8. El deseo de un villano

Estaban sonando las últimas notas de la melodía. Tenía lágrimas en los ojos y sentía angustia en mi corazón. ¿Cómo podía una canción tener un efecto tan poderoso incluso en alguien tan frío como Will? Quizá si lo escuchaba sola, hubiera entrado en depresión, pero mayor era la sorpresa que tuve al ver lo afectado que se veía Will. Nos secamos las lágrimas. Estábamos pálidos con los ojos rojos. Will también parecía sorprendido de que le afectara.

- Esta canción... Es como si llegara hasta el fondo de tu corazón y desenterrara esos recuerdos que creíste olvidados... Esa parte de la vida que todos tienen y nadie quiere recordar- comentó Will.

- ¿Tú? ¿En serio?- me sorprendí.

- ¿Por quién me tomas?

- Por un villano frío con el corazón de piedra, sin sentimientos, que solo piensa en él...- empecé a enumerar- aunque lo cubres no hablando mucho y siendo cortés.

En su rostro asomó una ligera sonrisa que se desarrolló en risa.

- Eres demasiado sincera- siguió riéndose-. No lo entiendes, tengo un deseo y voy a cumplirlo a toda costa, pero mientras no interfieras en mis planes y colabores conmigo no es que te odie ni nada.

Yo seguía confusa. Se reía y encima parecía que no tenía nada en mi contra. Quizá saqué conclusiones precipitadas cuando me amenazó. Will me miró, dejando de reír y su mirada se volvió pícara. Cubrió mi mejilla con su mano y dijo:

- ¿Crees que alguien como yo no puede tener sentimientos?

En mi mente pensaba: "está jugando conmigo, está jugando conmigo..." pero en mi cara se asomó un color rojizo, cosa que no pasó desapercibida por Will. Se dio por satisfecho y me dejó en paz, volviendo a las cartas, empezando a recogerlas. Como no sabía qué hacer, decidí imitarle. A veces me preguntaba qué pretendía. Parecía divertirse a mi costa. Bueno, mejor eso que amenazarne. Cuando terminamos de recoger y cerramos el baúl, recordé la otra cajita de música. Le di cuerda y la dejé sonar. La melodía era mucho más alegre. Y relajante. Me hizo olvidar lo mal que me hizo sentir la otra canción.

- Realmente esta cancion tiene un efecto sanador- comenté.

- Es sorprendente lo opuestas que son estas dos canciones- coincidió Will-, una hace que te sientas miserable y la otra hace que olvides todo lo malo y te sientas bien. Ambas tienen un efecto muy poderoso. Esto demuestra que se puede controlar los sentimientos de las personas con la música.

Cuando dijo aquello, me dio la inpresión de que eso era lo que quería, controlar a alguien con la melodía triste. Pero ¿a quién y para qué? Mis teorías solo eran eso, teorías, no obstante, me inquietaba no encontrar otra razón por la cual hubiera pronunciado esas palabras. Controlar con la música... Me entró un escalofrío. La música tenía poder, y si caía en manos equivocadas... Sobre todo que hubiera personas capaces de crear una melodía tan poderosa capaz de mover un corazón de piedra...

- Te agradezco tu colaboración, sigamos trabajando juntos en el futuro- se despidió Will imitando una reverencia de cortesía antes de salir de la habitación-. Quédate con el baúl, ya vendré luego si necesito algo.

Le acompañé fuera y vi cómo entraba a su casa. Me quedé unos segundos en el portal, respirando el aire primaveral. Quedaba menos para las vacaciones. Entonces vi un taxi acercarse a mi casa. Bajé para ver quién era y para mi sorpresa, del taxi se bajó...

- ¡Papá!- fui corriendo a abrazarle.

- ¡Sofia, hija! ¡Qué bien te veo!

Mi padre se quitó el sombrero y me abrazó, alzándome y girando. Ambos nos reíamos de felicidad por el reencuentro. Le había echado mucho de menos. La casa al fin dejaría de estar tan solitaria.

- Me quedaré contigo todo el mes y luego volveré para pasar las vacaciones contigo.

- ¿Todo el verano?

- Sí, todo el verano.

Estaba tan feliz que no sabía cómo más demostrarlo. Le ayudé a llevar las maletas dentro mientras él pagaba al taxista. Una vez en casa, me pidió que abriera una maleta y viera lo que había dentro.

- ¡Qué bien me conoces papá!- sonreí viendo los preciosos vestidos y otras prendas de mi talla venidos de París.

- Como en tu última carta me dijiste que necesitabas ropa...- comentó él.

Me estaba ayudando a colocar la ropa en el armario cuando de pronto se fijó en el baúl. Antes de que pudiera decir nada, lo abrió y vio lo que había dentro.

- ¿Desde cuándo lo sabes?- su tono se volvió más serio.

- Desde ayer. ¿Desde cuándo lo sabes tú?

- Lo descubrí en este viaje. Obviamente no iba a decírtelo por carta, por eso he regresado lo más pronto que pude.

Se sentó en el borde de la cama y se quedó cabizbajo. Presentí que había más cosas que yo no sabía. Me mordí el labio, temiendo escuchar su relato.

- ¿Recuerdas haber visto alguna vez al padre de Sara?

- No... La verdad es que nunca pregunté por él, Sara nunca le menciona...

- Los padres de Sara están separados... Él... Se casó con Diane, tu madre. Yo no lo sabía... Todo lo que pasó después del supuesto accidente... No supe nada... Hace unos días fui al funeral del padre de Sara, y claro, ahí estaba ella... Creí que estaba viendo a un fantasma, pero era real. Entonces me contó que había fingido su muerte y había cambiado de identidad porque unas personas estaban detrás de sus descubrimientos, los que mandó en la maleta con el avión y todo lo que tienes en el baúl. Dejó de comunicarse con nosotros para que no la pillaran y para no perjudicarnos. Se volvió a casar y vivió una nueva vida. La madre de Sara insistió en comunicarse con ella y al final accedió, por lo que pudo saber de ti todo este tiempo.

