Capítulo Treinta y Seis
Capítulo treinta y seis.
26 de febrero, 2013.
«He estado leyendo durante estas últimas semanas sus comentarios acerca de lo sucedido y salido en las redes sociales el pasado 3 de febrero.
Estoy realmente decepcionado de todas esas personas que se han sentido con el derecho de juzgar y señalar algo que claramente era un momento de dos y no de los demás.
Veo que todos parecen tener algo que decir. Todos quieren dar una opinión. Me han tildado de no dar información, pues bien, en este prolongado comunicado quiero conversar de lo ocurrido.
Tengo una relación sentimental con Hilary Jefferson, no me siento con la necesidad de establecer el tiempo de ella. Decirles sobre mi relación no era mi deber, como cualquier persona adulto quisimos mantenerlo en privado.
No es un secreto que debido a las fotos filtradas que invaden nuestra privacidad, se nos ha estado señalando. Agradezco a aquellos que han sabido respetar la situación y brindado apoyo, y aquellos que se han sentido con la necesidad de juzgar a Hilary o a mi persona, les digo que somos humanos, somos una pareja que como cualquier otra tiene momentos en los cuales terceros no deberían interceder.
Lamento que esto se supiera de una manera tan inesperada y no deseada.
Si todavía están preguntándoselo, la respuesta es que no estoy soltero. Tengo una hermosa novia a la que me gustaría que respetaran, son mis decisiones y agradezco tener la fortuna de conocer a tan maravillosa mujer como para aceptarme en su vida.
Agradezco el apoyo y mensajes.
Muchas gracias, Doug McQueen»
Max deja de leer el comunicado que Doug ha escrito, asiente y da clic en publicar. Respiro hondo, pero se siente bien. No tenemos que escondernos.
Ashton me da una sonrisa, estamos en mi apartamento, es raro tener a Max en mi hogar, pero él es de confianza y lo quiero porque es una buena persona que siempre ha hecho todo lo que está en sus manos para el bienestar de BG.5.
—Eso ha sido maduro, Doug —Le dice Max pasando una mano por su cabello castaño.
—¿Has hablado con Ethan? —cuestiona Doug, Katherine le extiende una taza de té a Max.
—Lo he hecho, soy su representante. Pero Ethan parece un tanto firme en su decisión, tengo entendido que cada uno de ustedes ha hablado con él ¿Cierto?
—Lo hemos hecho. Además, vivo con él.
—Por separado —añade Max—, creo que no sé dan cuenta, pero Ethan los necesita juntos, ir de uno en uno solo hace que su decisión sea más firme. Cuando he hablado con él me ha dicho que se niega a estar en una banda donde no son capaces de verse o hablarse. Que está pasando por problemas familiares y no se siente cómodo en la banda de este modo.
»Solo ustedes pueden conversar con él, como grupo. Como los hermanos que decían ser. Soy el representante de BG.5, el que Ethan esté tan dispuesto a ser demandado por romper un contrato da suficiente idea de cuan fuerte están las cosas. No puedo obligarlo a quedarse si quiere irse.
Doug pasa una mano por su rostro, parece muy frustrado, no es difícil darse cuenta que tiene círculos oscuros alrededor de sus ojos.
—Max, yo no soy quien no está dispuesto a hablar. A estas alturas ni siquiera estoy esperando unas disculpas por ser golpeado. El problema no soy yo, pero tampoco voy a estar dispuesto a que cuestionen con quién salgo —Alza las manos exasperado—. Los hermanos Jefferson no quieren ni verme, si ellos no pueden con eso, ya eso no tiene que ver conmigo.
—Voy a quedarme sin trabajo —dice Max y Doug ríe.
—En caso de que eso suceda, puedo contratarte de chofer, si te interesa.
—Lindo —Es la respuesta de Max riendo, saca otros papeles de una carpeta—. Aquí está todo los documentos legales que tu hermano me facilitó para que empieces con tu tienda de tatuajes. Necesitas redecorar, conseguir personal y todas esas cosas que has de saber.
