Capítulo Cuarenta y Ocho
Capítulo cuarenta y ocho
9 se septiembre, 2013
—Así que este es tu baby shower —murmura Naomi, Grace que está a mi lado ríe—. Nunca había ido a uno.
—Lo organizó Katherine —respondo sentándome en una de las sillas.
Miro a todas las personas alrededor, toda la decoración de bebé. Observo a mis sobrinos jugar junto a Adam, incluso Frank y Jane vinieron. Siento un sudor frío en mi frente y un nudo en mi garganta. Todo esta tan cerca.
— ¿Estás bien? —pregunta Grace agachándose frente a mí.
—Está muy cerca.
— ¿Estás entrando en pánico? —murmura Naomi limpiando con una servilleta mi frente.
Siento retorcijones en mi estómago, llevo mis manos a mi vientre.
—Tengo muchas nauseas —anuncio poniéndome de pie y caminando lo más rápido que ahora mi sobre peso me permite.
Durante mis casi nueve meses de embarazo, en ningún momento sentí la necesidad de vomitar cómo lo siento ahora. Es bueno que la casa de Harry tenga tantos baños, porque entro a uno de la planta baja, me inclino y las arcadas comienzan.
No necesito mucho para comenzar a expulsarlo todo. Quizás si estoy realmente entrando en pánico.
Dejo que todo salga y cuando parece que he liberado todo y no hay arcadas, respiro hondo tirando de la cadena. Bajo la tapa del inodoro y me siento sobre este. Cubro mi rostro con mis manos.
— ¿Estoy realmente lista para esto? —murmuro para mí misma antes de sentir las molestas lagrimas caer.
Todos están entusiasmado, casi diría que enloquecidos con el bebé, pero no puedo sentirme de ese modo cuando sé que es mi responsabilidad garantizar que su vida este llena de felicidad, bienestar y comodidad. Hasta hace poco se demostró que incluso soy mala para tomar las decisiones de mi vida.
Retiro las manos de mi rostro para llevarla sobre el vestido de lunares azules que estoy usando.
—No sé qué va a pasar con nosotros —murmuro—, no sé nada de esto, lo siento.
Puedo sentir que se mueve un poco, estos últimos días está más inquieto, porque pronto va a salir de su lugar cómodo.
—Al menos parece que tu papá si sabe qué hacer, no estás tan perdido. Incluso mis hermanos saben qué hacer, por lo que supongo que estarás bien.
Me mantengo en ese baño hablando y derramando lágrimas por mucho tiempo, estoy segura de que quizás pasan unas horas, pero no quiero ver todas esas cosas de bebé y las personas sobre mi queriendo tocar mi abdomen, haciéndome sentir cómo una exhibición. Siento demasiada presión.
Siento que todos están esperando mucho de mí en esta nueva etapa.
Están asumiendo que seré buena en esto, que seré la mejor. Siento toda esa presión sobre ser una gran madre. Suena tan mal, pero no quise salir embarazada, fui cuidadosa, creo que el estar embarazada ha sido realmente difícil, ha sido un desvío de los planes que tenía, no digo que me haga infeliz, porque en un principio y aun me hace feliz saber que Doug y yo creamos a alguien, pero me hubiese gustado que fuera más tarde, en un futuro, haberlo planeado, no teniendo veintiún años y con todas estas dudas y grado de inmadurez que estoy segura aun poseo.
Estos son la clase de pensamiento que he estado teniendo durante un tiempo y que hacen que todos señalen que estoy deprimida. No sé por qué de un momento a otro me siento de esta manera tan melancólica e insegura. No puedo evitarlo.
Tengo los momentos en los que estoy feliz, entusiasmada con mi bebé, queriendo conocerlo, pero temo tanto no ser suficiente para él.
Quiero aspirar a ser una Hannah, Emma o Kaethennis. No quiero ser la madre de Ethan o una de esas tantas madres no ejemplares.
No sé cómo seré y eso me aterra.
Es algo bueno que el baño tenga una pequeña ventana, porque me mantengo adentro por mucho tiempo.
Cuando la puerta del baño se abre, me sobresalto, mamá suspira con alivio y Emma sonríe.
—Así que aquí es dónde te estás escondiendo —dice mamá entrando, de su pequeño bolso saca un pañuelo blanco y limpia mi frente sudorosa.
—No me estaba escondiendo.
— ¿Entonces que hacía mi Hilary?
—Todo eso allá afuera me estaba mareando, todas esas personas y adornos...
