6. Quien ríe el último ríe mejor

Finalmente, llegamos a la capital y nos dirigimos al centro donde tendría lugar el campeonato. No hubo más interferencias en el camino y simplemente nos dedicamos a esperar que empezara. En la primera ronda, había 800 concursantes, en la segunda 400, en la tercera 200, en la cuarta 100... Y así. Había 400 mesas de ajedrez con un tablero en cada una, y las partidas se sucedían al mismo tiempo, ya que eran muchas las personas.

Había un supervisor por cada par de personas. En 10 minutos ya íbamos por la cuarta ronda. Los que no eran muy buenos perdían enseguida, por lo que una partida podía ser incluso de tan solo dos minutos. Yo aplicaba los trucos que aprendí de Sara y Will. Sara pensó que iba a apoyarles y se sorprendió al ver que yo también participaba. Más se sorprendió al ver que estaba ganando a todos, ya que con ella no me esforzaba para ganar.

En la sexta ronda, había 25 personas, por lo que sobraba uno. Carl se ofreció a competir con dos, así se volvía a los números pares, sin embargo, en vez de eso, se decidió elegir a una persona para que pasara a la semifinal. Y esa persona era yo. Vi cómo quedaban 12, 6, 3... Ahí entraba yo, por lo que éramos 4. Los semifinalistas éramos Will, Carl, Sara y yo.

A algunos les pareció mal que yo pasara automáticamente a la final, pero les dijeron que si no era buena, perdería de todas formas, y si era buena, hubiera llegado hasta ahí de todas formas, ya que mis rivales serían los mejores y no me lo pondrían nada fácil. Más o menos convencidos, lo dejaron pasar. Los oponentes se eligieron a suertes. A Sara le tocó contra Will y a Carl contra mí.

- Bueno, bueno, bueno... Hubiera preferido derrotarte en la última ronda, pero se ve que tendremos que despedirnos antes...- comentó Carl con una sonrisa pícara, moviendo su pieza.

Conocía esa estrategia, sabía dónde me llevaría. Le vi usándola en otra partida, y sabía detenerla, sin embargo, hice como que no me di cuenta y moví una pieza "cualquiera".

- No sé cuál mover... Tienes bien protegido el rey- me quejé.

Aunque en realidad, le despistaba para ir colocando mis piezas en posición.

- Ve pensando a qué hora quieres tener la cita el domingo- se burló.

Incluso a él debía de parecerle que no le estaba dificultando los movimientos. Sospechaba algo, pero no sabía qué era lo que yo tenía en mente. Era una estrategia de defensa que fui maquinando a medida que veía jugar a los demás. Como en cada ronda iban quedando los mejores, cada vez duraban más. La ronda anterior fue de 20 minutos. En total, todo duró cerca de unas dos horas, por lo que tuve tiempo para pensar y observar.

- Mejor dicho, ve quitándote las gafas para que Will no te las destroce cuando vaya a por ti. Jaque mate- con un movimiento que dejó de piedra a todos, quedé finalista.

- ¿Qué? ¿Cómo?- Carl estaba boquiabierto, tratando de analizar las posiciones de las piezas y recordar cómo han llegado hasta ahí sin darse cuenta.

- Es una estrategia propia. No la podrías comprender- sonreí.

Carl estaba pálido. No podía creer que había perdido.

- Bueno no creo que sea para tanto, ¿no? Alguna vez tenías que perder- le tranquilicé.

- No es eso... Es que hice un trato con mi padre... Él quería ver si yo era digno de heredar la compañía y si ganaba durante cinco años consecutivos me aceptaría, si no, debía volver a vivir con mis abuelos en el campo. He fallado... Solo me quedaba un año y he fracasado...

Comencé a sentirme mal por él, estaba en juego mucho más que su orgullo. Al oírle, a Will se le quitaron las ganas de hacerle nada.

- Ya es bastante patético verte así, tienes suficiente con esto.

Sara fue la ganadora y Will perdió. Era mejor de lo que pensaba. Will tampoco podía creerlo.

- Como no ganes no te lo perdonaré- me avisó susurrando al oído-. Bueno, ya sabes que me deberías un favor, y lo aprovecharía bien.

