien buscaría su mejor corbata para tener una charla de hombres acerca de cuáles eran los limites conmigo.
—¿Aún sigue en marcha eso de tus padres viniendo a Londres y tú quizá presentándoles oficialmente a Ashton?
—Sí, Keith también estará, estoy un poco nerviosa, en la boda de Bridget yo no lo presenté porque estábamos hecho un desastre en cuanto a nosotros y ahora voy a presentarlo como mi novio...
—Espera un momento —La interrumpo—acabas de decir la palabra "novio" ¿Ya es oficial?
Y esas son las palabras claves para que Katherine me lo confirme, luego ella me enseña una hermosa pulsera que Ashton le ha reglado. Con honestidad, me alegra que sus problemas hayan sido resueltos. Me cuenta sobre cómo le pidió que fuera de ella con la gira por Estados Unidos y que ella prometió pensárselo.
Luego hablamos de su miedo a enfrentar la prensa cuando sepan de su relación y tras aconsejarle que converse de ello con Ashton, ella sale de mi habitación para que yo termine de arreglar todo.
Resulta que decido depilar mis piernas rápidamente y que el agua esta lo suficiente deliciosa como para no querer salir de la ducha durante un buen tiempo, me sorprende de hecho que Doug no desespere y venga a tocar la puerta, quizá, secretamente estoy esperando que haga algo como eso, no puedo evitar sonreír ante el pensamiento.
Una vez estoy fuera de la ducha me seco con la toalla antes de envolverme en ella, cepillo mis dientes y procedo a salir de la habitación. Me detengo cuando Doug me observa desde mi cama repasándome con la mirada muy lentamente.
—Tardaste una eternidad, casi entro por ti al baño —informa sin dejar de verme.
—Exagerado, no debió de ser mucho —respondo fingiendo que no me afecta el modo en el que está observándome.
—Créeme, fue una eternidad.
Ignoro su comentario caminando hacia el closet donde se encuentra mi ropa, pero él se pone de pie con rapidez e intersecta mi camino. Me da una sonrisa llena de picardía antes de deslizar uno de sus dedos por mi cuello, me remuevo un poco lo cual lo hace reír.
Se acerca aún más y desliza su nariz por mi cuello haciéndome suspirar.
—Uhm, te hice suspirar —murmura acariciando mi cuello con su nariz—, hueles delicioso.
Deja un beso suave en el centro mi garganta antes de alzar la vista para observarme, sus dedos recorren el borde de la toalla antes de desatar el nudo y tomar ambos bordes. En cuestión de segundos él ha logrado tenerme desnuda, al menos está teniendo una muy buena visión de mi desnudo frontal.
El rubor se expande alrededor de mi cuello, puedo sentirlo, mientras sus ojos me recorren sin vergüenza alguna. Lame sus labios.
—Hermosa, eres incluso más hermosa que una composición musical —murmura bastante distraído con la vista—; mi hermosa novia.
Creo pude haber suspirado de no ser porque sus labios capturan los míos. Los besa con lentitud pero adentrando su lengua inmediatamente a mi boca haciéndolo un beso sensual. Me alzo en las puntas de mis pies intentando enredar mis brazos alrededor de su cuello pero él los estira sosteniéndolos a cada lado de su cabeza junto a los bordes de la toalla.
Me besa sin perder la lentitud y encendiendo el deseo lentamente en mi cuerpo con cada roce de su lengua y con cada succión de mi labio inferior siendo perdido entre los suyos.
Sus manos se mantienen en su lugar, nunca acariciándome mientras sus labios no dejan de besarme, creo que el hecho de que no me toque crea más expectativa a mi cuerpo. En algún momento, pasados unos minutos en el que comienzo a cansarme por esta de puntillas, alejo mi boca de la suya.
Él roza su nariz con la mía mientras sonríe, mantiene sus ojos cerrados y yo lo observo. Finalmente él abre sus ojos y muerde mi labio inferior.
—Sé que te sientes nerviosa acerca de yo besando ciertas áreas de tu cuerpo —comienza teniendo toda mi atención—, pero quiero hacerlo.
—Oh —Es todo lo que puedo decir mientras mis mejillas se ruborizan, sé de lo que habla.
—¿Tú confías en mi verdad? —Ni siquiera tengo que pensarlo dos veces para asentir—. ¿Quieres intentarlo?
—De acuerdo —concedo.