Emma entra al baño y cierra la puerta detrás de ella, qué bueno que sea un baño amplio. Mamá toma mi barbilla con sus dedos y alza mi rostro. Sé que he de tener los ojos irritados y nariz sonrojada, por lo que no será difícil deducir que he estado llorando.
— ¿Qué te tiene tan triste? —pregunta Emma peinando mi cabello con sus dedos, supongo que hace una trenza.
—No me siento lista, ni un poco. No quiero....
— ¿No quieres al bebé? —pregunta mamá sin perder la calma o paciencia.
—No lo quiero, lo amo. Quise decir que no quiero hacer esto mal.
—Cariño —comienza Emma— no se nace con una guía para ser padres, te lo digo yo que críe a dos niños tremendos e hiperactivos. Pasé por esos miedos, pero con ellos aprendí a ser madre. Nadie puede decirte si vas a hacerlo bien o mal, solo te queda intentarlo y dar lo mejor de ti. Aunque mi instinto me dice que lo harás maravilloso.
Mamá ríe y asiente en acuerdo.
—Yo no sabía cómo ser madre cuando tuve a Harry, cariño, mucho menos cuando tuve a un curioso y asustadizo Dexter esperando que le dijera que estaba mal todo lo que hacía o temeroso de que no lo quisiéramos. Aun con esas experiencias, tampoco supe si sería buena madre para una niñita no planeada. Pero me enamoré de la idea de serlo cuando tuve a cada uno de ustedes a mí alrededor y luego llamándome mamá. Doug tampoco sabe cómo hacerlo, cariño, pero él quiere intentarlo, tú también tienes que hacerlo. Ambos van a descubrirlo juntos.
—Él también está asustado, Hilary, mi bebé no planeó esto, solo que ha amado la idea de alguien a quien amar y proteger. Está feliz, pero también asustado. Quiere ser lo mejor para el bebé y para ti. Y ahora tiene rato buscándote, parece absurdo que crea que huiste ¿Verdad?
—No voy a huir con su bebé —rio pero siento las lágrimas caer nuevamente.
—Cariño, no llores, no está mal que sientas miedo —asegura mamá limpiando mis lágrimas.
— ¿Va dolerme, verdad? Eso se ve que duele.
Emma y mamá ríen, no es gracioso. Al menos una vez al día desde que me enteré de mi embarazo, por mi cabeza ha pasado el hecho de cuánto va a dolerme traer al bebé al mundo, aun cuando de hecho él sea un poco más pequeño del tamaño promedio.
—Valdrá la pena —Es todo lo que dice mamá.
—Es decir que dolerá —sentencio, alguien toca la puerta y Emma deja que pasen.
Alzo mi vista y es Doug que parece suspirar con alivio, lo asusté al pensar que no estaba.
—Así que aquí está la princesa —murmura en voz baja, mamá besa mi frente y se pone de pie.
—Nos vemos afuera, cariño.
—Listo, tienes una linda trenza en tu cabello. Lava tu rostro antes de salir para que el resto de esas lágrimas desaparezcan.
Asiento viéndola salir. Parece que le dice algo a Doug, quien se acerca a mí y se arrodilla, sus manos se posicionan sobre mis rodillas.
— ¿Todo bien, princesa?
—No me sentí bien, sentí náuseas y vine aquí. Luego el tiempo pasó y solo me quedé aquí...
—Llorando.
—Llorando—reafirmo—. Lo siento.
—Está bien, para ti todo debe ser más intenso, eres tu quien lo sientes todo el tiempo, quien lo tiene dentro de ti.
—Estoy asustada. Muy asustada.
—También lo estoy, pero no vamos a dejar que eso nos detenga ¿Verdad?
Niego con mi cabeza y él sonríe.
—No quiero salir y que todos toquen mi abdomen, que estén sobre mí. Sé que Katherine hizo todo esto con cariño, pero no quiero estar aquí. Quiero irme a casa y acurrucarme contigo.
— ¿Quieres que terminemos esto? Yo también estoy deseando solo estar acostado con mi chica y mi bebé.
—Quiero eso.
—De acuerdo, vamos a decir que te sientes mal y nos iremos a tu apartamento o al mío con los regalos.
—Me gusta esa idea.
Besa bajo de mi ombligo sobre la tela de mi vestido.
— ¿Te gusta esa idea Jeff Nicholas? ¿Qué dice el mini McQueen? ¿Nos vamos? —le pregunta con voz suave.
—Cómo su mami, determino que él quiere que nos vayamos.
—Entonces complazcamos al niño y su mami.
