9. Sangre fría

Sonó el timbre, lo que provocó que todos los estudiantes recogieran sus cosas y se apresuraran a salir de clase. Suspiré, viendo que Will se dirigía hacia nosotras. Seguramente quería saber sobre mi padre, pero estando Sara ahí no podríamos hablar. Y yo que tenía pensado ir a comer pronto...

- Sara, me parece que hoy no podré volver contigo- le advertí.

- No sé por qué me seguís excluyendo... Si la mitad de lo que sabéis es por mí...-protestó.

Ella nos miró a Will y a mí e hizo una mueca de fastidio. No obstante, se dio la vuelta y se fue. Me senté en el borde de la mesa, balanceando los pies. Estaba esperando la pregunta de Will. Algunos compañeros que pasaban por el pasillo se detuvieron a ver qué pasaba, pero como no hacíamos nada, se cansaron y siguieron su camino, hablando de lo que iban a comer.

Will se apoyó en la mesa de delante, sin llegar a sentarse y se cruzó de brazos, esperando a que le diera explicaciones.

- Tu amiga no solo sabe lo que yo le he preguntado, ¿verdad? Te pedí que no contaras nada de esto a nadie.

- Le dije que querías conocer sobre los viajes de mi madre y que no sabía por qué, esto fue antes del concurso de ajedrez. También le advertí que no se entrometiera ni tuviera nada que ver contigo- me sinceré.

- Y sin embargo parece que ella sabe más de lo que creemos... No le des más información, ¿de acuerdo?- exigió Will.

- Lo sé. Ya sabe demasiado. Pero es inevitable que surjan temas de conversación sobre lo que ambas conocemos.

- Tú solo no le digas nada de mí. Y no metas a nadie más en esto. Entiendo que ella ya estuviera implicada desde el principio, pero ya.

- En realidad... Puede que Carl Cat sepa algo... Su padre conoce a mi padre y trabaja con él.

- Lo que me interesa es que no sepan más de lo que ya saben, y menos porque tú se lo hagas saber- concluyó Will, ya cansado de que le sacara pegas-. Supongo que hablaste con tu padre, ¿no? Te escucho.

Le conté todo lo que sabía. El paradero de mi madre, lo de la isla, que mi padre estaba creando un misil... Todo. Will estaba pensativo. Parecía que algunas cosas sabía, mientras que con otras iba añadiendo más piezas a su puzzle mental.

- ¿Eso es todo?

- Sí.

Lo único que no le dije era la advertencia de mi padre sobre con quién hablaba, ya que había unos tipos peligrosos detrás de mi madre.

- Bueno...- al final no pude evitarlo, quería ver su reacción-. También me dijo que tuviera cuidado con unos tipos peligrosos que acechaban a mi familia por la información que pudiéramos proporcionar.

En el rostro de Will asomó una sonrisa pícara, mientras arqueaba una ceja.

- Es gracioso, te lo ha contado un poco tarde.

- ¿Qué quieres decir?

- Quizá tu padre te estaba advirtiendo que tuvieras cuidado con gente como yo.

Esperó a ver mi reacción, sin embargo, quedó algo decepcionado. Yo no me inmuté.

- No creo. Parecía más bien que hablaba sobre un grupo de personas, no solo personas sueltas interesadas en esto. Y tenían pinta de ser realmente peligrosas.

- Hmm... ¿Así que según tú yo no supongo ningún peligro?

Se acercó a mí, lo cual me puso nerviosa y mi corazón acceleró el ritmo. Apoyó sus manos en la mesa, una a cada lado de las mías, que también descansaban en la mesa, junto a mi falda. Me miró fíjamente, muy cerca de mi cara. Yo le miraba y no era capaz de contestar.

- Dime, ¿no es conmigo con quien deberías tener cuidado, que soy quien más cerca está de ti? Y ni siquiera podrías defenderte. Como esa noche.

Se me pusieron los pelos de punta. El simple recuerdo me producía escalofríos. Sin embargo, decidí plantarle cara, mi orgullo no me permitía tener la boca cerrada.

- Es que a ti te conozco.

- Para un villano, conocer o no conocer no cambia nada, si acaso, puede ser peor para la víctima. Saber algo sobre ti tan solo me supone más ventajas.