Él sonríe antes de comenzar a besarme, creo que intenta distraerme para que mi cuerpo se relaje, lo cual consigue mientras logro rodear su cuello con mis brazos y él deja caer la toalla, teniéndome desnuda y envuelta entre sus brazos. Nos guía a la cama sin dejar de besarme, recostando suavemente mi espalda contra ésta y comenzando a dejar un camino de besos por mi cuello que va descendiendo.
Sus labios se toman su tiempo saboreando mis pechos, perdiendo las cimas dentro de su boca una y otra vez en lentas succiones que acaban por hacerme gemir y querer más. Cuando ha tenido suficiente de mis senos, los deja sonrosados y muy fruncidos en sus cimas, continúa bajando, mordiendo levemente la curva de mi cadera.
Para el momento en el que llega a mi vientre me tenso solo un poco ante la expectativa, sintiendo su lengua húmeda acariciar mi vientre antes de que se retire y lo próximo que sienta sea su respiración contra mi lugar más íntimo. Me estremezco.
Sin embargo, él toma otro giro dejando besos en mi muslo izquierdo descendiendo hasta mi tobillo, luego comienza los besos desde mi tobillo derecho hasta llegar a la cara interna de mi muslo, me estremezco y un gemido escapa de mis labios.
—Ahí están esos lindos sonidos que me está gustando escuchar últimamente —murmura contra mi piel.
Deja unos besos más y muerde levemente mi muslo, antes de trasladar su rostro al vértice entre mis piernas, me tenso de nuevo sintiendo su aliento golpear lo que supongo ahora es un área vergonzosamente húmeda. Y con la atención de su boca, Doug sacude mi mundo.
Comienza con pequeños besos que luego se convierten en algo más, hay sonidos escapando de mí, me retuerzo y tiro de su cabello. Es una placer absoluto, es maravilloso y mi cuerpo estremeciéndose en un inminente orgasmo, es la prueba de ello.
— ¿Pasé la prueba?
—Con honores y medallas —respondo en un respiro de satisfacción que hace que su sonrisa crezca, carraspeo mi garganta—, tú debes enseñarme a hacer eso... A ti.
—Tranquila, princesa, no lo estoy pidiendo a cambio, lo hice porque realmente quería —dice sin perder la sonrisa.
—Lo sé, pero en algún momento también quiero hacerte eso a ti —murmuro acariciando con mi dedo índice el tabique de su nariz.
—Entonces, cuando llegue el momento aprenderemos juntos.
Sonrío antes de envolver mis brazos alrededor de sus hombros y dejar un beso en su barbilla.
***
Doug pasa la tarjeta por la ranura de la puerta de nuestra habitación y esta se abre. Sonrío ante la vista, inmediatamente me gusta.
Es sencilla, con decoración en madera y un gran ventanal hacia el lindo jardín que forma parte de la posada. Camino por la amplia habitación encantada con el baño y la espaciosa cama de agua, nunca había estado en una cama de agua, no puedo evitar reír cuando me arrojo sobre ella y siento que me hundo.
No puedo imaginar siquiera cómo Doug y yo podríamos hacer algo sobre ella.
—Sé lo que estás pensando, princesa, te has sonrojado —murmura divertido sacando la camisa por sobre su cabeza, literalmente contengo la respiración deleitándome con la vista de tanta piel siendo expuesta—. Y bueno, tenemos un amplio y cómodo sofá.
—¿Por qué estás desvistiéndote? —cuestiono sin dejar de ver cómo baja la cremallera de su pantalón negro ajustado.
—Voy a darme un baño —responde pasando una mano por su cabello y caminando hacia el baño. Lo sigo con la mirada, él se detiene en la puerta, se voltea y me da una sonrisa—; siempre podrías unirte.
Cuando voy a responder mi celular suena anunciando un correo, veo que se trata de Claudia y ruedo mis ojos, Doug se encoje de hombros y entra al baño, sin cerrar la puerta.
Me lleva sus minutos redactar el informe que Claudia me pide, cuando le doy enviar, Doug sale del baño con una toalla envuelta en sus caderas, da la impresión de que la toalla podría caer en cualquier momento; su cabello que se encuentra un tanto largo, gotea sin control dejando gotas perderse por su pecho y abdomen.
Que visión más gloriosa.