Se pone de pie y yo también lo hago, enreda sus brazos alrededor mi cintura y me besa con dulzura.
—Cuando te sientas de ese modo, no dudes en decirme. Si vas a esconderte, deja que me esconda contigo.
—De acuerdo.
***
15 de septiembre, 2013.
"Te echo mucho de menos. No es lo mismo sin ti.
Extraño observarte, desearte ante cada vistazo que me das.
Hay algo más, algo que se debe explorar.
Es bueno saber que no es el final."
Frunzo el ceño, es la tercera vez que leo el mensaje y aun así no entiendo. Estoy creyendo que es un número equivocado.
"Lo siento, se ha equivocado."
Envío mi respuesta y dejo mi celular a un lado. Respiro hondo sintiendo la muy leve y apenas perceptible punzada. Me advirtieron que para este tiempo podría presentar pequeñas contracciones, además de sentir al bebé moverse con mayor intensidad.
Esa es la razón por la que ya tengo la pañalera lista al igual que un bolso para mí. Por mucho que tema dar a luz, sé que debo estar preparada, en cualquier momento sucederá.
— ¿Qué sucede? —pregunta Andrew, quien juega cartas con Ashton, que espera pacientemente a que Katherine llegue de la universidad.
—Me llegó un mensaje equivocado. Parece que alguien siente cuestiones intensas hacia la persona a la que le debía llegar el mensaje.
—Eso de mensajes equivocados suele suceder —comenta Ashton— ¿Sí sabes que al ser amigo de Doug seré tío de tu bebé, verdad?
— ¿Sí sabes que los tíos le hacen regalos geniales a sus sobrinos?
—Algo de eso escuché —dice haciéndome reír—. Estoy curioso de ver ese niño, Sophie dice que tiene que ver el bebé de mi amigo Doug.
—Yo solo he visto a Sophie una vez, ella es tan hermosa y rubia.
—Sí, una de las pocas rubias de mi familia.
—Hablando de rubias, Andrew, tú que eres rubio...
— ¿Qué?
— ¿Estás saliendo con Carol?
—Que directa —Es todo lo que dice—, puede ser que solo estemos conociéndonos o divirtiéndonos.
— ¿Entonces no es tu futura novia?
—Por ahora no lo es, quizás después —responde, luego me observa—. Tienes tendencias a ser chismosa.
—No es cierto, tengo tendencia a ser curiosa.
Él ríe y se mantiene jugando. Ahora que estoy cada vez más cerca de la fecha, cuando Doug no puede estar asfixiándome, entonces uno de ellos lo hará.
Se supone debería estar de parto para el veintiocho de este mes, justo un día antes del cumpleaños número veintiséis de Ethan, falta tan poco para conocer a Rayito.
***
20 de septiembre, 2013.
—Hilary, despierta, despierta.
Abro mis ojos rápidamente mientras respiro de manera agitada. Mis mejillas están húmedas, creo que es sudor o quizás lágrimas, porque parece que lloraba mientras dormía.
Katherine me observa pareciendo asustada, detrás de ella está Ashton. Aun es de día, quizás sea la tarde. Lo último que recuerdo es haber tomado una siesta, y esa horrible pesadilla, tan real.
Tan real que aun puedo sentir el dolor a carne viva, un dolor punzante. Llevo mis manos a mi abdomen, no lo he perdido, sigue ahí.
—Creo que tenías un mal sueño —murmura Katherine con precaución.
No digo nada, siento nauseas, muchas, respiro de manera agitada y siento dolor. El mismo dolor del sueño. Me quejo.
— ¿Qué sucede, Hilary?
—Me duele—respondo.
Ashton abre los ojos mientras se acerca, me incorporo un poco pero gimo de dolor. Él me ayuda a sentarme, pero entonces me inclino hacia adelante y comienzo a vomitar. Estoy asqueada de que parte caiga en la cama y el resto en el suelo.
Vómito mientras sostengo con fuerza mis manos en mi vientre. Está doliendo.
— ¿Qué sucede? ¿Llamó a Doug? —escucho a Katherine preguntar mientras tengo otra arcada y vómito más. Ashton con rapidez recoge mi cabello en una cola.
—No, Katherine, mejor busca el bolso de Hil y la pañalera, llamaremos a Doug en el camino —ordena Ashton—. ¿Cómo es el dolor, Hilary?
—Intermitente, se vuelve más fuerte.
—Katherine, busca el bolso, creo que ella está entrando en trabajo de parto. Estas son contracciones.