»Aquí están las medidas y cuestiones exactas que debes tener para que los inspectores de sanidad den el visto bueno. Creo que mientras pasa todo esto, puedes movilizarte con estas cosas. De igual manera Jeremy redactó el contrato para la compra del local, solo debes leerlo, aunque creo que todos confiamos muy bien en Jeremy y definir con él y el vendedor de qué manera se empleará el pago.
—Gracias Max —dice Doug sonriendo realmente por primera vez en el día—. Al menos tengo un trabajo asegurado si BG.5 termina.
—No va a terminar —Le dice Ashton—; primero tendría que acabar mi carrera musical, soy menos genial.
—Cierto —Le sigue la broma Doug. Max sonríe y se pone de pie.
—Ahora debo hablar con una serie de personas para posponer y cancelar los compromisos que tenían como banda esta semana. Estaré llamándote para indicarte cuando paute la reunión con todos ustedes como banda, necesito que se debata cómo quedarán. También mantenme al tanto de los documentos de la tienda y lo que llegues a necesitar.
»Necesito saber si estás abierto a la idea de ir a entrevistas, para saber si quieres que las rechace porque con ese comunicado las solicitudes de realizarte unas entrevistas van a aumentar.
—No quiero entrevistas al menos por esta semana y solo aceptaré una sola, lo dejo en tus manos porque tú sabrás cual es la más conveniente. De nuevo muchas gracias Max. Creo que eres un gran hombre por aguantar toda nuestra mierda.
—Somos una familia, Doug, son mis chicos.
—Tampoco hables así, no es como si nos llevarás muchos años —Rueda Doug sus ojos mientras palmea la espalda de Max—. Estaré llamándote.
Max asiente, se pone de pie y estrecha la mano de Ashton, le sonríe a Katherine y luego me observa antes de besar mi frente.
—Te aseguro que a partir de aquí las cosas serán más sencillas, Hilary.
—Gracias Max, agradezco lo que estás haciendo.
—Eres parte de la familia BG.5, te he visto desde que tenías trece años y no voy a dejar que salgas lastimada —Me asegura antes de dirigirse hacia la puerta y salir de mi apartamento.
—Ustedes tienen al mejor representante del mundo —indica Ashton viendo la puerta— deberían prestármelo.
—Tienes a Glorie —Le dice Doug recostando su cabeza del sofá, apoyo mi mejilla de su hombro.
—Tenía, hace una semana la despedí.
Doug y yo lo vemos con sorpresa, Katherine se remueve incómoda dándome la señal de que alguna manera ella está metida en eso.
—Ella estaba siendo bastante... ¿Mala? —dice Ashton.
—Perra —corrige Doug.
—Con Katherine, no lo sabía a ciencia cierta hasta que la escuché hablarle y estaba tomando unas muy malas decisiones en mi carrera.
Miro a Katherine, ya me había comentado una que otra vez que Glorie no era precisamente dulce con ella, pero no sabía que tan mala era con ella. Al menos ya ha sido despedida.
— ¿Quién está manejando tu carrera? —cuestiono.
—Por ahora tengo a mamá ayudándome por cuanto tiempo puede, pero es difícil para ella controlarlo desde Manchester, tengo que buscar un nuevo representante, pero no es tan fácil. No puedo poner mi confianza en cualquiera.
Doug lo observa de manera pensativa, luego siento sus dedos acariciar mi cabello y sus labios presionar en mi frente.
— ¿Confías en mi Ashton? —cuestiona.
—Claro que lo hago, esa incluso es una pregunta tan estúpida.
—Conozco a una persona graduada en publicidad y mercadeo, con un certificado en relaciones comerciales. Creo que tiene el suficiente conocimiento y le tengo la suficiente confianza.
—Suena bastante interesante —dice Ashton, ha de estar bastante estresado con la falta de un representante.
Creo saber de quién habla Doug.
—Recientemente ella estuvo en Irlanda viviendo, creo que aún no tiene trabajo por lo que no creo que rechace hacerlo, sobre todo porque le gusta ayudar.
—Dame nombre, Doug, deja el absurdo misterio.
—Ally Wood —dice Doug confirmando mis sospechas—, la hermana mayor de Andrew, creo que la conociste este diciembre, el día de fin de año.
—Claro, la recuerdo —dice Ashton pareciendo entusiasmado—; dime algo. ¿Confías en ella?