Él va tarareando una canción, con la mirada localiza su mochila con unas pocas prendas de ropa que le pertenecen. Sonríe, me observa y guiña un ojo antes de dejar caer la toalla, mi boca cae abierta y mis ojos se abren con sorpresa.
Bendito sea el cuerpo de Doug. No es un hombre increíblemente musculoso, pero tiene la musculatura perfecta para considerar que está muy bueno, tiene los oblicuos y un abdomen que no está muy marcado pero que se percibe duro y apetecible. Y eso, eso que él llama rayo McQueen muy bien puede estar preparándose para una carrera, porque está creciendo. Oh, cielos.
Totalmente desnudo lo veo caminar hacia su mochila y algo en mi me ordena ponerme de pie y seguirlo. Ni siquiera sé cómo llego hasta él y retiro la mochila de sus manos antes de ponerme de puntillas y presionar mis labios sobre los suyos, comenzando a besarlo mientras enredo mis manos en su cabellera húmeda.
Siento gotas de agua caer en mi rostro mientras él un poco sorprendido por mi arrebato se pone al día con el beso, abriendo su boca para mí, dejando a mi lengua pasar y acariciar a su antojo.
Bueno, puede decirse que estoy un poco encendida, pero no se puede esperar otra reacción de mi al verlo desnudo y mojado. Que vista más increíble me ha dado este hombre. Siento sus manos en mi espalda desnuda, separo mis labios de los suyos para sacar mi camisa y él sonríe inmediatamente.
Me presiono hacia adelante, haciéndolo caminar de espalda hasta que cae con su espalda con el muy cómodo sofá. Él me mira bastante cautivado.
—Vaya, me gusta como esto está marchando.
—Tu solo calla, Doug —digo riendo porque estoy segura que en cualquier momento puede salir con un comentario muy fuera de lugar.
Beso su cuello bajando hasta su pecho, deteniéndome particularmente en el lado izquierdo sintiendo su corazón latir con rapidez bajo mis labios, lo observo divertida.
—Oye, tu corazón está latiendo increíblemente rápido.
—Sí y mi pene también está creciendo increíblemente rápido. ¿No es increíble?
Riendo me siento a horcajadas sobre él. Sigo besando ahora su torso y mis manos acarician su abdomen, me detengo en su ombligo escuchándolo reír, parece que tiene cosquillas. Paso mi lengua por su abdomen y muerdo suavemente haciéndolo jadear.
—Mierda, ¿Cómo es que sabes besar de esa manera?
—Leo muchos libros, Doug —murmuro ladeando la cabeza—, tengo mucha información que espero poner en práctica.
—Oh, mierda, ahora eres como una fantasía hecha realidad.
Vuelvo a subir con mis besos hasta llegar a su boca, lo beso con suavidad sintiendo sus manos en mi trasero por debajo de la falda.
—Sabía que por alguna razón debía ponerte estas bragas diminutas color gris —murmura contra mi boca acariciando mi trasero—. ¿Puedes estirarte un poco hacia arriba y poner tus manos sobre él apoya brazos del sofá?
Confundida hago lo que me pide, alzándome un poco sobre él, lo escucho respirar con fuerza.
—Perfecto—murmura antes pasar muy lentamente su lengua alrededor de mi pecho izquierdo haciéndome jadear.
Nos tomamos el tiempo de besarnos y acariciar nuestros cuerpos antes de que en algún punto pasados largos minutos, me encuentre bajo su cuerpo, viéndolo cubrirse con el preservativo, sacude su cabeza para retirar hebras rubias de su rostro y me da una sonrisa posicionándose entre mis piernas, las cuales no tardan en enredarse inmediatamente en su cintura.
—Estás volviéndome loco —murmura presionando un poco contra mí.
—¿Muy loco?
—Jodidamente loco —sentencia adentrándose en mi cuerpo de un solo movimiento, cierro mis ojos ante la sensación— .Y adivina qué.
Gimo mientras lo siento salir y volver entrar a mi cuerpo de manera lenta, tortuosamente lento.
—¿Qué? —pregunto en un jadeo.
—Me gusta estar jodidamente loco por ti, no, más que eso, me encanta estar jodidamente loco por ti.
—Vaya, que romántico —Intento bromear, él ríe y comienza a moverse con más fuerza.
—Romántico especialmente para mi princesa.
Le sonrío mientras enredo mis manos en su cabello en busca de otro beso mientras seguimos en lo nuestro.
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