Después del shock de que mi madre estaba viva, esas palabras simplemente rebotaban contra el escudo que me había puesto para defenderme de cualquier otra cosa que mi padre tuviera que decir. Por lo menos sabía la razón por la cual había hecho todo eso. Para protegernos... No me parecía excusa, pero en su lugar, yo hubiera hecho todo lo posible por que quien estuviera detrás de mí y mi familia perdiera mi pista. Más lo sentía por mi padre, no se lo merecía.

- ¿Quién es en realidad mi madre? ¿Qué busca?

Mi padre alzó la mirada para encontrarse con la mía y decidió que ya era hora de contarme toda la verdad.

- Hija, ten cuidado con cualquiera que quiera saber sobre tu madre, sus viajes y descubrimientos... Están detrás de nosotros y son muy peligrosos. Cualquier día de estos averiguarán dónde vivimos y en cuanto el secreto de tu madre salga a la luz... Estamos acabados.

- Entonces dime solo lo que busca, pero no me digas cómo llegar a ello, es mejor que no sepa esas cosas y así nadie podrá sacarme información.

- Yo investigaba junto a ella hasta que vi lo peligroso que era que ese secreto cayera en malas manos. Esto te sonará fantástico, era una leyenda, pero eso no nos detuvo. ¿Qué pensarías si te dijera que en un lugar de este mundo existe un objeto que puede conceder cualquier deseo?

- Eso no puede ser. Eso es muy peligroso si cae en las manos equivocadas- me horroricé.

- Por eso mismo está bien escondido. Es casi inaccesible. La persona que lo encontró lo escondió en una caja enterrada en una cueva en un laberinto en una isla que no está en el mapa. Uno no puede acercarse a la isla sin la clave, inmediatamente sería detectado y eliminado. Las armas del sistema de seguridad son tan potentes que pueden destruir cualquier material. Pueden detectar cualquier movimiento en un radio de varios kilómetros, lo suficiente como para que ningún misil pueda llegar a la isla desde esa distancia. El laberinto tiene un sistema de seguridad, y la caja en la que está el objeto también. Nadie sabe realmente qué es ese objeto. Algunos piensan que dentro no hay nada o que es una trampa.

Yo estaba absorta imaginando todo lo que contaba. La clave... ¿Cuál sería la clave? Tenía mucha curiosidad, pero era mejor no saberlo. ¿Quizá la melodía tenía algo que ver?

- ¿La partitura... qué es?

- La letra de la canción es el mapa, tiene las instrucciones para llegar a la isla, y quizá para la clave. O no. Tu madre ha viajado por todo el mundo haciendo escuchar a las personas la melodía para que quien reconocía un fragmento de la canción le diera la letra de la misma. Por lo visto, la melodía está compuesta de fragmentos de canciones antiguas de cada país- siguió explicando mi padre- Diane llamó a esa melodía "Canción de la vida", debido a que sus notas te hacen revivir recuerdos.

- Gracias por contarme todo esto.

- Aún hay algo más- continuó él.

- ¿Qué?

- Mis viajes de negocios en realidad se resumen a un solo objetivo... Destruir esa isla. Estoy trabajando en un proyecto para lograr crear misiles de mayor alcance y acabar con esa isla para siempre y vivir en paz. Cuando lo creemos, el lugar donde estoy trabajando se autodestruirá y nadie podrá tener esa información. No necesitamos más guerras.

- Pero ¿el impacto del misil en la isla no podría dañar la corteza terrestre o provocar una onda en la superficie del océano que se extienda hasta las orillas de los continentes, inundándolos?- dije expresando mis dudas.

- Mejor que se inunden las orillas que acabar todo el planeta extinguido- repuso mi padre.

- No estoy de acuerdo, debe de haber otra forma, quizá ir a por el objeto, pedir un deseo cualquiera y ya se acabó todo- propuse.

- No la hay y espero que no intentes ninguna locura- me advirtió, alzando el tono.

- Solo quería buscar otra forma que no sea perjudicando a nadie...- dije en voz más baja.

Mi padre se dio cuenta de que se estaba alterando injustamente y trató de relajarse. Vino y me abrazó.

- Eres muy buena, Sofia, pero debes saber que hemos considerado muchas opciones y con esta es con la que menos muertes habrá. Cuando llegue el momento, mandaremos desalojar las zonas de riesgo. Tenemos algunos inversores con bastante dinero, por lo que no será un problema ayudar a todos los que podamos a irse de ahí hasta que todo haya pasado. Uno de ellos es Samuel Cat, su compañía de viajes nos viene como anillo al dedo. Hace poco me contó que ganaste a su hijo en el ajedrez. No sabía que eras tan buena.

- Bueno, Sara y un compañero me enseñaron estrategias.

- Enhorabuena, estoy muy orgulloso de ti.

Sonreímos y sentí como que volvía el buen ambiente. Sin embargo, no pude dejar de dar vueltas a todo lo que me dijo. Un deseo... Eso me llevó a preguntarme: si yo pudiera pedir un solo deseo por el que arriesgaría mi vida, ¿cuál sería? ¿Deseaba yo algo con tanta fuerza que arriesgaría lo que fuera, como Will? ¿Y si tenía alguna relación con los que estaban detrás de mi madre?

Pero en realidad, mi mayor pregunta era: ¿qué deseaba Will que era tan importante como para hacer todo lo posible con tal de obtener lo que quería hasta el punto de convertirse en villano? ¿Lo descubriría algún día?

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