—Amigo, ella lleva el apellido Wood, todo aquel que lleve ese apellido y la sangre Wood es digna de confianza. La conozco desde hace años, confío en ella lo suficiente para recomendártela.
—Entonces dame su correo, dirección, teléfono, lo que sea. Parece que Ally va a ser mi representante.
— ¿No vas a entrevistarla? —pregunta Katherine con curiosidad.
—Si Doug dice que es buena, yo le creo.
—Ya te doy el correo y manera de contactarla.
Doug anota en una hoja todo tipo de contacto, Ashton parece realmente agradecido antes de salir con Katherine a algún lugar al que no presto atención.
Pasan minutos en silencio una vez ellos se van, solo mantengo mi mano sobre la pierna de Doug y mi cabeza sobre su hombro. Siento sus labios presionarse sobre mi ceja izquierda.
— ¿Cuándo se irá esa bandita?
—Creo que ya puede irse, pero me da miedo quitármela antes de tiempo —murmuro tocando mi frente.
— ¿Todo bien después del accidente?
—Creo que a veces me mareo y quedo desorientada, pero el doctor dijo que quizás el efecto durara unos días.
Él se aleja un poco y con sus dedos toma mi barbilla alzando mi rostro. Alcanzo a ver brevemente sus ojos antes de que estos se cierren y sus labios se presionen sobre los míos.
Cierro mis ojos también mientras aprieto mis dedos a su pecho y disfruto del dulce beso que me da, es cálido, lento y dulce. Siento las caricias de sus dedos en mi rostro. He extrañado tanto el contacto cálido de él.
Mis manos se adentran bajo su camisa y acarician su abdomen creo que gime un poco a la vez que se presiona contra mi haciéndome caer de espaldas en el sofá, no deja de besarme. Tomo el dobladillo de su camisa instándolo a sacársela, él libera mis labios por breves segundos para sacarse la camisa, luego vuelve a besarme. Acaricio su espalda suavemente, sus labios van a mi cuello y sus dedos abren los botones de mi camisa. El proceso para desvestirnos no lleva mucho tiempo, aun cuando todo va lento y pausado. Me acaricia con suavidad, me besa con dulzura y murmura palabras suaves.
Cuando estamos totalmente desnudos, retiro con mis dedos el cabello de su frente, él me observa y me da una sonrisa dulce.
— ¿Extrañabas a rayo McQueen? —cuestiona rozándose contra mí.
—Sí.
—Él también te extrañó —dice besándome—. Te amo.
—Lo sé.
—Presumida.
—No puedes culparme por ello —Enredo mis manos en su cabello cuando él se impulsa hacia adelante, pero se detiene cerrando sus ojos con frustración.
—No traje condón —recuesta su frente de la mía—. ¡Joder! No tengo un condón.
Una respiración temblorosa escapa de mis labios porque mis terminaciones nerviosas están muy encendidas. Demasiado.
—Pero... pero...
—Nada de peros princesa, ¿Has escuchado eso de acabar afuera? No es ni placentero ni seguro —Abre los ojos para observarme, veo su deseo en la mirada—, pero...
— ¿Pero? —pregunto ansiosa.
Me da una sonrisa pícara incorporándose un poco y comenzando a besar mi cuello de manera descendente.
—Siempre podemos hacer otras...cosas.
Gimo cuando siento sus labios sobre mis pechos y sus manos bajar a mi entrepierna. En minutos él me tiene gimiendo y jadeando mientras con su boca y hábiles dedos me llena de más deseos.
En algún momento entre caricias y sus atenciones alcanzo mi cumbre de placer y me desplomo de manera lánguida por lo relajada que me siento. Tardo unos minutos en volver en mí y cuando lo hago le doy la vuelta hasta estar de rodillas entre sus piernas.
—Ahora me toca a mí.
No soy nada experta, ni siquiera he hecho algo como esto en mi vida. Pero cuando mis manos de manera tímida y curiosas exploran cierta área de su cuerpo parece que no lo hago mal y minutos después cuando integro mis labios de manera tímida e inexperta y él gime bajo mis caricias, siento que me gusta aprender con él, descubrir lo que me gusta y lo que puedo hacer con mi cuerpo y él suyo.
Confío en él y lo amo.