— ¿Ya? —pregunto con voz temblorosa. Cierro los ojos cuando siento la punzada de dolor.
—Sí, ya —responde Ashton ayudándome a bajar por donde no está mi desperdicio—. Llamaremos a Doug, pero primero voy a llevarte a la clínica ¿De acuerdo?
Asiento, no siento humedad entre mis piernas, bueno un poco, pero eso quizás sólo sea sudor. No creo que el dolor sea tan insoportable, creo que estoy afectada es por la pesadilla de yo teniendo a un niño muerto.
Eso me afectó.
Me tiene afectada.
— ¿Es normal que haya vomitado, Ashton?
—A veces sucede, creo...
—Sí, sí, eso puede suceder —respondo apoyando mi peso en Ashton mientras salimos de mi habitación—. No olviden llamar a Doug.
—Tranquila lo haremos —Ashton abre la puerta— .¿Tienes el bolso y pañalera, Katherine?
—Sí, sí, aquí todo.
—Deben anunciar que voy en camino a la clínica —recuerdo, siento un escalofrío además del dolor. Quiero sacar esa pesadilla de mi cabeza.
Eso no es real.
Mi bebé está bien y a poco de nacer según los pronósticos.
***
— ¿Todo bien, preciosa? —pregunta la enfermera evaluándome. Asiento—. ¿Qué tal las contracciones?
—Aumentan, puedo soportarlas —digo con voz ronca, pero no significa que no duela.
—Qué bueno, del uno al diez ¿En qué nivel de dolor estás?
—Siete y medio.
—Una paciente fuerte —dice con una sonrisa.
— ¿Mis acompañantes?
—Están afuera, preciosa, pasaré en unos minutos para ver cómo vamos ¿De acuerdo?
—Bien, tengo un poco de sed.
—Ya doy la orden para que te traigan agua.
La veo salir. Cierro mis ojos con fuerza, esa contracción ha sido más fuerte. Para ser una chica aterrada de dar a luz, estoy sintiéndome valiente, de hecho estoy sorprendida de que aun cuando el dolor resulta malo, no es tan desgarrador, o al menos estoy ordenándome soportarlo.
Esta clase de dolor nunca la había sentido.
Miro el reloj de porcelana en la pared ha pasado una hora y quince minutos desde que llegué. Desde que confirmaron que Rayito quiere nacer, no quiere esperar ocho días más.
En el apuro de venir, Katherine se ha dejado mi celular. Estoy comenzando a sentir un poco de ansiedad acerca de dónde está Doug.
Sé que mis hermanos están en Liverpool con Kaethennis y los niños. Muerdo mi pulgar, ahí viene otra contracción.
—Solo fue una pesadilla, solo fue una pesadilla, Hilary —murmuro para mí misma.
Los minutos pasan y quiero gritar, no por el dolor, se trata más de los recuerdos de la pesadilla atormentándome y de estar sola en esta habitación.
La puerta se abre y veo esperanzada, se trata de la enfermera.
—Cariño, debo hacer tacto, puede doler un poco.
La miro sin entender, pero cuando me indica que abra mis piernas lo hago de manera dudosa. Pero entiendo que va a tocarme. Respiro hondo.
Cuando comienza su famoso "tacto" lloriqueo y aprieto mis labios. Tiene razón, duele. Por suerte ella es rápida.
—Aun te falta.
— ¿Mucho?
—Solo un poco—responde con amabilidad—. ¿Quieres que acomode esas almohadas detrás tu espalda?
Asiento, ella me ayuda a mejorar mi posición, ignorar que el dolor está incrementando es una buena idea. Estoy sorprendentemente silenciosa, no pensé que podría ser fuerte ante el dolor, pero parece que lo soy.
—Princesa, lamento la tardanza —escucho la voz que me hace sentir alivio.
Volteo la vista hacia un apresurado Doug que llega hasta mí. Le doy una sonrisa temblorosa mientras la enfermera le da una sonrisa cordial, ella me observa.
—Volveré de nuevo, eres muy valiente.
—Gracias —susurro.
Doug limpia el sudor de mi frente y me da un beso suave y corto antes de tomar mi mano. Apretó fuerte la suya al igual que mis ojos.
—Así que ya quiere nacer.
—Sí, alguien decidió que hoy quería conocer el mundo. ¿Dónde estabas? ¡Has tardado mucho!
—Estaba en casa de la reina, fui con Jeremy. Pero he venido apenas recibí la llamada, ellos están afuera. Llamé a tus padres y a tus hermanos. Creo que vienen en camino, pero ya sabes que por las horas de distancia llegarán mucho más tarde.