Fruncí el ceño y miré hacia otro sitio, echando mi cabeza un poco hacia atrás. No podía pensar con claridad teniéndole tan cerca. Seguramente lo sabía y por eso lo hacía.

- ¿Por qué no me miras?

Me cogió la cara con una mano y la giró hacia él, haciendo que nuestros ojos se encontraran.

- Dices que me conoces... Pero ¿qué sabes tú de mí? Nada. Me pregunto, si realmente me conocieras, ¿huirías de mí o simpatizarías conmigo? Si esto sigue así, con el tiempo acabarás descubriendo cosas sobre mí, supongo que algún día sabré la respuesta. Por ahora dejaremos la curiosidad a un lado para otros asuntos- se apartó y volvió a apoyarse en la mesa de enfrente-. Estuve pensando... Cuando fui a casa de Sara, no vi la cajita de música, ¿no será que la escondiste en algún momento? Quizá... ¿La noche de antes?

Tragué saliva. Recordé que metí la mano debajo de la cama de Sara para buscar la cajita y palpé algo blando. Me asusté muchísimo. Entonces caí.

- ¿No será que tú también estuviste esa noche en su habitación... debajo de la cama?- me atreví a preguntar.

- ¿Así que fue tu mano lo que sentí? No sabes el susto que me diste. Creí que me descubriría Sara o su madre. O un ladrón. Bueno... Ladrona no se quedaría lejos- se rió él.

Me acordé que al día siguiente le vi pálido y con ojeras, y comprendí todo.

- ¿Tú qué piensas de Sara?- pregunté de pronto.

Will se sorprendió por mi pregunta.

- ¿Estás celosa o algo?- decidió picarme.

Me puse seria y enarqué una ceja, dejándole clara mi respuesta.

- No te preocupes, solo te tengo fichada a ti. No voy amenazando a cualquiera para obtener información sobre sus padres- me guiñó un ojo.

Creí que me sacaría de quicio, pero por alguna razón no pude evitar reírme. ¿Cómo era posible que me hiciera gracia lo que dijo? Will se quedó perplejo.

- Vaya, no sueles reírte delante de mí.

- Que sepas que solo me preocupo por mi amiga. Prefiero que no la metas en esto ni le hagas nada. Yo respondo por ella, cualquier cosa, prefiero que me amenaces a mí. A ella déjala en paz.

- Yo no quiero nada con ella. Además, es imposible que me enamore de nadie, simplemente soy así. No sé por qué, pero no va conmigo. De todas formas, ella y tú sois muy parecidas... Se nota que sois amigas. Decís las mismas tonterías. Pero ella las dice de forma que me pone de los nervios. ¿Estás segura de que quieres que me desahogue contigo cuando ella me enfade?

¿Que decíamos las mismas tonterías?¿Era eso lo que provocó que Will se enfadara con ella esa vez en su casa y en el tren? ¿Quizá Sara trataba de protegerme diciéndole que me dejara en paz? ¿Sería mentira que a ella le atraía Will porque era un villano? Si dijo eso para no preocuparme y ocultar sus intenciones, no lo hizo muy bien. Pero era mi amiga, y pasara lo que pasara, la defendería con todo lo que pudiera.

- Sí. Hablaré con ella de nuevo para que deje de entrometerse. Y si vuelve a hacerte enfadar, pídeme cuentas a mí.

- Eso es muy noble por tu parte- comentó Will, sorprendido-. Pero no me parece justo. Accederé a tu petición siempre que pueda, aunque si fuera algo muy personal, lo siento, pero no me quedaré satisfecho hasta ajustar cuentas con ella. ¿Te conformas?

- Me conformo.

"Ya veré qué puedo hacer en su momento", pensé. No había necesidad de preocuparse hasta entonces. Me daba la impresión de que podía entenderme mejor con Will. Aunque me extrañó eso que dijo que era imposible que él se enamorara. Realmente era tan frío como pensaba y él mismo era consciente de ello, diciendo incluso que no sabía la razón. No es que no quisiera, es que no podía. Al menos, eso fue lo que me hizo entender. Debía hablar urgentemente con Sara y averiguar si realmente estaba enamorada de Will, y si lo estaba, convencerla de que se olvidara de él. Agradecí para mis adentros que no estuviera en su situación. Sería terrible enamorarse de alguien sin sentimientos.

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