***
27 de febrero, 2013.
Dejo las carpetas sobre el escritorio de Claudia, cada documento que me ha pedido redactar se encuentra ahí. Por más que me guste trabajar desde la comodidad de mi apartamento es evidente que tengo que venir a la galería.
Nunca pensé que lo que era uno de mis trabajos soñados resultara tan incómodo para mí. Reflexionando me doy cuenta que no ha cumplido mis expectativas, no me hace feliz, ni me deja aplicar lo que aprendí en los semestres que arduamente trabajé en la universidad. Da la impresión de que soy la esclava de Claudia Renette, una mujer que me trata absolutamente mal y de una manera para nada profesional, sin contar el acoso constante de su juguete sexual. No puedo evitar respirar hondo.
¿Por qué sigo aquí? Porque soy terca y quería demostrar que podía con mi primer trabajo, que puedo manejarlo. Pero no necesito demostrárselo a nadie, porque la única que debe saberlo primordialmente soy yo. Sé que soy suficiente para llenar este y cualquier trabajo, no necesito de desplantes y desagrados en el lugar que debería ser mi lugar deseado.
Miro por la ventana de la oficina de mi jefa perra y sonrío. Me doy la vuelta y camino hacia el escritorio, tomo las carpetas de los documentos que yo misma redacté y las dejo caer por el suelo de manera brusca, haciendo que todos los papeles se esparzan a su antojo. Camino sobre ellos, ensuciándolos y arrugándolos.
Me estoy planteando la idea de arrojar agua sobre ellos, pero la puerta se abre y Claudia junto a Robert, quien parece nunca separarse de su lado al menos que sea para acosarme, está viéndome con sorpresa.
— ¿Qué se supone que estás haciendo? —gruñe. Llevo las manos a mis caderas.
—Daño mi propio trabajo. Todos los documentos que me mandaste hacer y los de la semana pasada están sobre el suelo —indico con una sonrisa—, si tanto los quieres, tómalos tú misma.
— ¿Te estás volviendo loca? ¡Yo podría despedirte!
—Renuncio —La interrumpo—, no necesito tu trabajo, no soy tu basura ni tengo por qué aguantar a alguien tan poco profesional, con falta de talento y sin ninguna cualidad artística —Tomo aire—. No sabes llevar una galería, no sabes tratar a las personas con respeto. Parece que lo único que sabes es acostarte con tus empleados, algunos incluso menores que tú.
—No puedes renunciar.
—Desde luego que puedo, es lo que estoy haciendo justo en este momento —Camino sobre los papeles para tomar mí bolso—. Siempre quise decirte esto: eres una perra folla niños con complejos de superioridad que a falta de seguridad y cariño cree que con el sexo puede comprar todo. No te haces más joven, Claudia. De hecho cada día te arrugas más y estirarte con cirugías solo te hace más fea. Y para que lo sepas, el tinte de cabello pelirrojo no te va, ofendes a los pelirrojos intentando ser una.
Paso a su lado y siento sus uñas clavarse en mi brazo cuando me detiene.
—Si te vas no vas a obtener ninguna carta de recomendación, mancharé tu expediente, yo...
—Tú nada —La interrumpo—, te diré lo que vas a hacer. Vas a escribir la recomendación de trabajo que merezco, vas a pagarme mi liquidación y te quedarás totalmente tranquila, porque hay unas muy buenas tomas de la cámara de seguridad en donde parece que la pasas muy bien con ciertos caballeros que trabajan para ti.
»Fui tan buena asistente que tomé esos vídeos para que tu reputación quedara intacta. Pero ya no quiero ser buena contigo. Así que has mi carta de recomendación, has los pagos correspondiente a mi trabajo y yo nunca diré nada.
—Estás chantajeándome.
—Como diría mi hermano: estoy arrojándote la misma mierda que me has estado lanzando —cito otra de las frases de Dexter— y para que lo sepas, no soy una niña vagabunda, corriente o sin clase. Soy una Jefferson, tengo la mejor de las educaciones, no compro ropa de vagabundo y mis hermanos están en una banda que podría acabar con tu galería en cualquier momento. Sin contar que mi novio, quien es ridículamente famoso, estaría muy enojado si sabe que tu estás siendo una arpía ante mi renuncia. Creo que es el momento de que quites tus garras de mi brazo.