Asiento apretando su mano y respirando muy hondo.
—Tuve... una pesadilla—susurro—. Una muy fea.
—Fue una pesadilla, mi amor, no fue real.
—Quiero que esté bien.
—Va a estarlo —me sonríe—. ¿Duele mucho?
Asiento antes de resoplar. Espero y falte muy poco.
—Bueno, estás siendo muy valiente princesa. Una mujer fuerte.
***
La enfermera me revisa dos veces más, para cuando es la tercera y estoy lista para la acción, han pasado tres horas desde que ingresé.
Mi doctor me sonríe en cuanto entra y tras saludarnos asegura que tres horas han sido poco para todas las horas que algunas mujeres deben soportar de dolor antes de pasar a esta fase. Pobre de esas mujeres.
Estoy segura que esta ha sido la ocasión en la que más he transpirado en mi vida. Cuando las dos enfermeras ubican mis pies hasta tenerme incómodamente abierta, me sonrojo.
No importa que situación sea esta, estoy con las piernas abiertas para el doctor, enfermeras y dos pasantes.
Dos doctoras entran, junto a otra persona vestida de azul. Revisan todo y veo cada instrumento por haber en la habitación, espero que no vayan utilizar todos esos en mí.
—Vamos a conocerlo —murmura Doug para mí, quizás para distraerme de observar cada cosa que estas personas dicen sobre que procedimiento hacer conmigo.
—Sí...
— ¿Sientes ganas de pujar? —pregunta uno de los pasantes con una sonrisa, es atractivo y Doug frunce el ceño hacia él. Asiento—. Ya va a comenzar, bonita.
—Se llama Hilary —le recuerda Doug y casi quiero reír.
El pasante observa a Doug y rueda sus ojos antes de volver a sonreírme.
—Si resulta mal padre, puedes llamarme —me dice con una sonrisa.
—Serás cabrón de mierda —sisea Doug.
—Cameron sin incomodidades para la paciente, ven aquí y esteriliza esto —ordena el doctor.
—Pasante de mierda —murmura Doug antes de besar mi frente.
No sé cómo sucede, pero en algún momento me encuentro con todo listo y el doctor sonriéndome de esa manera que dice ""tranquilízate y haz tu trabajo", va a suceder.
—De acuerdo, vamos a hacer esto, Hilary. Quiero que pujes cuando lo indique. Traer a ese bebé y que ambos estén bien es nuestra misión en este momento.
—Muy bien —respondo apretando la mano de Doug.
Viene la parte a la que le he temido durante todo el embarazo.
Cuando él dice por primera vez que puje lo hago. Estoy demasiado sorprendida de que de hecho pujar no resulte tan doloroso cómo las contracciones. Duele, pero las contracciones antes de esto fueron mucho peores.
— ¿Estás sonriendo, princesa?
—No duele horrible. Pero duele.
Él me sonríe de vuelta y aprieto su mano pujando una vez más.
Pujo durante unos veinte minutos quizás, siento que todo va rápido. Ni siquiera estoy registrando el dolor realmente.
Estas personas parecen motivadores o algo muy parecido, están diciendo cosas cómo "sí se puede" "un poco más", lo cual podría hacerme reír si no registrara algo de dolor, cansancio y determinación de traer a ese bebé al mundo.
—Estoy viendo su cabeza —murmura el doctor, una de las doctoras se acerca y dice algo para él. El doctor está serio y asiente a lo que sea que ella dice.
— ¿Qué? —pregunto.
—Puja de nuevo, Hilary.
Hago lo que me dice unos minutos más, siento una liberación, la presión disminuir. Veo cómo alzan a un bebé sucio.
Pero no estoy concentrada en eso.
Solo estoy concentrada en algo.
—No está llorando —murmura Doug leyendo mis pensamientos.
— ¿Por qué no llora? —pregunto comenzando a angustiarme cuando veo a una de las doctoras y los dos pasantes rodear a mi bebé, no puedo ver lo que hacen—. ¡Déjenme verlo! ¿Qué sucede?
El doctor parece estar aún ocupado en mí. Siento las lágrimas caer. No lo escucho llorar.
—Por favor llora —murmura Doug apretando mi mano y pálido.
Ambos esperamos que el sonido del llanto de Jeff Nicholas McQueen llegue. No sé cuánto tengo que esperar. Pero espero escucharlo.
Para noticias de mis historias:
Instagram: DarlisStefany
Twitter: Darlis_Steff
YouNow: DarlisStefany
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top