Se me pusieron los pelos de punta al tratar de imaginarme qué haría si perdía. Debía ganar a toda costa. Por alguna razón, también me puse roja, un efecto secundario de los nervios que sentía con esa amenaza, quizá.

- Ganaré- afirmé con decisión.

Él sonrió. ¿Quizá era su forma de animarme? Aunque sus sonrisas siempre me producían una sensación de inquietud en el pecho, pues conocía sus frías intenciones. Al final, no sabía si sentirme animada o no. Mi rostro expresaba confusión. Carl me dio unas palmaditas en la espalda.

- No vayas a perder, sería una vergüenza que me ganara una perdedora. Así que al menos si ganas sabré que he perdido contra la mejor.

Sinceramente, se complicaban mucho, con decir "tú puedes" hubiera bastado. Pero así eran ellos. Sonreí y me senté delante de Sara. Hora de la verdad. Quería ganar para que ella no le pidiera salir a Will y para que Will y Carl me debieran un favor. Me tocaba comenzar la partida. Tenía prioridad, y esperaba aprovechar esa ventaja. Conocía sus estrategias y ella lo sabía, por lo que se andaría con cuidado.

Decidí usar uno de los trucos que me enseñó Will. Se trataba de comenzar a mover las piezas para hacer un jaque mate rápido conocido ya por la mayoría de personas, pero a mitad de camino cambiar la forma de llegar al jaque mate, por lo que ya conocería la posición de sus piezas, pues no había muchas formas de evitar ese jaque mate. Y mientras movía, ya iba pensando en los movimientos que haría después de cinco movimientos suyos. Estaba muy adelantada a sus movimientos. Pero se dio cuenta y empezó a hacer movimientos improvisados, eliminando mis piezas a pesar de que perdería las suyas. Eso me desconcentró, pero ni mucho menos significaba nada. Will me había preparado para eso. Ideé un plan, arrinconé su rey y le di jaque mate.

- Sabía que ganarías, por eso comencé a hacer esos movimientos tontos, para ganar tiempo, pero ya mi cabeza no podía más. Demasiado por un día, estoy cansada. Enhorabuena. Al menos sé que no es Will el que me va a dar una orden, se le ocurre cada cosa- sonrió, dándome la mano.

Me entregaron un trofeo, un sobre con dinero y una medalla. El trofeo era una reina de ajedrez dorada. Me pregunté por qué no era un rey, pero entonces me di cuenta: la reina lo hacía todo, el rey solo se quedaba en su sitio esperando a ser protegido. Me sentía mal por Carl y por Sara. Me preguntaba qué era lo que Will querría que yo le pidiera a Sara. Carl me dio la mano también, sonriendo y felicitándome, mientras Will se acercó por detrás y me dijo al oído:

- Muy bien, no esperaba menos. Lo has logrado. Luego hablamos.

Dicho aquello, me dejó disfrutar de la victoria (fotógrafos, periodistas, personas que querían felicitarme, etc.), aunque yo acabé algo mareada y agobiada. Pero estaba feliz. Sara, Will y yo fuimos a un restaurante a comer, sin embargo, al ver los precios, comenzamos a considerar la opción  de ayunar e irnos a la estación. Entonces vimos a Carl y a su padre, que nos invitaron a comer con ellos. Samuel Cat dijo que el dinero no era un problema para él, sobre todo tratándose de los finalistas del torneo de ajedrez y la ganadora. Estaba feliz de conocernos.

- Vaya, mi hijo tiene buen gusto- sonrió el padre, estrechándome la mano.

Yo me sonrojé. Durante la comida. Carl no dejaba de contar cómo nos conoció y lo encantado que estaba con haber conocido a una chica tan "inteligente" como yo. "Tan inteligente que estoy en este lío con Will", pensé. Capté algunas miradas furtivas de Sara y Will entre ellos y hacia mí. Cada uno tenía razones distintas del otro. Yo seguía preguntándome qué querría Will de Sara. Al menos ella no le pediría salir... ¿Podía ser peor lo que Will le pediría?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top