Sorprendida ella deja ir su agarre, me alegra que Robert se haga a un lado, lo que me trae otra cosa para decir a Claudia, me giro y le sonrío.
—Para que lo sepas, parece que no eres muy hábil o complaciente porque tu juguete parece ansioso de buscar divertirte con otra —dicho eso salgo de la oficina.
Caminando hacia la salida, no puedo evitar sentir pesar ante la idea de dejar semejante galería, pero me siento orgullosa y con mucha satisfacción de haber puesto en su lugar a Renette. No tendría por qué haber esperado tanto.
Ya no voy a dejar que personas se crean con la potestad de gobernarme o intimidarme lo suficiente para ocultar mis decisiones.
Estoy sin trabajo, sigo rodando por el internet y aun así en este momento me siento libre y feliz conmigo misma.
***
1 de marzo, 2013.
Doug conduce y yo me mantengo jugando con el folleto que Frank me dio hace un tiempo en la universidad. Ahora me siento muy agradecida con Frank.
— ¿Y cómo te trató ella? —pregunta Doug doblando a la izquierda cuando se lo indico.
—Tiene un poco más de cincuenta años y está restaurando la galería junto a sus dos hijos. Bella y Michael, ellos son jóvenes pero han sido los tres muy amables en la entrevista. Dijeron que les encantaría contar con mi trabajo, pero que tenía que ser muy consciente que como están apenas a punto de reabrir la galería la paga no era tan buena como lo era en la galería de la que vengo. Pero eso no me importa, amo el arte y no estoy haciéndolo por la paga exorbitante.
»Así que acepté, de hecho me extraña que todo sucediera tan rápido, no duré ni una semana sin trabajo. Claro que por ahora solo estaré ayudando en el área de restauración porque la galería aún le falta para abrir.
—Asombroso, sabía que en cuento ellos te escucharan hablar, te amarían.
—Adulador.
Él ríe y llega finalmente a la urbanización donde estuve quedándome, el apartamento de Naomi. Le indico donde estacionarse y luego ambos bajamos del auto. Cuando comenzamos a caminar para entrar al edificio, él toma mi mano, un gesto que ya no tiene por qué hacerlo cuando nadie nos vea, porque ya no es un absurdo secreto.
Estoy algo curiosa acerca de por qué no he sabido de Naomi, incluso cuando le envié extensos mensajes porque no contestaba mis llamadas. Ni siquiera hemos hablado acerca de mi renuncia.
Subimos al ascensor y una vez bajamos nos dirijo hacia el apartamento, donde tras tocar el timbre al menos tres veces ella abre la puerta. Sus ojos lucen irritados, está muy despeinada y lleva un pijama que le queda grande.
— ¿Qué te ha sucedido? —cuestiono preocupada.
—Es una historia larga, mejor pasen. Por cierto, hola Doug, no es una buena manera de vernos por segunda vez ¿Verdad? Teniendo en cuenta que cuando me conociste llevaba vestido y me llamaste hermosa.
—Sigues siendo hermosa, una hermosa llorona —dice Doug encogiéndose de hombros haciéndola sonreír y entrando detrás de mí.
En el sofá hay un recipiente de lo que parecen haber sido dos helados y al menos cinco latas de cervezas vacías.
—Vaya, hiciste fiesta —murmura Doug liberando mi mano, creo que se remueve incómodo porque quizás piensa que sobra.
— ¿Quieres que Doug se vaya para que hablemos, Nao?
—Para nada, no me molesta. De hecho estoy feliz de verlos juntos. Leí el comunicado, digamos que ahora acoso a BG.5 para saber noticias, me da mucha curiosidad saber cómo pasa todo esto en el mundo de la fama. Me hizo un usuario nuevo solo para llamar a tus hermanos idiotas.
— ¿Te respondieron? —pregunta Doug divertido.
—No, de hecho uno de ellos me bloqueó y él otro me dijo que no juzgue por mensaje privado.
—Adivino que él que te bloqueó fue Dexter —indico.
—Sí, pero me creé otra cuenta, lo llamé idiota de nuevo y mandé a tu otro hermano a la mierda por decirme que no juzgue y entonces también me bloqueó.
No puedo evitar reír al igual que Doug, Naomi también comienza a reír, pero a mitad de la risa ésta se convierte en llanto mientras solloza y cubre su rostro con sus manos. Camino hacia ella y la abrazo de la misma manera en la que ella me sostuvo a mí semanas atrás.
Nos guío hacia el sofá mientras la abrazo, Doug se sienta en el otro sofá y se remueve un poco, gesticula hacia mí un "¿Está bien?" y yo niego con mi cabeza en respuesta.
— ¿Qué sucede, Nao?
— ¿Qué no sucede? —dice sorbiendo su nariz—. Mi abogado ha renunciado porque quería un aumento exageradamente alto, ha renunciado cuando la orden de restricción de Ronald ha caducado, puede acercarse a mí. Estoy aterrada, no estoy divorciada, él no quiere firmar y sé que va a buscarme. No tengo abogado, voy a estar casada por siempre con un hombre al que le temo y odio. No quiero salir de aquí.
—Oh, Nao —digo preocupada al igual que ella.
Cuando crees que tus problemas son los más grandes sucediendo, te das cuenta que hay personas que pasan por situaciones peores, como es el caso de Naomi. La dejo llorar cuanto tiempo quiera, que de alguna manera libere un poco del miedo que se está aferrando a ella.
Pasan minutos, Doug parece estar escribiendo en su celular, no pregunto. Solo nos mantenemos en silencio hasta que poco a poco el llanto de Naomi se va deteniendo.
— ¿Eres de las personas que no aceptan una ayuda cuando se la ofrecen? —cuestiona Doug y ambas lo observamos—. Me refiero al tipo de persona que se niega a que la ayuden si no da algo a cambio.
—Si confío en la persona... no tengo porque negarme, pues conozco sus intenciones —responde Naomi incorporándose y limpiando sus ojos. Doug asiente.
—Sé que no me conoces...
—De hecho Hilary ha hablado tanto de ti que creo que te conozco.
—Bueno, en ese caso, no me conoces lo suficiente en persona para confiar ciegamente en mí —Se corrige Doug—, pero conoces a Hilary y confías en ella. Por ello espero y no te niegues a recibir esta ayuda. Mi hermano es abogado, no sé en qué especialidad concretamente, pero el hombre es un genio, tiene postgrado por lo que debe de especializarse en varias áreas. He sido un poco rápido y sin tu autorización, por lo cual me disculpo, le he enviado unos rápidos mensajes.
»Él dice que puede ayudarte, que necesita que le des todos los documentos desde que todo el proceso legal ha comenzado. Sé que no lo conoces y es pedirte que confíes a ciegas en un desconocido, pero Jeremy es un buen hombre al que le gusta ayudar y defender a personas inocentes.
Abro mi boca sorprendida porque nunca me pasó por la cabeza el recuerdo de Jeremy siendo un excelente abogado, qué tonta soy. Tomo las manos de Naomi.
—Confía en mí, Jeremy es un excelente abogado y es de confianza. Es un genio en lo suyo, puede ayudarte en esto —Miro a Doug—. ¿Va a cobrarle?
Antes de que Doug pueda contestar, Naomi habla.
—Si vamos a hacer esto, él debe cobrarme. No puedo dejar que sea gratis, así sea poco, pero es su trabajo.
—Jeremy es abogado de al menos tres empresas y atiende casos particulares, no es que le haga falta dinero, pero si eso te hace sentir más cómoda, está bien —asegura Doug—. ¿Quieres que organice una reunión con él?
—Sí, por favor. Pero no quiero estar sola, no lo conozco.
—Yo puedo estar contigo —Le digo apretando su mano.
—Gracias.
—Recuerda que tú estuviste para mí, y ahora yo estoy para ti —aseguro—. Somos amigas.
Ella me da una sonrisa temblorosa y luego agradece a Doug, yo también le doy una mirada agradecida. Doug tiene unos sentimientos hermosos, siempre con la necesidad de ayudar a las personas, algo me dice que en parte también se trata de su propia experiencia con su papá. Paul no fue un buen hombre, no con él, no con Jeremy. Y definitivamente no con Emma.
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